Capítulo 04

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—Uy, llegó el desaparecido. Pensé que no te ibas a aparecer en toda la noche, ¿tan ocupadito estabas con mi dueño?

—Ya, Amo Yeontan, ambos sabemos lo que ocurrió. No es necesario entrar en detalles.

Él solo rodó los ojos.

—Bebe ese zumo, mi dueño te debe haber dejado agotado. —recomendó señalando el vaso con su patita.

Esta bola de pulgas lo único que sabe hacer es burlarse de mí. Pero igual tomo la oferta del zumo.

—No solo sé burlarme, también sé de las intenciones que despertaste hoy en mi dueño —dijo acercándose con una sonrisita.

De alguna forma es adorable e inquietante al mismo tiempo ver a un perro sonreír.

—¿Ah sí? ¿Y se puede saber lo que está pensando, Amo Yeontan?

—Me huele a "ma - tri - mo - nio" 

Esas palabras hicieron que escupiera lo que bebía.

—¿Qué dice? —cuestioné incrédulo.

—Qué indecente y maleducado —regañó con asco ante mi acción— pero no miento, te dijo claramente que no quiere que te alejes de él y conociendo lo predecible que es podría apostar que no tardará en comprarte anillo.

—Dice tonterías, no llevamos tanto como para casarnos. A Yoongi tuvo que conocerlo desde la infancia para proponerle algo así.

—Eso fue porque Yoongi no era el amor de su vida —emitió de inmediato.

—No ilusione mi frágil corazón así —pedí comenzando a emocionarme.

¿Será posible que lo piense tan rápido? Que él en verdad quiera dar ese paso ¿conmigo?

—Pues sí —respondió evidente— se nota que eres especial para él, si hasta se reproduce contigo es porque algo busca.

—No debe decirlo de ese modo —pedí sintiendo mis mejillas arder. 

—¿De qué otro modo quieres que lo diga? Si ya me sé de memoria el "guarda al perro" —dijo imitando la voz de Taehyung— como si no los hubiera visto.

—¡Amo Yeontan!

—Podrán evitar que los vea, más no que no los escuche, par de salvajes.

Hundí mi rostro en uno de los cojines del sillón por la vergüenza.

—Hay que cambiar el tema si no queremos que te de chucaque —emitió para luego reír leve.

Gracias por su consideración.

—De nada, humano tonto —emitió encaminándose a mí— ahora hablemos de lo que verdaderamente importa, mis fotografías de mañana. 

—¿Sus fotografías? —cuestioné levantando una de mis cejas— querrá decir mis fotografías.

—¡Ja! —emitió burlesco— ¡Ja! —volvió a repetir antes de mirarme de abajo a arriba— ¡Ja!

Yo tan solo lo observé confundido y como si mi cara fuese chiste, el perro comenzó a matarse de risa hasta caer patas arriba sobre los cojines del sofá.

—¿Ya me dirá lo que ocurre? Parece loquito riéndose de la nada.

El perro guio su vista hacia a mí, intentando regular su respiración.

—Cómo te explico... tú solo eres el accesorio porque el punto de atención, el talento innato, la obra de arte, el centro de mesa —su patita señaló su peluda y diminuta figura— ese soy yo. 

A veces me sorprende todo el amor propio que puede entrar en ese liliputiense.

Luego recuerdo que es el Amo Yeontan. Cada fibra de su ser desprende un autoestima envidiable, tendré que hablar con Taehyung por haber criado un perro potencialmente narcisista. 

—Oh, ¿no me crees? —preguntó acomodándose— no te decepciones si cuando leguemos con el fotógrafo me prefiere a mí. Capaz y te dejo sin carrera artística. 

—No discutiré nada —dije levantando mis manos.

—Así me gusta. Por cierto quiero llevar mis lentes diseñados por Park Ji yeon, los de la línea de otoño. 

—Si quiere impresionar ¿por qué no lleva los Gucci que es marca más conocida?

—Cuando te lo propones eres más lento que caracol con asma —renegó.

—No busca impresionar cierto —dije a lo que el perro negó con obviedad y viéndome decepcionado.

—No quiero parecer desesperado, si llevo los Gucci sería como recargarme para una ocasión simple. Prefiero ir con algo más corriente como los de la diseñadora Park, que parezca casual.

Claro, cuatrocientos dólares en gafas de sol para perro, es sinónimo de corriente.

—Una pequeñez, la verdad —comentó.

Me limité a negar con la cabeza, a estas alturas ya no debería sorprenderme.

—Entiéndeme, nací en cuna de oro. Ahora lo mejor es que te despiertes porque te informo que mientras hablábamos, te perdiste de mi dueño en la ducha. 

—¿Ya se bañó? —fruncí el ceño— ¿Ya es de mañana?

—El tiempo pasa volando, despierta si quieres alcanzar a despedirte.

Tan solo asentí y acerqué mi brazo al can, este lo mordió provocando que despertara al instante. 

Al abrir los ojos, pude enfocar lentamente a Taehyung quien se comenzaba a vestir para poder ir a sus cursos. Me quedé callado mientras terminaba de despertarme, no quería hablar y parecer un zombie con dislexia. 

Sin embargo no pude evitar bostezar, cosa que me delató.

—Buenos días, Kook —dijo dándose la vuelta— ¿Dormiste bien?

Con los ojos entrecerrados asentí y escuché unas risas por su parte.

—Luces cansado, ¿te atrapé fuera de ritmo ayer? 

—No, es solo que me pasé toda la noche hablando con el Amo Yeontan —respondí aún sin lograr despertar del todo.

Tardé un par de segundos en dar cuenta que lo que había dicho. Me excusaría diciendo que fue por el sueño, pero conociéndome, sé que perfectamente se me podría haber escapado aún estando en todos mis sentidos.

[...]

Ya casi amanecía por completo y Taehyung estaba por terminar que arreglarse, debía salir en diez minutos pues había perdido tiempo debido a que su enamorado lo había convencido para descansar unos minutos más antes de no verse hasta la noche.

Jungkook aún desde la cama, aprovechó el poco tiempo que le quedaba para comentarle a su mayor acerca de los planes que tenía.

—Hoy saldré, Taehyung —reveló el menor mientras se sentaba, envuelto en las sábanas de la cama— esta vez sí llevaré mi teléfono.

El mayor que estaba terminando de abotonarse la camisa, se detuvo ante la sorpresa.

—¿A dónde irás? —preguntó dándose la vuelta para observar a Jungkook— ¿y con quién? 

—Iré con el Amo Yeontan, será al parque en donde me encontraste ayer. 

—No es que quiera ser posesivo, sobreprotector o algo por el estilo, es solo que no me fio de tus habilidades para caminar en calles extranjeras por ti mismo. Si conmigo ya te has perdido cinco veces en el mismo sitio, ¿cómo será si vas solo a un lugar nuevo?

—Descuida que ya todo está bajo control, déjalo en mis manos. Soy muy independiente, ese es mi segundo nombre.

En la cabeza del can que descansaba a unos centímetros del jovencito, aparte de sonar miles de carcajadas internas también resonaba "Si tuvieras segundo nombre sería Tonto con T de tontísimo".

Por otro lado Taehyung no muy seguro asintió. Terminó de vestirse y se dirigió al baño. No quiso replicar nada ya que su enamorado era adulto y sin tan seguro estaba entonces ya no había nada qué hacer.

—La dirección está en tu teléfono, lo necesito para reenviármela—avisó Jungkook alzando la voz y luego tomó el teléfono que se encontraba sobre la mesita de noche.

Lo encendió y pasó la contraseña sin problemas. Era el día más importante de la vida de ambos, así debía ser si no querían que sus cabezas rodaran.

0709, cumpleaños de Kim Yeontan más conocido como la bola de pulgas clasista. 

Jungkook ingresó a los mensajes donde se podía ver aquellos que habían sido entregados recientemente.  Le llamó la atención uno que encabezaba la lista, por encima del chat de Kim Namjoon.

Había un nombre que Jungkook nunca había visto... ¿Dulce de miel?

No pudo hacer ni buscar lo que quería, ya que Taehyung había llegado a velocidad luz hacia la cama, aún tenía el cepillo de dientes lleno de espuma en la boca.

Le arrebató el teléfono de una manera demasiado alterada, después le regaló una sonrisa nerviosa al jovencito confundido que tenía en frente.

—¿Qué pasó? Solo quería reenviarme la dirección, Tae.

—Yhow tde lwa embwioh —trató de pronunciar sin éxito al tener la boca llena de pasta dental convertida en espuma.

—¿Qué cosa? 

El mayor caminó hacia el baño con el teléfono en mano para terminar de cepillarse. Jungkook aprovechó para observar a Yeontan, ambos se miraron extrañados y sin entender el comportamiento de Taehyung. 

—Yo te la envío —aclaró saliendo del lugar— no quería que hicieras todo tú solo.

—Solo eran un par de movimientos.

—Insisto, yo lo hago —habiendo encontrado el chat, levantó su vista hacia Jungkook— y apropósito, ¿de quién es el número?

—Del chico con el que me encontraré hoy, —respondió acomodándose— lo conocí ayer y me ayudó.

—Alto ahí —Taehyung tenía el ceño fruncido, algo no le parecía— ¿ayer? Jungkook, ¿te verás a solas con un desconocido?

—Sí, pero es de Corea además estaremos a plena luz del día en un parque público. Volveré antes de las cinco de la tarde.

Su mayor negó varias veces.

—No conoces a ese tipo, no voy a dejar que vayas solo. 

—No iré solo, iré con el Amo Yeontan —replicó calmado y señalando al perro que descansaba sobre su cama. 

—¿Y eso me tiene que tranquilizar? Un perrito indefenso como él no te puede proteger si algo sale mal, vamos, ni que fuera superdotado. 

Jungkook prefirió no decir nada. 

—No vas a ir y punto, si lo conocieras te dejaría, pero no sabes nada de él. No sabes nada de este país tampoco como para que pidas ayuda. 

—¿Y si alguien me acompaña? —sugirió.

Taehyung negó nuevamente.

—Ya soy un adulto, Tae, puedo ir y volver.

—Muy adulto y ayer casi mueres hecho un cubito de hielo a mitad de la noche. 

—Porque no tenía el teléfono.

—Oh sí, perdón, si hubieras tenido el teléfono habría sido diferente —dijo cruzándose de brazos— habrías muerto hecho un cubito de hielo a mitad de la noche con un teléfono en la mano. 

Jungkook frunció el ceño y giró a mirar hacia otro lado, estaba molesto. Su acción provocó que Taehyung soltara un suspiro pesado y tomara las manos del menor.

—¿Crees que no te dejo ir porque me gusta hacerte sentir mal o porque quiero que sigas aquí encerrado, estresado y sin nada qué hacer? Eres mi enamorado y solo quiero protegerte —buscó la mirada de Jungkook hasta que se la ganó— ¿Podrías ponerte en mi lugar y pensar qué harías tú?

El pelinegro pensó un momento y al darse cuenta que Taehyung estaba en lo correcto, lo abrazó.

—Discúlpame, tienes razón. No debo ser tan confiado, mucho menos en un país que no conozco.

Taehyung asintió y depositó un beso sobre los cabellos desordenados de Jungkook.

—Qué te parece si en lugar de ir tú a él, ¿él viene a ti? Al parque de enfrente. 

—¿Hablas enserio o te estás burlando de lo ingenuo que soy?

—Puedo pagarle al de seguridad que está en la puerta de hotel para que te cuide de lejos, tú solo debes estar en donde el hombre pueda verte.

Jungkook sonrió emocionado y abrazó más fuerte a Taehyung.

—Te amo, te amo, te amo, te amo —repitió una y otra vez.

—Bien, yo me encargo de mandarle un mensajito para que sepa la dirección. 

—Muchas gracias —dijo separándose para poder observarlo— ¿ya dije que te amo?

—Lo hiciste —respondió Taehyung desordenando los cabellos de Jungkook— ahora mejor ve a darte un baño para que estés listo.

—No quiero bañarme —renegó Jungkook— me voy a ensuciar de nuevo de todas formas.

—Es una regla que tenemos el bañarnos todos los días, no lo olvides —replicó levantando sus cejas— sabes que no soporto la suciedad.

—¿Me llamas cochino?

—Puerco —continuó entre risas— así que mejor ve a bañarte, no te podrás quejar porque el agua está tibia. 

—Pero Taehyung...

—A bañarse, de lo contrario que ni se te ocurra acercarte de nuevo a mí.

El menor soltó una bocanada de aire y terminó accediendo. Ya era costumbre y sabía perfectamente que saltarse la regla no era posible. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro