Prólogo

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Un pequeño omega rubio se encontraba llorando bajo la lluvia, había sido castigado una vez más por algo que él no había hecho, pero al ser un simple omega de pollo su voz no contaba, él miraba como los demás estudiantes estaban dentro del colegio disfrutando de lo caliente que era mientras que él se estaba mojando. Al terminar la jornada de esa noche él se dirigió a su casa bajo la lluvia, no tenía muchos derechos por lo cual tomar transporte le era prohibido, siguió su camino y entró a su hogar, sus padres lo vieron y no podían ir a reclamar nada pues su madre era omega de pollo y su padre lobo y por el simple hecho de seguir con esa omega, él perdió todos sus derechos.

—La cena está en la mesa cielo. —habló su madre.

—No tengo hambre. —murmuró.

Esa era su rutina de siempre Jimin ya estaba acostumbrado a todo que para él ya era normal, después de todo no podía hacer nada, odiaba que a él le cobrarán el doble de la comida por lo cual solo optaba por tomar agua y una manzana después de todo las sobras de los días anteriores le daban. Jimin miraba el arroz quemado que había en su plato y se disponía a comerlo de manera lenta hasta que dos alfas se sentaron a la par suya, Jimin no hablaba solo dejaba salir en silencio sus lágrimas y su aroma a miedo comenzaba a esparcirse en el aire y todos se comenzaron a reír.

—Dicen que los pollos comen lombrices. —hablo un alfa castaño. —comes poco así que te traemos más comida.

Otro alfa sacó un bote de vidrio y mostró tierra la cual la dejó caer en el plato de Jimin y con los palillos la mezclo con el arroz, mostrando así lombrices, él solo cerró los ojos al sentir como era tomado con fuerza del cabello y era obligado a comer esa mezcla. Jimin se negó por lo cual movió el plato el cual fue a parar directo a un pelinegro que venía con una pelirroja los cuales al ver lo ocurrido se detuvieron. Los presentes al ver al alfa se quedaron callados, Jimin al ver el color de la pulsera supo que era un alfa de clase “A” el omega se levantó rápido y se arrodilló frente al alfa mientras lloraba.

—Juro que le pagaré la chaqueta solo debe tiempo se lo suplico. —rogó mientras más lágrimas salían de sus ojos.

—¿Con qué me pagarás si no tienes en que caerte muerto pollo? —preguntó serio el alfa.

—Se lo suplico. —lo vio a los ojos. —si no pago haré lo que me piden.

—Bien. —lo observó. —solo porque estoy de buen humor te daré seis meses para que me pagues.

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