Capítulo 10

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

La ruta ya estaba establecida. El Log Pose marcaba la isla de Whiskey Peak. Bepo quería intentar llegar a la isla tratando de usar lo menos posible aquella brújula especial, para probar sus habilidades como navegante. Law estuvo de acuerdo, siempre y cuando no se retrasaran más de lo necesario. Estuvieron juntando y analizando toda la información que tenían sobre la isla. Law era muy organizado y meticuloso. No podía hacer nada sin planearlo bien. Los cuatro se quedaron en silencio cuando escucharon el estómago de Zoe rugiendo desde la puerta.

—Hola chicos, ¿ya vamos a cenar? —preguntó Zoe, sonriendo con una gotita en la cabeza.

—¡Vaya, son casi las nueve! Lo siento, voy a ponerme a ello. Hoy cenaremos pescado a la parrilla —contestó Shachi. Zoe aplaudió. Le gustaba mucho el pescado. Bueno, toda la comida le gustaba.

—Ven, Zoe-ya. Siéntate aquí —le dijo Law, dando golpecitos a la silla que estaba a su lado—. Estábamos hablando de nuestro próximo destino. Vamos a ir a Whiskey Peak.

—¡Sí! —exclamó Penguin emocionado—. Y tendremos una gran fiesta. La gente de allí es muy hospitalaria con los piratas. Así que celebraremos nuestra llegada al Grand Line.

—Pero debemos estar alerta. Hay rumores que hablan de la existencia de una organización de recompensas, Baroque Works —comentó seriamente el capitán.

—Si el capitán no tuviera una recompensa de 100.000.000 berries podríamos tener una fiesta tranquila —suspiró Shachi. Zoe se quedó mirando a Law. No sabía que tendría una recompensa tan alta.

—Hemos tenido batallas en varias islas y a la marina le llegó información sobre las peligrosas habilidades de nuestro capitán. Una vez mandaron a algunos marines a comprobarlas por ellos mismos —comentó Bepo.

—Tsk. Todavía no han visto nada... —murmuró el pelinegro. Cuanto más tiempo iba pasando mejor controlaba sus habilidades y más aprendía.

Estaba previsto llegar en una semana a la isla. Aunque Bepo comentó que si el clima hacía de las suyas y les tocaba desviarse podían tardar un poco más. En una hora la cena estuvo lista. Cenaron todos juntos mientras charlaban sobre sus planes en Whiskey Peak.

Estaban siendo unos días tranquilos. Jugaban a cartas, charlaban, hacían turnos para entrenar, entrenaban en parejas... Eran las ocho de la tarde y Zoe estaba sola entrenando. Llevaba una hora sin parar practicando un par de movimientos que todavía no le acababan de salir tan bien como deberían. Iba a acabar de hacer uno de los movimientos cuando alguien le paró con el brazo.

—¡Law! Me has asustado —se quejó Zoe poniéndose la mano en el pecho.

—Perdona. Deberías descansar —comentó el capitán. Zoe se fijó que llevaba pantalones de chándal y no llevaba camiseta—. He venido a hacer un poco de ejercicio. Debo mantenerme en forma.

—Sí... Claro —susurró Zoe, mientras se fijaba en su torso desnudo. Sí estaba en forma sí. «¿Pero qué piensas? Estás loca. No pienses en esas cosas».

—¿Pasa algo? —preguntó el capitán, sonriendo de lado.

—Nada, que es verdad que tengo que descansar —contestó disimulando lo mejor que pudo—. ¡Qué vaya bien!

Zoe se fue corriendo a su habitación. Esperaba que Law no se hubiera dado cuenta de que le estaba mirando como una idiota. No quería que su relación se estropeara. Estaba muy a gusto allí y estaba cogiendo confianza con él. Ya no quedaba mucho para cenar, así que entró al baño a darse una ducha.

Mientras, Law estaba en la sala de entrenamiento. Le había parecido que Zoe le había mentido contestando eso. Pero ella nunca mentía, siempre era muy sincera... Pensaba que se estaba fijando en él, pero a lo mejor se equivocaba. «Bueno, pero ¿y a mí que me importa eso? Déjate de tonterías», pensó, mientras comenzaba con su rutina de ejercicio.

Eran las dos de la madrugada. Todos estaban durmiendo tranquilamente cuando se empezaron a escuchar gritos. Law se levantó rápidamente de la cama y salió al pasillo. Al mismo tiempo Shachi, Penguin y Bepo asomaron las cabezas desde sus habitaciones. Los gritos provenían de la habitación de Zoe. Penguin fue a abrir la puerta pero Law le cogió del brazo para pararle.

—Cuidado. Debe de estar teniendo una pesadilla. No podemos despertarla así de golpe —comentó el capitán. Los demás asintieron—. Id a vuestras habitaciones. Yo me encargo.

Law abrió despacio la puerta, sin hacer mucho ruido. Después la cerró también con cuidado. Cuando se giró vio a Zoe en la cama. Estaba gritando, sudando y retorciéndose. Se acercó y se sentó al lado de ella en la cama.

- No... ¡No, por favor!- gritaba la chica en sueños. Law acercó sus manos a la cara de la chica.

—Zoe-ya... Despierta. Solo es un sueño —decía, mientras le daba golpecitos en las mejillas. Después la llamó un poco más alto. La chica abrió los ojos de repente y se incorporó un poco en la cama. Le costaba respirar y el corazón le iba muy rápido.

—Law... —susurró, mirando al capitán, mientras intentaba tranquilizarse. Tenía los ojos llorosos y de pronto comenzaron a caerle las lágrimas—. Estaba otra vez en el laboratorio... Parecía tan real...

—Tranquila. Estás aquí... Y no dejaremos que te lleven a ningún sitio —dijo Law, intentando tranquilizarla. Le limpió las lágrimas con los pulgares. Zoe apoyó la cara en una de sus manos. El capitán le acarició un poco la mejilla, pero enseguida se alejó con cuidado—. Me quedaré aquí un rato hasta que te duermas, ¿vale?

—No hace falta. Me sabe mal —contestó Zoe.

—No me importa. Vamos túmbate, yo me quedaré en la silla —dijo él, seriamente, mientras tapaba a la chica con la manta—. Venga, duérmete y descansa.

Zoe le hizo caso y cerró los ojos. Se sentía más segura con alguien allí. Desde que estaba en el barco no había vuelto a tener pesadillas y esperaba que esa fuera la única. Se fue quedando dormida. El capitán estaba sentado en la silla, observando a la chica. Poco a poco noto como su respiración se hacía más profunda y tranquila. Law se acercó a ella. Ya se había dormido. Transmitía tanta paz durmiendo así de tranquila... Rozó la mejilla de la chica con sus dedos. Después rozó sus labios, mientras los miraba fijamente. Suspiró y negó con la cabeza mientras alejaba la mano de la chica. Salió de la habitación con cuidado, para no despertarla.

A la mañana siguiente Bepo estaba tranquilamente vigilando la ruta del submarino. A veces lo pilotaba él pero otras dejaba la ruta programada, cuando todo estaba tranquilo y controlado. De repente se dio cuenta de algo malo. Una fuerte tormenta iba a tener lugar en la superficie y esto crearía corrientes que podrían ser peligrosas. Fue corriendo a la habitación del capitán.

—¡Capitán! —gritó Bepo abriendo la puerta de golpe. Law se sobresaltó y se giró hacía la puerta.

—¿Qué ocurre, Bepo? —preguntó seriamente.

—Vengo a avisarle de que debemos cambiar el rumbo. Una fuerte tormenta azotará la zona dentro de un día y podría tener malas consecuencias para el Polar Tang. Puede que nos retrasemos unos días hasta llegar a la isla —comentó Bepo, un poco deprimido- Lo siento.

—Haz lo que tengas que hacer. No todo saldrá como esperamos en nuestro viaje. Lo dejo en tus manos —le tranquilizó Law.

—¡Sí, capitán! —exclamó Bepo, haciendo el saludo militar. Y volvió a la sala de control.

Durante los siguientes días continuaron entrenando, charlando y escuchando las advertencias del capitán sobre la isla. Penguin y Shachi solo tenían ganas de fiesta, pero debían estar alerta. Los rumores de los caza recompensas eran bastante creíbles y no estaban seguros de la cantidad de ellos que podía haber en esa isla. Por suerte, el tiempo extra que tardaron en llegar fue solo dos días más de lo previsto. Todos menos Bepo estaban reunidos en la cocina-comedor, esperando a que Shachi acabara de servir la comida.

—¡Chicos! Esta tarde llegaremos a la isla —anunció Bepo. Shachi, Penguin y Zoe aplaudieron emocionados. Law asintió—. Dentro de dos o tres horas iremos emergiendo hacia la superficie.

—Ya sabéis. Acabamos de comer y nos iremos preparando —dijo el capitán. Todos asintieron.

Después de reposar un poco, cada miembro de la tripulación se fue a su habitación Tenían que cambiarse y preparar las armas que iban a llevar. Zoe se puso las mallas cortas negras, la camiseta de manga corta con el símbolo de la tripulación y la deportivas negras. Se ajustó bien el cinturón y colocó las dagas.

Cuando estuvo preparada el submarino había subido a la superficie. Salió a cubierta y allí ya estaban Law y Bepo. A unos pocos kilómetros se podía ver la isla. Cuando los otros dos nakamas salieron ya era casi hora de anclar el submarino.

—¡Llegamos casi a punto para la cena y la fiesta! —exclamaron emocionados Penguin y Shachi.

—Por favor... Estad todos alerta —les recordó Law, seriamente—. Iremos a algún bar. Pero repito, mantened los ojos bien abiertos.

Los cinco piratas iban caminando por las calles de la isla. Parecía un pueblo bastante acogedor y la gente les saludaba de manera muy amigable. Penguin, Shachi y Bepo devolvían los saludos amablemente. Law y Zoe solo observaban serios. Ya había acabado de anochecer cuando decidieron entrar a uno de los bares de la isla. Law fue el primero en abrir la puerta.

—Repito. No os dejéis engañar... —alertó el capitán, antes de entrar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro