Cae la noche en la ciudad de Nueva York. La ciudad esta vacía por las noches.

Nadie esta en las calles están todas las personas en sus casas con su familia o con sus amigos.

Pero arriba en los techos estaban cuatro tortugas, dos de ellas miraban a sus hermanos discutir de nuevo.

- ¿¡PORQUE HUIMOS!? - grito el temperamental.

- ¡ERAN DEMASIADOS, RAPH!¿¡QUE QUERÍAS QUE DECIDIERA!?¿¡QUE NOS QUEDÁRAMOS AHÍ PELEANDO!?

- ¡SI! - grito Raphael - ¡NOS VIMOS COMO UNOS COMPLETOS COBARDES!

- ¡TU NO ENTIENDES!¡SI HUBIÉRAMOS SEGUIDO AHÍ YA ESTARÍAMOS MUERTOS! - Gritó Leonardo.

- ¡NO ES CIERTO!¡LOS HUBIÉRAMOS DERROTADO FÁCILMENTE!¡PERO SIEMPRE QUIERES HUIR CUANDO TIENES LA OPORTUNIDAD!

- ¡YO SOLO LOS PROTEJO DE QUE NO LES SUCEDA NADA!¡ES MI RESPONSABILIDAD CUIDARLOS!

- ¡YO NO NECESITO QUE NADIE ME PROTEJA, SE CUIDARME SOLO! - grito Raphael.

- ¡AUN ASÍ SOY EL LÍDER! - dijo Leonardo - ¡AUNQUE TU NO QUIERAS QUE TE PROTEJA LO SEGUIRÉ HACIENDO, PORQUE ERES MI HERMANO!

Raphael dijo algo que nunca debió de decir.

- ¡OJALÁ QUE NO FUERAS MI HERMANO! - grito Raphael - ¡QUISIERA QUE ALGO MALO TE SUCEDIERA Y QUE YA NO VUELVA A VERTE EN MI VIDA!¡DESEARÍA QUE ESTUVIERAS MUERTO!

Leo no dijo nada, las palabras de Raph le afectaron tanto, sentía ganas de llorar. Jamás pensó que su propio hermano le diría eso.

Al ver que su hermano no decía nada y las palabras que dijo, se arrepintió de haberlas dicho.

- Leo.. Yo - empezó a decir.

- ¡SI ESO PIENSAS DE MI... RENUNCIO! - dijo Leo aguantando las ganas de llorar. Se alejo de sus hermanos quienes decían su nombre.

Y Leo... Se fue a su escondite donde el lloraba sin que nadie lo viera.