👑Capítulo 9👑

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El pequeño príncipe salió de esa fiesta con las mejillas mojadas de sus propias lágrimas, al final todo terminó siendo una pesadilla para él. ¿Qué dirá su madre? Su imagen corríe un gran peligro.

Había salido de aquel lugar tan rápido que no se dio cuenta de aquella persona que lo estaba siguiendo.

—¡Jimin! —Jin, su amigo, se encontraba detrás de él con una mirada de preocupación.

El rubio corrió ignorando a su amigo. No podía creer lo que había hecho. No se lo iba a perdonar nunca. Llegó hasta el bosque, en la parte donde habitaban las hadas y les pidió de favor si se podía quedar con ellas esa noche.

Se dió un baño en un arroyo para limpiar todo su cuerpo de toda la suciedad. Ya listo todo, las hadas le dieron una ropa que ellas mismas hicieron para su príncipe y lo llevaron a dónde dormiría esa noche.

El joven daba vueltas de un lado a otro sin poder conciliar el sueño. En su mente se reproducía la escena anteriormente vivida mientras estaba borracho.

Sin darse cuenta lágrimas comenzaron a recorrer su bello rostro. No debió haber ido a eso fiesta. Si sus padres se enteran de lo que pasó seguramente lo casarían con el primer príncipe decente que encontraran o aún peor, mandarlo a algún lugar muy lejos. De sus amigos, sus familiares, sobre todo su abuelo que lo consiente mucho y de sus nanas que cuidaron a su mamá de pequeña y después a él.

Un pelinegro salía enojado, tanto que echaba humo por las orejas. No podía creer lo que había hecho con Jimin. Tiró de su cabello frustrado. Se suponía que debía hacer bajar la reputación del principito no hacer eso.

Salió de esa casa sin poder aguantar un minuto más ahí dentro. Sacó de su bolsillo una cajetilla de cigarro y cogió uno. Esperaba que eso por lo menos lo relajara un poco.

Así podría pensar cómo resolvería ese problema. Y lo más importante cómo lo haría sin que los demás se dieran cuenta.

Estaba tan concentrado en el camino que no notó a la persona que venía echa una fiera detrás de él.

—¡Min Yoongi! —Gritó acercándose al pelinegro.

Yoongi bufó irritado, lo que le faltaba, que uno de los amigos del principito molesto se le acercara a hacerle preguntas que no deberían importarle.

—¿Qué quieres? —Se voltea y lo mira con cara de poco amigos.

—¿Qué le hiciste a Jimin? —Se cruza de brazos.

—Nada que te importe.

—Escúchame bien, Min. —Dice amenazante. —Si algo le pasa a Jimin date por muerto.

—¿Qué me vas a hacer? ¿Me vas a encerrar con tus muebles parlantes? —Finje temblar exageradamente.

—Solo te advierto, Min. —Después de decir eso se va por dónde vino.

El pelinegro bufó y se fue a su habitación a pensar como arreglaría eso sin que nadie se enterara. Además de convencer a Jimin de hacer el plan que se le ocurriera.

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