- Y dime Leo - empezó Noah - ¿De donde eres?

- De Nueva York - dijo Leo.

- ¿Tienes familia? - preguntó Bryan.

- Si, algo así - dijo Leo un tanto deprimido.

- ¿Como que algo así?

- Bueno... Yo me alejé de ellos, decidí irme de casa, por unas cosas que surgieron.

- Ok. - dijo Mica, saco una foto que halló en la chaqueta que traía Leo. - son ellos ¿tu familia?

Leo miro la foto y asintió. Bryan tomo la foto para verla y los demás se juntaron para verla.

- ¿Como se llaman? - preguntó Noah.

- El de rojo se llama Raphael, el de morado se llama Donatello y el de naranja es Miguel Ángel... Mis hermanos.

- Se ven felices aquí - comentó Andreu

- ¿Y tienes papá? - preguntó Mica.

- Si - dijo Leo.

- Entonces ¿escapaste de tu casa? - preguntó Matt y Leo asintió.

- Deben de Extrañarte - comento Mica

- Creó que si - dijo Leo.

- ¿Cuantos años tienes? - preguntó Noah.

- 17, tengo 17. - dijo Leo.

- ¿No tienes un lugar donde quedarte?

Leo negó con la cabeza.

- Quedate con nosotros, después de todo por algo nos conocimos de una manera no muy formal.

- No, conocí el frente de su auto - dijo Leo con una sonrisa y Bryan rió ante el comentario.

- Ok - dijo Bryan.

- Gracias - dijo Leo.

- Ahora perteneces aquí - dijo Andreu.

- Bienvenido a la familia, Leo. - dijo Mica.

- A nuestra extraña familia - dijo Noah.

Leo sonrió ante lo que dijo Noah. Se sentía feliz por haber conocido a una familia que lo aceptará.

- Gracias - dijo Leo.

- No hay de que - dijeron.

En eso llegaron Rain y Graham con 3 cajas de pizza.

- ¿Quien tiene hambre? - preguntó Graham.

- ¡Nosotros! - dijeron todos.

- Vamos a comer - dijo Andreu y fueron a sentarse en la mesa.

Mica movió a Leo a hasta la mesa y se sentó a un lado de el.

- Huele delicioso - dijo Bryan.

- Si.. - dijo Andreu tomaron cada uno una rebanada de pizza.

- Trajimos 2 refrescos. - dijo Graham

- Coca-cola y 7-up - dijo Rain.

Noah pasaba los vasos a cada quien.

- Oye Leo - Leo voltea a ver a Noah. - ¿quieres coca-cola o 7-up?

- Creo... Que 7-up - dijo Leo y le sirvió la soda en el vaso y se lo dio - gracias

- No hay de que, hermano - dijo Noah con una sonrisa.

Y esa tarde todos estaban comiendo y hablando soltaban risas por cualquier cosa que decían Noah y Graham.

Leo sentía la calidez de ellos, la risas de ellos lo hacían sentir cómodo.

Como si estuviera en casa...

Eso hizo que dejara de sonreír por un momento. Pero vio como reían los demás, y volvió a sonreír.

Ahora ya no estaba solo.

Ya tenía una familia.