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Amarrados de manos, sus muñecas estaban juntas frente a ellos, les habían vendado los ojos al bajar de las camionetas.

—Ustedes dos, ¿Por qué no aprenden de él? Está tan tranquilo —se burló uno dejando una mano en la espalda de BeomGyu, dándole un empujón para guiarlo, tras él, Kai renegaba del toque de los hombres mientras que YeonJun buscaba las maneras de huir, pero era imposible.

Estaban en una cabaña, bien arreglada, con las ventanas por completo cubiertas.

—Puedes sentarte, dulzura —invitó uno, abriendo una silla a BeomGyu que tomó asiento, mirando a los otros dos hacer lo mismo, YeonJun estaba frente a él, Kai a un lado.

El agente Oh suspiró, mirando a los tres omegas en la mesa, pasó su mirada uno por uno.

—Sólo les digo que deberían comportarse un poco, más que todo tú —señaló a Kai, que solamente golpeó la mesa antes de encimarse al alfa del otro lado, pero los otros hombres lo sujetaron para dejarlo sentado a la fuerza.

YeonJun miraba todo en silencio, veía alrededor y calculaba lo que podía o no hacer.

Aunque no había nada que tuviera un buen final, por eso, se quedó tranquilo y sentado, mirando a los hombres moverse, algunos manteniéndolos vigilados con cautela, solamente los escuchaban moverse de un lado a otro, sacando cosas de algún lugar.

En ese momento, el teléfono de Oh sonó, rió mirando el remitente, contestó mirando a YeonJun que volteó la cabeza al escuchar los gritos de SooBin del otro lado.

Oh colocó el altavoz, todos escucharon los insultos de SooBin, la rabia de su tono y el desespero con el que pronunciaba las palabras.

—Tu perrita está bien, no tiene ni un rasguño... Por ahora...

—¡QUÉDATE CON LOS OTROS DOS, PERO DEVUÉLVEME A YEONJUN, QUÉDATE CON EL MALDITO CLUB SI QUIERES PERO-...

No quiero esa porquería.

¿¡Qué quieres entonces!?

A tu perrita —afirmó, miró a YeonJun— Haré mis propios ingresos, sea como sea... ¿Qué mejor con el noviecito del jefe? O bueno... Cómo me dijiste... Con tu vida...

Te doy lo que quieras, dinero, mi negocio, t-te doy cualquier cosa... —prometió, BeomGyu miró el teléfono en manos de Oh, siendo esa la primera vez que escuchaba a SooBin tan desesperado y angustiado, incluso poniendo su negocio por encima de todo. Oh solamente negó de nuevo dejando el teléfono cerca de YeonJun.

—Habla antes de que destruya el teléfono —ordenó, YeonJun tragó grueso mirando la llamada en curso, sintió ganas de llorar.

¿¡YeonJun!?

Y-yo... Confío en ti, SooBin —fue lo único que dijo, mordiendo su labio inferior, jugó con sus dedos con nervios, Oh colgó la llamada a pesar de los gritos de SooBin, ordenando deshacerse del aparato y romper en pedazos el chip para evitar algún rastreo.

Oh se sabía todas las técnicas posibles por las que un criminal es encontrado. Sabía por dónde podían rastrearlo, cómo y en qué lugares, sabía completamente el trabajo y eso lo hacía difícil.

—Listo, señor —avisó uno, Oh dió una señal, los levantaron y guiaron a una puerta, con unos cuatro escalones, era un cuarto vacío, sin baño, sin ventana, sin ninguna cosa.

Ahí fueron encerrados bajo llave, cadena y candado.

—¿Ahora qué, agente número uno? —preguntó YeonJun mirando a Kai con una ceja arqueada.

—Hay que esperar que nos busquen, no hay-...

—¡Ja! ¿Esperar a que vengan esos soldaditos a buscarnos? Nos van a descuartizar primero antes de que esos lleguen —espetó, con demasiada mezcla de sentimientos que iban de la mano con el principio de un descontrol hormonal— No confío en ellos...

—¿Y en la joyita de Choi SooBin sí? —preguntó recibiendo de inmediato un empujón, YeonJun lo tomó de la ropa,  Kai lo sujetó de las muñecas.

BeomGyu se acercó a inmediato a ellos, tratando de separarlos, lo que menos necesitaban era pelearse entre ellos.

—¡Ya!

—Dices que es una joyita pero igual tuviste algo con él, cabrón de-... —YeonJun se separó cuando Kai le dió un puñetazo en la mejilla, desquitándose de inmediato.

YeonJun abrió la boca indignado, mirándolo fijamente antes de volver a hacer ademán de ir con él, pero BeomGyu se atravesó.

—¡Ya, no peleen!

