Capítulo 18

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Vuelvo a poner todo en cajas y cerrarlas. Los últimos tres días he esperado hasta que escucho a Christian entrar a su departamento para bajar con las cajas hasta la camioneta.

Por eso esta mañana me levanto temprano, me ducho, me visto y guardo la pijama en mi bolso. Ya no queda nada mío aquí, así que tengo que ir hasta la cafetería a conseguirme mi café y un pan dulce.

Sé que Christian sigue dormido, por eso me tomo mi tiempo para bajar hasta el departamento de la señora Lincoln. Como no quiero despertarla, deslizo mis llaves dentro de su buzón.

Conduzco como cada día hasta el callejón y estaciono en el lugar de siempre. Entro por la puerta se servicio, dónde los chicos de Kim ya tienen las estufas encendidas.

— ¡Buenos días chicos! – saludo sin detenerme – Mía, buen día. ¿Cómo te fue en tu viaje?

— Oh, maravilloso, no sabes todo lo que aprendí. Nuevas técnicas, ingredientes exóticos, lo nuevo para este año en comidas gourmet.

— Me alegro – permanezco de pie frente a su escritorio – Renuncio.

— ¿Qué? ¿Por qué?

— Tengo que volver a Georgia, es un asunto... Familiar.

— ¿Todo bien? – me dice preocupada – Entiendo lo complicado que puede ser un asunto así y te vamos a extrañar. ¿Segura que no puedes quedarte?

— No por ahora – presiono mis labios con fuerza – Tengo que irme hoy.

— ¿Y tu cheque? ¿Cómo te lo envío?

— ¿Podrías dárselo a Kate, por favor?

— Bien. ¿Hay algo más que pueda hacer por ti, Ana?

— No, Mía. Muchas gracias por todo.

Ella se levanta de su escritorio para venir a abrazarme y le devuelvo el abrazo sientiéndome mucho más culpable. ¡Si! Estoy huyendo como una maldita cobarde porque no me atrevo a enfrentar a Christian.

Salgo de su oficina para ir directo a abrazar a Kim, luego Raúl, Cole y los demás. También me despido de Giny y a todos les digo que es por un asunto familiar.

— Uno menos, queda otro – subo a mi camioneta.

Conduzco hasta una calle pequeña en el centro de Seattle, buscando la nueva oficina temporal de Luke. Hablé con la florería que ha enviado los arreglos a mi departamento y ellos me dieron la dirección de mi ex esposo.

Un local muy pequeño, en la primera planta de un edificio de oficinas es el lugar donde lo encuentro. Puedo verlo conversar con Taylor a través de la gran ventana de cristal, por lo que no pierdo tiempo dirigiéndome a él.

— Luke.

Se gira rápido cuando le hablo.

— ¡Ana! Qué sorpresa tenerte aquí, amor, pasa.

Me señala una silla junto a su escritorio, pero niego con la cabeza. Taylor le hace una seña y se aleja para darnos privacidad.

— No vine en plan de amigos, Luke. Vengo a decir que se terminó.

— ¿Terminó qué?

— Nosotros, es definitivo.  Solo vine para ver tu cara cuando te dijera que estoy embarazada.

— ¿Qué? ¿Cómo que embarazada?

— Si, dice mi doctor que soy una mujer saludable y que no hay nada malo en mi. Estoy embarazada.

— ¿Es una maldita broma? – gruñe furioso – ¿De quién es? ¿De Christian?

— Si.

— ¡Ese maldito infeliz! ¡Hijo de p...!

— ¡Luke! – lo interrumpo – Solo quería que lo supieras de mi.

— Ana, yo puedo perdonarte, podemos criar al bebé juntos.

— ¿Perdonarme, qué? Tú y yo estamos divorciados, ¡Voy a tener un bebé de otro hombre!

Grito, así todos sus empleados se dan cuenta de lo ridículo que se ve rogando.

— Annie, no hagas esto. No sin haberlo intentado.

— No te necesito, mi bebé menos.

— ¿Y a quien si necesitas? ¿A Christian? – Luke suelta una risa burlona – ¿Serás feliz con él?

— Ese es mi asunto.

— ¿Vas a jugar a la familia feliz con ese idiota? ¡Bien! ¡Hazlo! Ya te veré cuando vuelvas a mi, rogándome que te acepte a ti y a tu bastardo.

De nuevo, no lo pensé. Golpeé su cara con mi mano con tanta fuerza que duele. Taylor, Baker y todos los demás ahi en esa pequeña oficina nos miran sorprendidos.

— ¡Se acabó! ¡Aléjate de mi! – lo señalo – No es un bastardo, es mi hijo y de un hombre que si pudo hacer lo que tú no.

Salgo de su oficina directo a mi camioneta y cierro la puerta. Mis manos tiemblan un poco por la emoción y el coraje que siento, y este es el punto de quiebre entre nosotros.

Conduzco despacio hasta la gasolinera más cercana, me detengo un par de veces antes de salir a la carretera para asegurarme que tengo todo, y entonces lo recuerdo. Kate.

Regreso algunas calles para volver a tomar la avenida hacia la oficina de Kate. Mando un texto diciéndole que estoy en la entrada y le pido que baje.

— Hola Ana, ¿Qué ocurre? ¿estás bien?

— Hola Kate, lamento venir a molestarte aquí, pero quiero despedirme.

— ¿Por qué? ¿A dónde vas?

— Regreso a Georgia.

— ¿Tuviste problemas con Mía? Puedo hablar con Elliot, podemos arreglar las cosas...

— Kate, no. Estoy embarazada y necesito el apoyo de mi madre, cuando nazca el bebé.

Mi amiga no habla, solo me mira con los ojos muy abiertos y balbucea algunas palabras que no alcanzo a comprender.

— ¡¿Embarazada?! No sabía que salias con alguien, ¿Por qué no me lo dijiste?

— Porque eso es cierto, no salgo con nadie. Solo pasó.

Ella arquea la ceja, incrédula de mi historia pero no hace más preguntas.

— Voy a intentar recuperar mi empleo en la editorial, mamá podrá ayudarme hasta que pueda conseguir una guardería, será más fácil para mí estando allá.

— ¿Él lo sabe? El papá de tu bebé... ¿O fue algo de una noche?

— No lo sabe y por el momento prefiero que sea así. En algunos meses más, cuando haya pasado el primer trimestre le enviaré una postal.

Sonrío divertida, pero Kate sigue mirándome con preocupación. No quiero dar más información, así que le doy un abrazo muy fuerte.

— Ten cuidado, llámame cuando hayas llegado a Georgia. Sabes que voy a estar preocupada.

— Lo sé. Gracias por todo Kate, espero que me visites en Georgia. Y dale las gracias a Elliot de mi parte.

— Que tengas buen viaje, Ana.

— Adiós Kate.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro