🌤️

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Min Yoongi observaba aquella lápida con el nombre "Kan Yuna" escrito en ella, llevaba unas dos horas ahí. Lo raro en todo esto, era que pese a estar ahí, lágrimas no brotaban de sus ojos como todas las veces anteriores.
¿Qué significaba aquello? ¿Comenzaba a superarla? No, el dolor aún estaba presente y partía su corazón en mil pedazos, tal vez sólo comenzaba a acostumbrarse, porque él se negaba rotundamente a superarle.

Dejo aquellos tulipanes de color blanco sobre el césped, se despidió de su querido amado, y sin más por hacer, se giró caminando a la salida del cementerio con las manos dentro de los bolsillos de la chaqueta negra que llevaba puesta. Sumido en pensamientos, daba pasos lentos sin dejar de mirar la punta de sus zapatos. De pronto, un carraspeo a sus espaldas lo hizo detenerse, y con pereza giró topándose con quien menos esperaba, con quien menos quería toparse.

—¿Ye-YeoSol?—cuestionó sintiendo su sangre helarse—¿Qué haces aquí?

—Así que, has cogido un resfriado—dijo acercándose a él—Aunque, debo decirte que yo te veo bastante bien.

—Bueno, es que, al parecer sólo fue una falsa alarma. Nada de que preocuparse.

—Fui a tú departamento, pero no te encontré ahí, así que...

—¿Quien te dijo que estaba aquí?—interrumpió frunciendo el entrecejo—No se lo dije a nadie.

—El señor Choi dijo que podrías estar en el cementerio, y aquí estás—mencionó encogiéndose de hombros.

—Sol, yo...

—Min, hablemos por favor, no puedes evitarme toda la vida—interrumpió soltando un suspiro pesado—Sobre lo que dije ayer...

—Descuida, ya lo olvidé—dijo apresuradamente.

—¿Qué? No, no es eso. Lo que quiero decir es que...

—Se que en realidad no quisiste decir eso, que fue un error, pero tranquila, que yo no lo he malinterpretado y...

—¡Min!—exclamó haciendo que el peli negro guardara silencio—No, no fue un error, es cierto.

El corazón de Yoongi automáticamente se volvió alocado, pues él podía jurar que en ese momento, el recuerdo de Yuna diciéndole cuanto le gustaba apareció en su cabeza, siendo reemplazado al instante por un inexplicable vacío.

—M-Me gustas Suga, desde que te vi por primera vez cuando te salvé en aquel callejón, no deje de pesar en ti ni por un segundo—continúo—Ya no puedo ocultarlo más.

El contrario no sabía exactamente qué responder en ese momento. Así que, sin pensar mucho en ello, divago la mirada por su alrededor hasta posarla nuevamente sobre esa joven, quien le miraba impaciente.

—¿Por qué?—levantó la voz sacando las manos de sus bolsillos—¡¿Por que justamente tenía que gustarte yo?! ¡Yo de tantas personas!

—¿Y porque no tú?

—¡Por qué estoy jodido!—respondió remarcando sus venas.

Un silencio de incomodidad los envolvió por un corto periodo de tiempo.

—Y-yo—mencionó más tranquilo llamando nuevamente la atención de la chica con el cabello castaño—Iba a casarme.

YeoSol lo miró sorprendido, pues no esperaba que esa fuese la respuesta a toda su confusión acerca del comportamiento tan deprimente que notaba en aquel chico de cabello negro.

—Iba a proponérselo durante la cena de nuestro sexto aniversario, pero esa noche...—sus ojos comenzaron a cristalizarse—Un auto la arrolló, el conductor estaba ebrio y...Y-Yuna, f-falleció al instante.

Y las lágrimas ya no tardaron en salir desconsoladamente.Sol lo observó dolida, con brusquedad limpio unas pequeñas gotas que también comenzaban a asomarse por sus ojos, respiró profundo para controlarse.

—¿Sabes cuál es mi problema?—mencionó la castaña después de unos minutos de silencio—Qué estoy perdida e irremediablemente enamorada de ti. Me distraigo del mundo real cuando estoy contigo, y he hecho todo para hacerte feliz, pero, siento que estoy empujando una ventana que jamás va a abrirse, estoy enamorada de ti, más no sé si pueda esperarte.

Dio pasos cortos y lentos hasta quedar al lado del peli negro, quien no había despegado la mirada del suelo.

—¿Sabes cuál es el tuyo?—hablo mirando su perfil—Qué quizá, si yo no voy, tú nunca vienes a mi...nunca vendrás a mi. Porque sigues atrapado en el pasado, viviendo un presente que no te pertenece, por ende tu futuro...no existe—susurro pasándole de largo, camino hasta su motocicleta.

Y aunque él corazón le dolía como el demonio...Lo dejo fuera del cementerio, con el rostro bañado en lágrimas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro