Capítulo 68

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—Bien. Como iba diciendo. Vamos a planear qué hacer con esta situación —dijo Law, serio, pero su intervención fue interrumpida.

—¡Vamos a montar una fiesta! —exclamó el gato gigante—. Una fiesta de agradecimiento. ¡Preparad la bebida y el pescado!

—¿¡Estás bromeando, verdad!? —preguntó Chopper, enfadado, ya que el gato era su paciente y debía descansar.

—¡Vamos! —exclamó Luffy, animado. Zoe se quedó mirando a Law, que estaba perplejo ante la situación.

—Tranquilo... Seguro que después del banquete ya están preparados para hablar sobre el tema y pensar todo bien —comentó ella, para tranquilizarle, mientras le empujaba hacia fuera.

Enseguida los minks empezaron a preparar todo lo necesario para el banquete. Eran bastantes, así que la fiesta no tardó mucho en comenzar. Hicieron una hoguera enorme en el centro y todos se pusieron alrededor. Algunos bailaban y bebían alrededor del fuego. Law y Zoe estaban sentados, observando como sus nakamas se divertían. La chica estaba devorando uno de los pescados que habían servido. Él comía con más tranquilidad.

—Voy a por algo de beber. ¿Quieres? —preguntó Zoe, mientras se levantaba y se sacudía el vestido.

—Sí, un poco de sake —contestó él.

La chica asintió y se puso camino a donde estaba la bebida. Sus nakamas estaban por ahí cerca, con algunos de los mugiwaras. Cuando estaba a punto de coger las jarras para llenarlas de sake, notó que unos brazos grandes le rodeaban.

—¡Zoe-chan! —exclamó Bepo, mientras la estrujaba contra él—. Te he echado mucho de menos. ¡Estoy tan contento de que el capitán y tú estéis juntos! Se le veía más feliz desde que llegaste. Hacéis muy buena pareja.

—Yo también te he echado de menos Bepo... —murmuró ella, mientras le devolvía el abrazo—. Ahora tengo que rellenar unas jarras, Law ha pedido que le lleve sake.

—Oh, sí. Lo siento... —murmuró, mientras te soltaba. Enseguida volvió a unirse al resto de nakamas.

Después de llenar las jarras la chica volvió a sentarse al lado de su capitán. Le pasó la jarra y los dos dieron a la vez un buen trago. Ya había pasado un rato desde que había comenzado el banquete y no parecía que se fuera a acabar pronto. Zoe bostezó y se apoyó en el hombro de Law. Este la miró de reojo.

—¿Tienes sueño? —preguntó Law. Ella asintió levemente, con los ojos cerrados—. Han preparado unas cabañas aquí para todos nosotros. Podemos ir a dormir si quieres.

—¿No quieres quedarte? —preguntó ella, mientras levantaba la cabeza para mirarle.

—No. No me gustan las fiestas —contestó él. Apartó a la chica con cuidado para levantarse—. Venga, vamos. Tiene pinta de que esto va a durar bastante rato.

Zoe asintió y se levantó. Se acercaron hasta una de las cabañas que el mink gato había dicho que podían usar. Había varias camas distribuidas por toda la estancia. La chica se acercó a la que estaba más próxima a la puerta y se tiró de golpe.

—¡Qué cómoda! —exclamó, con los ojos cerrados. Law se acercó a la cama de al lado. Zoe se incorporó hasta sentarse y se giró hacia él—. Law... ¿Puedes dormir en mi cama? Me apetece estar abrazados...

—Eh... Sí —contestó él, mientras comprobaba que la cama era lo suficientemente grande. No era para dos, pero era la bastante grande para tumbarse juntos.

Law se tumbó junto a la chica y ella se acurrucó contra el cuerpo de su capitán. Él le abrazó por detrás y la pegó todavía más a su cuerpo. Le encantaba sentirle cerca de él. Tenían pocos momentos más o menos a solas y este era uno de ellos. Le dio un suave beso en la cabeza.

—Buenas noches, Zoe-ya... —susurró Law, contra el pelo de la chica. Ella solo ronroneó. Ya estaba medio dormida.

Zoe se durmió enseguida, al contrario que Law. Ya se había acostumbrado a no poder dormirse. Acariciaba el brazo de la chica mientras le escuchaba respirar profundamente. Un buen rato después, escuchó las voces de sus nakamas acercándose a la cabaña. No le apetecía aguantar a nadie borracho, así que cerró los ojos y fingió estar dormido.

—Oh, miradlos. Están durmiendo abrazados —susurró Penguin, nada más entrar. Bueno, intentó susurrar.

—¡Son la pareja más bonita del mundo! —exclamó Bepo, emocionado.

—No chilles, les despertarás —le regañó Shachi.

—Lo siento... —murmuró el oso.

—Me alegro tanto de que por fin estén juntos... Se lo merecían —comentó Ikakku, mientras se iban acercando a las camas.

—Nuestro capitán se merecía ser feliz —dijo Penguin, mientras se acostaba.

Law no pudo evitar sonreír de lado mientras les escuchaba. No iba a negar que le gustaba que sus nakamas se alegraran por él. Nada más se tumbaron, escuchó como empezaban a roncar. Un buen rato después, poco a poco, se fue quedando dormido.

A la mañana siguiente, Zoe fue abriendo lentamente los ojos. Entraba bastante luz por las ventanas. ¿Sería muy tarde? Se incorporó poco a poco mientras bostezaba. Law no estaba en la cama. El resto de sus nakamas estaban durmiendo plácidamente. Debieron acostarse tarde.

Cuando salió de la cabaña vio que su capitán estaba allí, apoyado en uno de los árboles. No había nadie más cerca. Zoe se acercó hasta él y se sentó a su lado.

—¿Dónde está el resto? –preguntó la chica, con curiosidad.

—Se han ido a por los samuráis —contestó él, mientras miraba al frente—. En un rato volverán aquí, por eso no os había despertado todavía. Estabas durmiendo muy a gusto.

Zoe se acercó todavía más a él y apoyó la cabeza en su hombro. Unos segundos después, Law apoyó su cabeza en la de ella. Se quedaron así un buen rato. En silencio, con los ojos cerrados, disfrutando del momento de tranquilidad. Law no estaba seguro de quién rompería el momento antes, si sus nakama o los mugiwaras.

Poco después tuvo su respuesta. Eran los mugiwaras. Los gritos de Luffy hablando con sus nakamas se escuchaban cada vez más cerca. Notó que Zoe se apartaba de él. Se levantó, después de ella, y se acercaron hasta el grupo. Al parecer los samuráis estaban sanos y salvos.

—Sois tan adorables —comentó Nami, dando un codazo a Zoe. Esta sonrió levemente. Law agachó un poco la cara para esconderse bajo su sombrero mientras chasqueaba la lengua.

—Vamos a escalar la ballena —les informó el mink gato. Ahora también había un perro junto a ellos—. El compañero de Kinemon y Kanjuro se encuentra ahí, protegido.

—¡Vamos a ver al ninja! —exclamó Zoe, emocionada.

—¡Sí! —exclamaron contentos Luffy y Chopper.

Enseguida se pusieron en marcha. Debían escalar un enorme árbol que tenía el tronco en forma de ballena. Al parecer, había un camino hasta la cima, así que solo tenían que seguirlo para llegar hasta allí. Mientras iban subiendo, todos se imaginaban como sería el famoso ninja y que habilidades tendría. Estaban realmente emocionados.

De pronto, cuando llegaron a la cola de la ballena, los jefes de la tribu mink se quedaron parados.

—¿La entrada está aquí? —preguntó Zoe, curiosa, mientras los observaba tocando la pared.

—Sí. Es una puerta secreta imposible de encontrar —contestó el gato.

—¡Guau! ¡Qué pasada! —exclamó Luffy, con los ojos brillando de la emoción.

Cuando se abrió la puerta solo se veían un montón de escaleras que llevaban hacia abajo. Empezaron a bajarlas. Ahí dentro estaba el ninja. Estaban a punto de verlo. Las expectativas eran muy altas. Se escuchaban gritos a lo lejos. Una vez llegaron a los últimos escalones Luffy, Usopp, Chopper, Franky y Zoe aceleraron el paso. No podían aguantar más. Había un tipo bajito gritando.

—¿Por qué no me entregasteis al enemigo? ¡He visto a gente herida! ¿Ya estáis a salvo, no? ¡Si me estáis mintiendo me las pagaréis! —exclamaba, mientras las lágrimas caían por sus ojos.

—¿¡Qué!? —se preguntaron los que se habían adelantado, algo decepcionados. ¿Ese era el famoso ninja?

Zoro y Law llegaron unos segundos después, con el resto del grupo. Se decepcionaron igualmente. Kinemon y Kanjuro se pusieron a hablar con él, mientras todos seguían mirando a ese tipo, excepto Robin, que estaba interesada en leer un Poneglyph.

—¿Tengo algo en la cara? ¿Por qué me miráis tan fijamente? —preguntó el supuesto ninja, enfadado.

—¿Realmente eres un ninja? —preguntó Luffy.

—¡Grosero! —exclamó el tipo. Zoe pensó que el pobre debía sentirse insultado. El hecho de que tuviera un aspecto distinto al que habían imaginado no significaba que no fuera un ninja de verdad.

—¿Puedes mostrarnos tus técnicas de ninja? —preguntó ella, emocionada. Todavía guardaba esperanzas. Todos se sumaron a la petición.

—¡Eso! ¡Rápido! Lanza unos shuriken contra nosotros —pidió Luffy, sonriendo.

—¡Ponte bajo una cascada! —pidió Usopp.

—Muéstranos jutsus de liberación de tierra —dijo Chopper.

—¡No! Mejor de fuego —volvió a intervenir Zoe.

—¿Qué? Los de agua son los mejores —les corrigió Usopp.

—¿Por qué unos piratas tienen tanta curiosidad por ver las artes ninjas? —preguntó el tipo extrañado.

—Eso no tiene nada que ver... —intervino Franky, serio—. Todos los hombres están obsesionados con los ninjas.

—Oye, y algunas chicas también. ¡Los ninjas son geniales para todos! —dijo Zoe.

—¡Oh, vais a hacer que me sonroje! —dijo él, orgulloso. La ronda de preguntas y peticiones empezó de nuevo.

—¿Has salido con una mujer ninja? —preguntó el narizón.

—¡Enséñame a saltar más alto con un palo de bambú! —exclamó Luffy, dando saltos.

—Estaría bien que nos mostraras un jutsu de clones —pidió Law, que decidió unirse a las peticiones. Incluso Zoro se animó a pedir algo.

—Coge un rollo y di "nin-nin" —pidió Chopper.

—¡Silencio! —exclamó el ninja, cabreado. Todos se quedaron callados—. Dejad de usar vuestra imaginación. Los ninjas no dicen "nin-nin".

—¿Y tú te haces llamar ninja? —preguntó Usopp.

—Ya lo sé... Las mujeres ninja ni si quiera me miran —contestó, algo decepcionado. Luego empezó a explicar algo—. Escuchad. Los ninjas son silenciosos, discretos y fuertes de corazón. Alguien que pasa su vida en la sombras no mostraría su talento a...

El hombre se quedó callado al observar al grupo. Estaban todos sentados en el suelo. No le escuchaban y se podía leer la decepción en sus caras e incluso algo de tristeza y desilusión. Zoe alzó la vista. ¡Parecía que el ninja se estaba preparando para mostrar algo! Le dio un codazo a Luffy y Usopp, que estaban a sus lados. Todos miraron atentos.

—¡Arte ninja! ¡Jutsu de liberación de humo! —gritó, justo antes de desaparecer entre una gran humareda.

—¿Ha desaparecido? —se preguntaron todos, sorprendidos, menos Law y Zoro, que solo observaban.

—¡No! Estoy aquí. Bueno y también aquí. Y aquí —repetía una y otra vez, mientras aparecían copias suyas.

—¡Mira Law! ¡La técnica que pedías! —exclamó Zoe, emocionada, mientras se agarraba al brazo de su capitán. La chica pudo notar algo de emoción en su cara mientras observaba al tipo.

—¿De verdad os atrevéis a preguntarme si soy un ninja? —comentó, mientras empezaba a lanzar shuriken.

—¡Guau! —murmuraron todos, estaban boquiabiertos.

—¡Las mujeres se encogen al verme! ¡Mis enemigos me injurian! Soy Raizou de la Niebla en carne y hueso —se presentó, mientras se ponía  un rollo en la boca—. ¡Nin-nin!

—¡Es increíble! —exclamaron Luffy, Ussop, Chopper y Zoe.

Los samuráis, Luffy, Chopper y Ussop acompañaron al ninja fuera de la cueva a tomar un poco el aire. Zoe se acercó a Nami y observó a  Nico Robin con curiosidad. ¿Qué tipo de información habría inscrita en ese Poneglyhp?

—Ya está —comentó Robin, unos segundos después. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que faltaba gente—. Será mejor que estemos todos juntos para hablar sobre esto...

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