Primera Sangre

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A unos cuantos kilómetros de la montaña Paos, se puede ver en una explanada una pequeña estructura rodeada de tiendas de campaña, muchos hombres de uniforme verde con cintas rojas en los hombros van de un lugar a otro, pero uno entra en la carpa principal para hacer un saludo militar.

—General Cooper, señor—

—Reporte, capitán— el líder de este escuadrón de la patrulla roja es un hombre de piel clara con cabello canoso y una gran barba pero que aún se ve en buena forma.

—El campamento está al ciento porciento, señor, también establecimos comunicación con el cuartel general, confirman que estamos en el lugar correcto—

—Excelente, prepara las aeronaves, vamos a explorar el perímetro desde arriba—

—A la orden, general— el soldado saluda antes de retirarse.

El hombre mira serio sobre la mesa, donde ve un mapa de la región, está muy decidido a cumplir su misión, al enterarse del asenso de Black, sabe que si encuentra la esfera del dragón le traerá una gran recompensa, está ansioso, se dirige al exterior donde están varios de sus soldados reunidos, estos aprientan un botón en unos pequeños aparatos y luego los arrojan para hacer aparecer tras una explosión unos vehículos voladores.

—Las naves están listas, general— el capitán, junto a sus subordinados saludan a su superior, sin embargo, uno no lo hace.

Su apariencia es muy diferente a de los soldados, un joven de piel canela, cabello negro, vistiendo una camiseta blanca, con un chaleco de algodón verde adornado de plumas de diversos colores, solo el pantalón y botas son del uniforme junto a la cinta roja en su hombro; pero sin duda lo que mas destaca, es una máscara pintada de tal forma que parece un felino salvaje, a su espalda carga lo que parece ser un garrote de madera.

—Oye tu, Jaguar— el capitán se ve molesto —Se debe saludar al general cada vez que se presente—

—Yo no soy un soldado— responde el enmascarado con un tono molesto —Soy un Guerrero Jaguar de la tribu Tlaxcala, estoy aquí por órdenes del comandante para cumplir la misión de encontrar la esfera del dragón, no saludo a nadie si así me place—

—Es una falta de respeto al general...—

—Suficiente, capitán— el mayor interrumpe con total calma a su subordinado —Es cierto que nuestro comandante te asignó está misión, guerrero jaguar, tengo entendido que aún esta a prueba tu lealtad, pero te ofrezco un trato, ayúdame a encontrar la esfera y seré generoso en mi reporte con el comandante; quien sabe, puede que escales en rango en el Ejército del Lazo Rojo, ¿Que opinas?—

El joven piensa un momento antes de responder, los demás soldados tienen cierta desconfianza con el, pero eso no le interesa, tiene muy claro su objetivo.

—Suena muy bien, general Cooper, me ocuparé de cualquiera que se interponga en el objetivo, así sus hombres trabajarán tranquilos—

—Excelente, guerrero— el mayor está satisfecho —Ahora vamos a las naves, quiero ver las cosas desde arriba, acompañame—

El general, junto a su capitán y el enmascarado, suben a la aeronave que pronto comenzó a despegar, desde el cielo se puede ver por un lado un paisaje con una vegetación muy espesa y por el otro una serie de montañas altas con cierta distancia entre ellas.

—Dicen que aquí habita la fauna mas salvaje y peligrosa del mundo— comenta el capitán con algo de nervios —Desde aves gigantes con picos y garras que pueden descuartizar te, hasta enormes criaturas con bocas llenas de dientes que pueden cortarte en dos como mantequilla—

—Hay mucho de eso y mas, capitán— habla el mayor con seriedad mientras observa por la ventana —Ninguna civilización a podido establecerse en esta región porque aquí solo sobreviven los más preparados, pero nada de eso nos detendrá hasta encontrar la esfera, no nos iremos hasta acabar la misión—

—Lo entiendo, señor, es solo que nunca enfrente a criaturas de este tipo, en el entrenamiento solo me enseñaron a pelear contra personas—

—Por eso, nuestro líder y comandante, nos prestó al agente Jaguar, el se encargará de esas criaturas gigantes—

—¿Ese tipo?— el capitán observa al enmarcado con total desconfianza —Parece muy joven pese a verse en forma, y no creo que con ese palo de madera pueda hacer algo—

—¡No es un palo!— el joven se molesta, toma su arma para mostrarles, un garrote grande de madera, con rocas filosas en los costados, grabados al frente y al reverso, y un talismán hecho de plumas en la empuñadura —Es un "macuahuitl", solo los guerreros de elite de mi pueblo portan uno, puedo partirte en dos de un solo movimiento antes de que puedas sacar tu arma de su funda—

—Me gustaría verte intentarlo— el capitán no se iba a dejar intimidar por un recién llegado y se prepara para usar su pistola.

—Suficiente— dijo el hombre de mayor rango con autoridad, frenando una posible pelea —Veo que ustedes dos me van a sacar más canas que los reclutas nuevos—

Mientras el general lidia con sus subordinados, a unos kilómetros de ahí, entre las montañas, hay un lago donde Lynn y Lincoln están con cañas de pescar sentados en la orilla sobre unas rocas; el rostro de la chica demuestra su aburrimiento, mientras el chico peliblanco lee un libro muy concentrado.

—¡Arrrr que fastidio!— la castaña grita de frustración, se pone de pie y deja caer su caña de pescar.

—Lynn, silencio, espantas a los peces—

—¿De que peces hablas? No a picado ni uno desde que llegamos—

—Solo pasaron 25 minutos, el abuelo dice que debemos quedarnos quietos hasta que atrapemos algo, es para trabajar la paciencia, cosa que veo no tienes, Lynn— comenta el chico con sarcasmo.

—Estoy perdiendo el tiempo, necesito aprovechar lo al máximo— ella se pone a hacer flexiones junto a la orilla.

—¿Lynn, que haces? El abuelo dijo que nada de entrenamiento, solo pescar—

—El abuelo no se va a enterar, dijo que estaría ocupado, a menos que me delates— ella usó un tono amenazador contra su hermano.

—Has lo que quieras, cuando el abuelo Pop-pop te descubra, yo no tendré nada que ver, será tu culpa que te castigué—

—Estas muy paranoico, tontolon, además, no va a picar ningún pez, ¿Que podría salir mal?—

De repente, la caña de pescar de Lynn es jalada rápidamente hacia el lago, ambos hermanos se quedan viendo como el agua se ajita hasta que se queda completamente quieta, es entonces cuando el peliblanco suelta un comentario.

—"¿Que podría salir mal?" dijo Lynn Jr

—¡Ya callate!— la castaña está molesta, pero también preocupada, ya que tendrá que explicarle a su abuelo el como perdió su caña de pescar.

—Si tan solo hubieras tenido paciencia, nada de esto hubiera...AAAAHHH la caña del chico fue jalada con tanta fuerza que casi lo arroja al agua y dejando su libro en la suelo —¡Es algo grande!—

El peliblanco pelea con todas sus fuerzas pero algo lo jala hasta caer al agua, donde le está costando mantener el equilibrio, Lynn se preocupa y decide saltar al lago para ayudar a su hermano.

Ambos hermanos están con el agua hasta las rodillas, sujetan la caña de pescar con fuerza mientras tratan de hacer salir lo que sea que está viviendo en ese lago; Lynn y Lincoln intercambian miradas, solo con eso saben perfectamente que piensa el otro, por lo que cuentan hasta tres para hacer palanca y usar su fuerza combinada para revelar a la criatura.

Un enorme pez salta fuera del agua, es de color azul, cubierto de duras escamas, una gran boca con dos filas de dientes filosos, dos globos oculares a los costados de su cabeza, aterriza en la parte poco profunda, apoyándose con sus aletas empieza a moverse a gran velocidad hacia los hermanos e intenta atraparlos con una mordida.

Los Loud gritan de terror ante lo que se les viene encima, corren en direcciones diferentes para esquivar el ataque enemigo, el pez se enfoca en la castaña, Lynn no sabe como pelar contra un oponente como este, pero no hay tiempo de dudar, por lo que decide saltar y lanzar un fuerte puñetazo justo en la frente de la criatura.

El golpe logro aturdir al pez por unos momentos, pero no le hizo ningún daño, es más, quien salio herida fue la chica, se causó unas cortadas en los nudillos de su mano derecha, la sangre brota junto a su expresión de dolor, y retrocede un poco mientras se queja.

—Maldición, sus escamas son filosas, tonto pescado—

—¡Cuidado, Lynn!— el peliblanco ve que ese monstruo quiere atacar a su hermana de nuevo, piensa en algún plan para salir de esta situación, ve la caña de pescar aún en su mano, rápidamente lanza el anzuelo hacia la boca del animal, logra enganchar su labio y tira con fuerza para frenar su avance.

El pez lanza mordiscos desesperado por devorar a la castaña, Lincoln sostiene la caña con fuerza mientras piensa en un plan, están en una mala posición al pelear en el agua poco profunda, analiza al enemigo, sus dientes son sin duda su arma mas mortífera, aun con su movilidad limitada, demostró que puede ser veloz solo usando sus aletas, entonces queda esa armadura de escamas duras y filosas que cubren casi todo su cuerpo, es ahí que se da cuenta de algo importante.

—¡Lynn, ataca sus ojos, sos ojos!—

La chica recién se percata de ese detalle, con mirada seria se prepara para atacar, así que corre rápidamente para lanzar un golpe por el flanco del enemigo; sin embargo, el monstruo la vio con su enorme ojo, con un giro rápido utiliza su cola para golpear a la castaña y mandarla a volar unos cuantos metros de distancia.

Lynn no se esperaba ese contraataque, dejándola aturdida un momento, el pez se frustra al no poder darle una mordida a la chica, ya que algo se lo impide, así que cambia de objetivo, dirigiéndose hacia el chico peliblanco; Lincoln no esperaba que el enemigo tuviera una estrategia para defender su punto débil, ahora tendría que pensar en un plan B, primero tiene que evitar su embestida, utiliza la caña de pescar a modo salto con pértiga, pasa por encima de la criatura, pero dejo la caña atrás para que sea destruida por esos dientes afilados.

—¡Lynn!— el peliblanco corre hasta llegar junto a su hermana, la ayuda a ponerse de pie —¿Estás bien, Lynn?—

—Si, lo estoy— la castaña está muy frustrada —Voy a asar ese pescado, ¿Tienes otro plan, Lincoln?—

—Soy el hombre del plan, siempre lo tengo— dijo muy decidido el chico —Hay que atacar a sus ojos por ambos flancos a la vez—

—Pero el puede ver claramente cualquier ataque con sus enormes ojos, y además sus reflejos son rápidos—

—Por eso hay que ser precisos, tengamos paciencia y ataquemos cuando el momento sea el correcto...—

—¡Ahí viene!— señala la castaña al ver que el pez se acerca a toda velocidad.

Ambos hermanos se miran a los ojos un momento, entienden perfectamente que tienen que hacer, cuando la criatura esta por caerles encima, se empujan mutuamente para así quedar en los flancos del enemigo y realizar un ataque pinza; en ese momento, el pez observa con ambos ojos que esta por ser atacado, utiliza su fuerte cola para mover su cuerpo, girando violentamente como hizo antes para alejar a sus agresores, sin embargo, los Loud ya se esperaban esto y lo esquivan con una voltereta hacia atrás.

Mientras el pez intenta golpear con su cola, girando como un trompo, los Loud tienen que esperar el momento correcto para atacar, Lynn se desespera, quiere acabar con esto de una vez por todas, pero recuerda lo que dijo su hermano, debe tener paciencia, ya antes por no tenerla cometió varios errores que los llevaron a esta situación, así que aguantara sus ansias todo lo que pueda; finalmente la criatura se ve cansada de tener que defenderse del ataque pinza, deteniéndose para recuperar el aliento.

"¡Ahora!" Gritan los hermanos ante esa ventana de oportunidad, se lanzan directo a atacar los ojos por ambos lados, está última no puede responder, sus dos globos oculares terminan siendo perforados por los puños de los Loud, su cráneo es aplastado causando su muerte instantánea y terminando la batalla.

Este sería el momento perfecto para celebrar la victoria, pero están tan asqueados por los fluidos que salieron de las heridas del pez que no esperaron ni un segundo para limpiarse en el agua del lago.

—¡Que asco!— se queja el peliblanco.

—Solo a Lana le podría gustar esto— comenta la castaña.

Luego de la limpieza, ambos hermanos chocan los cinco y hacen el baile de la victoria frente a cadáver de ese pez gigantea; de repente, algo cae en el lago, salpicando una gran cantidad de agua, siendo un hombre de avanzada edad y cabello blanco.

—Fue una exhibición impresionante, mis niños— dice con orgullo mientras se acerca a sus nietos.

—"¡Abuelo!"— se sorprenden los hermanos.

—Lo vi todo— el anciano examina a la criatura —Estaba preparado para intervenir en cualquier momento, pero al final lograron derrotar a un "rey del lago"—

—¿Un rey del lago?— cuestiona el chico.

—Así es, Lincoln, verán, está especie de pez desarrolla pulmones para respirar en el aire así como nosotros, los machos cuando se hacen adultos se aventuran a buscar su propio territorio y lo defenderán con todas sus fuerzas, ya que así garantiza que las hembras quieran aparearse solo con el mientras controle una gran fuente de agua segura; son criaturas letales, sus escamas son duras y sus reflejos son rápidos, así que enhorabuena por su victoria—

Sus nietos están felices por esas palabras, sin embargo, el anciano cambia a un tono más severo y cruza los brazos.

—Ahora tengo que señalar que ambos cometieron varios de errores, primero tu, Lynn Jr

—¿Yo, abuelo?— la chica está muy nerviosa.

—Si, primero que nada, me desobedeciste, dejaste de concentrarte en la pesca y te pusiste a entrenar; al ser tu caña de pescar la primera en picar, perdiste la oportunidad de actuar primera, tienes más fuerza que Lincoln, podrías haber resistido desde la orilla y con ayuda de tu hermano hacer salir al rey del lago, incluso con la fuerza de ambos podrían sacarlo del agua y pelear contra el en tierra, donde tienen toda la ventaja, tu impaciencia dejo que te sorprendan con la guardia baja—

Las palabras de su abuelo hacen que la castaña baje la mirada, no hay nada peor para ella que decepcionar a su maestro, pero el sermón aún no acaba, está vez es para el pequeño peliblanco.

—Ahora tu, Lincoln, cuando evitaron el primer ataque del pez, dejaste a tu hermana pelar sola—

—¿¡Que!?— el chico está sorprendido.

—Yo lo vi, te quedaste quieto sin hacer nada, no fue hasta después del primer golpe que le dio Lynn al rey del lago que empezaste a moverte, pero para entonces ya era tarde, si hubieras tenido mas iniciativa cuando el enemigo te dio la espalda, podrías haber aprovechado que el pez estaba aturdido y terminar el combate en ese instante, en una batalla se juega la vida, si dudas o no haces nada, todo podría terminar mal—

El chico agacha la cabeza avergonzado, todo lo que dijo su abuelo es cierto, se quedó congelado ante el peligro que representaba ese monstruo con filosos dientes, pero lo que más lo carcome es dejar que su hermana saliera herida por no ir a pelar a su lado desde el principio.

El anciano mira a sus nietos con la cabeza gacha, quizas está siendo muy duro con ellos, pero el se prometió a si mismo que cuando se trate de las artes marciales y las batallas, el actuaria como maestro, no como su abuelo, y como tal, actuará en consecuencia.

—Que hacen ¡Con la frente en alto!— exclama el anciano, haciendo que sus nietos lo miren —Observen el fruto de su esfuerzo, derrotaron al rey del lago, puede que cometieron errores, cualquiera puede fallar en algo, pero eso no cambia el resultado, salieron adelante y trabajaron en equipo para vencer; ahora que saben dónde están sus debilidades, podrán trabajar en mejorar dónde les resulta más difícil, las artes marciales se basan en el perfeccionamiento, la mejor forma de lograr la perfección es cuando uno falla y luego trabaja para que eso no vuelva a pasar; Así que sigan adelante, mis niños, mientras consigan más experiencia, más y mejores serán en la vida—

Lynn y Lincoln se sienten más motivados, ella tiene que trabajar su paciencia, y el chico su falta de iniciativa; ya dejando la batalla de lado, deciden sacar al rey del lago del agua y llevarlo a casa del abuelo para poder comer de su carne, en eso, decide compartir una anécdota.

—Recuerdo cuando entrenaba a Lori y a Luna, en aquel entonces también las hice enfrentarse a un rey del lago— dijo el viejo con cierto pesar, cosa que es notada por el chico.

—Nuestras hermanas nunca dicen cómo las entrenaste, pero Luna dijo que no volvería a entrenar, ¿Paso algo, abuelo Pop-pop?—

—Si, paso algo, no estoy en posición de decir todo, deberían preguntarle a Luna cuando tengan la oportunidad, pero eso sí, no mencionen nada sobre mis métodos de entrenamiento, no quiero que sus hermanas menores se llenen de expectativas... Lo único que puedo decir, es que hay veces que uno tiene cualidades que pueden servir para las artes marciales, pero no para un guerrero—

—¿No son lo mismo?— pregunta la chica castaña.

—No, un guerrero vive para las batallas, en cambio un maestro de artes marciales no necesita pelar para crecer en su práctica, algo parecido ocurrió con Luna, se dio cuenta que las batallas no son lo suyo, pero su experiencia con las artes marciales le ayudan a seguir la música con la misma dedicación, caso parecido con Leni y Luan, que decidieron ir por otro camino, algo de lo que me siento muy orgulloso, y lo mismo va para ustedes; si en algún punto deciden dejar de entrenar para hacer algo diferente, tendrán todo mi apoyo—

Sus nietos le dan las gracias a su abuelo por su apoyo incondicional, el anciano siempre estará orgulloso de sus pequeños, todo parece tranquilo, sin embargo divisan unos aviones, eso les llamo la atención ya que casi nadie sobrevuela esta región en particular, además que no parece estar de paso, si no más bien dando vueltas por el lugar.

Albert tiene ese mal presentimiento otra vez, se pregunta que clase de intenciones tendrán estos sujetos, solo espera que sean exploradores, ya que también podrían ser cazadores furtivos, odia a esa gente codiciosa, solo les interesa el dinero y no les importa el daño al ecosistema.

Después de un largo trayecto, por fin llegan a casa del abuelo, lo primero fue tratar la herida de Lynn, luego el hombre les muestra como preparar el pez para que puedan comerlo, ya que sus escamas duras hace difícil llegar a la carne, pero todo valió la pena; sus nietos se ven muy contentos, disfrutan de una agradable comida, Albert recuerda las enseñanzas de su maestro, no todo es entrenar, también hay que tener tiempo para descansar, dejara a sus nietos hacer lo que quieran mientras el se tomará una siesta.

Lucy decidió ir al exterior, coloca su sombrilla clavada en el suelo, se sienta con las piernas cruzada, trata de concentrarse en todo a su alrededor, lentamente hace levitar las piedras, son pequeñas, pero logra alcanzar una docena de ellas, luego hace que estos cuerpos orbiten a su alrededor, de repente, una roca aparece y golpea una de las que levitan; eso la toma por sorpresa, rompiendo su concentración, las piedras caen al suelo, la niña intenta volver a tomar el control, cuando lo consigue es que aparece otro proyectil, esta vez la detiene y hace que se sume a la órbita.

Más objetos aparece volando, Lucy mantiene la concentración, sin embargo, las piedras comenzaron a golpearse entre si, dispersando se en varias direcciones, una se dirige hacía su persona, entonces aparece una mano que la atrapa a unos centímetros de alcanzarla, terminado todo en el suelo y con la niña agarrándose la cabeza.

—¿Estás bien, Lucy?— el peliblanco suelta la piedra en su mano y se acerca a su hermana muy preocupado.

—Me duele la cabeza, me cuesta mantener la concentración cuando hay muchas cosas moviéndose a mí alrededor, y me cuesta más cuando son más grandes; igual, gracias hermano por ayudarme a practicar—

No fue nada, me encanta ayudar— Lincoln sonríe para animarla, lo consigue, continúan un poco más hasta que la niña se cansó.

Decidieron ir a dar un paseo, no podían alejarse mucho de la casa porque su abuelo les prohibió salir de esta montaña sin su permiso y menos sin saber dónde estarán; por lo que solo se limitaron a ver el hermoso paisaje de esta región, entonces ven a su hermana mayor cerca del borde del acantilado, mirando la destrucción causada por esa súper técnica de su abuelo; la castaña está sería, comienza a imitar los movimientos de su maestro, lo que llama la curiosidad del chico peliblanco.

—¿Que haces, Lynn?—

—Intento descubrir cómo hacer el kame hame ha, si lo consigo, podré ser una maestra de artes marciales, así que usaré todo el tiempo libre que pueda para conseguir hacer esta técnica—

—Si, el abuelo Pop-pop dijo eso— el chico se acerca al borde —Pero no creo que debamos concentrar nuestro esfuerzo solo en el kame hame ha, el abuelo tardo 37 años en perfeccionarla, lo más seguro lo logro por experiencia, quizás nosotros tardemos muchos años en lograr algún progreso, yo creo que debemos concentrar el entrenamiento en lo que somos buenos y en mejorar lo que más nos cuesta—

—Yo ya se en qué mejorar, el abuelo dice que tengo que trabajar en la paciencia, por eso estoy aquí, pensando en como hacer la técnica, tiene que ser cuestión de tiempo que pueda encontrar la respuesta, dijo que dominar el ki tarda muchos años, así que vendré aquí siempre que pueda hasta lograrlo—

Lincoln y Lucy cruzan miradas, justamente esta siendo impaciente, no le dicen nada porque eso sería como hablar con la pared, sin embargo, no pueden negar que también tienen curiosidad sobre como hizo el abuelo esa técnica especial.

Sus pensamientos son interrumpidos cuando avistan esos aviones otra vez, con la diferencia de que está vez sobrevuelan muy cerca, rondando alrededor de la montaña, hasta que una de esas rompe la formación para acercarse directo hacia ellos, logrando aterrizar no muy lejos de la casa del anciano; los tres niños se acercan corriendo para ver quiénes son estos visitantes, la compuerta se abre, y la primera persona que ven es un joven con una máscara de jaguar, por alguna razón su apariencia les llamo la atención porque es diferente a de los otros hombres que portan armas de fuego, al final aparece uno con el cabello canoso junto a su oficial.

—Lamento llegar sin avisar, niños, ¿Están sus padres en casa?— el general se presenta con cordialidad.

—Solo está nuestro abuelo, señor— el peliblanco es quien responde con educación —Lucy, ve a despertar al abuelo de su siesta, dile que hay visitas—

La niña de negro ingresa a la casa rápidamente, aunque las cosas parecen tranquilas, hay cierto ambiente de incomodidad, finalmente aparece el dueño de casa tallando se los ojos, al ver a los tipos armados se puso serio.

—Así que visitas... niños, entren a la casa, los adultos vamos a hablar— sus nietos hacen caso y se pierden de vista —¿Quienes son ustedes?—

—Me presentaré, soy el general Cooper, del Ejército del Lazo Rojo, estos son mis hombres, y antes que nada, le aseguro que nuestras intenciones son pacíficas—

Mi nombre es Albert Harriet, está es mí casa, y ellos eran mis nietos, ¿Ustedes son cazadores?—

—No, somos una organización militar, no nos interesa la caza, y estamos en una misión—

—¿En una misión?— el anciano cambio de serio a curioso —¿Y que clase de misión los trae aquí, con armas y vehículos?—

—Vera, señor Harriet, no voy a ir con rodeos, buscamos un artefacto especial, tiene forma de esfera, de color anaranjado, y posee estrellas en su interior, ¿Le suena de algo?—

El anciano maestro al escuchar la descripción del objeto regreso a su porte serio, mira a todos lados, observa a los hombres armados, analizando la situación con cuidado, esto es notado por el general.

—Usted sabe de qué hablo, lo sé por su comportamiento, mire, hagamos esto de forma sencilla, entregue me la esfera, y le aseguro que me iré de aquí rápido así como llegué— al ver qué aún no recibe una respuesta, solo una cara seria, decide dejar la cordialidad de lado —Escuche, no me agrada la idea de voltear su casa patas para arriba, o quizás usar a sus nietos para...—

—¿Mis nietos?— Albert se ve enfadado al apretar sus puños, el aire a su alrededor se torna más pesado, eso hizo que el general tenga un mal presentimiento —No dejaré que les pongan un dedo encima a mis nietos, si estas son sus ideas pacíficas, amenazar a unos niños, entonces yo les traeré paz a ustedes— su cuerpo se hace más robusto, intimidando a los soldados.

—¡Preparen sus armas!— ordena el alto mando con seriedad, todos apuntan al anfitrión, el único que se queda quieto es el enmascarado —¡Se lo advertí, abran fuego!—

La Patrulla Roja dispara a discreción, Albert solo cubre su rostro con sus brazos, mantiene una postura defensiva, sus nietos se arrojaron al suelo para tratar de evitar alguna bala pérdida, finalmente el ruido de los disparos termina, el blanco sigue de pie como si nada, solo su ropa se ve dañada.

—Ustedes nos atacan, ahora es mí turno— el anciano se lanza al ataque con extrema velocidad, eran seis soldados, todos cayeron inconcientes de un solo golpe, las miradas estupefactas del general y su capitán los dejo sin palabras ante tal espectáculo —Esas armas solo me hicieron cosquillas, ni siquiera me hicieron sudar, ahora escucharme, general Cooper, se lo que está buscando, y por su actuar diría que está dispuesto a hacer cualquier cosa por lograr su objetivo; dígame, ¿Que planea hacer con la esfera?—

—Eso no le concierne, vine a buscar la esfera del dragón, está claro que sí la tiene, la voy a encontrar a como de lugar, agente jaguar, acaba con ese anciano— ordena de forma desesperada el general —Solo no lo mates, lo obligaremos a hablar—

El enmascarado asiente con la cabeza al captar la orden, avanza hasta estar frente al dueño de casa, su guardia le da curiosidad a Albert que no tarda en comentar.

—Me acabas de traer recuerdos, jovencito, luché al lado de un guerrero jaguar hace muchos años, tu pareces muy joven para ser un guerrero de élite, ¿Por eso llevas una máscara, aún no te ganaste ese honor?—

—Soy un guerrero jaguar, no me importa quien sea usted, solo quiero la esfera, entrega la ahora, señor—

La batalla continúa, el joven se lanza a querer golpear al anfitrión, no logra acertar ningún ataque, Albert los esquiva fácilmente, en un momento frena uno de los golpes con la palma de su mano para posteriormente empujar de tal forma que el joven retroceda unos metros.

—Es extraño, pude sentir tu ataque lleno de frustración, pero no parece que sea hacía mí, y aunque quieres lastimar me, no siento nada de malicia, ¿Por qué peleas, joven?—

—¡Eso no le incumbe, ahora le mostraré las garras del jaguar!— el joven se concentra en sus manos, una energía las envuelve formando dos zarpas con las que ataca frenéticamente al anciano.

Albert sigue esquivando sus ataques, aunque ahora son más rápidos, uno de esos golpes le rasgó un poco la ropa, eso lo deja impresionado; el joven prepara para lanzar una patada con todas sus fuerzas al ver qué aún no consigue dañar a su oponente.

"¡Patada del Águila!"

El anfitrión ya se esperaba ese ataque, atrapando la pierna del guerrero jaguar sin recibir daño, dejado sorprendidos a todos, lo sujeta fuertemente y luego comenzó a girar como trompo cada vez más rápido; el joven está indefenso, no le da tiempo a pensar cuando lo suelta, vuela con trayectoria hacía el avión, el impacto aplastó una parte del fuselaje y quedó aturdido en el lugar por un rato.

La batalla parece haber llegado a una pausa, el capitán de la patrulla roja posee un rifle de precisión, apunta con cuidado pensando que lo agarra con la guardia baja, jala del gatillo, sin embargo, Albert con un simple movimiento de su mano frena la bala a unos centímetros de su cabeza.

—Imposible, ¿Quien es este anciano?— dijo incrédulo el capitán.

—Apuntaste a mí cabeza, debes tener mente fría, pero no importa que tan bueno seas, el sonido del disparo llega mucho antes que tus balas—

—¡Debes estás bromeando, ¿Que clase de monstruo eres!—

—Cuando prácticas artes marciales casi toda tu vida, esto es muy sencillo, mis sentidos están agudizados, y aprendí a reaccionar rápido a cualquier señal de peligro; será mejor que te rindas ahora, abandona esa vida de mercenario antes de que cometas un grave error—

—Usted no me va a decir cómo vivir mí vida, me huni a la Patrulla Roja para poder disparar a la gente y pagarme por eso— el capitán suena orgulloso, observa la casa y nota que los niños se asoman un poco, sobretodo una cabellera blanca que es fácil de distinguir —Me pagan por cabeza, veamos que tan rápido es, viejo, intenta detenerme—

El apunta con su rifle hacía la ventana con una mirada de asesino, Albert siente la presión, se concentra al máximo, usando su mano, catapulta la bala con su pulgar, está viajo a gran velocidad para impactar justo en el pecho del tirador; el capitán se congela con la mira puesta justo sobre el niño peliblanco, al principio no entendió que susede, no podía disparar, siente que se debilita, cae de rodillas, se toca el pecho, justo a la altura de su corazón, la sangre brota de la herida, lo último que vio es su mano ensangrentada antes de colapsar ya sin vida.

El general suda a mares, su expresión pálida llena de terror al ser testigo de tal acontecimiento, su primer oficial cayó como mosca, en su experiencia había escuchado de gente con fuerza sobre humana, que tienen piel dura como el acero, y una velocidad que supera el promedio, pero jamás creyó que se podía ir tan lejos como este ermitaño que vive con sus nietos en medio de la nada; ahora ve al anfitrión acercarse a el con unos ojos llenos de ira, sus piernas están paralizadas del miedo, no puede escapar.

—No quería matar a nadie, pero si amenazan a mí familia, no dudaré en destruirlos, ahora es su turno, general Cooper—

—E-e-espere, ¡Me retiro! Me llevaré a mis hombre y no nos volverán a ver, lo juro— súplica desesperado el general.

—Lo siento, pero hay algo que me tienes que decir, ¿Cómo supieron que la esfera estaba aquí? ¡Y nada de juegos!—

El anfitrión está muy serio, sin embargo se ve interrumpido por el guerrero jaguar que regresa para luchar, tomado su garrote para lanzar un fuerte golpe contra el, logra evitarlo, el impacto contra el suelo resquebrajo la tierra; el general aprovecha este momento para huir a la aeronave, el mismo toma los controles para despegar sin importar nada.

—¡No, se va a escapar!— Albert se distrajo, se dejó llevar por la ira un momento y eso casi lo deja desprotegido del ataque del jaguar.

—¡Esta vez no podrá con la fuerza de mis ancestros!— el enmascarado ataca sin parar, una energía especial envuelve su cuerpo y la canaliza a través de su macuahuitl.

El anfitrión se dio cuenta que su oponente actúa diferente, es como si peleará contra otra persona, pero no parece haberse hecho más fuerte, quiere acabar esta pelea lo antes posible, solo necesita una oportunidad.

"¡Abuelo!" el grito de sus nietos le llama la atención, entonces estos le arrojan un bastón de color rojo que apenas supera el metro de largo, Albert lo toma en el aire para posteriormente usarlo para frenar el pesado ataque del enmascarado, este último lanza golpes con aún más fuerza pero solo logra hacer que retroceda.

—¿Cómo ese palo puede resistir contra mí macuahuitl?— cuestiona mientras recupera un poco el aliento.

—oh, es que esto no es un simple palo, jovencito, ¡Es el báculo sagrado!— exclama el anciano, de repente el bastón se extiende, tomando por sorpresa al guerrero jaguar, golpeando con la punta justo en su estómago y dejándolo aturdido.

"Martillo del Rey Mono"

Albert regresa el báculo a su tamaño original, lo sostiene por encima se su cabeza apuntando al cielo, vuelve a extender el largo de su arma, aplica su fuerza para golpear al enmascarado con la punta del báculo sagrado, fue tan contundente que sacudió la tierra y lo dejó fuera de combate sin siquiera dar un solo paso.

Los enemigos fueron derrotados, entonces llama a sus nietos para que dejen de refugiarse, sin tiempo para celebrar dio sus órdenes, mientras ellos se encargan de los soldados de la patrulla roja inconcientes, el se dirigirá a dónde se fue el general; deja el báculo sagrado en manos de Lynn, cosa que le da mucha ilusión, pero solo se lo presta hasta que regrese y que no se alejen de la casa.

Los tres niños captan las órdenes y ven a su abuelo partir a gran velocidad hacia donde se fue el avión. Mientras que el general apenas está llegando a su campamento con lo que quedó del grupo de exploración, quiere desesperadamente ponerse en contacto con el cuartel general para solicitar refuerzos, estaba seguro que el guerrero jaguar era muy fuerte, pero ese ermitaño demostró ser mucho más poderoso, le sienta mal a su orgullo pedir ayuda pero esta situación se le escapa de las manos; al aterrizar sale corriendo rumbo a la carpa de comunicaciones, sus soldados no entienden porque se ve tan asustado, el general intenta establecer comunicaciones pero de repente se escucha una explosión que deja la radio sin energía.

Albert lo alcanzo, puede que no sepa mucho sobre tecnología, pero su experiencia le indicaba que esa máquina en el medio del campamento era importante, puesto que era el generador que daba electricidad a todos los aparatos; esto apenas comenzaba, los soldados tratan de responder al ataque, pero todo era inútil, todos caían como moscas, sus vehículos son destruidos y también las provisiones.

El pánico era evidente, aun así nadie terminó muerto, a Albert solo le interesa encontrar a uno, finalmente logra acorralar al asustado general, este toma una pistola y vacía el cargador desesperado; el maestro de artes marciales solo usa su mano para bloquear los disparos como si se quitará moscas molestas.

—Por fin lo encuentro, general Cooper... ufff estoy sudando mucho, aún entrenando todos los días, este cuerpo ya no es lo que era, pero fue suficiente para ustedes, ahora me dirás lo que quiero saber, ya no tienes donde huir— pone una mirada fría y amenazante.

—Dejame ir, por favor, prometo que nunca volveré, no diré ni una palabra de este lugar— exclama desesperado le general.

—Primero responde a esto, ¿Cómo supiste que la esfera estaba aquí? Y no me mientas—

—Esta bien, hablaré... Utilizamos un "radar del dragón"—

—¿Radar del dragón?—

—Si, si, está en el cuartel general, con esa máquina detectamos la hubicaion de todas las esferas del dragón, a mí me asignaron buscar la que está en esta región, cuando vi su casa pensé que usted podría tenerla—

—Y amenazas te a mis nietos para conseguirla— los ojos de Albert se pusieron rojos de la ira.

—¡Por favor, perdoname la vida, te juro que lo siento, no lo volveré a hacer!—

—De eso estamos de acuerdo, general— el anciano de cabello blanco sujeta del cuello al hombre que pelea desesperadamente sin éxito.

Lo último que vio el general Cooper antes de que su cuello se rompiera, era una mirada fría llena de odio, ni los demonios dan tanto terror con solo una mirada. Albert no se siente bien al matar, sabe que está clase de personas no descansarán hasta conseguir sus ambiciones, no vio otra salida, además, sabe que pronto llegarán más de ellos a buscar la esfera, un enemigo menos del que preocuparse.

Sale de la carpa principal con el cadáver, lo arroja al suelo como si fuera basura, a la vista de los soldados que apenas se recuperan del ataque que los golpeó hace poco.

—¡Escuchen todos! Sus oficiales han muerto, ya derrame suficiente sangre, ustedes pueden elegir, regresar con sus superiores, o escapar de esta vida de mercenarios, les dejo eso de tarea... a unos cuantos kilómetros de aquí hay un río, si lo siguen por cinco días, encontrarán civilización, si sobreviven a la fauna salvaje, es porque Dios les dio una segunda oportunidad, no la desperdicien... Ahora me retiro— en efecto está por abandonar el lugar, pero se detiene un momento para volver a hablar con los presentes en un tono amenazante —Pero si eligen ir a su cuartel general, tienen que saber que no les perdonaré la vida de nuevo, si lo vuelvo a ver, será la definitiva—

Albert se aleja del mal trecho campamento a toda velocidad, los soldados que quedan hicieron cuántas de las bajas, solo su general perdió la vida aquí, algunos tienen heridas leves, lo que los hace pensar que si ese hombre de cabello blanco los hubiera querido eliminar, lo habría hecho en un abrir y cerrar de ojos, se sienten afortunados.

La guerra por las esferas del dragón llego a puertas de la casa de Albert Harriet, desconoce lo que pasa en el mundo, pero ya está claro que su mal presentimiento se hace más evidente, ¿Estará el y sus nietos listos para lo que está por ocurrir?

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