Capítulo 27

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Apagué la luz de la mesita de noche y fingí dormir, sin importarme que tuviera al molesto chico pegado a mi espalda. ¿Qué se creía? ¿Qué yo iba a caer así de fácil?

Ignoré la sensación de su cuerpo cálido contra el mío, la presión de su brazo sobre mi cintura y su aliento en mi cuello.

¡Qué molesto! De haber tenido sexo con él, ya se habría ido a su cama. Supongo que perdí la costumbre de dormir acompañada.

Dejé de pensar en él cuando el cansancio me venció. Pero por alguna razón, soñé con esa primera ocasión en su habitación, solo a unos pasos de distancia.

El costado derecho de mi cuerpo hormiguea, una sensación incómoda que me saca de mi sueño reparador lentamente. Aún soy prisionera del brazo de Christian.

Luego soy consciente de que algo duro está pegado a mi trasero.

— ¡Christian! — Chillo para que me suelte.

— ¡¿Qué?!

Mi grito lo despierta y se endereza en automático. Su cabello revuelto y sus ojos grises a medio abrir, parpadea confundido tratando de observar a su alrededor.

— ¡Quita tu cosa de mi!

— Pero si no te he tocado — me bufa y señala hacia sus boxers — ¿Esto? Es un reflejo mañanero.

— No me digas.

— ¿Quieres hacerte cargo?

— ¡No! ¡Idiota!

Salgo de la cama para ir al baño, me tomo más tiempo del normal en mi rutina de aseo para darle tiempo al idiota que se levante y se vista.

Pero no, cuando salgo sigue ahí, echado en la cama con su perfecto trasero al aire.

— ¡Christian! ¡Es tarde! ¿Me llevas o no?

— Mierda — lo escucho susurrar.

Se levanta de la cama, tropezando un par de veces antes de llegar hasta su habitación. Voy a la cocina a buscar un vaso de jugo o agua, pero él sale inmediatamente con unos jeans y camisa abierta.

— ¿No piensas ducharte?

Ojos grises levanta sus brazos para olerse y encoge los hombros.

— ¿Eres mi madre? ¿Quieres que te lleve a tiempo, si o no?

— Wow, eres un gran ejemplo a seguir — digo con sarcasmo.

— Lo sé, ahora andando antes de que cambie de opinión.

Lo sigo por el pasillo, al ascensor y hasta la salida. Antes de cruzar la calle hacia su auto, toma mi mano.

— Es por tu seguridad.

— Sé cruzar, no tengo 6 años.

— Bueno, no voy a arriesgarme a que algo te pase para que luego puedas culparme.

— ¡Son como seis metros! — señalo el otro lado de la calle.

Pero me ignora. Abre la puerta del auto para mí y me hace una seña para que suba. Rodea el auto para situarse en el lugar del conductor.

— No creo aguantar ocho meses de esto.

— ¿De qué? ¿De mi siendo adorablemente protector? — Yo ruedo los ojos.

— No eres adorable — arqueo la ceja — Y no sé por qué razón quieres cuidarme.

— Porque estás embarazada, de mí. Y aunque no lo quieras ahora eres mi responsabilidad. Qué no se diga que abandoné a mi novia embarazada.

Hago una mueca con la boca para no decir nada más. Si Christian quiere jugar al novio cariñoso, adelante.

Cuando llegamos al restaurante, todos los chicos se apresuran a alistar los ingredientes y las parrillas para comenzar. Yo voy a la oficina a revisar la lista de pendientes que dejé ayer.

— ¿Qué? — Le gruño a Christian cuando entra detrás de mí.

— Nada, solo voy a dormir aquí en el escritorio de Mía.

— ¿Por qué no vuelves al departamento? Podrías dormir en tu cama.

— No, estoy bien. Solo serán unos minutos.

Se sienta en la silla y apoya los brazos cruzados en el escritorio. Su frente cae sobre sus brazos.

Lo observo con desconfianza, esperando que en algún momento levante la cabeza y diga algo estúpido o que intente asustarme.

Pero en lugar de eso, su respiración suave se escucha y lo contemplo en silencio. Su torso sube y baja con la respiración, su boca ligeramente abierta y un gesto con la nariz que lo hace lucir adorable.

Si, he dicho adorable.

Y como no quiero despertarlo, atiendo a los proveedores del día en la cocina, cerca de la puerta. Cerca de las 10 de la mañana, mi estómago comienza a protestar por hambre.

— ¿Kim? ¿Podría tener uno de esos fabulosos platillos para mí? Voy a pagarlo.

— Ana — Kim ríe — No tienes que pagar, ¿Cuánto podrías comer? No creo que acabes con todo.

— Bien, gracias. ¿Y podrías darme por favor otro para Christian?

Una bulla se escucha por detrás de Kim, pero no distingo si es Cole o Terry quienes se burlan. Seguro mi asunto con Christian les parece divertido.

— Como digas, Jefa.

Kim sonríe pero no dice más. Le lanza una mirada sería a alguien detrás de él y sigue revolviendo el contenido del sartén. Vuelvo a la oficina a limpiar un poco el escritorio.

— Aquí tienes — dice Raúl al cabo de unos minutos, con una bandeja en sus manos.

— Muy amable, gracias.

— ¿Y el bello durmiente?

Señala hacia Christian, que sigue dormido sobre sus brazos.

— Es un perezoso, tuve que arrastrarlo fuera de la cama.

Mierda.

Doble mierda.

¿Qué dije?

Inmediatamente balbuceo avergonzada ante la confirmación de mi (extraña) relación con Christian.

Genial, Ana. Ahora todos saben que duermes con él.

— Yo no... — vuelvo a cerrar la boca sin saber cómo corregir.

Pero Raúl solo sonríe divertido, una gran sonrisa en sus labios. Bueno, si van a notar después mi embarazo, será mejor que se vayan haciendo una idea de nosotros.

— Gracias por la comida.

— De nada, tomatito — Susurra antes de salir de la oficina.

— Christian, ¿Christian? — Sacudo su brazo.

— ¿Hmm?

— Despierta.

— 5 minutos más — balbucea.

— No, despierta y desayuna. Luego podrás seguir durmiendo.

Abre los ojos con lentitud, sacude un poco la cabeza y arquea una ceja.

— ¿Has estado observándome todo este tiempo?

— No.

— ¿Entonces por qué estás sonrojada?

— Por nada, solo come.

Saco los platos de la bandeja para ponerlos frente a nosotros, dos vasos de jugo y dos tazas de café frente a nosotros.

— Estás para mí — toma ambas tazas — Y estos para ti.

Empuja los vasos de jugo hacia mi.

— Pero quiero tomar café.

— No puedes.

— ¿Por qué no? — frunzo el ceño, molesta.

— ¿Quieres que te lo recuerde? — Una sonrisa se satisfacción en sus labios.

— Agh, idiota. ¿Otra vez con lo de ser protector?

— Adorablemente protector — me corrige.

Idiota.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro