—Amo Yeontan, estoy tan nervioso por la cena de hoy. Cumplo un año con Taehyung, ¿puede creerlo? —dije tomándolo en brazos y abrazándolo con fuerza.

—Quítame tus cochinos brazos de encima o me quedaré sin aire, tonto —emitió como pudo.

—No sea dramático, tan solo estoy transmitiéndole mi emoción. Sobre todo estoy feliz por el regalo que le daré a Taehyung.

—¿Qué es? ¿Una camioneta del año? ¿Joyas costosas? ¿¡Un dije de oro con su nombre!?

—Mejor aún, una tarjeta.

—Una tarjeta —repitió mirándome de abajo hacia arriba— una tarjeta...

—Así es —confirmé sonriente.

—Creo que se te cayó el cerebro por algún lado de la habitación —emitió para luego mirarme— oh, no, espera, ¡no se te puede haber caído porque no tienes! ¿¡En qué mundo una tarjeta es mejor que un dije de oro!?

—Oiga... la tarjeta está bonita. Además es del color favorito de Taehyung.

—Si a mí me dieran una mísera tarjeta morada para mi aniversario, la rompo en frente del ingrato tacaño que me la regaló, mastico los pedazos, los escupo y les prendo fuego, humano tonto, ¿¡en qué pensabas!?

—La tarjeta es lila —corregí en voz baja— no morada.

—Es el colmo —habló restregando su patita sobre su hocico.

—Amo Yeontan, creo que Tae entenderá lo que trato de expresar con ese regalo —emití acercándome al can— que nuestro amor no es material.

—Agh, aléjate de mí cuando digas esas cursilerías o me pegarás tus pulgas de amor —renegó dando pasos hacia atrás.

—A Taehyung le encantará la tarjeta, ya lo verá.

—No me vengas avergonzado cuando él te regale una casa en Dubai y tú le hayas regalado una tarjeta "lila".

—No lo haré.

—Bueno, terco enamorado, ¿por lo menos revisaste que la tarjeta esté en blanco para que puedas escribir en ella?

Me quedé callado... ¿era necesario?

—Quiero morderte, muero por morderte, es mi deber morderte por lo tonto que eres —replicó decepcionando.

Pero en la portada no había nada. 

—¿Seguro que era la portada? 

Mierda

—Y por eso es importante tomar ácido fólico durante el embarazo. De lo contrario salen lindos y mensos o feos y mensos. 

[...]

—Taehyung, la reservación y la ropa ya son regalos caros. Amo que seas detallista, pero son demasiados regalos a comparación de mi simple tarjeta de aniversario. Ni siquiera me di cuenta que decía feliz cumpleaños en la parte de adelante, me dejé llevar por el color que me recordó a ti —dije apenado.

—Me esfuerzo para engreírte —replicó sonriente— y tu tarjeta es mucho más valiosa que cualquier regalo de mi parte.

Él ladeó un poco su cabeza antes de hablar.

—Además, el regalo a continuación no es de mi parte —reveló sacando una cajita de su bolsillo.

—¿A qué te refieres con eso?

—Mis padres querían obsequiarle una cadena costosa a un jovencito especial por cumplir un año haciendo feliz a su hijo —abrió la cajita dejando ver la joya— parece que te quieren más que a mí.

Mis manos cubrieron mi boca al instante.

—Taehyung, esta cosa tiene brillo propio. Casi puedo ver los destellos de luz —dije asombrado.

—¿Te gusta?

—Me encanta, los señores Kim no debieron... esto es excesivamente hermoso.

—Mi vida, es para que veas que hasta mis padres notan lo mucho que me cuidas.

—Es porque sé que eres el amor de mi vida —solté mirándolo— desde el primer momento en que te vi lo supe.

—¿Cómo es que me has seguido amando a lo largo de los años? Yo no hubiera sido capaz de esperar tanto.

—Es que el Amo Yeontan me ayudó a esperar.

Taehyung frunció el ceño, no pude comprender la razón hasta que analicé lo que había dicho. De inmediato moví mis manos bruscamente tratando de negar mis palabras.

Mala idea.
Sé que estoy en un lugar fino y aún así actúo como un insensato de cinco añitos.

Mi gracia se vio completada al derribar una de las copas de vino de un manazo como si mi comportamiento se tratara de un total marginal.

Y una desgracia siguió a otra, pues al tratar de evitar que la copa cayera al suelo, mi cuerpo se fue encima del objeto, llevándose consigo la silla en la que estaba sentado y el mantel del que intenté sostenerme.

—¡Kook! —dijo levantándose rápidamente de su asiento y arrodillándose cerca de mi cuerpo cubierto en vino.

—Discúlpame —emití cerrando los ojos, sin querer ver el resultado de mi tragedia— yo pagaré todo, hasta la silla que creo que ya rompí.

—Mi vida, yo lo cubriré. —Sentí sus manos acariciar mi rostro.— ¿No te lastimaste al caer?

Negué varias veces.

—Vamos a los servicios higiénicos para que te limpies. 

Si le veo algo de bueno a la situación es que por lo menos Taehyung ya olvidó lo que dije sobre el Amo Yeontan.

—Muy bien, jovencito, quítese esa camisa toda mojada con vino —ordenó desabotonándose el abrigo.

—¿Quitarme la camisa? —dije incrédulo bajando mi vista a la prenda empapada y teñida de rojo.

—Sí, y te daré mi abrigo para que te cubras.

—Pero... ¿quitármela ahora? ¿Frente a ti?

—Conozco mejor tu cuerpo que tú mismo, Kook —respondió sonriente, con su abrigo en manos.

Me quedé callado y con una sonrisa que me contagió.

—¿O prefieres que te la quite yo? —cuestionó acercándose y colocando sus manos sobre los botones.

—Sí, me gustaría que lo hicieras —emití para luego golpear sus manos logrando que las alejara—  pero estoy hambriento, así que lo haré yo para ir rápido a comer.

Él asintió sonriente. Yo me di la vuelta logrando desabotonar la camisa para luego quitármela como pidió Taehyung.

Una vez con mi torso desnudo, me encaminé hacia el dispensador de papel, pues necesitaba secar las gotas de vino de mi cuerpo.

—Primero, deberías lavar las partes humedecidas, de lo contrario olerás a alcohol y estarás pegajoso por el vino.

—Es cierto, —accedí volviendo al lavamanos— siento que el vino se haya desperdiciado así, debe haber sido costoso. Cuando iba a abrir la llave, sentí el mentón de Taehyung sobre mi hombro.

Levanté mi vista de inmediato, logrando verlo gracias al espejo frente a nosotros.

—¿Por qué se desperdiciaría? —cuestionó mirándome— Aún puedo salvar un poco.

Lo primero que hizo fue depositar un beso sobre mi mejilla, sus labios se posaron justo sobre un par de gotas de vino.

Sonreí por su acción y observé cómo bajaba su rostro, deslizando sus labios sobre mi piel.

—Es de mis vinos favoritos —confesó mientras succionaba ligeramente unas gotas del líquido que habían resbalado por mi cuello— Merum Priorati Inici.

—¿El qué cosa de quién? —pregunté soltando risas.

No me respondió. Hizo una pausa antes de hablar, dejando un silencio que resultó íntimo para ambos.

—Te amo —soltó de repente hundiendo su rostro en mi cuello.

—Es difícil saber si me lo dices a mí o se lo dices al vino —entre risas ladeé mi cabeza hasta sentir su cabello en mi mejilla.

—Claramente a ti, Kook. Estoy feliz de cumplir un año a tu lado y aunque no hemos podido pasar todo el día juntos, cenar contigo me hace mucha ilusión. También me hace ilusión saber cuantas más ocurrencias tuyas que me quedan por vivir.

—Un año pasó demasiado rápido, ni siquiera lo sentí.

—Así seguirán pasando los años, en un abrir y cerrar de ojos nuestra relación tendrá cinco, diez, quince y tantos años como me permitas estar a tu lado, porque yo no terminaría esto por nada del mundo. 

—Ni yo, Taehyung.

Nos quedamos en silencio nuevamente, disfrutando de las caricias del otro hasta que sentí una vibración en el bolsillo de mi pantalón. Bajé mi mano hasta lograr tomar el celular que milagrosamente no se había empapado y contesté al leer el nombre.

—¿Hola? —emití frunciendo el ceño, esperando una respuesta. Al mismo tiempo oí una queja de parte de Taehyung, quien buscando llamar mi atención nuevamente posó su sus labios sobre mi cuello causando ciertas cosquillas.

Tan solo sonreí y desordené algunos de sus cabellos.

—Jungkook, adivina a quien contrataron de fotógrafo —habló por fin.

—Muchas felicidades Hyunwoo, debes tener mucho talento para que te contraten así de rápido.

—Y eso no es todo —respondió emocionado— adivina con quien quieren tener una entrevista para ofrecer cursos de modelaje.

—No —dije incrédulo.

—Sí —soltó inmediatamente— Jungkook, la agencia te quiere conocer. Los has dejado interesados en ti.