—¡No te metas, imbécil! —le gritó empujándolo pero BeomGyu lo sujetó de la muñeca para hacerlo a un lado, YeonJun lo empujó antes de tomarlo del cabello, BeomGyu se quejó— ¡Lo último que necesito es pelear con una puta barata con complejo de niña!

—¿¡Barata!? —preguntó BeomGyu ofendido antes de tomarlo también del cabello, empujándolo contra una pared. YeonJun lo jaló del cabello empujándolo a otra pared, BeomGyu no se dejó y le dió un puñetazo en la mejilla enseñándole que sabía defenderse y tenía igual de fuerza— ¿¡Crees que no puedo golpearte porque uso falda!? —preguntó, YeonJun lo manoteó, BeomGyu lo tomó de la ropa y lo estampó contra la pared de nuevo, alzando el puño para golpearlo.

Ahora Kai era quien intentaba separarlos, pero ninguno de los dos se soltaba.

—¡Carajo, eres un problemático! —acusó a YeonJun cuando logró separar a los dos omegas que se miraron agitados, BeomGyu con el ceño fruncido, desquitándose con YeonJun y viceversa.

—Yo no soy quien se mete con las parejas de los demás —señaló YeonJun, Kai rodó los ojos, cada omega se separó a una esquina del lugar, caminando y despejándose un poco.

BeomGyu sabía que pelear no era bueno en esa situación, pero le tenía algo de rabia acumulada a YeonJun y esos jalones de cabello y empujones que le dió se habían sentido muy bien, más que todo el puñetazo.

—Escuchen, no me importa quien se metió con quién, quien es barata o no —habló Kai mirando a la puerta.

—Yo no soy barata, no por nada la mitad de ganancias del club venían de mi —negó BeomGyu cruzando los brazos, mirando a YeonJun que avanzó un poco a él.

—¿Y qué? Sigues siendo una puta.

—Por lo menos cobro —contestó mirándolo de arriba a abajo— No lo hago de a gratis como tú.

—Escucha-...

—Basta —Kai se interpuso con un suspiro— Necesitamos salir de aquí, pero es imposible... Ellos tienen armas...

—Podemos robarlas... —propuso YeonJun con un susurro, BeomGyu sólo escuchó en silencio, Kai suspiró.

—Son demasiados hombres, no sabemos si afuera hay más o en dónde estamos realmente, si estamos en una carretera nos pueden atrapar si van en auto... —murmuró, chasqueó la lengua viéndose sin ningún plan en ese momento— Hay que salir... Necesito saber cómo es la casa por dentro... Luego encontrar la manera de verla por fuera y sacarlos de aquí...

—¿Eres un superhéroe o algo? No sé esa perra pero yo sé manejar armas y defenderme —señaló YeonJun, BeomGyu dejó sus manos en la cadera.

—Te puedo acomodar el otro lado de la cara a golpes para que veas que me sé defender —ofreció, YeonJun caminó a él, BeomGyu también, pero Kai los empujó con suavidad a cada lado.

—Tú no cuentas, estás embarazado —señaló Kai, el bailarín alzó las cejas mirando a YeonJun que sólo hizo una mueca cruzando los brazos.

¿Está...? ¿Es de SooBin? Supongo...

Carajo, y le di golpes...

Bueno, quería dárselos hace rato.

No es como si lo fuera a tener... —murmuró, Kai lo observó, BeomGyu frunció el ceño.

Hubo un momento de silencio en la habitación, YeonJun tomó asiento en el suelo, Kai relamió sus labios.

—Sean cuáles sean tus problemas hay que salir de aquí lo más sanos posibles, sin arriesgar vidas —decidió, YeonJun sólo se quedó en silencio, BeomGyu tomó asiento en el suelo también, sintiendo una leve molestia en su bota— Tener un aborto de esa manera te puede matar.

YeonJun pensó en su situación, en su embarazo y lamentablemente, Kai tenía razón.

A pesar de que no tendría a ese bebé, no podía estar peleándose, tampoco drogándose o algo que provocara un aborto espontáneo, era pésimo para la salud del omega y podía morir si no recibía atención médica inmediata.

Así que la única manera de no perjudicarse a sí mismo era en una clínica, eso habían decidido y así debía ser.

No sabían en dónde estaban, y si por alguna razón se presentaba un aborto dudaban que los llevaran a emergencias, había demasiadas probabilidades de que lo dejaran morir y no era el plan de ninguno.

En ese momento, escucharon como forzaban las cadenas, todos se pusieron alertas, mirando a uno de los hombres entrar en silencio, el tipo arrojó tres galletas integrales.

—Si van a pelear como unas perras háganlo en silencio, perturban allá afuera —amenazó antes de cerrar la puerta, volviendo a poner las cadenas y cerrar el candado.

Los tres se relajaron un poco mirando las galletas en el suelo, algo destrozadas.

BeomGyu tomó una, agachándose y sintiendo la misma incomodidad en su bota.

Frunció el ceño, recordando algo importante.

Sólo por prevención, ¿Si, ojitos?

—Kai... —llamó BeomGyu bajando el zipper de su bota, sacó el objeto que tenía ahí, haciendo a los otros abrir de más los ojos.

Una daga, negra, afilada y siendo ese el único objeto que tenían para defenderse.

Las cosas podían ir muy bien o muy mal, todos lo sabían y no querían imaginar las consecuencias que podía llevar el tratar de escapar o por lo menos defenderse.

YeonJun tomó su galleta, la abrió y la olió, hizo una mueca de disgusto.

—Está caducada ésta mierda... —habló, BeomGyu probó su galleta, no estaba ácida, sabía bien, revisó el paquete y no había llegado a su fecha de caducidad.

—No está caducada, princeso —se burló Kai, tomando asiento en el suelo, YeonJun soltó una arcada, alejando la galleta de él. Tomó un respiro acercándose a la puerta, tocó un par de veces.

—¡Necesito un baño! ¡Necesito un baño, urgente carajo! —gritó con náuseas por culpa de esa galleta, Kai observó a BeomGyu que sólo comió con tranquilidad.

YeonJun siguió insistiendo, una y otra vez, soltando arcadas, no quería vomitar ahí.

Si les daban opción de ir al baño, había oportunidad de ver el interior del lugar.

—Maldita sea, ¡QUIERO UN BAÑO SI NO QUIEREN QUE VOMITE AQUÍ! —gritó de nuevo, exaltándose cuando abrieron la puerta, dos hombres estaban ahí, uno jaló a YeonJun del brazo para guiarlo hasta el baño, el otro se quedó frente a ellos.

Puede que la condición de YeonJun les ayudara un poco.

—¿No nos van a dar agua? ¿Sólo ésta miserable galleta? —preguntó Kai arqueando la ceja, el otro sólo lo ignoró— Te estoy hablando —recalcó pero el otro lo ignoró, BeomGyu cruzó las piernas acomodando la falda, sintiendo la daga en su bota.

Fueron minutos para que YeonJun volviera, con la cara lavada y las manos húmedas, volvieron a ser encerrados.

—Hay... Hay muchas habitaciones, es un pasillo con cinco aparte del baño, y parece que hay otro pasillo al final a la derecha... No hay ventanas en el baño, hay sólo un espejo pequeño... —empezó a narrar YeonJun llamando la atención de los otros dos, Kai prestó atención— Antes de entrar, ví que hay unas escaleras de este lado, van hacia abajo, es... Es demasiado rara la estructura —admitió, Kai asintió.

Ellos no iban a esperar que algo pasara para buscar salida, desde ya habían empezado a averiguar y maquinar planes, esperando estar sanos y salvos al día siguiente también.

Esa noche Kai se quedó despierto, mirando la puerta, BeomGyu durmiendo hecho bolita en el suelo, YeonJun también, estornudando cada cierto tiempo por el polvo en el suelo.

YeonJun tenía quién lo salvara, SooBin estaba moviendo cielo y tierra para poder dar con ese paradero.

BeomGyu tenía a TaeHyun, ya el alfa le había demostrado lo que podía hacer y no le sorprendería que hiciera hasta más que lo que la agencia le permitía.

Él sólo tenía una agencia que lo buscaría por protocolo y reglas de lealtad al equipo, no más allá de eso.

No tenía a nadie en ese país que moviera el cielo y la tierra por él, no había quien se preocupara por su ausencia ni quién enloqueciera por cualquier daño.

Aparte de la agencia, su trabajo, él sólo podía salvarse él mismo.

No había un hombre que se desviviera por él, que lo amara con pureza a pesar de ser quien era.

Pero así estaba bien, se convencía de que estaba bien estando sólo, una y otra vez se convencía de que estaba bien estando sólo, sin nadie a su lado.

Pero tampoco paraba de imaginarse que algún día llegaría algún alfa que lo quisiera a pesar de ser todo lo contrario al estereotipo común de omega.

Tal vez la sociedad ya había ido erradicando poco a poco esas estereotipos, pero lamentablemente la mayoría seguía prefiriendo omegas delicados, con figura fina, cintura pequeñita y facciones angelicales.

Cómo BeomGyu.

También preferían a los omegas ejercitados pero no mucho, con facciones marcadas, pero aun así conservando delicadeza y elegancia, con carácter fuerte pero con aires de sensualidad.

Cómo YeonJun.

Suspiró, acostándose en el suelo, cerró los ojos unos segundos, decidiendo que al día siguiente debía seguir pensando en como salir de ahí.

Y que debía seguir deseando que no les hicieran nada, a ninguno de los tres.























































Nos vemossss!

The_Dark_Diamond04

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