Capítulo único

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La noche era como otra cualquiera. Nadie se mete en la vida de los demás, a nadie le interesas.

Por eso nadie se preocupa de un joven de acaso veinte años al borde del puente en el río Han. ¿Cuántas personas al año se suicidan ahí?. No lo sabe, solo que va a ser una más de esas personas.

Sintió frío. Solo tenía puesto unos vaqueros sueltos y su camisa blanca preferida. No necesitaba nada más para morir. Convencido a hacerlo, tomo impulso para lanzarse a las aguas heladas del río .

En su último segundo de saltar escuchó una risa ronca detrás de él. Se aguantó con rapidez de las barras estabilizando sus pies. Observó a un joven de cabellos azabache profundo ,mostrándole una sonrisa de burla y diversión. Estaba justo a su lado ,recargando sus codos en el metal.

— Hermosa noche para perder la vida. ¿No crees?.— le habló con voz ronca.

—¿Qué te importa lo que haga?.

— Cierto. No me interesa en nada. Pero tampoco me gustaría desperdiciar una vida todavía inocente.

— Mi vida no sirve. Mis padres murieron, trabajo y estudio a la vez. No tengo casi amigos, soy blanco fácil para el bullying. Voy a perder la beca de la escuela y ayer me enteré que mi novio me engaña con mi mejor amigo. ¿Eso es vida?.

Miró como el contrario alzaba más sus labios. Le iba a gritar por burlarse de él pero en cambio solo escuchó una carcajada que le erizo hasta la médula.

— Si quieres acabar con tu vida, ¿porque mejor no me la das a mi?. Pasa esta noche con mi compañía y prometo que descansaras de este miserable mundo.

Después de esas palabras la noche se volvió más fría. Podía ver el vapor saliendo por su propia boca de lo mucho que había bajado la temperatura. Tampoco habían coches que pasaran. Su piel estaba erizada por completo, sus huesos tiritean. Sabe que no debe aceptar.

—¿Por qué te daría yo mi vida?. Me matarás después de esta noche?. 

El joven de cabellos azabache se le acercó al rostro. Pudo sentir su aliento helado y por algún motivo a carne podrida. Sus ojos eran tan oscuros como esa noche, tenían un brillo de maldad en él que decidió ignorar.

—Pequeño siervo, acepta mi trato y podrás hacer lo que quieras por esta noche. Puedes hacer tus más oscuros deseos ... Así como venganza. Siempre recuerda que después de esta noche tu vida es mía.

—¿Puedo hacer lo que yo más desee, incluso si eso es matar a otras personas?. ¿Puedo deleitarme en sus lamentos y desgracias?

Solo recibió una sonrisa aún más grande y brillante de satisfacción antes de escuchar decir.

— Mi siervo, tus deseos, por esta noche, para mí, son órdenes. — le extendió la mano como muestra de que aceptara el trato.

Con la noche aún más fría que de seguro hasta puede caer nieve, se agarró bien de los barrotes de metal para saltar y caer en el pavimento.

Observó la mano pálida que le ofrecían y la verdad ,no tiene nada que pensar. Su vida ya no le interesa, todo es una mierda desde que sus padres murieron. Incluso tuvo que soportar de distintos abusos en esos años, desde golpes y humillaciones hasta abuso sexual de sus propios familiares, quienes se supone deberían ayudarlo. Ya nada le importa.

Por eso no duda en estrechar la mano contraria sintiendo el tacto gélido y duro de la piel. Después todo es negro.

                                 ...

Estaba cansado, su día fue muy largo, nunca pensó que saldría tan tarde del estudio de baile. Era el mejor alumno del año, eso a veces no era tan bueno. Tenía que exigirse cada vez más .

Tiró sus cosas en el mueble de la sala para ir directo a su cuarto. Se acordó que no había llamado a su todavía novio pero no le dió importancia, haría eso después y como la buena persona que es, lo perdonaría.

Empezó a buscar las cosas en su armario cuando de pronto sintió un escalofrío recorrer toda su columna. Al girarse no ve nada pero si nota que el clima cambio, de repente todo estaba helado y salía vapor por su boca. Eso se le extrañó, pensó que tal vez la calefacción se apagó, iba a bajar a encenderla cuando llegando a las escaleras escucha un chirrido detrás de él.

Se vuelve a voltear pero no hay nadie. Pensó que era de nuevo el gato de su vecina, no le importa, no es la primera vez que pasa. Baja hasta la sala buscando la calefacción pero ... Está encendida. Se para delante de ella y nota que efectivamente si está trabajando. Seguro esta averiada por dentro y no calienta bien.

— Genial, hoy voy a tener que dormir con cincuenta edredones arriba.

Agobiado por la situación se dirige a la cocina a prepararse algo. Enciende la luz pero antes de hacerlo pega un grito enorme que despertaría a cualquiera de ese edificio. Lástima que que de ahí no pueda salir ningún sonido.

—¿Qué mierda fue eso?— pregunta a la nada con respiración agitada.

Alguien le respiro en la nuca. Está seguro. Suspiró alto, trató de relajarse. Está muy cansado, ser la esperanza de la escula no es fácil. Regresa su atención a la cocina, en ese instante su respiración se corta volviéndose pálido al instante. Está seguro que él había cerrado con llave la puerta.

--- Ji-jiMin.

Observó al mencionado de cabellos dorados recargado en su encimera. Mostrando todo sus dientes en una brillante sonrisa aparentemente inocente pero el escalofrío que siente al verlo le dice lo contrario.

—¿Cómo entraste aquí JiMin?.

— Vine a verte Hobi, vine a darte una sorpresa.

— Estás no son horas para una sorpresa, vete a casa.

— ¿Me vas a dejar irme tan tarde por las oscuras calles?.

— Es lo mejor, vete.

JiMin se alejó de dónde estaba, caminó a paso lento. Cuando estaba de frente con su supuesto novio le acarició la mejilla.

HoSeok no sabía porque no se podía mover, de repente se sintió más baja la temperatura cuando el de hebras rubias se acercó. Una carcajada resonó en el espacio pero no pertenecía al que estaba frente suyo. Muy confundido apartó la mano que acariciaba su mejilla, iba a correr pero tan solo dar un paso sintió un gran ardor en su costado.

Miró con horror el cuchillo que tenía en sus costillas. Lo agarraron por el cabello arrastrándolo por todo el lugar. Sus cuerdas vocales no funcionaban, solo podía soltar algunos quejidos. Su cuerpo de repente pesaba una tonelada.

En la sala lo tiró en el piso. Se aguantó como pudo la herida evitando que sangrara tanto.

— Hoy nos vamos a divertir una última vez. Quiero que grites, grita tan alto que se te reviente la garganta. Ese va a ser mi último regalo, amor.

Otra risa espantosa resonó pero de nuevo no era de JiMin. Sintió pánico por toda esa situación. Cuando alzó la mirada ve al contrario acercase con el objeto filoso en manos.

— Por dios JiMin, para, para esto. ¿Estás loco?.— habló como pudo, sus costillas ardían en fuego.

— Estoy loco desde hace tiempo amor. Hoy solo voy a cumplir mi deseo.

Se paró al lado del cuerpo tendido y dió varios cortes en los brazos. Empezó a brotar gran cantidad de sangre por las heridas profundas.

— ¡Para!. ¡Eso duele!. ¡Si es una broma para ya!.

Tenía los brazos destruidos. Hacía largos caminos profundos con el cuchillo. En algunos cortés se podía ver el hueso. Es sorprendente que todavía este conciente por toda la perdida que ah tenido. Agarro el brazo lastimado arrancando carne, hasta llegar al hueso. Todo lo que se encontrará en su paso lo desgarra.

— ¡Sí, sí, llora más, vena!. ¡Grita más!.

Los gritos eran de horror . Se podía escuchar como la carne se abría. Tomo las piernas del chico y rasgo con el arma, con sus propias manos abrió la carne hasta las rodillas sacando el hueso.

— Mira como destrozó estas lindas piernas que aman bailar. Vamos mira. — no paraba de reírse por ver a su novio gritando y ahogándose en lágrimas de dolor.

— ¡Déjame!.— no entendió como seguía conciente, no podía estar vivo con tanta sangre pérdida.

Él no sabía que había alguien más ahí que no iba a dejar eso suceder. Debía mantenerlo vivo y así sintiera todo la agonía que le harían pasar. Todo era un hermoso espectáculo para ese ser que observaba desde lejos.

— Para tener tan hábiles piernas tus huesos son flacos y tus músculos pocos fibrosos.

JiMin se concentraba en desgarrar los tendones y músculos de la otra pierna buscando los huesos. Cuando lo vió alzó sus comisura de los labios y lo arrancó de un jalón. El sonido de crujidos fue alto al igual que el horrible grito de dolor que soltó la víctima. Riendo como loco , agarró la carne para seguir abriendo, ahora los muslos, arrancando los músculos y perforando la carne. En el piso se formó un hermoso lago rojo.

Miró el hueso todavía en su mano y lamió un poco la sangre. Tenía todavía fibras pegadas por sus lados. Dejó de lado lo que tenía para dirigirse al pecho.

—¡NO! ¡DÉJAME, DÉJAME POR FAVOR!.

Las palabras de JiMin se cumplen, su garganta duele a horrores, en cualquier momento no va a poder gritar más.
De nuevo corta en el pecho, pasa las manos por las heridas . Clava sus dedos en ella y las abre. La piel arde, quema, es insoportable tanto dolor. En cambio JiMin, solo disfruta abriéndole el pecho con las manos. Revuelve algunos órganos y cuando se aburre se apartó de ahí.

— Siempre te dije que tenías lindos ojos. Me los puedes regalar? .Oh y tus dientes son muy blancos pero esa boca tuya es horrible. Siempre me insultabas cuando hacía algo mal.

Se acercó un poco, inclinándose a la altura del rostro moribundo. Acarició con sus dedos los párpados por un efímero instante. Luego de eso todo fue sangre. Le arrancó los ojos de manera bruta y rápida. Los gritos y lamentos eran desgarradores, se podían oír en cada lugar de esa casa. Son gritos que se podrían oír hasta en otras cuadras. Pero eso nunca va a pasar.

Jugó un rato con las esferas entre sus dedos, juntó al tendón que colgaba de ellas, las miró con desdén y aburrimiento.

—¿Sabés?. Hoy ví unos ojos más lindos que los tuyos. Eran más hermosos, llenos de emoción y maldad. Eso me encantó. Ahora que veo los tuyos ,ya nos los quiero.

Apretó fuerte las mejillas y mandíbula del cuerpo que seguía gritando. Le introdujo uno por uno los ojos, obligándolo a tragar.

— Ya no eres tan bonito Hobi — río con muchas ganas.

Tomó la cabeza con fuerza para estrellarndola en el suelo. Luego de eso, el cuerpo dejó de gritar y moverse. Ya no tenía vida.

— Estuviste perfecto, la sangre te queda maravillosa en tu piel.— dijo el ser, apareciendo desde la oscuridad del lugar. Su andar era ligero como si flotará. Tan delicado a la vez.

— Todavía no se acaba la noche. ¿Puedo seguir?.

— Hasta donde tus deseos más oscuros te lleven, mi dulce siervo.

— Dime tu nombre.

El joven caminó hacía él. Tomó su brazo de manera delicada, acaricio el torso de su mano llena del líquido rojo dejando un beso. Todo sin apartar su mirada.

— Min YoonGi, a tus órdenes.

Se fascinó al ver como lamía la sangre que quedó en sus labios. Se río fuerte antes de hablar.

— Entonces cumple mi deseo porque todavía no estoy satisfecho.

Esa mañana toda la ciudad se levantó con miedo. El relato de algunos cuerpos descuartizados sin piedad era algo que tenía a todos muy mal. Se encontraron unos cincuenta cuerpos destrozados y por motivos desconocidos estaban podridos. Nadie podía ver las imágenes. Ni siquiera los agentes más expertos tenían estómago para tales escenas .

Sin embargo hubo algo que dejó a todos desconcertados. El cuerpo de un joven muchacho de cabellos rubios estaba intacto. Su cuerpo sin ninguna mancha de sangre o rasguño al igual que su ropa. Estaba perfectamente acomodado en su cama.  Mostraba una sonrisa ligera en los labios.

Lo más intrigante es que sus huellas estaban en los asesinatos de todas esas horribles muertes, pero era algo imposible.

¿Como alguien que ya murió horas antes podía matar a más de cincuenta personas?.

Gracias por leer, espero te halla gustado la historia.

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