Capítulo veinticinco: flores para ti

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23 de febrero, 2021

Rules de Dua Lipa suena a todo dar, me cubro los oídos con una almohada, intentado evitar el sonido, pero la música cada vez se hace más fuerte, o soy yo que estoy loco.

Gimo, rindiéndome y sentándome en la cama.

Raven literalmente tiene su teléfono al lado de su cabeza, ¿y creen que está despierta?

Me acerco al aparato, apagando la alarma. Suspiro cuando deja de sonar.

El fondo de pantalla de Raven me hace sonreír, es una foto de Lizy de cuando tenía un año, ella está parada en su cuna.

Ni idea de donde sacó la foto, pero es demasiado lindo.

Cubro a Raven con la manta, esta haciendo frío y ella solo lleva una de mis camisetas y un short de pijama. Todavía es temprano, así que la dejo que duerma un rato más.

Yo me vuelvo a acomodar en la cama, que flojera da levantarme.

Dirijo mi vista otra vez a Raven, su cabello tapa todo su rostro, me acerco echándolo hacia atrás.

Su boca está entreabierta, al igual que sus ojos, rio, volviendo mi vista al techo.

Hoy es veintitrés de febrero, en un poco más de un mes Raven se adueñó de mi corazón.

Siete años de soltería y de la nada llegó una chica que en tan poco tiempo se volvió parte de mi todo.

Respiro hondo, buscando los lentes por la superficie de la cama, los encuentro envueltos en las sábanas.

Me levanto y camino al baño donde me lavo los dientes y rostro, cuando termino reviso mi celular.

alcohólico anónimo: ya voy saliendo, tu chuky estará contigo en menos de lo que crees

: avisas cuando estés en la puerta

alcohólico anónimo: VALEEEEE

Bloqueo el teléfono, yendo a la cocina. Me obligo a comerme una taza de cereal, debo tomarme unas pastillas y no puede hacerlo sin nada en el estómago.

alcohólico anónimo: ya llegué

—Buenos días. —Me dice mi hermano menor, cuando le abro la puerta.

—Buenos días. —Peino mi cabello—. ¿Y Lizy? —pregunto cuando veo por los alrededores y no veo a mi hija.

—Está agarrando unas flores —contesta adentrándose en la casa. Yo hago lo opuesto.

Y sí, Lizy está junto a las flores de mi jardín delantero, con un ramo de las mismas en la mano.

—¿Cómo se portó?

—Bien. —Xahi muerde una manzana—. ¿Y tú? —Sube y baja la cejas, yo estallo en carcajadas.

—Yo siempre me porto bien —le contesto, con una sonrisa ladeada, él se parte en risas.

—¿Cómo te has sentido? ¿Todavía te duele?

—Cuando hago movimientos bruscos, sí —le contesto, restándole importancia.

—Bueno, estamos iguales. La falta de ejercicio me está afectando —agrega divertido.

—Somos dos.

—Tenemos que retomar el ejercicio, nos estamos oxidando. —Reímos descuidados.

Lizy se acerca hacia nosotros corriendo.

—¡Papá! —La alzo, dando vueltas sobre mis pies.

—Hola, mi vida. ¿Cómo dormiste? —Dejo un beso en su frente.

—Bien. —Rodea mi cuello con sus brazos.

—Bueno, mi trabajo aquí terminó —comenta mi hermano menor, luego de terminar de comerse la manzana.

—¡Adiós, titi! —Lizy se baja de mis brazos, corriendo a los de mi hermano.

—¿Cuándo volvemos a hacer una pijamada?

—¿Mañana? —contesta, rio.

Lizy vuelve a caer sobre sus pies.

Espero que mi hermano suba a su auto para entrar a la casa.

—¿Comiste? —Asiente— ¿Para quién son las flores?

—Para Raven.

—¿Sí? —digo curioso.

—Sí, mi tío Alexahi me dijo que ella estaba aquí —contesta—. Falta un lazo —dice viendo las flores.

—Ya te busco uno. —Los dos caminamos a la sala de estar. Tomo uno de los envases de porcelana que tiene adentro cintas y demás.

—El rojo —pide, asiento tomando la que dijo.

—Sostenlo así. —Ella hace lo que le pido, yo le amarro las flores con la cinta, formando un lazo.

—¿Y si hacemos una nota? —sugiere.

—Vale. —Tomo la caja, que está en el mismo estante, solo que en ella hay papeles de colores—. ¿Te gusta este? —Le muestro un papel rosa, ella asiente.

Nos regresamos a la cocina, con todo lo que necesitamos en la mano.

—Escribe tú. —Ella está sosteniendo las flores con sumo cuidado.

—¿Qué escribo?

—No sé. —Se encoge de hombros—, piensa algo.

Suspiro, mordisqueando la tapa del plumón.

»Ya sé —comenta, corriendo a su cuarto.

Regresa después de unos segundos, con un cuaderno en su mano.

»Mira. —Me muestra el cuaderno, donde se lee un poema. Un poema que dice así.

«Del cielo cayó una rosa

mi madre la recogió,

se la puso en la cabeza

y que linda le quedó»

»En vez de poner madre, podemos poner Raven —explica.

—¿Lo hiciste tú?

—Nope, la maestra lo copió en la pizarra el día del amor y la amistad, para que algunos niños hicieron una carta a sus mamás —relata, yo asiento.

—¿Lo vas a copiar tú?

—Por favor. —Le paso el bolígrafo y le sostengo el cuaderno, para que pueda ver lo que va a copiar.

Terminamos la nota y la pegamos con ayuda de silicón en el ramo.

—¡Buenos días! —Estábamos tan concentrados admirando nuestra creación, que no nos percatamos que Raven se había despertado.

—Buenos días. —Lizy corre a abrazarla, Raven ríe.

—Buenos días, Aleix —dice cuando se acerca a mí—, ¿cómo dormiste?

—Muy bien, ¿y tú?

—Increíble. —Me abraza, sonrío correspondiéndole el corto abrazo.

—¿Tienes hambre?

—No.

—Qué bueno, porque no te cocinamos nada —interviene Lizy, no puedo aguantar la risa.

—Que malos anfitriones —agrega Raven, los tres reímos.

—Tranquila, te compraremos algo en el camino.

—Más les vale. —Nos mira con los ojos entrecerrados, sonrío.

Lizy se sienta en una de las sillas de la isla, Raven la rodea por detrás en un abrazo de oso. La sonrisa de Lizy es enorme.

—Te tenemos un regalo.

—¿En serio?

—Sí, cierra los ojos. —Raven hace lo que Lizy le pide, sacando el ramo de flores que había escondido debajo de la mesa—, todavía no los abras.

Extiende el ramo frente a ella, avisándole que ya puede abrir los ojos.

—¡Ay! —Raven sonríe, viendo las margaritas, rosas, lilas y girasoles— Qué bonito. —Toma las flores, abrazando a Lizy, quien ríe.

—Papá también ayudó, abrázalo a él también. —Raven ríe, lanzándome un beso sin soltar a Lizy.

—Los amo. —Deja besos en todo el rostro de Lizy, quien no deja de reír.

—Y nosotros te amamos a ti. —Lizy se guinda el cuello de Raven. Los ojos de Rav se cristalizan.

Yo me quedo admirando la escena.

Sabía que Lizy ya adoraba a Raven. Lo sabía, era obvio.

—¡Ven al abrazo! —río, antes de incorporarme— Soy jamón en un sándwich.

—¿Cómo?

—Porque estoy en el medio. —Raven ríe con la respuesta Astrid Lizeth.

Duramos un ratito así, el tiempo necesario hasta que nos separamos y Lizy va a buscar algo en su habitación.

—¡Me ama! —Raven me sacude, río.

—Sí, lo hace.

—Astrid me ama. —Da pequeños saltos dando vueltas, sonrío.

—Me estoy poniendo celoso, cuando yo te lo dije no reaccionaste así.

—Aleix, solo eres un hombre el cual fácilmente puede desaparecer de mi vida ¿por qué me importaría que tú me amarás? O sea, si me importa, yo también te amo a ti.

»Pero debes entender tu lugar.

—Si te pondría a escoger entre Lizy y yo ¿a quién escogerías?

—A Astrid, dah. Tú también lo harías si fuera a la inversa.

—Eso ni se pregunta.

—Exacto. —Reímos, Raven me abraza—. Me ama, ya yo gané.

—Con que tú eres la famosa Lizy. —El chico remolacha se agacha a la altura de mi hija.

—Sí, ¿tú eres? —Lizy lo ve de arriba a abajo, trago una risa.

—Leo, un gusto. —Le extiende la mano, Lizy se la estrecha con una pequeña sonrisa de boca cerrada.

»¿Qué me cuentan? —Se dirige a nosotros, aún en el suelo.

—Uno, dos, tres, cuatro...

—Chistoso —me interrumpe, rio.

—Iré con Zhara, ¿me acompañas Lizy? —La nombrada de apresura a tomar la mano de Raven y seguirla.

—Tienes una hija muy bonita —señala Leo, sonrío.

—Lo sé. —Él rueda los ojos, levantándose del suelo.

—¡Leonardo! —lo llaman.

—Eres el más solicitado —me burlo, él ríe.

—¿Envidia? —dice, caminando de espaldas hacia donde lo llaman, haciéndome reír.

Doy una vuelta en mi eje, todos están ocupados, concentrados en sus cosas.

Cruzo la sala, hasta llegar a mi camerino, tirándome en el sofá.

señor papá: Qué bonito, ahora es uno que tiene que buscar a los hijos para saber si están vivos.

: te amo

señor papá: Sobre todo... ¿Cómo estás?

: bien, y tú?

señor papá: Bien, ¿cómo te va en el trabajo?

: muy bien

señor papá: ¿Y en la vida amorosa?

: sabía que me escribieras de la nada tenía un trasfondo...

: que te dijeron los chicos?

señor papá: Que no me dijeron sería la verdadera pregunta.

: no me sorprende

señor papá: Iré hoy a tu casa hoy, estoy de paso por LA por un caso. Iré si es que quieres que vaya, claro.

: obvio que quiero que vengas, no seas tan dramático

señor papá: Miren quien habla de drama.

señor papá: Cuando salga del trabajo iré directo hacia allá.

: vale, me avisas

señor papá: Te amo, hijo, estoy para ti cualquier cosa. Recuérdalo siempre.

: lo hago, lo hago

: también te amo

Vuelvo a bloquear el teléfono, ahora con una sonrisa en mi rostro. ¿Padre que no te de afecto? No es mi caso.

Después de un largo rato, mi estilista viene a buscarme para ayudarme a alistarme.

Este día no fue tan fuerte, gracias a Dios. No ha oscurecido y ya vamos camino a casa.

—Hoy viene papá —le comento a las chicas, mis chicas.

—¿En serio? —La emoción de Lizy se nota.

—Sip, ya debe venir en camino.

—¡Yeih! —Celebra en el asiento trasero de mi camioneta— ¿Vendrás con nosotros, Rav? Tienes que conocer a mi abuelo.

—Ya lo conocí.

—¿En serio? ¿Cuándo? —pregunta confundida.

—Cuando te enfermaste —le explica, Lizy se da un golpe en la frente con la palma. No tardo en reprenderla.

—Que tonta soy, no me acordaba.

—No debes golpearte, cariño.

—Sí. Sí. Sí. Lo sé.

»¿Entonces Rav? ¿Te quedarás?

—Me gustaría, pero tengo otras cosas que hacer —se disculpa.

—No importa, la próxima será. —Lizy le regala una sonrisa.

—La próxima entonces. Déjame en la casa de Eric, por favor.

—¿Quién es Eric? ¿Tu novio? —Concentro mi vista en la carretera, Raven pone la dirección de su mejor amigo y representante en el GPS.

—No es mi novio, es mi mejor amigo —le dice lentamente.

—Ah, ya ¿tienes novio?

—No. —¿Cómo qué no?

—¿Por qué no?

—Porque no, no tengo novio.

—¿Te gusta alguien?

—Sí.

—¿Él lo sabe?

—Sí.

—¿Tú le gustas?

—Sí.

—¿Tú quieres ser su novia?

—Sí.

—¿Y por qué no son novios?

—Porque él no me lo ha pedido. —Me da una mirada rápida.

—Ay, que lento.

—Sí, es muy lento. —Raven ríe, ruedo los ojos.

»Primero pasemos por tu casa, tengo que ir a buscar las flores para presumirlas.


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