Capítulo 14 ❅

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Capítulo 14 ❅


La obra de teatro arrancaba ruidosas carcajadas en Edith, que no apartaba su mirada del escenario. A su alrededor, todo el resto del público eran personas humildes que habían pagado apenas una moneda de cobre para poder acceder a ese recinto.

Collin sabía que ellos dos llamaban la atención, pese a haberse vestido con sus ropas más recatadas y simples, los cotilleos y las habladurías los perseguían por cada rincón de Londres. Varias personas se habían carcajeado de forma disimulada al contemplar a Edith y su vestido blanco y sencillo. Ella parecía completamente tranquila y apenas se fijaba en la actitud de las personas que los rodeaban, Collin, por el contrario, se mantenía tenso y apretaba los puños. Estaba dispuesto a confrontar a cualquiera que quisiera hacer algún comentario respecto a su esposa. Edith era dulce y educada con todo el mundo, extremadamente distraída, siempre pensando en un mundo interior al que nadie más que ella tenía acceso. No, en absoluto se merecía las risas de la gente.

Edith pareció fijarse en que él estaba agitado. Con tranquilidad, posó su mano sobre su antebrazo.

—¿Estás bien? —le preguntó.

Él salió de su ensoñación y se fijó en ella. Los ojos azules de Edith brillaban con la emoción de encontrarse en el lugar que más amaba del mundo: el teatro. Collin fingió una sonrisa.

—Sí, Edith, estoy bien. ¿Y tú? ¿Estás teniendo un día agradable?

En el escenario, un actor vestido con peluca larga y un vestido de dama perseguía a otro actor vestido de caballero, intentando tomarlo entre sus brazos. El público estalló en una carcajada.

—Estoy teniendo el mejor día que podría haber imaginado —contestó ella.

Edith le dedicó una sonrisa de agradecimiento y Collin se sintió más tranquilo de pronto, se sintió en calma. Si bien las miradas y las risas de la gente lo molestaban, la realidad era que él podía decidir hacer lo mismo que Edith: ignorarlas por completo, fingir que no existían. Al fin y al cabo, ese se trataba de un momento feliz para él: se encontraba con una buena amiga disfrutando de una divertida obra de teatro.

Por primera vez podía dejar de pensar en Charles Brown, en el Palace Club y en su hermana Arianna.

Hasta Collin Witt se merecía descansar de sus demonios de vez en cuando y disfrutar un poco de esa vida que no había deseado, pero a la que cada vez se acostumbraba más y más.

***

El parque siempre estaba ajetreado los domingos. Se llenaba de personas nobles que se paseaban con sus caballos y sus mejores galas, restregándoles a sus vecinos que eran mejor que el resto. También había niños, muchos niños, correteando por todas partes, personas sentadas junto al río disfrutando de un apetecible tentempié e, incluso, un pintor joven que se encontraba junto a un árbol y pintaba a una joven modelo que parecía ciertamente incómoda con el sol incidiendo directamente sobre ella y su ajustado vestido.

Edith le ofreció su brazo a Charlotte y la joven lo aceptó de buena gana. Collin se había detenido a varios metros para hablar con uno de los hombres con quienes solía hacer negocios. La compañía de Collin se dedicaba fundamentalmente a transportar bienes a América y su trabajo lo mantenía ocupado, pues crecía poco a poco. No era lo habitual encontrar a hombres de su estatus social tan implicados en su trabajo, especialmente en una ciudad en la que la mayoría de los jóvenes nobles preferían vivir de fiesta en fiesta, disfrutando de manjares caros y dejándose ver en los lugares más cuestionables.

Al principio Edith había creído que Collin era así, muy similar. Pero sus noches fuera, en el Palace Club nunca terminaban con su marido bebiendo hasta caer al suelo e involucrándose con cuanta mujer le pasara por delante. Esto último no, al menos.

—Mis señoras...

Edith sintió cómo Charlotte, a su lado, contenía la respiración con nerviosismo. Alzó la vista para comprobar quién las saludaba y su corazón se detuvo durante un instante. Sus pies se detuvieron también cuando contempló, frente a ella, al joven Charles Brown. Su cabello castaño y rizado caía sobre su frente de un modo elegante, misterioso, y sus ojos oscuros parecían amables. Vestía un abrigo fino y azul por encima de su elegante traje de paseo. Caminaba por el parque con otro hombre joven con quien Edith ya lo había visto anteriormente en el club de caballeros.

Charles Brown nunca antes la había saludado. No solo eso, Charles Brown nunca antes había reparado en ella. Edith era invisible para los hombres, había sido así desde hacía años, y ella estaba más que contenta y satisfecha con esa realidad. ¿Por qué querría que alguien le prestara atención o se fijara demasiado en ella? Justamente al contrario. Cuanto más la ignoraran, más libertad tendría ella para poder mostrar su verdadero rostro cuando ella quisiera hacerlo sin que nadie la reconociera.

Solo entonces reparó en cuál era el factor que diferenciaba ese día, ese paseo. Charles ni siquiera la habría mirado si se encontrara paseando sola por ese parque, o quizás con Nadine. La diferencia era que, esa mañana, Edith paseaba con Charlotte.

La adolescente se ruborizó al instante tras escuchar la voz de alguien tan imponente como Charles dirigiéndose a ella. Para sorpresa de Edith, Charles se detuvo ante ellas.

—Buen día, mi señor —dijo Charlotte en un suspiro.

¿Acaso habían hablado antes de esa mañana? ¿Acaso se conocían? Edith se tensó y miró a su espalda. Nadine permanecía a unos metros de ellas con los labios apretados, observando a los dos hombres que se habían detenido para saludarlas. Nadine y Edith habían conversado acerca de Brown con anterioridad, al fin y al cabo, además de Christine, Nadine era su mejor amiga.

Christine era para ella como una hermana, pero había cosas que nunca había sido capaz de confesarle. A diferencia de ella, Nadine era conocedora de casi todos sus secretos. Cuando Edith le había hablado de lo extraño que le resultaba el comportamiento de su marido en el club, Nadine había intentado hacer algunas averiguaciones acerca de Charles: al parecer era un mujeriego y un embaucador, lo cual no le brindaba a Edith más información de la que ya conocía.

—Está excepcionalmente hermosa esta mañana, señorita Witt.

Edith puso todo de su parte para no poner los ojos en blanco ante el cumplido a Charlotte. Por un momento se sintió tentada a tomar la mano de Charlotte, apartarla de ese hombre. No sabía por qué, pero ni siquiera quería que hablara con ella. A decir verdad, ni siquiera quería que la mirara.

—Señora —le dirigió a Edith con cierto respeto, tocando el ala de su sombrero mientras hablaba, aunque volviendo a fijarse en Charlotte de nuevo.

—Es usted muy amable, señor Brown, yo... —comenzó Charlotte.

—Disculpen, señores. Tenemos prisa esta mañana. —La voz de Edith, habitualmente suave y tímida, resonó con firmeza e interrumpió a su cuñada.

Tomó a Charlotte del brazo y la forzó a darse la vuelta sin darle la oportunidad de oponerse, sin que ella tuviera tiempo de reaccionar o de despedirse. Edith solamente podía pensar en una cosa en ese momento: no conocía las circunstancias exactas de por qué Collin odiaba a Charles, pero era evidente que ver a su hermana pequeña y a su esposa hablando con él en el parque no sacaría la parte más amable de él si contemplaba esa escena.

—Pero, Edith...

—Camina —ordenó ella.

Y reza para que tu hermano no haya visto nada.

Pero lo había visto. Estaba claro por el modo en el que Collin se acercaba a ellas a grandes pasos desde el otro lado del parque, allí donde él se había detenido. No tardó mucho en llegar hasta ellas y su ceño fruncido le dijo todo lo que necesitaba saber a Edith.

—¿Qué quería Brown? —demandó saber, dirigiéndose a Edith.

Ella se encogió de hombros, fingiendo no tener ni idea de lo que él estaba hablando.

—¿Brown?

—Charles Brown —gruñó él—. ¿Qué quería?

—Tan solo nos ha saludado, Collin. —Charlotte apretó los labios y se liberó del agarre de Edith—. ¿Y qué ha sido eso, Edith? —preguntó, claramente molesta—. Hemos sido increíblemente groseras, el señor Brown debe de pensar que yo...

Edith sintió un estremecimiento bajar por su columna vertebral. Estaba claro que lo conocía, de algún modo lo conocía. ¿Por qué demonios alguien como Charles Brown se acercaría a una niña de dieciséis años como Charlotte? ¿Y qué diablos era eso que tanto lo había enemistado con Collin?

Los ojos de Collin se entornaron cuando alzó su dedo índice y se acercó a Charlotte. Con claridad y lentitud, pronunció las siguientes palabras:

—Nunca, bajo ningún concepto, Charlotte, vuelvas a acercarte a ese hombre —ordenó—. Si Charles Brown te saluda, debes ignorarlo. Si se acerca a ti, debes caminar hacia el lado contrario. ¿Lo entiendes?

Pareció enfadado, aunque Edith supo que no era ira, sino preocupación; miedo. Charlotte lo observó con los ojos muy abiertos. Su labio inferior tembló, pero no respondió. La joven tan solo asintió con la cabeza y se cruzó de brazos en una postura que pareció aliviarla, de algún modo.

Collin dejó escapar un suspiro profundo. Tan frustrado como se encontraba, no lograba poner en palabras su preocupación y lo que suponía para él que Charles Brown volviera a acercarse, de cualquier modo, a alguna de las personas que él amaba.

Lo mataría con sus propias manos si eso sucedía. Juraba que lo haría.

Nota de la autora un poquito larga, pero espero que me entendáis un poquito mejor si os explico mi situación.

Hola, reinas Muchísimas gracias por leerme y espero que esta historia os esté gustando mucho. Como ya os dije en el capítulo anterior, siento que la novela no termina de despegar y últimamente me está costando seguirla (a mí me encanta, pero ahora mismo tengo otros proyectos y siento que no puedo ocuparme de todo). He dejado de trabajar a tiempo completo para poder escribir mucho más, ya que ya sabéis que este es mi sueño y esto es lo que me gustaría hacer en mi vida. Os lo he dicho mil veces y sabéis que adoro Wattpad y adoro tener aquí algunas de mis historias, pero subo historias a Wattpad de forma gratuita y quiero seguir dedicándole más tiempo a Amazon, que al final me ayuda poquito a poquito a poder seguir adelante. Sé que es injusto porque quienes estáis aquí sí me leeis y me apoyais activamente, pero espero que me entendáis.

Voy a seguir la historia, y seguiréis teniendo actualizaciones, pero ahora mismo voy a parar un poquito para pensar y seguir trabajando en otros proyectos.
Si os gusta la novela, por favor, ¡dejádmelo saber! Cada voto y cada comentario me anima y ayuda a poder seguir trayendo nuevas historias :) Yo sigo aquí y leo todos los comentarios y mensajes, así que escribidme si queréis charlar un poco!!

Mil besos y muchas gracias por todo

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro