una estrella en tu cielo

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¿Podemos pretender que los aviones en el cielo son estrellas fugaces?
- B.o.B



¿Cuál es tu mayor sueño?

— Mm, quizás poder dormirme hasta las 2 de la tarde sin ninguna preocupación.

— Eso no es un sueño Han Jisung, eso es un deseo.

— ¿No son lo mismo?

— No creo que lo sean.

— ¿Y en qué se diferencian?

¿En qué se diferenciaba un sueño de un deseo?. Se dio cuenta de que no tenía la respuesta servida en bandeja de oro así que tuvo que pensar un poco para poder probar su punto.

Un sueño era...una invención, proviene de tu imaginación construyendo un mundo entero de probabilidades y posibilidades. Nosotros mismos les dabamos un significado a los sueños sea cual fuese, ya sean los sueños que tenemos cuando vamos a dormir y proyectamos cual 3D en nuestro subconsciente o los sueños que tenemos mientras estamos despiertos. El deseo por otro lado ya tiene un significado y es el querer algo, rozando la codicia pero aún siendo poco egoísta para clasificarse como tal.

— Los sueños no tienen sentimientos, nosotros se los damos. —contestó jugueteando con las hebras rubias enredándolas en sus dedos para formar pequeñas ondas que se deshacían rápidamente— El deseo ya es un sentimiento que puede acompañar a los sueños.

— ¿Quieres decir que los sueños son independientes del deseo pero el deseo depende de tus sueños?

— Los sentimientos en general dependen de tus sueños Jisung.

— ¿Y cuál sería tu mayor sueño?

— Eso es fácil. —esta vez sus dedos viajaron a la nuca del chico acariciando la porción de piel— Mi sueño es estar contigo.

El sonido de un cascabel anunciando la entrada de un nuevo cliente se escuchó en el local. Al ser muy de mañana aún no habían llegado ni un solo cliente hasta ese momento, Jisung se paró de la butaca en donde estaba sentado acomodando cubiertos limpios y se dirigió a la mesa donde se había sentado el recién llegado.

— Buenos días señor Kang, ¿lo de siempre? —saludó cortésmente.

— Buenos días, si por favor. —el hombre le regaló una sonrisa simpática al muchacho la cual devolvió sin problema.

Se dirigió hacia una ventanilla que quedaba detrás del mesón para pedirle a los cocineros un desayuno completo, luego él mismo comenzó a preparar café en la gran cafetera limpiando una taza para poder ser usada. A medida pasaban los minutos más clientes iban llegando y su día comenzó entonces.

Los días en el comedor donde trabajaba eran pesados en su mayoría al ser un local reconocido tenían demanda. Habían momentos en el día donde podían sentarse un momento y descansar para luego volver al trabajo. Otros días eran más tranquilos, sin tanto ajetreo ni clientes pesados o desastres inevitables, sin tazas caídas, café derramado, una pila de trastes sucios o accidentes desastrosos. Ese día era de esos.

Se la pasó atendiendo personas amables en su mayoría, cambiando de vez en cuando la música en la vieja rocola que aún utilizaban, barriendo y trapeando para mantener limpio así como recogiendo platos de las mesas para llevarlas a lavar rápidamente. Se sentía tranquilo por primera vez en mucho tiempo, usualmente su estado de ánimo era...pesado o mejor dicho melancólico. Se sintió aliviado que al fin podía respirar sin esa pequeña presión que lo había estado acompañando silenciosamente durante algunos varios meses.

Luego a las 6 de la tarde el comedor cerró y él tomó el bus que lo llevaría de regreso a su hogar. Tardó al menos 20 minutos en llegar, luego caminó por el pasaje donde vivía hasta llegar a la puerta de su pequeño hogar. Se sentía cansado después de ese día pero no tanto como otros donde llegaba con el cuerpo pesado que ni siquiera tenía las fuerzas para prepararse la cena por lo que terminaba comiendo un pan o no comía nada. Esta vez tiró su mochila al sofá y se adentró a su cocina un poco animado para prepararse unos huevos estrellados con tomatada.

No había prendido todas las luces, simplemente se quedó con la luz naranja que tenía la estufa y el aire puesto al comenzar a hacer calor. Era verano y las noches se volvían un poco calurosas en esa época, la tarde también había sido casi un horno por todo el calor que hubo quizás incluso más que los días anteriores.

Después de haber preparado su comida se quedó en la pequeña barra de la cocina comiendo tranquilamente revisando su teléfono, respondiendo algunos mensajes que no había leído en días por el simple hecho de darle pereza hacerlo. Sus amigos y familia solían quejarse de ese mal hábito suyo pero al final él no le daba importancia, solo se disculpaba sabiendo que de todos modos no cambiaría.

Luego de lavar los trastes, ponerse la pijama para estar más cómodo y lavar sus dientes se dirigió a su cama donde se acostó aún sin encender ninguna luz habiendo apagado la de la estufa. El aire acondicionado era lo único que se podía escuchar en la habitación oscura, lo tranquilizaba incluso un poco más, casi arrullandolo.

— Hoy estás más tranquilo. ¿A qué se debe? —los largos dedos comenzaron a jugar con sus hebras rubias nuevamente.

— Lo sé, quizás solo es uno de esos días.

— ¿De cuáles?

— De esos donde el corazón descansa porque la mente también lo hace.

Su cabeza giró y se topó con dos iris negros inundados de estrellas que le miraban con un sentimiento que él no pudo descifrar en ese momento pero sabía que debía ser algo bueno. La mano que jugaba con sus hebras comenzó a masajear su cuero cabelludo con parcimonía mientras otra se dirigió a su mejilla acunandola.

— Hyunjin, ¿recuerdas la conversación que tuvimos en la mañana? —preguntó sin apartar su mirada.

— ¿La de los sueños y deseos?

— Si, esa. —estiró su propia mano para también acariciar con su dedo índice la mejilla contraria— Dijiste que tu sueño es estar conmigo.

— Lo hice.

— ¿No es tu deseo?

— Para mi, ambas cosas sí son lo mismo.

—el rubio frunció su ceño confundido— Creía que no lo eran según tú. ¿A qué te refieres?

El muchacho acostado al lado suyo se quedó callado por mucho tiempo, o quizás solo fueron unos minutos pero Jisung no supo distinguir el tiempo que pasaba entre ellos. Hyunjin se levantó apoyandose en su codo para mirarlo desde arriba y pasear sus pupilas por todo el rostro ajeno, luego volteó detrás suyo donde una ventana se encontraba permitiéndoles ver el cielo nocturno completamente despejado.

— Va a llover.

Fue lo único que dijo antes de que el rubio cayese dormido.




Jisung comenzaba a pensar que poco a poco los días se iban volviendo más lentos y demasiado tranquilos, casi en cámara lenta. Casi no tenían clientes, la mayoría del tiempo se la pasaba limpiando para no quedarse sentado sin hacer nada mucho rato, ese día no era la excepción.

Jueves por la tarde, normalmente a esa hora tendrían al menos 10 personas o grupo de personas sentados en las mesas almorzando, sin embargo en su lugar solo habían 3 en cada extremo del local metidos en sus propios mundos. Él se encontraba al otro lado de el mesón sentado en frente de la caja registradora revisando su teléfono, su compañero estaba por otro lado acomodando trastes recién lavados en la estantería aunque de igual forma lo hacía con la lentitud de un caracol por el ambiente tan bajoneado que había sin hablar del calor que se sentía.

— Hoy te toca cerrar el local. —le recordó Minho secando una taza antes de colocarla embrocada.

— ¿No le tocaba a Felix?

— De hecho les toca a los dos, pero tenía entendido que Felix pidió irse antes por un asunto urgente. ¿No te dijo?

— Ese bastardo no me ha dicho nada. —volteó a ver detrás suyo a través de la ventanilla donde ambos cocineros se lograban visualizar hablando entre ellos mientras hacían algunos quehaceres matando el tiempo igual. Aún así después de observarlo por unos momentos suspiró— Supongo que se le fue, su mente debe estar en cualquier parte menos en la tierra como para recordarse decirme algo. Ahora me toca cerrar solo.

— Tu eres igual últimamente Han, no sé de qué te quejas. —se burló tirándole a la cara el trapo con el cual estaba secando.

— ¡Hey!, no hagas eso idiota.

— Hablo en serio, estás mucho en tu pequeño mundillo estos días. —se le acercó apoyando sus codos en la mesada— ¿Qué tanto tienes ahí maquinando?

Jisung no contestó al instante, se había quedado pensando un poco en su respuesta sin embargo cuando iba a decir lo primero que se le había llegado a la cabeza un cliente nuevo llegó al local interrumpiendo su plática. Minho simplemente le lanzó una mirada de "hablamos luego" antes de ir a atenderlo, claro que después de eso el rubio evitó por completo el tema y su amigo al parecer también lo había olvidado o quizás se dio cuenta que realmente no quería contestar esa pregunta.

Como fuese, las horas pasaron y su día laboral había llegado nuevamente a su fin. A las 6:30 comenzaron por fin a alistarse para irse todos excepto Jisung quien sacó la escoba y pala de su lugar apresurando a todos para que se fuesen de una vez y él pudiese limpiar tranquilo.

— ¿No quieres ayuda? —le preguntó el segundo cocinero y dueño del local, Chan.

— Nah, estaré bien. Igual estos días han venido menos personas por lo que no será difícil limpiar. —le restó importancia— Vayan con cuidado.

— De verdad lo siento Hannie por dejarte solo, pero juro que no puedo quedarme tan tarde esta vez. —se disculpó el pecoso, quien ya tenía puestas todas sus pertenencias listo para salir.

— Ya dije que está bien y que no es mucho. Tú ve.

— Te debo una cachetón. —le dio un rápido abrazo y salió del local apresurado.

— Debe ser por su abuela. —Minho salió de la cocina colocándose su mochila— Ayer me comentó que no había estado muy bien de salud.

— Si, a mi hoy me dijo que ayer en la noche había empeorado. —se unió Chan— Esperemos que se recupere pronto.

—Jisung asintió apretando sus labios— Ojalá.

Los otros dos chicos restantes se despidieron igual del menor, ofreciendo ayuda por segunda y última vez, claro que fue rechazada y luego básicamente fueron hechados a patadas para poder al fin comenzar a limpiar aunque antes de eso caminó a la rocola vieja para poder poner un poco de ambiente y facilitar su trabajo, había sido modificada ligeramente para poder agregar canciones tanto actuales como de la época así teniendo un poco más de variedad.

Still with you de aquel cantante famoso de una banda igual de famosa comenzó a sonar, realmente Jisung no recuerdaba el nombre del intérprete pero eso no quitaba que la canción siempre le había gustado. Comenzó a barrer siguiendo el ritmo de la canción mientras la tarareaba absorto en su pequeño mundo repasando en su cabeza el día que había tenido.

— Es una agrabable canción. —mencionó el pelinegro apoyando su espalda en el mesón— Muy de ambiente.

— También pensé eso, siempre me imaginé sentado en un bar con un trago mientras la canción suena. —metió la basura que había acumulado en la pala para luego cambiar de posición y comenzar a barrer debajo de las mesas— También me imaginé bailandola, quizás con un ritmo más suave.

Sonrió pensando en aquella imagen que ya antes había creado en su mente y por instinto dejó la escoba apoyada en la butaca para comenzar a simular los pasos de baile que se había imaginado antes.

1, 2, 3, gira.

1, 2, 3, gira.

Y una imágen nueva llegó a su cabeza.

— ¿Recuerdas aquella noche en la casa de tu prima donde bailamos hasta que tus zapatos se estropearon y mi camisa se bañó en sudor? —preguntó parando sus movimientos dirigiendo su mirada al chico sentado en la silla alta del mesón.

— Y cómo olvidarlo. Estaba llena de estrellas.

— Estaba llena de luces.

Se acercó a éste sonriendo ligeramente, la canción seguía sonando llegando a la mitad de ésta pero parecía que iba a un tempo más despacio, como intentando alargar ese momento.

— ¿O la vez que estabamos en el estacionamiento y en la radio sonó la canción más movida del mundo?

— Comenzaste a bailar como un loco y yo no podía parar de reír como desquiciado.

— Y luego te me uniste porque dijiste que era más divertido si dos locos bailaban juntos. —acarició un mechón de pelo oscuro como la noche, tan suave a su tacto.

— Tuve razón, ¿no es así? —inclinó su cabeza tratando de tener más contacto con la mano ajena— Aunque el guardia llegó a regañarnos por hacer el ridículo en plena noche.

— ¿Y aquella vez donde estabamos en la plaza y un hombre comenzó a tocar tu canción favorita?

—el muchacho sonrió más ampliamente, sus cabellos azabaches y rebeldes deslizandose de su oreja al soltar una ligera risa que provocó movimiento— Tomaste mi mano sin pensarlo y me obligaste a bailar en frente de todas esas personas. ¿No tienes vergüenza, Han Jisung?

— No cuando se trata de ti.

Extendió su mano hacia el joven quien volvió a soltar una ligera risa antes de tomarla y ser jalado a la pista de baile. Jisung colocó su mano en la cintura del chico aún sujetando su mano mientras Hyunjin colocó la suya en el hombro del más bajo. Bailaban pegados el uno con el otro, abrazados en realidad mientras sus pies se movían al ritmo de la canción.

El azabache posó su mentón en el hombro ajeno cerrando sus ojos contento, aspirando su aroma, Jisung imitó su acto acercando más si fuese posible el cuerpo contrario casi rodeando por completo su cintura. En algún momento sus manos se soltaron para poder rodear el cuerpo del otro con mayor comodidad mientras giraban tranquilamente por todo el lugar, no era un baile perfecto ni preciso pero no era necesario que lo fuese.

Jisung rosó su naríz con el cuello del azabache tratando de sentir aún más aquel aroma tan conocido para él, luego recorrió un camino hasta la mejilla donde dejó un corto beso (o dos) para terminar apoyando ambas frentes juntas mordiendo su labio tratando así de apaciguar la felicidad que sentía en ese momento. Se sentía eufórico a pesar de que todos los movimientos que hacían eran lentos, aún cuando su interior pareciera querer explotar la paz que estaba envolviendo su corazón era igual de inmensa. Trató con todas sus fuerzas de guardar ese sentimiento muy dentro en su corazón, de guardar aquel momento en su memoria temiendo que terminase y no poder volver a vivirlo.

— Jisung. —llamó a su nombre, su voz sonando como un susurro rozando su piel— Jisung. —volvió a llamarle con un poco de insistencia en su voz— Jisung, está lloviendo.



Abrió los ojos de golpe. El sonido de su aire acondicionado se escuchaba nuevamente por toda su habitación acompañado también del ruido de la tormenta que parecía azotar aquella noche. No sabía que hora era, tampoco tenía alguna noción de cuánto tiempo había dormido así que perezoso tomó su celular que reposaba en su escritorio a la par de su cama, la luz de éste le molestó los ojos obligandolo a entrecerrarlos y alejar el aparato hasta que poco a poco se fue adaptando notando que no eran ni siquiera las cuatro de la mañana aún.

Suspiró, aún tenía sueño pero ya no tenía ganas de seguir durmiendo. Faltaban al menos dos horas más para que tuviese que levantarse y volver a trabajar aunque un deseo gigante de quedarse en su cama acostado sin hacer nada en todo el día le recorrió todo el cuerpo a pesar de no querer seguir durmiendo.

Se había quedado con los ojos bien abiertos puestos en la ventana de su habitación observando como de a poco el sol iba saliendo y la lluvia se iba apaciguando hasta que dejaron de llorar las nubes. El silencio que le acompañó en todo ese momento quizás lo hubiese enloquecido, demasiado tiempo solo con su cabeza nunca era algo bueno, si no hubiese sido por el aire acondicionado haciendo aquel molesto ruido quizás se hubiese consumido ahí mismo, y justo cuando el cielo ya estaba celeste, los pájaros comenzaron a cantar y el frío le congelaba los pies la alarma de su celular sonó indicándole que era hora de trabajar. Apretó los ojos y respiró hondo, hoy iba a ser un día más.

A veces Han Jisung sentía que era rodeado por una densa neblina que le impedía ver más allá de un par de metros, o quizás centímentros. Caminaba y caminaba pero esa neblina no parecía tener un final, lo hacía sentir solo por momentos así como frustrado y enojado, a veces lo hacía sentir demasiado triste preguntándose cuándo se iba a disipar para que él pudiera respirar en paz. Esos días no habían sido la excepción, sin embargo como se dijo antes se ha sentido más tranquilo al respecto haciendo que aquel enojo y tristeza se ralenticen, dejando que respire mejor aunque no era del todo suficiente.

Sus días se estaban haciendo soportables y su mente parecía no estar de acuerdo con eso. Intranquila por la tranquilidad misma del tiempo, a la espera de que algo malo ocurra porque todo parecía estar en calma, eso de algún modo le aterraba.

— Buenos días Han. —saludó Minho cuando entró al local llevándose una sorpresa, normalmente era él quien llegaba antes que todos.

— Hey. —contesta en respuesta— ¿Lloverá hoy o se alinearon los planetas para que Lee Minho esté aquí tan temprano?

— Ja ja, que gracioso. Nada de eso, solo se dió la casualidad de que hoy me levanté más temprano que otros días y decidí venir rápido. —explicó acomodando las servilletas en los respectivos servilleteros— Aunque creo que esta vez nos iremos más temprano, quizás demasiado.

—Jisung se quedó a medio camino para pasar a la cocina, donde dejaban sus cosas, para voltear a ver a su compañero extrañado— ¿Temprano?, ¿por?

Minho hizo una mueca que quizás decía más de lo que esperó preocupando al rubio quien se quedó expectante en medio de la puerta de la cocina con su mochila colgando de sus manos haciendo sonar unos llaveros de algún anime que le encantaba.

— La abuela de Félix murió ayer, en la noche. —soltó con una mirada apenada en sus ojos— A penas nos avisó hace un momento.

— Oh, diablos.

Fue lo único que pudo decir. Él había conocido alguna vez a la señora Lee, era una viejecita simpática que siempre olía a lavandas y té por algún motivo, le apretaba las mejillas al rubio porque decía que eran los mofletes más redondos que había visto en toda su larga vida y Jisung se dejaba porque no tenía el corazón para apartarla diciéndole que le dolía su piel de tanto apretón.

Felix quería mucho a su abuela, la cuidó demasiado en sus últimos años de vida cuando el resto de su familia no se hizo cargo más que ayudando económicamente si era necesario. Pero eso no se comparaba a las noches donde el pecoso se quedaba hasta muy tarde para asegurarse que su abuela comiese bien, para ayudarla a limpiar su casa o incluso a ella misma cuando no tenía fuerza para hacerlo. No se comparaba a los días donde sabía que su amigo llegaba con música, juegos y sonrisas para subirle el ánimo a la mujer a pesar de que el chico estuviera con el corazón en su mano todo el tiempo tras ver como poco a poco todo se complicaba.

— Mañana le harán el velorio, en la noche. —el castaño se apoyó en el mesón aún con la mueca triste en su rostro— Felix nos pidió que fuéramos, bueno en realidad solo mencionó que le gustaría que estuviesemos ahí con él pero sabemos que solo tiró la indirecta. —rascó la parte trasera de su cabeza aún si no le picaba esa parte de su cuerpo, simplemente quería de algún modo canalizar esa sentimiento feo en su cuerpo— Chan obviamente aceptó. No tiene corazón para dejarlo solo en esa lucha.

— Y aunque hubiese dicho que no yo iría personalmente a patearle el trasero y decirle que no fuese idiota, tenemos que estar ahí. —replicó queriendo bromear pero al miso tiempo siendo serio con sus palabras.

— Tienes razón. —concordó el castaño sonriendo pero su sonrisa se fue borrando de a poco— Una cosa más.

— ¿Otra desgracia? —preguntó con pesar.

— Eso depende de ti. —ese comentario simplemente le hizo alzar su ceja expectante— Ahora mismo sigue en el hospital, quiere que vayamos por él.

Esa pequeña propuesta le revolvió el estómago. Tenía tiempo que se alejó de los hospitales, eran parte de su tormento y el porqué su neblina seguía persiguiéndolo constantemente sin descanso, no le gustaban los hospitales y más...ese.

— De acuerdo, vamos.

Pero por su amigo podía cerrar los ojos un momento e ir a ciegas por entre la neblina. Por su amigo podía tragarse esos sentimientos.






° ☆ • . °. ☆• °• . ● ☆.•. °● • ☆



Estoy casi cien porciento seguro de que esa es la osa mayor.

Han, tu ni siquiera sabes desde dónde sale el sol. —soltó una risa ligera.

¿No era desde el norte?

¡Tampoco sabes si quiera dónde queda el norte! —reclamó dándole un pequeño empujón.

Claro que lo sé, sería un completo idiota si no lo supiera.

Bien, ¿dónde está?

el rubio volteó a verle, ambos acostados en la grama del patio trasero del mayor, habían decidido salir a contemplar el cielo un rato porque parecía que ese día todo brillaba con más intensidad— Justo al lado mío. —dijo aún con sus ojos puestos en el azabache— Aquí está mi norte.

El mayor apretó sus labios demostrando su timidez, realmente no estaba seguro si eso era un cumplido válido pero decidió que no iba a pensar mucho en eso, si el rubio lo decía con esos ojos brillantes puestos en él sabía que lo decía muy en serio y desde sus sentimientos.

Agh, que cursi eres. —apartó con su mano la cara contraria abochornado por aún ser observado.

Te encanta que lo sea, no te hagas.

No lo negó, tampoco lo confirmó, solo se quedó callado concentrándose en apreciar las estrellas que ya hacía justo en frente suyo. Hacía un poco de frío a pesar de que llevaban unos suéteres cómodos y estaban muy cerca el uno del otro, sin embargo eso no les afectó en nada teniendo una excusa para acercarse más a pesar de que no la necesitaban.

Han Jisung no pudo seguir apreciando las estrellas como su acompañante, sus ojos siguieron en aquel chico de cabello azabache que le robaba el aliento cada segundo. Realmente era un chico hermoso, cualquiera que lo viese estaría de acuerdo con ello porque parecía sacado directamente de algún manga o anime como los que veía el rubio, demasiado perfecto para ser real y no solo físicamente, a pesar de ser un dramático de primera, a veces un poco molesto sólo porque le divertía verlo fastidiado pero al mismo tiempo él mismo se fastidiaba rápido si Jisung le devolvía las cosas. A pesar de a veces ser demasido ordenado al punto de invadir también el área personal del menor para ordenar también, a pesar de a veces ser demasiado directo y sincero llegando a decir cosas a veces hirientes.

A pesar de todo aquello, para Jisung Hyunjin seguía siendo perfecto porque todo lo "malo" que tenía era fácilmente llevadero además de que sus características buenas eran mucho más grandes que las otras y mirándolo justo en ese momento, en ese ahora, se daba cuenta una vez más de todo eso. Realemnte, realmente, quería atesorar cada momento como ese para guardarlo como un hermoso recuerdo.

Jisung. —le llamó sacándolo de sus pensamientos a pesar de que sus ojos seguían perfilando aquel rostro.

¿Si?

Va a llover.

El rubio por fin levantó su mirada al gigante marfíl negro que se postraba ante él, ahora siendo llenado lentamente de nubes grises que se aproximaban cada vez más cerca. Era extraño, estaban en pleno verano además de que en las noticias habían dicho que no se esperaban tormentas en esa época del año, parecía que se habían equivocado o que el mundo decidió contradecirlo.

Ambos recogieron algunas bebidas que habían sacado para pasar el rato junto con algunas almohadas y entraron a la casa antes de que la tormenta llegara. Aunque se les había olvidado un pequeño detalle y es que las ventanas y puerta de la mini terraza de la segunda planta habían quedado abiertas por lo que cuando se dieron cuenta y el agua había comenzado a azotar tuvieron que salir corriendo cada quien a cerrar todo provocando que se mojaran un poco en el proceso. Por último Hyunjin intentó cerrar la puerta de la terraza pero el viento huracanado se lo estaba dejando difícil, Jisung cuando se dio cuenta de ello después de haber cerrado la última ventana del cuarto de los padres corrió a ayudarlo terminando por mojarse ambos de pies a cabeza pero al fin cerrando la puerta con pasamanos.

Ambos soltaron un gran suspiro cansados para luego mirarse a los ojos en unos segundos de silencio amortiguado por la tormenta, silencio que fue quebrantado cuando la carcajada del mayor resonó por toda la casa. Jisung lo miró detenidamente por un buen minuto al principio creyendo que se había vuelto loco pero después comenzó a reír junto a él con ambos sonidos mezclandose entre sí.

No sabían de qué se estaban riendo, ni el mayor que lo comenzó ni el menor que le siguió pero simplemente dejaron salir esas burbujas que explotaban dentro de ellos con nada más que alegría rebosando de sus dientes. Y justo después de un par de minutos ambos comenzaron a calmarse, más que nada porque sus estómagos les dolían y estaban desesperados por poder respirar bien, sus pulmones exigiendo un poco de oxígeno. Jisung fue el primero en regular mejor su risa observando de nueva cuenta al contrario y éste eventualmente calmándose, en un momento también le devolvió la mirada dejándo así salir lo que quizás Jisung consideró el plano más bello y etéreo que sus ojos alguna vez podrían presenciar. Sin duda la felicidad le quedaba muy bien al azabache.

Y como dijo Shakespeare alguna vez "Cuando te miré me enamoré, y tú sonreíste porque lo supiste." Aquella suave sonrisa con la que le miró deseó poder enmarcarla para siempre en su memoria. Hyunjin realmente sabía cuán enamorado estaba de él.



° ☆ • . °. ☆• °• . ● ☆.•. °● • ☆





Los hospitales significaban muchas cosas para Jisung y ninguna de ellas era buena a pesar de que existían para un bien mayor. Simplemente no quería ni podía estar en uno, por esa misma razón mientras se estacionaban en el auto de Chan y bajaban de sus asientos Minho le detuvo antes de poder alejarse.

— Nosotros podemos ir por Felix, tu quédate aquí no tardaremos mucho.

— Puedo entrar, no te preocupes por eso. Yo estoy muy bien. —le quiso restar importancia.

— Me lo tragaría si no hubiese sentido tu pierna inquieta detrás de mi asiento en todo el camino.

El rubio torció su boca en una mueca al ser descubierto. Realmente no se sentía nada bien estando ahí, incluso solo estando en el parqueo ya le ponía inquieto y con el estómago revuelto pero tenía que ir para poder darle apoyo a su amigo, por eso estaba ahí al fin y al cabo.

— Descuida Han, solo tardaremos unos 15 o 20 minutos en lo que Felix termina de hacer papeleo y prepararse. Puedes quedarte en el auto de mientras. —Chan intervino al notar su pequeña angustia salir por sus ojos— No tardaremos tanto, quédate no hay problema.

Realmente no sabía qué lo hacía sentir peor, si el lugar o el hecho de no poder entrar pero de igual forma asintió dándose por vencido. No iba a estar a gusto estando 20 minutos ahí dentro y su propia ansiedad podía afectarle a su amigo si se ponía a pensar con más claridad, al final era mejor que se quedase ahí esperando por ellos.

Los chicos se retiraron y él se quedó en el asiento trasero con el aire acondicionado puesto ya que ese día hacía bastante calor, quizás un poco más que otros días. Comenzó a jugar en su teléfono para matar el tiempo, era un juego de piano donde la canción se iba poniendo cada vez más rápida e intensa a medida pasaba de niveles, realmente le gustaba el juego y las melodías que tenía que en su mayoría eran música clásica.

Jisung.

Escuchó su nombre ser mencionado provocando que levantase su cabeza y su torzo al estar acostado en el asiento. Observó todo el estacionamiento pero no encontró a nadie ahí, ni siquiera lograba ubicar al guardia a quien lo había visto pasearse por esa zona haciendo su recorrido normal. ¿Habría escuchado mal?, quizás estaba tan inmerso en su juego que su subconsciente le jugó una broma o quizás solo escuchó un ruido lejano que confundió con la pronunciación de su nombre.

Jisung.

O quizás no.

Esta vez un poco alterado recorrió varias veces el parqueo con su mirada intentando averiguar de dónde provenía ese sonido, sin embargo cuando su mirada subió inconscientemente y se topó con el gran edificio que era el hospital se quedó ido por unos momentos observando detenidamente la edificación.

Apagó su celular dejándolo en el asiento para luego salir del auto aún dejando el aire acondicionado encendido, comenzó a caminar entonces sin saber el rumbo que estaba tomando. Simplemente sus pies le guiaban y él se dejaba, poco a poco una neblina blanca y gris comenzó a rodearlo provocando que todo a su alrededor se viese cada vez más borroso hasta el punto donde ya no veía nada más allá de unos centímentros de distancia. Se dio cuenta entonces que debajo de sus pies ya no estaba el concreto del estacionamiento sino que en su lugar había tierra y césped húmedo, se preguntó si se había adentrado a algún parque sin saberlo pero en ningún momento se topó con nada en su camino y solo siguió.

— Es un lugar muy tranquilo aquí, ¿no lo crees? —el pelinegro comentó caminando a la par suya.

— Una lástima que no pueda ver más allá de mi naríz.

— Ese es el problema Hanni, tu nunca ves más allá de tu naríz. —el rubio solo tarareó en respuesta sin negarlo pero tampoco confirmando nada— Dime, ¿qué crees que verías aquí sin toda esta neblina?

— No lo sé, no es como si fuera adivino o tuviera una gran imaginación. —se encongió de hombros— Solo quiero que se vaya.

— Se irá sólo si la dejas ir.

— Yo no la estoy deteniendo, es neblina, tiene la libertad de existir y hacerse y deshacerse a su antojo. No la controlo. —un deje de molestia tiñó su voz unos momentos, harto de ver tanto gris.

— Es cierto, la neblina es libre. Más libre que tu, más libre que yo. —observó el cielo arriba de ambos, igual de gris que esa neblina cubierto completamente por nubes— Pero ésta es tú neblina Hannie, tú la haz creado todo este tiempo.

— Eso es absurdo, ¿cómo podría yo crear algo como eso?. No es como si fuera Dios.

—el azabache se encogió de hombros— Haz tapado tus ojos, ¿por qué no quieres ver Hannie?

Un trueno resonó en todo aquel mundo haciendo temblar la tierra y los corazones, luego las nubes que les acompañaban comenzaron a llorar soltando pequeñas gotas que gradualmente iban aumentando de tamaño. En algún hueco entre todo aquel humo grisáseo el rubio notó la luna menguante ser la única descubierta en el cielo, a Jisung le pareció que aquella luna lucía muy triste.

— Yo veo, estoy viéndote ahora mismo. Estoy viendo todo lo que tengo a mi al rededor. —paró su andar provocando que el contrario lo imitara quedando unos pasos más adelante.

— ¿En serio ves algo?, hace un momento me dijiste que no se veía nada aquí.

— Veo el césped debajo de mis pies, veo las nubes, la luna, veo la lluvia y la estúpida neblina. —comenzó a ennumerar todo señalándolos a medida los mencionaba para después mirar fíjamente al chico frente suyo— Te veo a ti. —insistió.

La lluvia poco a poco comenzaba a intensificarse, aún eran pequeñas gotas de agua pero caían cada vez más al mismo tiempo comenzando a dejar pequeños puntos en las camisas de ambos, rodando gotas por sus cabellos y rostros. El pelinegro sonrió de lado, fue más bien un pequeño jalón de comisura simulando una pequeña sonrisa que no llegaba a ser del todo sonrisa, sin embargo sus ojos nunca dejaron de tener aquel sentimiento cálido que tanto le gustaba al rubio.

Su piel comenzó a sentirse fría a pesar de no sentir viento que le erizase los vellos, su respiración se podía escuchar en medio del ruido de la lluvia salpicando el suelo y de repente sintió que debía llorar.

— ¿Estás seguro que me ves?

¿Por qué comenzaba a hacer cada vez más frío?, no lo entendía estaban en verano la época más calurosa del año, o al menos una de ellas, no tenía sentido esa helada que comenzó a hacerle temblar provocando que la punta de sus dedos también se estuvieran helando de a poco. Apretó los puños buscando un poco de calor, prefirió ignorar el extraño clima.

— Jisung. —le llamó— ¿Me ves?

Los dedos de sus pies se enroscaron sintiendo entonces una extraña sensación que le hizo mirar abajo, ¿en qué momento se había quitado los zapatos?, no se había dado cuenta. Quizás los dejó por ahí o quizás nunca los tuvo puestos.

— ¿Me ves? —insistió.

¿Lo ve?

No lo sabía, ¿si lo veía?. Según sus ojos sí pero realmente ha estado tan cansado últimamente que ahora dudaba tener una vista y mente tan clara, ¿sería un espejismo entonces?, ¿un sueño constante acaso?, ¿alucinación quizás?, o simplemente estaba jugando con su cabeza, a Hyunjin a veces le gustaba gastarle bromas ligeras. Para comprobarlo se acercó con el cuerpo pesado, no supo tampoco en qué momento le comenzó a pesar tanto, alzó su helada mano notándola pálida con sus venas azules violetas asomándose un poco en su piel demostrando la cantidad de frío que gradualmente iba en aumento para luego rozar efímeramente sus dedos de porcelana con la mejilla contraria, no sintió nada.

— ¿Por qué no quieres ver, Jisung? —repitió su pregunta aún con su tono de voz calmo, tomando entre sus propias manos la ajena. Seguía sin sentir nada pero sentía todo al mismo tiempo.

— Y-yo...quiero seguir contigo.

Hwang Hyunjin, el chico más encantador del mundo. O así lo veía Jisung.

Desde que sus miradas chocaron aquella tarde de verano en aquel restaurante donde fueron presentados gracias a sus amigos en común supo que ese chico iba a ser alguien especial pero no supo medir cuánto, terminó por enterrarse en lo más profundo de su ser como un tatuaje eterno en su alma. Al inicio, a pesar de la corazonada del menor, todo fue tranquilo y tuvieron una muy buena amistad desde el comienzo fluyendo tan bien que ambos llegaron a cuestionarse si el destino existía al fin y al cabo, y si ese era el caso entonces tenían por seguro que estaban destinados a conocerse.

Después de quizás un par de años jugando a ser amigos a pesar de sentir que la etiqueta les quedaba muy pequeña decidieron intentar escalar un peldaño más en su relación, quizás la mejor decisión que alguna vez habían tomado. Realmente no cambió mucho, la diferencia estaba en que podían ser más cariñosos el uno con el otro sabiendo los sentimientos detrás de sus acciones, podían besarse todo el tiempo que quisieran y cuantos besos fueran, podían pertenecerse el uno al otro de la manera no posesiva de la palabra, de la forma más sana. Hyunjin era de Jisung y Jisung era de Hyunjin porque así se sentía bien.

Se la pasaban los días intentando de cualquier manera que su relación funcione incluso después de que los años pasaran convirtiéndose en 4, jugaban como niños pequeños, bromeaban como viejos amigos, hacian el amor como dos amantes apacionados, pasaban sus tardes sin hacer nada pero con sus meñiques unidos como novios recién confirmados, discutían como viejos matrimonios, se reconciliaban como familia, se amaban como dos almas.

Simplemente eran un par de tontos que comenzaron a creer en la eternidad esperando que ésta les permitiese estar juntos en su infinidad, tenían las almas atadas y eso jamás les molestó. Sabiendo todo ésto no sería de extrañar entonces que Jisung haya perdido la cabeza cuando la otra mitad de su vida estaba muriendo de a poco en aquel hospital del demonio.

Fue rápido,
fue trágico,
fue totalmente inesperado.

Pero, ¿qué era esperado en esta vida a parte de la muerte?

El mercado central de el país explotó, nadie estuvo preparado, nadie lo vió venir, nadie salió de ahí siendo la misma persona que fue antes de entrar. Todos perdieron algo ese día, incluso las personas que no estuvieron ahí, incluso Han Jisung.

Hyunjin había estado ahí, Hyunjin fue lanzado por los aires al tirar sus compras por querer proteger a la señora del puesto, Hyunjin se golpeó la cabeza contra la pared de concreto, Hyunjin perdió el conocimiento justo antes de que pudiera salir de entre las llamas, Hyunjin seguía respirando cuando lo encontraron pero Hyunjin nunca más volvió a abrir los ojos.

Para Jisung eso fue como si su mundo hubiese perdido todo el equilibrio que alguna vez tuvo, la balanza de su vida cayó junto con él dejándole inválido el corazón. Un año estuvo cuidando de aquel cuerpo inerte, día y noche se sentaba en una vieja silla incómoda, apretaba la mano fría, leía cuentos, cantaba melodías, lloraba cataratas, dormía vigilante, y en todos esos meses no había alguna señal de que su milagro se cumpliese destrozandolo cada vez más hasta el punto donde se vió incapaz de seguir yendo porque eso le lastimaba más a pesar de la culpa constante por no estar ahí a su lado.

Se preguntó muchas veces cuándo sería el día en que se volverían a ver cara a cara, en el que lo volvería a escuchar pronunciar su nombre con aquella voz aterciopelada. No supo en que momento comenzó a verlo donde sea que fuese como un fantasma persiguiéndolo, recordándole que una parte suya estaba temporalmente muerta (esa palabra sonaba tan graciosa, temporal, tem- po- ral, tem

po

ral,

temporal. Todo en esta vida es temporal). Y un tiempo después de algún modo comenzaron a hablar como antes, como si nada hubiese pasado, no supo en qué momento remplazó su silencio con los recuerdos de la voz de su amado.

Entonces lo supo, se dio cuenta que se había cegado todo ese tiempo. No lo veía, por supuesto que no, solo era la colección de recuerdos materializándose ante sus ojos porque no quería pensar en su realidad, quiso ignorarlo con tanto esmero que lo construyó en su mente.

No quiso ver, porque no quería ver un mundo donde Hyunjin no estuviera y para eso tuvo que bloquear ese mundo.

— Yo cree la neblina. —dijo por fin— La cree solo para verte, quería verte con tanta desesperación. Quería volver a escuchar tu voz, quería seguir bailando contigo una canción más. Guardarte como una estrella en mi cielo. —sollozó, la tormenta azotaba con tanta fuerza que sus lágrimas se mezclaban con las gotas— No quería ver sin ti, no quiero ver sin ti. Podría perder cualquier cosa en este mundo menos tú...dios santo, todo menos tú Hyunjin, mi amor.

El azabache lo abrazó con fuerza apretando su anatomía tanto como podía, el rubio juró haber escuchado incluso algún hueso tronar pero realmente no supo de quién fue, tampoco si había escuchado bien pero eso era lo que menos importaba. Lloró todo lo que había dejado de llorar esos últimos meses, vació la laguna entera que había estado estancada y retenida dentro suyo, se terminó de desmoronar en el pecho del chico por el que se destrozaba a pesar de ahora saber que solo era un producto de sus recuerdos pasados moviéndose en su presente.

— Que tonto eres Hanji. —acarició sus cabellos húmedos con su mano, a pesar de todo el ruido que los rodeaba su voz sonaba muy clara aunque estuviera hablando bajito— Estoy contigo, siempre lo estuve. Solo tenías que dejar salir el sol. —entonces apartó cuidadosamente al rubio acunando una mejilla mientras soltaba una risilla— Solo mira de lo que te estabas perdiendo.

Jisung, quien había mantenido sus ojos fuertemente cerrados por el llanto, los abrió de a poco achinándolos ya que una luz naranja le molestaba sus pupilas irritadas. Entonces lo vió, era un bello atardecer justo frente a él, ya no había neblina ni nubes ni luna triste, se giró sobre su eje encontrándose a sí mismo en un prado hermoso lleno de pasto húmedo con varios montículos de flores esparcidos por todo el enorme prado que era rodeado por un bosque frondoso. Se sintió tan...tranquilo, como si aquella tormenta nunca hubiese caído.

Entonces volteó al frente nuevamente donde Hyunjin había caminado unos pasos a delante cerca del gran acantilado, extendiéndole la mano. En otras circunstancias, en otro momento, en otro lugar, no se hubiese acercado ni loco, su miedo a las alturas no se lo hubiese permitido sin embargo esta vez avanzó sin dudarlo caminando hacia él, siempre caminaría hacia él.

Alcanzó su mano ahora sintiendo cada roce provocandole un estremecimiento que le gustó, por su parte el pelinegro lo jaló hasta abrazarlo una vez más esta vez quedando detrás del menor entrelazando sus manos apoyadas en el abdomen del más bajo para que ambos pudiesen ver aquel bello y congelado atardecer sólo para ellos dos, tarareando una canción mientras los mecía a los dos en una danza ligera arrullando al joven rubio, calmando su agitado corazón. Juntó sus labios en el oído contrario para tararearle mejor, luego arrastró éstos por la mandíbula del chico hasta posicionarse en el moflete abultado donde dejó un beso (o dos) sonriendo contra su piel color miel.

— Jisung, sigo contigo. —le dijo aún pegado a él— Aún sigo contigo, despierta.

— ¡Han Jisung despierta!

Se sobresaltó de sobremanera provocando que se golpeara la cabeza contra el agarramanos que estaba en el techo del auto. Se quejó al instante extrañandose al ver todo oscuro notando que era de noche, ¿en qué momento pasó de la mañana a la noche?, ¿cuánto tiempo pasó?, pero no tuvo tiempo de reclamar o preguntar o decir nada puesto que Minho volvió a gritar con su voz agitada y acelerada zarandeando su brazo desesperadamente.

— ¡Jisung la puta madre!, ¡pon atención!

— ¡¿Qué mierda quieres?! —le devolvió el grito e iba a seguir de no ser por las palabras del mayor.

— Hyunjin despertó.


Jisung no corrió, Jisung voló por todo el hospital aunque intentaba bajarle a la velocidad para no perturbar a los pacientes que se encontraban ahí recibiendo ya varios regaños de doctores y enfermeras por esto mismo pero es que no podía evitarlo, en ese momento nada importaba, ni los pacientes, ni las personas en las salas de espera, ni los trabajadores, ni siquiera su amigo que estaba por ahí teniendo una lucha propia, tenía que verlo.

Se sabía el camino de memoria, había pasado por ahí incontables veces, había recorrido lo que para él ahora era un sendero lo suficiente como para incluso visualizar sus propias huellas en el piso blancusco asegurándose de pisar cada una de ellas. Y justo cuando sabía que le faltaban exactamente 15 pasos fue reduciendo la velocidad hasta que le faltaban 5 donde se detuvo con su cuerpo agitado respirando erráticamente no solo por la maratón que acaba de echarse sino también porque los nervios y la realización le golpearon de yeno en la cara.

Hyunjin había despertado y se encontraba detrás de aquella puerta marrón oscuro. Su cerebro aún lo estaba procesando.

Tomó aire su respiración regulándose poco a poco aunque aún le faltaba el oxígeno necesario, con su corazón bombeando sangre como loco ahora ya no solo por correr sino mostrando lo nervioso que se puso al igual que expectante. ¿Que pasaría una vez abriese la puerta?, había imaginado incontables veces ese momento con varios escenarios, varias opciones, algunos eran buenos donde Hyunjin despertaba, él llegaba corriendo justo como en ese momento con la diferencia de que en esa ocación no se detenía a pensar nada y solo se abalanzaba sobre el pelinegro, o despertaba y él llegaba hecho un mar de llanto destrozandose en el momento justo que lo viese con los ojos abiertos y él se riese por su actitud justificada. Otros no eran tan buenos donde Hyunjin despertaba y debido a todo lo sucedido su relación cambiase fracturándose de algún modo, en el peor de los casos terminando porque han cambiado ambos, o despertase y no lo recordase o directamente...no despertase nunca.

Infinidad de escenarios, ninguno como ese que estaba viviendo en ese preciso momento pero si parecidos. No se sentía preparado, había pasado tanto tiempo, sus esperanzas incluso habían decaído de a poco dejando casi vacío el frasco donde las guardaba. Le dio inseguridad, le dio temor de averiguar lo que pasaría una vez cruzase aquella puerta pero a la vez estaba inmensa y extremadamente feliz, tanto que no cabía en su pecho provocando que le doliera.

Decidió aferrarse a esa felicidad.

En lugar de 5 dio 6 pasos aún dudoso pero no queriendo dejar que eso lo consuma, tomó la perilla de la puerta y la abrió apretando el metal en su palma hasta que sus nudillos se tornaron blancos, lo primero que vio fue al doctor parado aparentemente hablando pero sus oídos no escucharon nada porque el señor se movió volteando a ver cuando lo escuchó entrar dejando a la vista entonces al muchacho de cabellos azabaches acostado en la camilla. Hyunjin.

— Oh, haz llegado. —comentó el doctor al reconocerlo, el chico había estado rondando el hospital lo suficiente como para no saber quién era.

Jisung se mantuvo estático de pie en el marco, estaba en blanco y shockeado al volver a ver aquellos ojos abiertos permitiendo que esos iris cafés le devolvieran la mirada una vez más, ¿siempre habían sido así de brillantes aquellos orbes o es porque ahora habían recién regresado a la vida que estaban tan llenos de ella?, una lágrima escapó. Por su parte el azabache le miró por un segundo, recorriendo su mirada por toda la anatomía ajena antes de soltar una sonrisa torcida por el llanto que también parecía querer salir.

Jisung. dijo con su voz quebrada por las emociones aremolinadas y por no haber usado su garganta en tanto tiempo. El rubio pensó que nunca en su vida había amado tanto escuchar su nombre ser pronunciado, pensó que esa voz era la más hermosa.

Entonces el menor se movió, caminocorriendo hacia la camilla para luego tomar entre sus brazos aquel frágil cuerpo que lo recibió con gusto y con la misma eufória rompiendo ambos en llanto al instante. Por fin, por fin estaban en casa.

— Jisung, Jisung, Jisung. —repitió sin descanso saboreando el nombre en sus secos labios, frotando su rostro contra el hombro ajeno desperado por sentir más contacto, oliendo aquel aroma que recordaba a la perfección.

— E-estás aquí, no lo puedo creer. Sigues aquí. —hablaba entre cortado arrugando la bata entre sus dedos pero aún siendo cuidadoso de no apretarlo tanto a pesar de que añoraba estrujarlo con todas sus fuerzas, temiendo que fuese un espejismo más o que se volviese a ir. Se separó un poco tomando aquel rostro entre sus manos aún incrédulo— Te extrañé tanto mi amor, como no tienes idea.

— Me esperaste. —le costó hablar, tenía la garganta seca y la maldíbula tensa pero eso no le importó— Amor, me esperaste.

— Y lo haría toda mi vida y todas las otras vidas que sean. Solo, por favor, siempre vuelve a mi.

—Hyunjin sonrió en su mar de lágrimas juntando ambas frentes mientras ambos apretaban sus ojos mareados con tantos sentimientos— Siempre iré hacia ti, aunque nuestros caminos se separen, iré hacia ti. Seguiré ahí, contigo.

Aquella noche se congeló un instante donde un par de jóvenes se abrazaron todo ese tiempo sin soltarse porque ya estuvieron separados lo suficiente. Temían que el otro desapareciera incluso en sus propios brazos por lo que se sostuvieron uno al otro con fuerza esperando ser eternos.

Una noche de verano Jisung esperó a Hyunjin y una noche de verano Hyunjin volvió a Jisung.



Estoy enamorado de mi propia historia, ¿qué quieren que les diga?
Fluyó tan bien, la mayoría de las escenas no las tenía previamente meditadas solo escribía y escribía sin pensar mucho en todo y al final creo que conecté todo bien. O eso creo, puede que solo sea una madre orgullosa ahora mismo hablando pero no me importa.

Tampoco estoy muy segura qué escribí, lo dejaré a interpretación de cada quien, siento que se puede interpretar de varias formas así que me gustaría saber sus interpretaciones y si fue predecible o no esta historia, aunque ni yo podía predecirla jsjs.

Y si, se supone debe ser romance y lo tiene pero para quienes hayan al menos ojeado mis otras obras deben saber que yo no puedo vivir sin poner drama y angst en mis historias, le da toque realista, además no hay romance sin drama, yo no hago las reglas y de hecho el final iba a ser diferente pero no quise ser muy cruel (y tenía que recordarme constantemente que esto tenía que ser más romántico que triste). Como sea, supongamos que si es algo muy romántico y move on.

Anyway, muchas gracias por leer este fic si han llegado hasta aquí, espero les haya gustado.

Sin nada más que decir, nos vemos en la próxima historia. 🦋

©_prayBluesoul_

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