Capítulo 70

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El temblor era demasiado fuerte. Los minks caían por el suelo. Zoe no tardó en notar como perdía el equilibrio, las sacudidas llevaban de un lado a otro y era difícil mantenerse de pie. Notó que un brazo le rodeaba la cintura. Miró hacia arriba y vio que era Law, aunque también tenía algo de dificultades, le estaba ayudando.

Algunos edificios comenzaron a desmoronarse. Se escuchaban quejidos del elefante. A Zoe le había parecido oír algo. ¿Puede que fuera el ruido de cañones? ¿Acaso alguien estaría atacando la isla de nuevo? ¡Oh, no!

—¡Law!- exclamó Zoe, señalando hacia delante. Una de las casas estaba a punto de caer sobre algunos de sus nakamas. Estaba demasiado lejos. ¡No llegaría a tiempo!

—¡Room! —se escuchó decir a Law—. ¡Shambles!

Sus nakamas desaparecieron de ahí justo antes de que la casa cayera y enseguida estaban al lado de ellos. Zoe suspiró aliviada. Sin embargo, sus nakamas no eran los únicos que estaban en peligro. Unos pequeños minks pasaron corriendo cerca de ellos. Estaban a punto de pasar por delante de una de las casas que no estaba muy estable.

Zoe se soltó del agarre de Law y llegó corriendo hasta allí justo para evitar que la casa cayera sobre ellos, aunque tuvo que destrozarla para frenarla. Por suerte eran de madera y eran bastante fáciles de romper, al menos para ella. Cogió a los tres minks y los llevó dónde el perro estaba refugiando a otros miembros de la tribu. Los mugiwaras también estaban ayudando.

Cuando Zoe volvió al lado de Law y sus nakamas, no pudo evitar tropezarse. Por suerte cayó en los blandos y esponjosos brazos de Bepo, que se adelantó un poco para cogerle. Los dos cayeron al suelo, pero el oso frenó la caída de la chica.

De repente, Luffy y Momo se llevaron las manos a la cabeza. Decían algo sobre que podían escuchar una voz hablando. ¿Una voz? Nadie más podía escuchar nada.

—¡Es Jack! —exclamó Momo. ¿Jack? El tipo que atacó la isla antes de que llegaran. Uno de los subordinados de Kaidou—. ¡Está atacando al elefante!

¡Claro! Por eso se estaba moviendo de esa manera. Entonces Zoe estaba segura de que había escuchado cañones. Todo tenía sentido. Intentaron formarse para contratacar, pero era imposible con tanto movimiento. Lo único que podían hacer era sujetarse para no salir rodando o estar atentos de que no les cayera nada encima.

—¡El elefante me está pidiendo permiso para atacar! —comentó Momo, todavía con las manos en la cabeza. Estaba muy asustado y confundido—. ¿Qué debo hacer?

—¡Momo! Estoy seguro de que le llegara tu voz. ¡Tienes que decírselo! ¡Grítalo! —intervino Luffy.

Unos segundos después de estar pensando, el pequeño por fin se decidió a gritarlo. Pidió al elefante que no se rindiera y se deshiciera de Jack. Después de un rato más de movimientos bruscos todo quedó en calma. Luffy y Momo dejaron de escuchar las voces. Todos comenzaron a levantarse poco a poco del suelo.

—¡Esto es serio! ¡Esto es serio! —se escuchó gritar a una voz. Zoe se giró rápidamente. Era el mono y parecía preocupado. Se acercó corriendo hasta donde estaban todos.

Les explicó que el elefante había usado su propio cuerpo para vencer a Jack y que había destrozad los barcos de un solo golpe. ¡Era increíble! Ahora que todo se había solucionado podían prepararse para partir.

—Escuchadme —dijo Law, llamando la atención de sus nakamas. Todos se acercaron hasta él—. Ahora iremos a recoger el campamento e iremos a preparar el Polar Tang para el viaje y para acoger a los nuevos invitados. Es un viaje muy importante. Debemos estar completamente preparados.

—¡Sí, capitán! —contestaron todos, haciendo el saludo militar. Zoe estaba distraída mirando el cielo. Algo se acercaba. Era una especie de ardilla o castor o... Un pequeño animal.

—Zoe-ya, ¿me estás escuchando? —preguntó Law, frunciendo el ceño. No había contestado a su explicación. Esperaba que no se le estuviera pegando el pasotismo de los mugiwaras.

La conversación se vio interrumpida, ya que  todos escucharon la voz de ese animal diciendo que había problemas. Cayó en la cara de Luffy y lo tiró al suelo.

—¿Qué sucede? ¿Acaso Jack ha regresado?—preguntó el mink perro. Todos esperaron atentos la contestación.

—No. No es eso. Una de las patas delanteras del elefante está gravemente herida —explicó preocupado el animal—. La herida es larga y profunda. Parece realmente terrible.

De repente, la explicación se vio interrumpida por otro temblor. Al parecer el elefante no podía mantenerse bien debido a la herida. Debían hacer algo. Gracias a él Jack había sido derrotado.

—Oye, Luffy... ¿Podemos retrasarnos un poco? —preguntó Chopper.

—¿Quieres tratar la pata del elefante, verdad? —comentó Luffy, sonriendo. El renito asintió—. ¡Está bien!

—Eso es demasiado amable por vuestra parte, nosotros nos encargaremos —intervino el perro mink.

—¡No! Somos la alianza ninja-pirata-mink-samurái —recordó Luffy.

—Somos bastante gente. No tomará mucho tiempo —expuso Zoro.

—¡Sí, contad con nosotros! —exclamó Franky, con energía.

—Sabía que haríamos esto —comentó Nami, sonriendo.

—¡Sí! ¿Qué es lo que tenemos que hacer?—preguntó Zoe.

—Primero hemos de conseguir mucha hierba medicinal. Cómo somos tantos será rápido de conseguir —explicó Chopper—. El problema es el vendaje.

—Es verdad, ¿cómo vendaremos una pata tan grande? —se preguntó el narizón en voz alta. Todos se quedaron pensativos. Era difícil encontrar una venda para un elefante.

—Yo puedo encargarme de ello —comentó Robin, sonriendo tan amablemente como siempre.

—Bien. Ahora solo falta pensar en cómo pondremos esa venda —dijo Franky. Se giró hacia el perro—. Cuando Jack ha atacado habéis dicho algo de mandar unos barcos, ¿verdad?

Todos se acercaron hasta el almacén donde guardaban los barcos. Además, tenían cuerdas para bajarlos con cuidado desde la espalda del elefante. De esa forma sería más fácil curar la herida. Desafortunadamente, los barcos no estaban en muy buenas condiciones. Por suerte, Franky solo necesitaba algo de madera para repararlos.

Ya que había varias cosas que hacer se dividieron varios grupos. Unos se encargarían de la venda, otro de talar troncos y otros de buscar las hierbas. Zoe se quedó en el grupo de buscar hierbas. Se alejaron con Chopper y Law para que les dieran las indicaciones. Se repartieron unas cestas para guardar lo que encontraran y, una vez les indicaron como era la hierba que debían recolectar, se pusieron manos a la obra.

Habían recorrido ya unas cuantas zonas de la isla. Había bastante de esas hierbas, así que serían capaces de curar esa herida. Zoe ya llevaba un rato en la misma zona, junto con otros minks, pero no parecía que quedara más. Se llevó la mano a la frente para secarse el sudor y le pareció ver al final de un sendero más de esa hierba. Decidió acercarse para comprobarlo.

Después de correr unos metros se agachó para comprobar. ¡Bingo! Era más de esa hierba. Se agachó para cogerla y la metió en la cesta. Había encontrado bastante. Estaba muy contenta de poder ayudar.

—Zoe-ya, te he dicho mil veces que no te alejes sola —dijo Law, a su espalda. La chica se giró sobresaltada.

—Pero aquí no hay peligro... —murmuró, mientras se colocaba bien la cesta de nuevo en la espalda.

—No me repliques. Hablo en general. No quiero que te pase nada... —dijo él, con el ceño fruncido.

—Está bien... ¿Me perdonas? —preguntó ella, haciendo pucheritos.

—Sé que puedes encontrar una buena forma de que te perdone —comentó él, mientras aparecía su característica sonrisa de lado.

Zoe creía saber a qué se refería y, aunque no fuera así, tenía ganas de hacerlo. Se acercó hasta él, se puso de puntillas y le dio un corto beso en los labios. Nada más separarse de él, Law le cogió la cara y volvió a besarle, pero de una forma algo más intensa. Poco después se separaron para recuperar la respiración. Zoe notaba que se había sonrojado. Esa manera que tenía Law de acercarse a ella... Le encantaba. Le revolvía por dentro.

—Debemos seguir buscando. Nada más volvamos al submarino no te salvarás de que te haga mía —murmuró él, mientras miraba a la chica fijamente. Zoe se sonrojó todavía más. ¡Maldito Law!

Se escuchó un sonido bastante fuerte cerca de allí. Zoe se acercó a unos arbustos y los apartó. El sonido había venido de esa dirección. Law se acercó por detrás de ella y observó también.

—Es Zoro... ¿Qué hace solo? Debe haberse perdido otra vez... —comentó la chica.

—En fin... Vamos con él. Nunca partiremos hacia Wano si se pierde —dijo Law, mientras empezaba a andar hacia a él.

—¿A dónde han ido todos? —se escuchaba preguntar al peliverde, mientras miraba a un lado y al otro.

—Están en el otro lado. Te has vuelto a perder —contestó Zoe, riéndose. Zoro se giró hacia ellos. Parecía de mal humor.

—De verdad eres tan malo con las direcciones? —preguntó Law.

Solo había oído comentarios, no había podido comprobarlo en persona. Zoro solo chasqueó la lengua. De repente aparecieron Luffy y Carrot encima de un cocodrilo, los cuales se rieron del espadachín.

—¡Ya está bien! Voy a llevar los troncos por mi cuenta —se quejó Zoro, enfadado.

—Eso es una pérdida de tiempo. No queremos que te pierdas de nuevo- intervino Law, con seriedad. A Zoe se le escapó la risa.

—¡Maldito! ¿¡Cómo te atreves!? —le gritó el peliverde en el oído. Law le miró mal.

—¡Shambles! —dijo, utilizando su técnica. Zoro desapareció en un segundo, junto con los troncos. Carrot se quedó algo sorprendida. Se giró hacia Zoe—. Volvamos con Chopper. Tenemos suficiente hierba para preparar la medicina.

Solo tardaron unos pocos minutos en reunirse con el grupo encargado de la medicina. Había varios cuencos para preparar el ungüento. Siguiendo las instrucciones de Chopper, Law y unos médicos minks, no tardaron mucho en prepararlo. Era hora de volver al punto de encuentro. Si el resto de grupos había acabado ya podrían proceder a curar y vendar la herida.

Cuando llegaron al punto de encuentro todo estaba listo. Las vendas estaban preparados, los barcos estaban reparados y se habían encargado de colocar todo para poder colgarlos y bajar hasta dónde estaba la herida.

—Mientras curan la herida debemos preparar todo en el submarino. No tardaremos mucho en partir —dijo Law, dirigiéndose a sus nakamas.

—¿No ayudaremos a curar la herida? —preguntó Bepo.

—Ya hemos hecho bastante. Puede apañárselas sin nosotros. Son bastante gente —contestó Law, tajante.

—No me importa quedarme en representación de nuestra tripulación. Podéis ir preparando todo vosotros. También sois bastantes. No está bien que no se quede nadie de nosotros —comentó Zoe. Law se quedó pensando durante unos segundos.

—Está bien. No tardaremos mucho. Volveremos enseguida —dijo él, antes de empezar a caminar—. En marcha.

Los piratas de Heart siguieron a su capitán. Zoe se acercó hasta Chopper y espero junto a todos hasta que los barcos estuvieran listos para poder subirse. Unos minutos después empezaron a cargar los cuencos con medicina y el material necesario para aplicarla.

Zoe se subió al barco que estaba al lado del de Chopper, junto con cinco miembros de la tribu de los mink. Las cuerdas empezaron a moverse y los barcos comenzaron a bajar. Soplaba una ligera brisa, no habría problemas si el viento no soplaba muy fuerte...

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