IV. El anillo

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Canción del capítulo: Rewrite the stars de James Arthur y Anne-Marie

"Me gusta el interés, lo mutuo, lo que no gusta oculta quien es, me gustan las ganas, el fuego, lo que no se puede extinguir, me lo auténtico, lo intenso, lo que no se echa a perder, me gusta lo que estando lejos o cerca permanece"- Rafael Cabaliere.

Al siguiente día, fue despertado por los besos que le hacían cosquillas, aquel jugueteo entre ambos terminó en sexo. Algo rápido y torpe en el que se reían como universitarios experimentando por primera vez.

Por un momento Taehyung pensó que Jungkook tendría el día libre por la hora que era y aún seguían tumbados en la cama hablando cosas sin sentido y completamente desnudos, tal y como durmieron durante la noche. Cuando el hombre se levantó de prisa tras contestar la llamada de su amigo Jimin, ambos se ducharon y cambiaron rápidamente.

Ese mismo día, Taehyung sabía que debía hacer sus maletas, pero no quería ni siquiera tener que pensar en que tenía que dejar el país al otro día, temprano en la mañana.

Por más que quiso postergarlo, terminó empacando sus cosas con la tristeza martillándole por dentro, no quería dejar Corea, si fuera por solo querer se quedaría sin pensarlo, se quedaría por Jungkook, pero antes de siquiera pensar en ello tenía que terminar el contrato que ya tenía en Londres.

Se sintió desafortunado por haber encontrado a la persona correcta en el momento menos indicado, no había mucho que hacer más que solo esperar, y si había esperado un año para volver a verlo, se convenció de que no le haría mal esperar un poco más para poder estabilizarse.

Ese sábado, fue al edificio en el que se encontraba Jungkook, después de haber terminado de acomodar su maleta, recibió un mensaje del menor diciéndole que estaría en su oficina por al menos una hora antes de pasar por su casa, pero ya había pasado dos horas desde que habló con él.

Se detuvo frente al edificio dubitativo, no dejaba de pensar que quizás Jungkook estaba realmente muy ocupado y él estaba actuado muy pegajoso. Era algo que no podía evitar, no después de sus confesiones de la noche anterior, el sexo de la mañana, todo.

Sentía la necesidad de estar con el todo el tiempo que pudiera, porque ese sería el último día que se verían dentro de mucho tiempo.

—¡Tu! —escuchó una voz chillona detrás de él—. Eres Taehyung, ¿no?

—Sí, ¿por qué? —cuestionó viendo como el chico que estaba acostumbrado a ver en revista, comerciales y vallas publicitarias se acercaba a él junto a quienes parecían ser sus escoltas.

—¿Por qué no entras? Tienes más de 20 minutos ahí parado —preguntó con una sonrisa radiante que achicaba sus ojos. Estaba estupefacto ante la belleza natural dl chico, su forma de caminar y el estilo de su ropa lo tenía tan asombrado que se tardó en contestar.

—Estoy esperando a alguien.

—Jungkook está en medio de algo en su oficina, pero estoy seguro que no le importará que lo esperes arriba.

—¿Cómo...

—Si supieras lo mucho que nos hizo buscarte ya estarían casados y probablemente con hijos adoptados —comentó Jimin tomándolo del brazo—. Además, todos saben que ustedes tienen algo, y yo sé que eres el que lo flechó en nuestra fiesta del año pasado, lindo.

—Esperaré aquí, no quiero interrumpir su...

Las palabras de Taehyung fueron interrumpidas por el fuerte agarre en su cintura de alguien detrás de suyo, no tenía que darse la vuelta para saber de quien se trataba, porque conocía perfectamente esa voz y esas manos.

—Perdón por tardarme, ¿Qué quieres que hagamos hoy? Ya soy todo tuyo —susurró Jungkook abrazándolo por detrás, besando su hombro.

Taehyung miró a su alrededor, se encontraban justo en la entrada del edificio, cuando la mayoría se marchaba a casa, que lo vieran de esa manera le daba cierta timidez, uno: porque no estaban bajo poca iluminación como en aquella fiesta y dos: porque estaban justo en medio de la mirada de muchas personas que lo vieron trabajar como fotógrafo hace una semana.

—Estaba dudando de entrar, pero que bueno que ya llegaste, así que yo me voy —dijo Jimin antes de despedirse de ambos con una reverencia.

—Puedes visitarme cuando quieras, Taehyung, no tienes que esperarme afuera, eres mi novio ahora, ¿no? —cuestionó Jungkook tomándolo de la mano y guiándolo al auto.

—Sí, lo soy —respondió tomándolo del brazo y apoyando su cabeza del hombro de Jungkook mientras caminaban.

—Bien, ¿A mi novio le gusta la cocina?

—Sí, puedo hacer una comida más o menos decente —replicó sonriente.

—El ramyeon no cuenta —señaló el pelinegro—. Nos inscribí en una clase de cocina, nos llevaran al mercado local y tendremos certificados.

A Taehyung le encantaba la idea, era algo que nunca antes había hecho, las únicas clases de cocina que tuvo fueron las de su madre, pero el compartir un momento como ese con su pareja no es algo que haya cruzado antes por su mente y el que Jungkook lo haya propuesto le confirmaba una vez más que estaba intentándolo con la persona correcta.

Compartieron la clase con un grupo de extranjeros y personas mayores que no vivían en la ciudad, fue mucho más ameno y divertido de lo que tenía en mente; ellos se convirtieron en la pareja que mejor trabajó en equipo. En cierta forma se sintió un poco raro el que la mayoría no es estuvieran incomodos con que ellos fueran pareja del mismo sexo, pero aquello le hizo sentir bien.

Durante todo el trayecto Taehyung no dejaba de mencionar todas las cosas que amó de aquella tarde en sus clases de cocina y el recorrido por el mercado, sacando de las bolsas todas las cosas que compró para volver a hacer esa receta que aprendió en cuanto llegaran a casa del mayor, quien estaba ansioso por cocinarla para su madre y el hombre que no dejaba de sonreír mientras lo escuchaba hablar.

Jungkook no podía dejar de ver lo hermoso que se veía cuando estaba emocionado, como reía al recordar ciertos eventos graciosos en los que casi arruinaban toda la comida. No dijo mucho mientras conducía, pues su mente estaba procesando el que esa risa, el sostener su mano mientras conducía con otra, verlo al despertar seria de las tantas cosas que extrañaría.

El tiempo parecía correr a la velocidad de la luz cuando pasaban su ultimo día juntos; Jungkook aceptó cenar en casa de Taehyung porque sabía que él debía pasar tiempo con su madre antes de irse, a quien veía poco; no le molestaba siempre y cuando pudiera estar a su lado hasta que el tiempo simplemente terminara.

Cocinaron juntos la cena, con su madre riendo por los pequeños desacuerdos que terminaban en risas, todo porque a Taehyung le desconcentraba ver a Jungkook con su camisa negra arremangada hasta sus codos y con dos botones sin abrochar, los tatuajes y parte de su pecho al descubierto empezó a llamar mucho más su atención que la comida que cocinaban juntos.

—Mamá, no te pongas a llorar ahora, estamos teniendo una linda velada —dijo tomando la mano de su madre por encima de la mesa.

El ambiente fue de muchas risas y algunos fallos en la producción de la cena que acababan de terminar en el comedor familiar, que por lo general se usaba para las cenas navideñas. Jungkook tuvo la idea de usar velas e incluso compró vino antes de que Taehyung pudiera negarse; fue una cena improvisada que terminó mucho mejor de lo que tenían previsto.

Las maletas estaban hechas detrás de la puerta de entrada de la casa, algo que seguía captando la atención de Jungkook, algo que Taehyung notó, pero no hizo nada más que volver su mirada a su madre, quien también notaba a su acompañante más silencioso que la última vez que estuvo allí.

—No te veré hasta navidad, claro que lloraré —dijo besando la mano de su hijo—. No dejes de llamarme, por favor, me preocupa cuando estás tan lejos de mí.

—Estaré bien, sabes que Yoongi y su novio celoso cuidan bien de mi —afirmó Taehyung acariciando la mano de su madre, quien se limpiaba las lágrimas.

—Bueno, los dejaré solos un momento, recuerda descansar —dijo dejando un beso en su cabeza y despidiéndose de Jungkook de la misma manera.

El silencio reinó en el lugar, ninguno sabía que decir en el momento, Taehyung terminó recostando su cabeza del hombro de Jungkook, quien lo abrazó por lo hombros, acariciando su brazo con delicadeza. El mayor cerró sus ojos sintiendo las suaves caricias del hombre que seguía tan silencioso desde que salieron de su clase de cocina.

—¿Qué piensas? No tenemos mucho hablando, pero se nota que estás pensando en algo —cuestionó Taehyung al sentir como este suspiraba.

Jungkook abrió la boca dispuesto a darle una respuesta, pero una vez más, no supo que responder a ello, lo que tenía en mente eran muchas cosas que ni siquiera podía poner en orden como para expresarlas en voz alta. Besó la frente de Taehyung y peinó su cabello esponjoso lleno de volumen aun sin darle una respuesta.

—¿A qué hora sale tu vuelo? —cuestionó en lugar de darle una respuesta a su anterior pregunta.

—A las cinco de la mañana.

—Deberías irte a la cama, ya es tarde —sugirió Jungkook—. Te llevaré al aeropuerto, me aseguraré de traer a tu madre devuelta.

—Mamá nunca me acompaña al aeropuerto, no nos gustan las despedidas —masculló Taehyung pasando sus dedos por la tela fina del pantalón de Jungkook.

A él tampoco le gustaban las despedidas y no quería tener que hacerlo, pero tampoco quería dejarlo solo, solo se iría cuando lo único que estuviera a su vista fuera el avión despegando.

—De todos modos, te llevaré, ahora necesitas dormir.

—Duerme conmigo hoy.

—Claro que lo haré, pero dudo que pueda dormir mucho —admitió Jungkook cuando Taehyung se enderezó en su lugar, asintiendo mientras se ponía de pie.

Lo vio apagar las luces de la cocina y la entrada principal, sin esperar a que este se lo pidiera, lo siguió por las escaleras hasta llegar a la habitación que estaba decorada con figuras de acción que parecía coleccionar, tenía fotografías artísticas en parte de la repisa junto a su cama.

—No es tan grande y elegante como la tuya...

—Eso no importa, Taehyung —le interrumpió Jungkook tomando en sus manos la ropa que le extendía, misma por la que se cambió mientras el mayor lo hacía en el baño fuera de la recamara.

Cuando las luces fueron apagadas y las cortinas de la ventana junto a la cama corridas, ambos se tumbaron en la cama con la mirada en el techo, sin decir mucho. Lo único que se podía escuchar eran los leves suspiros de Jungkook, Taehyung podía asegurar que en ese momento estaba pensando todo lo que ya había pasado por su mente todas las veces que le dijo que no funcionaria.

—Pienso en una manera de no tener que separarnos por mucho tiempo, siento que esto apenas comienza y tú ya tienes que irte —habló Jungkook volteándose sobre la cama, abrazando a Taehyung por la cintura y pasando una pierna por encima de las suyas.

—Ya te lo había dicho, pero tu dijiste que funcionaría.

—Sí funcionará, pero no quiero extrañarte por otro año más —admitió Jungkook moviendo sus dedos sobre los de Taehyung debajo de las sabanas—. Quiero tenerte así, todas las mañanas, no importa en qué parte del mundo sea.

—Yo también quiero eso, por el momento es lo que puedo darte, entenderé si en algún momento quieres que termine.

—Nada de eso, no te desharás de mi tan fácilmente —comentó pasando su nariz por la mejilla de Taehyung, causando que este se riera bajito.

—Prométeme algo.

—¿Qué?

—Que cuando nos volvamos a ver me darás el mejor sexo de la vida, no sé cuándo sea, pero espero no sea muy lejano.

—Sabes que eso ni siquiera tengo que prometerlo, tenlo por seguro que lo haré.

—Más te vale, Jeon, más te vale —dijo pellizcando el brazo del menor quien lo abrazó más fuerte y escondió su rostro en el cuello de Taehyung hasta quedarse dormido.

Jungkook pensó que se sentiría mejor tras haber dormido abrazado a Taehyung como un bebé, pero mientras esperó que despidiera a su madre supo no soportaría verlo subirse en el avión.

Todo el tiempo que esperaron el momento de abordaje, no dejó de besar su mano, de decirle que lo llamara en cuanto llegara y que lo hiciera todos los días sin importar la hora, sabía que la diferencia de horario sería bastante, pero a él no le importaba despertarse en medio de la madrugada para hablar con él y escucharlo.

—Por favor, no olvides llamarme cuando llegues a casa —le pidió Jungkook una vez más, sin querer dejarlo ir.

—Bésame —le pidió Taehyung con urgencia.

—Te veré pronto, lo prometo —masculló el azabache sobre los labios del otro, apretándolo contra su cuerpo.

—Duerme cuando vuelvas a casa, estaré por largas horas dándole la vuelta al mundo —masculló Taehyung pasando su mano por los brazos de Jungkook, mismos que lo sujetaban fuerte de la cintura.

—Creo que es el momento —susurró pegando su frente a la de Taehyung, quien empezaba a alejarse, pero Jungkook seguía aferrado a su cintura.

—No lo hagamos más difícil, tengo que abordar, príncipe —dijo antes de dejar un casto beso sobre sus labios y apartarse lentamente, esta vez las manos del pelinegro cedieron.

Se quedó allí hasta que el avión despegó y en el instante que volvió al interior del coche sintió su ausencia, a partir de ese momento solo podría verlo a través de una pantalla, lo único bueno de todo ello es que él había aceptado intentar tener algo, que lo había encontrado cuando pensaba que no volvería a verlo nunca más.

El domingo era su día libre, así que no tenía mucho que hacer más que quedarse en casa todo el día como suele hacer, y ese sentimiento de soledad volvió, aquel que había evitado constantemente ocupando su mente con cualquier cosa, y pasando el menor tiempo posible en aquel apartamento que no era tan grande, pero demasiado silencioso.

Aun haciendo un montón de cosas, limpiando, viendo películas, cocinando, haciendo ejercicios, eso no sacó de su mente que podría estar haciendo algo más con Taehyung.

Estaba a punto de quedarse dormido cuando recibió el mensaje de su Taehyung diciéndole que había llegado, incluso recibió una foto de él tumbado en la cama, sonrió al verlo y terminó durmiéndose tranquilo sabiendo que había llegado bien.

A diferencia de Taehyung, Jungkook nunca había tenido una relación a distancia, y desde que su amado dejó el país se ha dado cuenta de que odia aquello mucho más de lo que pensaba.

Las primeras semanas fueron un completo desastre por la diferencia de horario, apenas podían hablar, cuando Taehyung llegaba a casa después del trabajo ya era de madrugada en Corea y para cuando este despertaba era de madrugada en Londres.

Los únicos días que podían hablar tranquilamente eran los domingos, cuando para Taehyung recién iniciaba el día, Jungkook ya se preparaba para cenar e ir a la cama. Los domingos se convirtieron en sus días más deseados de la semana y las cuatro de la tarde su horario favorito del día, porque sabía que hablaría con Taehyung.

Ver su rostro recién despertado, con su cabello desaliñado y su pijama aun puesta, era su momento feliz. Uno de esos domingos conoció al tan mencionado Yoongi, de quien Taehyung le habló cuando estuvo en Londres, sabía que eran cercanos desde muy jóvenes y que vivían en el mismo piso.

Jungkook no solía apegarse tanto emocionalmente, pero Taehyung era la excepción en muchos sentidos; lo extrañaba demasiado y cada día que pasaba sin poder hablar apropiadamente con él le estaba enloqueciendo y continuo de esa manera por meses.

Taehyung parecía estar mucho más tranquilo que él, ya sabía cómo funcionaba una relación a distancia, tenía de una idea de cómo sería, aunque no se imaginó que sería tan complicado coincidir con los horarios de Jungkook. Buscó la manera de poder hablar con él en su hora de almuerzo y un poco antes de salir de casa porque sabía que Jungkook estaría terminando de trabajar.

Por ocho meses tuvieron cenas por videollamada, incluso cocinaron juntos a través de llamadas, lo que para Taehyung fue difícil ya que su novio siempre parecía tener la mejor comida con los mejores condimentos, mientras él comía salchichas, alubias rojas y huevo; Jungkook tenía kimchi, aceite de sésamo y panceta de cerdo. Él podía tener aquello, pero nunca era como comerlo en su país, además de que le era más fácil conseguir alimentos ingleses que coreanos.

Incluso el sexo telefónico con Jungkook era una completa locura, aunque siempre preferiría tenerlo en frente y disfrutar de sus caricias, palabras sucias y gemidos físicamente, no a través de una pantalla.

Cuando empezaron a extrañarse durante toda la semana, simplemente esperaron a que uno de los dos estuviera disponible aun si fuera de madrugada en cualquiera de los dos países, aun si después tenían trabajo, no importaba nada de eso, solo que ellos se mantuvieran en contacto y lo hicieran funcionar.

Funcionó por nueves meses, y luego volvieron a hablar poco, Taehyung estaba por terminar su contrato así que el trabajo consumía todo su tiempo, incluso en la madrugada.

Ese día intentó llamar a Jungkook en su hora de almuerzo, pero en las tres llamadas solo obtuvo como respuesta el buzón de voz, lo que empezó a preocuparle.

—¿Qué tienes?, ¿no has hablado con tu novio hoy que estas así? —cuestionó Yoongi mientras subían las escaleras tras encontrarse en la entrada del edificio en el que vivían.

—Hace una semana que no pasamos de un buenos días y buenas noches —expresó Taehyung entre suspiros, colocando la llave en la cerradura de su puerta—. Sabía que esto a la larga no iba a funcionar.

Yoongi entró al apartamento detrás de él, caminando por el pasillo hasta llegar a la sala compartida con la cocina, sentándose en el comedor de madera dándole la espalda el ventanal.

—¿Quieres terminar con él? —cuestionó Yoongi apoyando sus manos en la mesa.

—Obvio que no, es solo que es difícil.

—Yo creo que tú lo estás haciendo difícil, has terminado ese contrato que te mantenía atado aquí, la mayoría de tus socios ahora están en Corea, aunque el trabajo sea aquí, puedes reorganizar tus términos e irte a vivir allá.

—Ya he hecho mi vida aquí, hyung, no puedo cambiar todo de la noche a la mañana.

—¿Qué vida Taehyung? Te matas trabajando para un grupo de idiotas superficiales, terminaste ese contrato con ellos y tú mismo me dijiste que no volverías a renovar —señaló Yoongi viendo como este colocaba la tetera sobre la estufa—. Antes al menos ibas a los pubs, tenías sexo no telefónico. No tienes hijos que vivan aquí, no tienes una pareja que viva aquí, tu vida está en Corea desde que conociste a ese hombre, tu solo vives aquí.

—Entonces me estás diciendo que debería no aceptar los tres contratos que me ofrecen en el momento, que debería dejar de dar los talleres en la universidad...

—Sí, es lo que digo —le interrumpió Yoongi antes de que continuara.

—Tener todo eso me costó mucho, irme significa empezar todo de nuevo y sabes lo difícil que sería eso en nuestro país.

—Una vez más, tú lo haces difícil, tienes como pareja a un hombre notablemente inflúyete que puede ayudarte a empezar de nuevo sin que sea difícil —señaló Yoongi tomando la taza de té que compartían todas las tardes.

—No lo sé.

—Antes me dijiste que lo amas, eso es lo que haces por las personas que amas.

Taehyung tomó un sorbo de su té con la mirada en el parque que se podía ver desde su sala, hacia un día agradable. Dejó la taza sobre la mesa mirando el líquido como si fuera la cosa más interesante.

—¿No se lo has dicho? —cuestionó Yoongi tras el silencio repentino de su amigo.

—Nop.

—¿Por qué no? Eres un idiota, ¿te lo había dicho antes?

—Hyung, me lo recuerdas todos los días —dijo con una sonrisa a medias—. Y no se lo he dicho porque me da miedo de que el no sienta lo mismo.

—¿Y lo dudas? Realmente eres un idiota, agh los hombres son unos estúpidos —se quejó Yoongi.

—Eres un hombre.

—Soy una versión mejorada—señaló mordiéndose levemente el labio inferior con sus cejas alzadas.

—No sé cómo Hoseok se enamoró de ti, en serio.

—Taehyung, mañana es domingo, podrán hablar. Díselo de una vez por todas, ese hombre te ama, el no necesita ni que decírtelo, lo demuestra —señaló mirando a su amigo a los ojos—. Viniste aquí por una beca en una buena universidad y porque es tu ciudad soñada, te quedaste a vivir aquí por el trabajo que conseguiste, no hay nada más.

—Bien, se lo diré mañana y prepararé todo para irme a Corea, en un mes creo que podré hacerlo.

En el momento que Yoongi estaba dispuesto a responder con emoción por la decisión que tomaba su amigo, el sonido del timbre interrumpió su conversación, ambos concluyendo que el único que podría estar tocando la puerta era Hoseok.

—A veces pienso que tu novio cree que cogemos en la tarde y es solo tu siendo mi psicólogo.

—Qué asco Tae.

—Idiota, como vamos a coger tu y yo si a los dos nos gustan que nos den.

—Hay muchas maneras de hacerlo, pero no pienso discutir eso contigo, que asco de imaginármelo —dijo haciendo una mueca con sus labios mientras seguía los pasos de Taehyung hacia a puerta, quien no dejaba de reír ante la expresión de su amigo.

En el instante que volvió su atención a quien esperaba ver del otro lado de la puerta, sintió su corazón detenerse al verlo de pie frente a él con una camisa azul de rayas blancas abierta y debajo una camiseta negra por dentro de los mismos pantalones formales a los que está acostumbrado a ver en él. Su cabello estaba un poco más largo y con más volumen peinado hacia atrás.

Sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas cuando este se quitó la mascarilla del rostro, dejando a la vista la sonrisa que había escondida detrás de la misma. Simplemente no podía creer que lo tenían en frente, incluso se pellizco disimuladamente el brazo para asegurarse de que no soñaba, como todas las noches que soñó con su presencia.

—No viajé 14 horas hasta ti para que no me recibas con un beso, precioso —dijo Jungkook, mirando por una fracción de segundos al hombre que se encontraba detrás de Taehyung, tan estupefacto como su novio.

Taehyung se abalanzó contra él, casi haciendo que ambos perdieran el equilibrio, abrazándolo por encima de sus hombros y enroscando sus piernas alrededor de la cintura de Jungkook, quien lo sujetó para evitar que cayeran, obligándolo a dejar ir su pequeña maleta.

Jungkook escondió su cabeza en el cuello del mayor, inhalando su aroma y besando en la zona una y otra vez, escuchando la risa de Taehyung a cambió, mismo que bajó sus pernas para quedar uno frente al otro. Sin pensarlo, el pelinegro tomó su rostro en sus manos y lo besó, como extrañaba esa sensación de cosquilleo cuando lo besaba, esos labios carnosos sobre los suyos y como este no dejaba de abrazarlo mientras lo besaba en el pasillo.

—Amor, ¿qué haces aquí? Joder como te extrañé —dijo Taehyung en cuanto se separaron, lo que no duró mucho cuando volvió a tomar a Jungkook de la nuca para unir sus labios nuevamente.

—¿Sabes que no nos podemos casar en nuestro país?

—No juegues con eso ahora, Jungkook —puntualizó Taehyung.

—Estoy hablando muy en serio, futuro esposo —dijo alzando sus cejas y acomodando la mochila en sus hombros.

—¡Ah! Como te extrañé —chilló volviendo a abrazarlo, recibiendo un beso en su cabeza por parte de Jungkook, quien al igual que él no dejaba de sonreír.

—Muy bien parejita, ¿pueden darse todo ese cariño dentro de su casa? Yo necesito entrar a la mía, bloquean la entrada —comentó al ver como estos no dejaba de abrazarse y acariciarse aun en medio del pasillo.

Yoongi estuvo a punto de abrir la puerta de su casa cuando la mano de Taehyung evitó que lo hiciera, atrayéndolo a su lado.

—¡Él es Yoongi! —chilló obligando al hombre a pararse frente a Jungkook, quien lo saludó con una reverencia—. Vive aquí al lado con su novio Hoseok, cuando te vea estará celoso porque no tiene un novio tan atractivo como tú.

El comentario de Taehyung hizo reír a Jungkook al ver lo emocionado que estaba, tanto que parecía un niño pequeño. Yoongi solo puso los ojos en blanco.

—Estoy seguro que el recuerda mi rostro, Tae tae —expresó Yoongi dejando ir el agarre de su amigo para poder saludar al hombre frente a él con una reverencia.

—Es bueno conocerlo finalmente, señor Min.

—Oh por favor, hyung está bien —dijo tomando la mano que le extendía Jungkook—. El placer es mío, casi tenías a este llorando porque no contestabas.

—Debí haber estado en el avión, lo siento, bebé —se excusó Jungkook con la mirada en Taehyung.

—Bueno, los dejo para que se pongan al día —comentó guiñándole un ojo a su amigo antes de abrir la puerta de su apartamento—. Supongo que nos veremos luego.

Jungkook sonrió ante las insinuaciones del amigo de su novio, mismo que tenía las mejillas sonrojadas, un acto que le gustaba ver en Taehyung, el pocas veces era tímido y cuando lo era, lo consideraba extremadamente adorable.

Arrastró su maleta al interior del apartamento, caminado por un pasillo hasta llegar a la sala que era compartida con la cocina, era un lugar pequeño, pero bastante el estilo de Taehyung.

Las paredes eran de ladrillo rojo, lo que le daba un toque antiguo, pero a la vez moderno por las lámparas que colgaban sobre la encimera, el mueble de dos plazas color naranja y la mecedera junto a los altos ventanales divididos por columnas. Tenía plantas en las esquinas, sobre la mesa y los pequeños muros frente a las ventanas, un librero que hacia la función de asiento alrededor de la mesa de madera, era acogedor y olía a Taehyung.

—Debes estar cansado...

—Te extrañé mucho, muchísimo —le interrumpió Jungkook al abrazarlo por detrás, apoyando la barbilla de su hombro. Algo que hasta ese momento se dio cuenta que le encantaba hacer.

—¿Por eso viniste? Debiste avisarme, pude haber ido por ti al aeropuerto.

—Fue una decisión repentina, dejé un montón de trabajo del que me encargaré luego. No soportaba otro día sin verte, además, nos empezábamos a distanciar y no quería que eso pasara —admitió Jungkook dándole la vuelta a Taehyung, mirándolo a los ojos mientras este acariciaba su rostro con cuidado.

Ambos se quedaron en silencio, tan solo mirándose. Taehyung pasó sus manos por el cabello de Jungkook y pegó su frente contra la del hombre que lo miraba con admiración. Lo tenía en frente, lo estaba tocando, era real y aun no podía creer que él había hecho eso para salvar su relación antes de que siquiera se perdiera.

Era lo mejor que alguien había hecho por él y eso solo le demostraba lo comprometido que estaba con la relación que tenían, le demostraba algo mucho más que solo eso, que lo amaba, y aunque ninguno lo había dicho todavía, cada acción de Jungkook gritaba que era así, siendo el haber cruzado medio mundo para ir a verlo porque lo extrañaba una de las mejores demostraciones.

—Jungkook —susurró Taehyung moviendo su cabeza de un lado a otro, rozando su nariz con la del pelinegro.

—Mmm.

—Te amo —masculló sobre sus labios, sin llegar a tocarlos por completo. No recibió una respuesta de inmediato, sin embargo, fue tomado con fuerza de la cintura.

—Mírame a los ojos y repítelo —le pidió con sus ojos grandes y brillantes.

—Te amo, Jungkook, te amo —volvió a decir, esta vez sin apartar su mirada. Vio como la sonrisa del azabache creció, quien lo alzó en brazos y giró sobre sus pies haciéndolo reír por lo repentino que fue.

Jungkook volvió a dejarlo con los pies en el piso aun estando en medio de su sala, sonriendo como dos tontos. Taehyung lo vio acercarse a la mochila que reposaba en el sofá, sacó algo que no llegó a ver porque el menor se aseguraba que no lo hiciera, se detuvo frente a él con las manos escondidas detrás de su espalda.

—Tenia pensando llevarte a cenar a un lugar lindo y hacerlo más romántico, pero creo que no hay mejor momento que este —dijo con su voz algo temblorosa, lo que puso nervioso a Taehyung, quien se llevó una mano a la boca al ver que lo que escondía era una cajita de terciopelo azul marino.

—Lo nuestro se ha dado bastante rápido, y empecé a amarte desde que volvimos a encontrarnos porque nadie me había hecho sentir como tú en tan poco tiempo —dijo con la mirada puesta en los ojos cristalinos de Taehyung—. Yo te amo, precioso, aunque hemos estado medio bromeando con esto, si me gustaría saber una cosa.

Taehyung casi dejó salir un chillido cuando vio a Jungkook arrodillarse frente a él, dejando ver el anillo de oro en la cajita. Tenía una pequeña piedra en el centro, no resaltaba por encima, sino que estaba en un diminuto hueco, era sencillo pero hermoso.

—¿Serias mi esposo? —cuestionó Jungkook mirándolo desde su lugar, expectante a la respuesta que ya conocía pero que aun así lo ponía nervioso.

—Claro que si —contestó emocionado.

Con una sonrisa de oreja a oreja se puso de pie y tomo la mano de Taehyung para luego deslizar el anillo por su dedo anular, había conseguido la medida correcta, porque lucia hermoso en sus manos siempre tan bien cuidadas.

—Bésame ya —pidió Taehyung ansioso, lo que hizo sonreír aún más a Jungkook.

Cumplió con su petición al tomarlo por la cintura y atrapar sus labios con los suyos, las manos de Taehyung fueron hasta su nuca profundizando el beso al abrir más su boca, dándole a paso al encuentro de sus lenguas.

Los jadeos entre besos no tardaron en hacerse presente, Jungkook pasó sus manos por la espalda de su ahora prometido hasta llegar a sus nalgas y apretarlas hasta provocar que este se restregara contra la erección que empezaba a crecer en ambos.

—Te necesito —susurró Taehyung levantando la camiseta negra que le impedía tocar apropiadamente a Jungkook, hasta que finalmente sus dedos tuvieron contacto con todo su pecho que seguía igual o más ejercitado que antes.

—No sabes las ganas que te tengo ahora, precioso, podría...

—¿Podrías? —cuestionó Taehyung apretando las tetillas de Jungkook, quien se detuvo a media frase.

—Destrozarte —le susurró al oído, mordiendo el lóbulo de su oreja y dándole una nalgada que le hizo gemir—. ¿Recuerdas mi promesa antes de que te fueras? Pretendo cumplirla.

Taehyung volvió a besarlo y sin dejar sus labios lo guio hasta su habitación, la manera en la que se besaban y tocaban eran anhelante. Taehyung fue el primero en desvestir a Jungkook, sus manos se movían desesperadas mientras desabotonaba el pantalón de su prometido, el anillo en su dedo brillando le hizo sonreír.

Cuando tuvo a Taehyung completamente desnudo frente a él, recostado sobre su cama con el lubricante en manos y esa sonrisita que solo había podido ver a través de una pantalla, sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo. Las piernas del mayor reposaban sobre sus muslos, lo que le permitía tener una hermosa vista de su cuerpo, mismo que se quedó mirando al mismo tiempo que pasaba sus manos por los muslos de este.

—¿Vamos a coger o no? —cuestionó Taehyung al ver como este se quedaba mirándolo, mordiéndose el labio.

—No cambias ni un poquito, precioso —dijo entre risas, arrebatándole el lubricante de la mano, mientras llenaba sus dedos de aquel liquido aceitoso. Vio a Taehyung tocarse con las mejillas sonrojadas y las cejas levemente fruncidas.

—No tienes que hacer eso si estoy aquí para complacerte en todos los sentidos, muñeco —dijo acomodándose entre las piernas de Taehyung, tomando la erección del contrario en sus manos, al mismo tiempo que deslizaba un dedo en su interior, provocando jadeos en él.

Taehyung se sintió en el paraíso ante la sensación de las manos de Jungkook tocando esos puntos que solo él conoce, besando el interior de sus muslos mientras lo miraba con una sonrisa de orgullo cuando el empezaba a ser un desastre de gemidos, pidiendo más como el desesperado que era cuando se trataba de ese hombre, su hombre.

—Temo que te corras en mis dedos, bebé, me detendré aquí —anunció antes de sacar sus dedos al ver como Taehyung movía sus caderas en busca de más y como sus piernas empezaban a apretarse contra su rostro cuando besaba su miembro de vez en cuando.

—No traigo condones —admitió Jungkook, al tomar a Taehyung por la cintura, sin poder esperar más para volver a sentirlo.

—Tampoco tengo, pero ambos sabemos que estamos limpios —dijo aun algo jadeante—. No aguanto más Jungkook, por favor, cógeme, hazme el amor, lo que sea, pero hazlo ya.

—Que ansioso eres, precioso.

Antes de que pudiera decir algo más, lo levantó al tomarlo de la cintura e hizo que se diera la vuelta sobre la cama, quedando de rodillas con Jungkook tanteando en su entrada.

La habitación fue inundada por los gemidos de ambos en el momento que fueron uno solo, al principio Jungkook fue lento, pero cuando Taehyung empezó a mover sus caderas de manera descarada contra él, lo tomó con fuerza de la cintura y aumentó la velocidad de sus penetraciones, provocando los gemidos roncos de su prometido.

El vaivén de sus embestidas, sus pieles al chocar y la nueva sensación de sentirse uno al otro sin nada de por medio, solo ellos, completamente al desnudo. Era el delirio de Jungkook como se sentía al estar dentro de él, sus paredes apretando su miembro de la manera más placentera.

Era el delirio de Taehyung como cada embestida que daba tocaba su punto dulce, arremetiendo contra el con fiereza, diciéndole "eres mío" entre gemidos agudos cuando lo tomaba con determinación de la cintura.

Arqueó su espalda cuando los movimientos lo estaban llevando a ese punto de placer en el que solo podía gemir, sin saber dónde colocar sus manos, o que hacer con su cuerpo mientras lo tomaban con ferocidad.

Se notaba lo mucho que se necesitaban cuando el sexo era tan feroz, desesperado y obsceno. En medio de su risa entre gemidos altos y peticiones indecorosas, sintió las manos de Jungkook alrededor de su cuello, obligándolo echar su cabeza hacia atrás pegándola de su pecho mientras sus embestidas seguían con vehemencia.

Taehyung puso su mirada en Jungkook, quien lo miró con el ceño fruncido apoyando su barbilla de su cabeza. Puso sus ojos en blanco cuando este fue más rápido, provocando que sus gemidos fueran aún más fuertes.

El pelinegro lo dejó ir e hizo que se tumbara en la cama con su cadera elevada, sintió la presión de las manos de Jungkook en su espalda, apretándolo contra la cama; entre gemidos apretó la orilla de la cama en búsqueda de gemir no tan alto, pero le era imposible cuando su prometido lo embestía con determinación.

Escuchar el gemido gutural de Jungkook detrás suyo y sentir como lo llenaba de su orgasmo aun sin detener sus penetraciones, era la cosa más sensual que habían hecho hasta ese momento, podía sentir como sus fluidos se deslizaba por sus muslos.

—Sí, joder —gimoteó escondiendo su cabeza entre las almohadas, sus piernas desfalleciendo ante el intenso orgasmo que sacudía todo su cuerpo.

Gemidos entrecortados ante el inmenso placer que sentía en ese momento, apretando aún más la orilla de su cama, que era un completo desastre ahora.

Se quedó en la misma posición cuando Jungkook salió de su interior y cuando sintió las manos de Jungkook separar sus nalgas, ni siquiera se movió un poco, tenía aquella sonrisa en sus labios, con la cabeza aun recostada de sus almohadas, una vez más viendo el anillo en su dedo.

—¿Te gusta lo que ves? —cuestionó cerrando sus ojos, mientras sentía como todo el líquido que antes tenía dentro suyo se deslizaba por sus piernas que seguían débiles.

—Verte así me excita de nuevo.

—Deberíamos limpiarnos para que puedas descansar, adaptarse al horario puede ser difícil —sugirió Taehyung en la misma posición.

—No tengo sueño, solo quiero estar contigo —admitió el pelinegro buscando con la mirada la puerta del baño—. Quédate así, déjame limpiar el desastre que hice.

—El desastre más hermoso —comentó sonriendo mientras acomodaba su rostro en las almohadas.

Cuando ambos se limpiaron, Taehyung vio como Jungkook luchaba contra el sueño, estando acostado boca abajo, únicamente con su bóxer puesto, intentando mantener la conversación cuando sus ojos se cerraban poco a poco, él sabía que terminaría dormido al instante. El camino de Seúl a Londres era largo y cansaba mucho, el más que nadie conocía el cansancio que debía sentir Jungkook.

Lo observó dormir por largos minutos, escuchando sus pequeños ronquidos, pasando su mano por el cabello negro que seguía tan suave como lo recordaba. Tenerlo dormido en su cama, no era algo que esperaba, él tenía un trabajo que cuidar en Corea así que nunca cruzó por su mente que fuera el primero en subirse en un avino para que pudieran verse.

Mientras preparaba la cena de esa noche, recibió un montón de mensajes de Yoongi, algo que era raro en él, ya que cuando estaban en casa solo tocaba a su puerta y volvía a la suya en cuestión de minutos. Confundido, fue hasta la puerta de su apartamento donde encontró a Yoongi aun enviándole mensajes.

—¿Tienes sal? Se me terminó y no vuelvo al súper hasta mañana —dijo quedándose en el pasillo con Taehyung mirándolo desde el interior.

—Entra ya, ¿qué te pasa? —cuestionó Taehyung tomándolo del brazo y cerrando la puerta detrás de él.

—No quiero encontrarme con ese hombre caminando sin ropa por aquí —comentó caminando sigilosamente detrás de su amigo.

—Está dormido —dijo Taehyung moviendo lo que cocinaba en la estufa.

—Con la follada que te dio después de 14 horas de vuelo, imposible no estarlo —comentó Yoongi en voz baja.

—¿Qué? —preguntó tomando el envase de sal de su despensa.

—Amigo te dieron la follada del año, que digo, de la vida —comentó con una sonrisita cómplice—. Con razón no podías olvidarlo cuando lo conociste, puede ser tamaño promedio, pero parece que sabe usarlo. Como gritabas Taehyung, joder, ¿estás bien?

—¿De verdad me escuchaste? Dios mío, que vergüenza, ¿fue mucho? —preguntó con preocupación.

—Somos vecinos, idiota, tu habitación y la mía están una al lado de la otra —dijo tomando la sal que le daba—. Aunque no fue muy alto, saqué la cabeza por la ventana para escuchar mejor como te destrozaban...

—Ay cállate, que vergüenza —dijo cubriéndose el rostro con las manos.

—Solo estaba chismeando con Hoseok, no es como si me gustara escucharte, imbécil.

—Ni una sola palabra de esto a Jungkook.

—Como si fuera a hablarle, me da miedo —admitió haciendo pucheros con los labios.

—¿Miedo? Pero si es un amor, es una ternura, solo es alto, y siempre está bien vestido, puede que tenga facha de criminal con esos tatuajes, pero es adorable, te lo juro.

—Es tu novio, claro que es un amor para ti, pero tiene cara de que puede matar a quien sea que se te acerque mucho —declaró Yoongi.

—Así como Hoseok —comentó Taehyung riendo.

—Si —admitió encogiéndose de hombros—. ¡Tae!, ¡No lo puedo creer!

—Shhh, ¿Qué te pasa enano? Lo despertarás —dijo llevando su mano a la boca de Yoongi, quien miraba su mano con los ojos abiertos.

—¿Te lo pidió?, ¿de verdad se van a casar? —preguntó en voz baja mientras señalaba el anillo en su dedo.

—Sí, lo hizo cuando le dije que lo amaba.

—Amo los finales felices, te dije que debías decírselo —dijo haciendo su camino a la salida—. Felicidades, ahora si puedes decir con seguridad que tienes una vida y es con Jungkook —comentó abrazando a su amigo en cuanto llegaron a la puerta.

—Bueno, sigue disfrutando de tu hombre, nos vemos dentro de algunos tres días cuando sacien su sed de sexo —bromeó ganándose un golpe en el pecho por parte de su amigo, quien se fue por el pasillo riendo de manera escandalosa.

La necesidad de estar en constante contacto no disminuyó en ningún momento mientras estuvieron juntos en el interior de su apartamento, cocinando juntos, viendo películas en su habitación, y cada cosa que hacían siempre terminaba de alguna manera u otra en sexo.

El domingo era su día libre antes de volver al trabajo, no tenía idea de que haría con Jungkook si solo estará en la ciudad por 15 días. Hizo planes para salir y mostrarle parte de la ciudad, pero en cada intento, lo que iniciaba con un beso o un simple toqueteo, terminaba en gemidos y jadeos de placer.

Pudo sacar a Jungkook de su apartamento a cenar, lo llevó a uno de sus lugares favoritos, un paseo por Harrods, de noche se podía apreciar mucho más la belleza de esta tienda ya que siempre estaba completamente iluminada y por supuesto que no pasó por alto e London Eye. La reacción de Jungkook al ver lo iluminada que estaba la ciudad desde esa altura fue justo la suya cuando estuvo allí por primera vez.

Durante su camino por las calles de Marylebone para volver a casa, Taehyung le contó que tenía pensado volver a vivir a Corea, que todo el tramite le tardaría un mes, pero a sabiendas de que Jungkook estaría en la ciudad tan solo por 15 días, haría lo posible por conseguir un vuelo para esa misma fecha y terminar todo lo que tenía pendiente en Londres.

Podía terminar el contrato de alquiler del apartamento, y vender sus muebles con la ayuda de Yoongi, ya que él conocía más personas que podrían ayudarlo con eso.

A diferencia de Jungkook, no pudo llevárselo a su trabajo, pero lo hizo en algunas ocasiones porque el hombre no quería explorar la ciudad solo, aun cuando su inglés era bastante bueno para ser alguien que no lo practicaba y que no estaba acostumbrado al acento cockney de Londres.

—Nunca te mostré las fotos que te tomé en tu apartamento —comentó Taehyung mientras recogía sus cosas previo a lo que se supone que sería su casamiento, con Yoongi y Hoseok como testigos.

Durante toda la semana, Jungkook no dejó de hacer todos los trámites necesarios para poder casarse cuanto antes, tenían quince días para volver a Corea y cada día que pasaba era uno menos.

No tenían planeado hacerlo tan rápido, pero ninguno tenía mucho que pensar al respecto, se amaban y estaba seguros que querían pasar el resto de sus vidas juntos, además, no es como si fueran las personas más jóvenes con la esperanza de encontrar a alguien mas en el futuro.

Ese era su momento, ellos estaban hechos el uno para el otro y lo supieron desde el primer momento que estuvieron juntos, esperaron encontrarse cuando ya había pasado un año desde su primer encuentro. Se amaban, se entendían mejor que nadie, habían experimentado juntos nuevos sentimientos, esos que nunca habían sentido por alguien más, así que casarse en ese momento de sus vidas era una buena decisión y no lo ponían en duda.

—Hiciste que me viera mucho más atractivo. Me gusta esta, porque destaca cada parte de mi cuerpo —comentó Jungkook señalado con su dedo sus favoritas—. Son hermosas, haré que todos te contraten, viviremos juntos en mi apartamento y te daré sexo después del trabajo, como una vez me dijiste que querías.

Taehyung sonrió ante la idea que puso Jungkook en su cabeza, le gustaba pensar que lo tendría a él todas las noches, que sería lo primero que vería al despertar, ya conocía algunas de sus mañas, como el también conocía sus defectos, así que pensar en ellos viviendo juntos le agradaba.

Su plan iba como lo acordado cuando ambos firmaron el acta de matrimonio, ver sus nombres en aquel papel que los declaraba como esposos lo llenaba de emoción; nunca pensó que podría llegar a casarse con un hombre, siempre ha sido algo que tenía muy idealizado. Desde el momento que supo que le gustaban los hombres, supo que no lo tendría fácil y nunca fue fácil mantener una relación, pero a pesar de la distancia y de la vida tan ocupada que ellos tienen, ambos hicieron que funcionara mucho mejor que cualquier relación de muchos años.

No tuvieron una ceremonia de bodas, pero si una cena en uno de los restaurantes más famosos de Londres, era tan elegante y lujoso. Mientras Taehyung se encargó de lo civil, Jungkook hizo los trámites necesarios para conseguir una reservación en el restaurante del hotel Ritz.

Estar allí se sintió como ser parte de la realeza por la decoración del restaurante con alfombras de estampado, grandes candelabros colgando del techo pintado de manera artística, esculturas que formaban parte de la decoración tan ostentosa.

—¿Cómo consiguieron una reservación aquí? Esto es muy caro —comentó Hoseok mientras se sentaba en la mesa para cuatro, Yoongi siquiera dijo nada, estaba sumergido en la hermosura del lugar y concentrado en documentar todo.

—El único rico e influyente aquí es Jungkook, obvio que él —contestó Taehyung, mirando a su alrededor aun ensimismado, sin poder creer que esta era la sorpresa de Jungkook.

No recordaba haberle mencionado que era uno de los lugares más famosos, el hotel donde se encontraban las suites de la reina Isabel, donde ha estado Mick Jagger, Churchill, y un montón de personas importantes de la realeza, supo que es lo mismo que había investigado Jungkook para llevarlo a cenar a ese lugar tan legendario y ostentoso.

—Taehyung, nos acabamos de casar —dijo tomando su mano—. Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo, así que técnicamente también eres rico e influyente.

—Prefiero que lo mío sea tuyo a que lo tuyo sea mío, príncipe —susurró sonriente.

Taehyung se sentía como tener una cena en un palacio, con aquellas columnas de mármol, grandes ventanales con vista el Green Park, era como un sueño, como ser parte de la tan famosa película que ha visto más de una vez y que le ofendía Jungkook ni siquiera sabía de su existencia hasta que la mencionó durante su primera cena como esposos.

—Estoy pensando seriamente en pedirte el divorcio ahora mismo, Jeon Jungkook, ¿cómo es posible que no hayas visto nunca "Un lugar llamado Notting Hill"? —cuestionó Taehyung indignado mientras tomaba de su copa de vino.

—Cuando nos conocimos no dejé de pensar en esa película, hasta la volví a ver como tres veces más.

—¿Por qué?, ¿Qué es lo que tiene? —preguntó curioso, sin saber por qué Taehyung se veía tan decepcionado.

—Dios mío, por favor Yoongi explícale tú, estoy a punto de golpearlo —le pidió Taehyung desviando su mirada de Jungkook.

—Es una película viejísima, pero básicamente trata de amor a primera vista de un británico que se enamora de una superestrella de Estados Unidos, fin.

—Pero yo no soy famoso y tú no eres Londinense —señaló Jungkook tratando de molestar a Taehyung.

—¿Qué no? La gente habla de ti todo el tiempo en las redes, en los periódicos, en la televisión, no eres una superestrella, pero medio país sabe quién está detrás de Coveland. En mi caso, yo soy un ordinario fotógrafo, y por supuesto que lo nuestro fue a primera vista —señaló, viendo como Jungkook ahora le dedicaba una sonrisa de oreja a oreja, fue en ese momento que Taehyung se dio cuenta de las verdaderas intenciones de su esposo.

—Esperen un momento, ¿eres el dueño de esa marca? —cuestionó Hoseok curioso, a lo que todos en la mesa asintieron en respuesta, viendo como la pareja de Yoongi, quien ha estado hablando animadamente con Jungkook durante todo ese tiempo, se sorprendía por algo que ya todos allí sabían menos él.

—Joder, ahora todo tiene sentido, pensaba que eras algún mafioso.

—¿Es que tengo cara de mafioso acaso? —cuestionó Jungkook elevando sus cejas, con una expresión que le causaba ternura a Taehyung.

—Si pones esa carita de cachorrito, no mi amor —comentó riendo.

El resto de la noche se la pasaron hablando de cualquier cosa que surgiera, la mayoría de Yoongi contándole a Jungkook como era Taehyung antes de que se conocieran. Risas por los chistes de Hoseok, quien sorprendentemente parecía llevarse mucho mejor de lo esperado con Jungkook, desde el primer momento que se presentaron han estado hablando, cuando Taehyung vigilaba todo lo que Yoongi con la cámara que él le había prestado para documentar el día de su boda.

Taehyung tenía pensado que irían a su apartamento en cuanto terminara la velada, pero una vez más, Jungkook lo sorprendió dejando en sus manos la llave de su habitación en el Hotel Ritz, casi saltó de emoción cuando se dio cuenta de que pasarían la noche en el mismo hotel donde se grabó una de sus películas favoritas de romance.

Si el restaurante era como estar en un palacio, la habitación era como estar en el propio salón de la reina. La decoración era muy europea, parisina, con butacas en las esquinas, un tocador e incluso una chimenea frente a la cama, mismo lugar donde tenía un espejo con un candelabro a cada lado; la lámpara de araña en medio de la habitación, las paredes, grandes cortinas que cubrían las puertas del balcón, le daba ese toque época antigua sin dejar de ser moderno.

Aquella fue la mejor noche de su vida, la tenue luz de los candelabros que iluminaba sus cuerpos mientras se desvestían lentamente sentados en el diván de madera frente a la cama, los jadeos entre besos mientras sus cuerpos se encontraban en aquel momento que ellos llamaban "hacer el amor".

Los te amo entre gemidos fueron parte de aquella noche solemne, no hacían algo diferente a lo que ya estaban acostumbrados, pero de alguna manera se sentía diferente. Las miradas que no abandonaron la del otro en ninguna de las constantes embestidas, las caricias eran distintas a cualquier otro encuentro entre sus cuerpos invadidos por la lujuria y el placer.

Llegar al clímax juntos fue lo que hizo sus cuerpos tiritar ante la dosis de placer que experimentaron, suspirando con sus labios aun rozándose, susurrando entre jadeos aquel "te amo", las suaves caricias en la cama con sus cuerpos desnudos, la respiración ralentizada y las sonrisas eran el epitome del amor que sentían uno por el otro.

Puede que haya sido coincidencia, pura casualidad u obra del destino, ninguno podía asegurar con certeza aquello, pero definitivamente la conexión que compartían iba más allá de lo que alguna vez tuvieron con alguien más. Para ellos fue como conocer al amor por primera vez, porque lo que alguna vez pensaron que fue amor, fue simplemente fue el deseo de estar con alguien, el amor lo encontraron en el momento que se conocieron.

Si fue casualidad, era la más hermosa y atrevida que pudieron haber tenido. Si fue algo del destino, entonces debían agradecerle al universo por haber cruzado sus caminos de la manera más peculiar.

Pasaron un año sin saber uno del otro, pero también sin poder olvidar lo que sintieron cuando estuvieron juntos. Más allá del sexo, era la conexión, era el entendimiento, era el amor que empezó a florecer luego y permaneció allí escondido por un año. En ese entonces, si fue algo del destino el que se volvieran a encontrar, porque una coincidencia repetida, dejaba de ser casualidad.

Nunca fue cuestión de tiempo el que se amaran, ambos eran conscientes de que se reconoce al ser amado con una mirada, un toque, un abrazo, todo era parte de las pequeñas cosas, los mínimos detalles que lo convertirían en algo más grande llamado amor.

—¿Quién eres y que haces tan metido en mi corazón? —susurró Jungkook mientras la abrazaba en la oscuridad de la noche.

—Tu esposo —dijo Taehyung.

—Deberías besarme y demostrarme porque eres mi esposo.

—¿Cuánto tiempo me das? —cuestionó Taehyung sonriente.

—Un minuto.

Nunca ha sido cuestión de tiempo, y si así fuera, lo de ellos empezó con un minuto, pero bastaron segundos para amarse.

Hemos culminado este regalo y momento de terapia, les confieso que no tenía idea de cómo terminaría, pero estoy bien feliz con el resultado, así que espero que les haya gustado y que esta corta historia haya cumplido con sus expectativas.

No dejen de contarme que les pareció, que fue lo que más o menos les gustó y si esperaban algo de que lo sucedió aquí.

Debo decir, toda esta ambientación británica es un guiño de lo que se verá en mi próxima historia "Show me", donde Jungkook es un guitarrista en busca de su verdadero camino y Taehyung un hombre "casado" que es dueño del bar en el que por Jungkook empieza a tocar.

Nos seguimos leyendo por allá pronto🥹🫂✨. Los amo mucho💜.

Momento de promo de Show me🤭

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