Capítulo 01

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Son las cinco y cincuenta y cinco de la tarde.

Estoy tendido sobre la cama de hotel con la bola de pelos clasista sobre mi vientre.

Mi cabeza cuelga desde hace tanto tiempo que posiblemente tenga una deformación del tipo Megamente por toda la presión que soporta.

Lo único que me entretiene es mirar la espalda de Taehyung. ¿Cómo es que mantiene una postura perfecta? Si a mí me sientan en cualquier lugar me encorvo como si mi columna vertebral no pusiera límite... quizá hasta ya la rompí.

Regresando a mi enamorado de cabello desordenado, él está concentradísimo en su laptop tomando nota de todo lo que escucha de un audiolibro que se supone está en inglés. Yo no podría dar fe de ello porque no identifico ni una miserable palabra.

De las tres horas reproduciéndose y hablando de quien sabe qué, no he rescatado ninguna. ¡Ninguna palabra!

No sé de qué me sorprendo si mi inglés es terrible.

Por eso llevo clases, pero en dos semanas no se puede aprender un idioma completo. Apenas y me han enseñado los colores y los números, aquí es donde pregunto yo... ¿de qué me sirve eso si cuando voy a la calle nadie emplea ese vocabulario conmigo?

Cuando Taehyung habla con las personas de aquí me dan ganas de tomarlos por los hombros y sacudirlos mil veces mientras suplico "di un número y un color para no sentirme tan inútil".

Estos gringos no me tienen compasión, son almas despiadadas con este pobre tonto que ni saludar puede, a ninguno le he escuchado una palabra que me sepa.

No, miento, ayer sí lo escuché. Fui a comprar café junto con Taehyung y cuando estábamos esperando la orden, escuché a una señorita que estaba hablando por teléfono decir algo de "hard six" o algo así.

Esa señorita es una persona ejemplar, utiliza lenguaje básico y simple, deberían aprender de ella todos los ojiazules aquí.

Regresando al tema, cuando entendí la palabra "six", seis para los seres de inglés mediocre, salté como lunático y comencé a decirle a Taehyung todo eufórico.

Él solo me miró como si quisiera decirme algo, pero nunca lo hizo. Se limitó a tratar de calmarme pues casi me sacan del lugar por escandaloso.

A mí no me importó, yo estaba sorprendido por mis capacidades en el idioma en ese momento. En ese momento me sentí invencible, quería hablar de números y colores con todos los que pasaban a mi alrededor.

Lamentablemente fuera de esa situación, veo mis conocimientos de inglés inútiles.

Pues si yo me llegara a perder no podría preguntarle a las personas si conocen un white hotel de cuarenta pisos... vamos, ni siquiera sé decir cuarenta, a lo mucho sé contar hasta el diez.

One, two, three... three... ah, three... imposible

Ante mi fracaso y al no saber qué más hacer decidí interrumpir a Taehyung. Después de todo ya debería estar alistándose para ir a su prueba de hoy.

—Taehyung —llamé

Mi enamorado no me respondió, tan solo siguió tipeando a velocidad luz en su teclado. Extrañamente solo miraba la pantalla, su vista no bajaba a las teclas dando a entender que las tenía memorizadas.

—Taehyung —repetí más alto sin recibir respuesta nuevamente.

El audiolibro se roba toda su atención, ¿qué se ha creído ese maldito para robarme la atención de mi Taehyung? ¿Y si está coqueteándole aprovechando que no lo entiendo? Maldito gato rompe hogares, ¿se atreve a robarme en mi cara?

Pero qué digo... la sangre se me ha subido a la cabeza, debo levantarme ahora o terminaré pensando más disparates.

Me levanté, sin embargo se me ocurrió la gran idea de hacerlo rápido. Mentira, ni siquiera pensé.

Mientras caigo al suelo me doy cuenta que verdaderamente soy tonto, tontísimo. ¿Por qué tengo cerebro si ni lo uso? ¡Hola neuronas! Soy yo, probablemente no me conocen así que me presento, soy Jeon Jungkook a quien se supone deben ayudar a pensar. Espero que podamos trabajar juntos a partir de ahora ya que no lo hemos hecho nunca antes. Gracias

Regresando a mi realidad... ¡Pum! Doble impacto, el amo Yeontan cayó conmigo.

El golpe de mi cabeza contra el suelo y el chillido del can alertaron de inmediato a Taehyung quien giró con sus ojitos ojerosos bien abiertos al encontrarnos a mí y a su mascota sobre el suelo.

—¿Están bien? —cuestionó levantándose de su asiento y encaminándose a nosotros.

—Descuida, solo me caí de cabeza —respondí sintiendo cómo todo me daba vueltas- estoy Taehyung, bien.

Él negó varias veces ante la incoherencia y comenzó a revisar el lugar mencionado en busca de alguna herida visible.

—You must be more careful, baby (Deberías ser más cuidadoso, cariño) —habló entredientes para sí mismo.

—En inglés no —renegué frunciendo el ceño- si me vas a reprochar, que sea en mi idioma.

—Lo bueno es que no había tanto espacio hasta el suelo, parece que te salvaste por poco —emitió mirándome a los ojos— despistado, te podrías haber lastimado.

Taehyung estaba por darme un beso en la frente cuando se detuvo. Su acción fue interrumpida por los quejidos del perro dramático que estaba a un par de centímetros de nosotros.

Se retorcía en el suelo cual gusano como si hubiera sido él el afectado cuando bien sabe que rebotó en mi abdomen antes de caer en cuatro patas al suelo. Él solito se tiró para llamar la atención de Taehyung.

—¡Mi pobre Yeontan! —dijo soltando mi cabeza para acercarse a su perro y tomarlo en brazos— ¿Te encuentras bien? ¿Te lastimaste? ¿Te duele algo?

Taehyung comenzó a revisar como loco a su mascota, soltó un suspiro de alivio cuando comprobó que estaba bien y comenzó a llenarlo de besos.

El único mal que sufrió esa bola de pulgas es que se despeinó.

Yo podría haber muerto y él se queja porque un par de pelos se le desordenaron. ¡E incluso se lleva besos de Taehyung por su actuación!

Felicitaciones amo Yeontan, actúa increíble. Tome su Oscar y deme a mi enamorado ¿quiere?

—Me quedaría dándoles mimos a los dos, pero ya se me hace tarde para llegar a la biblioteca y así leer algo antes de la prueba —dijo entregándome al can para poder levantarse con pesadez y así poder ir al baño.

Yo dejé al perro sobre la cama y seguí a Taehyung que ya se estaba lavando la cara en agua fría para lograr despertar del todo.

—Despacio, parece que te estás lijando la cara no lavándola.

—Debo quitarme el sueño, Kook —habló mientras seguía sacando espuma— rayos, tragué jabón.

No me gusta verlo así de cansado.

—¿No dormirás ni cinco minutos antes de irte? —cuestioné apoyando mi cabeza sobre el marco de la puerta.

—Si lo hago no podré repasar para mi prueba y necesito hacerlo —respondió enjuagándose el rostro todavía más fuerte que cuando lo enjabonaba.

Yo me quejé y asentí frustrado al no poder ayudarlo. Ni siquiera el domingo puede descansar tranquilo porque el lunes ya tiene acumuladas varias cosas.

—¿Qué harás mientras no esté? —preguntó tomando un secador de rostro.

—No sé, pero sacaré a pasear al amo Yeontan al parque del frente antes que anochezca. Esta vez llevaré guantes porque la vez pasada solo recogí los regalitos con bolsas y no me percaté que una tenía hueco. Así que terminé con mi mano embarrada de color brown.

Taehyung rio ante mi pronunciación y mi utilización de vocabulario nivel niño de cinco añitos.

—¿No tienes otra cosa qué hacer luego de eso?

—He llegado al nivel ochocientos de Candy Crush, ¿te imaginas la cantidad de tiempo para no hacer nada que tengo?

Sin duda se mostró sorprendido.

—Discúlpame si no puedo dedicarme a ti —pidió dando la vuelta y acercándose a mí— este curso ocupa todo mi tiempo.

Me abrazó y yo correspondí al instante.

—Entiendo, yo estoy aquí para hacerte compañía y darte amor cuando lo necesites —dije levantando mi rostro— y no te preocupes que hoy mismo comenzaré a buscar algo productivo que pueda hacer mientras no estés aquí. Ya fue mucha vaguería de mi parte.

—¿Entonces harás algo aparte de tus clases de inglés y cuidar de Yeontan?

Yo asentí y Taehyung me miró sonriente para luego depositar un beso rápido sobre mis labios.

—Eso me alegra, procura que sea algo productivo y que a la vez te guste, ahora ya debo dejarte o llegaré tarde. Pide algo de cenar por mí ¿sí?

Accedí y ambos nos soltamos para que él pudiera darse un par de retoques en el espejo.

Observé alarmado cómo se colocaba la barra de humectante para labios sobre las ojeras y el corrector sobre los labios.

Iba a hablar, pero cuando terminó salió volando de la habitación de hotel. Mientras escriba con el extremo correcto de lápiz en su prueba, todo bien.

Habría seguido mirando a la puerta de no ser porque sentí que algo rascaba mi pantalón. Al bajar la mirada, observé a la bola de pulgas con uno de sus cepillos de pelo entre los dientes.

—¿Está bromeando cierto? -cuestioné incrédulo— a las justas se despeinó, no voy a cepillarle todo el cuerpo porque unos cuantos pelos se salieron de su lugar.

El can me gruñó y de inmediato tomé el cepillo mientras me disculpaba por lo que había dicho.

Estoy a merced de un perro tamaño pulga que tiene más diez cepillos pelo de uso obligatorio, esto es increíble.

Aunque si de algo sirve no es cualquier perro. Es mi amo Yeontan.

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