Under The Sky

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Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de la genial Rumiko Takahashi, yo solo juego con ellos ^-^

Esta pequeña historia participa en la dinámica #Sextember3 de la página Fanfics y Fanarts de Ranma Latino. Es la primera vez que participo en esta actividad y estoy nerviosa, espero les guste.

De más está decirles que el fic tiene lemon y es UA. =)

** Under The Sky **

.

―¡Ranma! ¡Nos van a escuchar!

Una exquisita sonrisa se asomó en sus labios destilando pasión, amor, lujuria.

―Nadie lo hará. Todos están ocupados en la piscina ―murmuró, aproximándose cada vez más con una mirada cargada de sensualidad—. Pero tampoco me molestaría si Ryoga nos escuchara, debe entender de una buena vez que eres mía.

—¡Ranma! —exclamé, pero él siguió avanzando, arrinconándome al mueble.

Su amigo, Ryoga, estaba de copiloto del lujoso yate que mi novio había alquilado para dar una vuelta por todas las islas de Kujukushima y estaba más que segura que él podría escuchar todo. Claro, sin contar que el resto de nuestros amigos que estaban en la popa del barco también podrían enterarse de lo que estaba a punto de suceder... porque sí... iba a suceder... Nunca he podido negarme a Ranma.

—Estamos solos bajo el cielo... —Me sonrió levemente apartando un mechón de mi cabello negro de mi rostro, bajando a su vez, con mucha angurria el vestido de ganchillo que opté usar ese día.

—Eres un tonto —murmuré, cada vez con menor rigor, pues sus manos ya estaban en mi cadera y sus besos me embargaban de un placer inusitado. Sin dudar y cediendo a su juego terminé recostada en la cómoda superficie del sofá.

Su bañador era tan fino que podía sentir toda su masculinidad rozándome. Ay Dios... No traía puesto ni polera ni chaleco por lo que todo su cuerpo hacía contacto con el mío, quemándome la piel.

Estábamos en la primera terraza superior, en una zona de relajación privada con jacuzzi, sofás, mesas y todo lo necesario para disfrutar del mar. De ella, bajaban unas escaleras a la terraza secundaria y más abajo, hacia la piscina de dieciocho metros cuadrados que era la joya principal del yate y dónde nuestros amigos se encontraban bailando y bebiendo.

Ranma me había traído hasta acá con la excusa de buscar las botellas de vino que había comprado días antes cuando acondicionó el yate. Me sirvió una copa y brindamos, pero justo cuando atravesábamos Takashima, el yate se viró y pequeñas gotitas de vino cayeron en su pecho y en el mío. Mi trenzudo aprovechó ese desliz y trató de derrumbarme sobre el sofá, pero mi eximio lado decente le dio la contra... Aun así, Ranma salió con su gusto y después de unas cosquillas logró que cayera en sus redes, que me debilitara ante el hermoso paisaje azul que era su mirada.

A él siempre le gustaba jugar con el peligro y la indecencia y encontrarnos en medio del océano, con un hermoso arrecife de coral al lado sólo había hecho aflorar su lado más salvaje. Hacer el amor bajo el cielo, era su más grande fantasía... y fue el motivo ideal para incentivar este pequeño viaje de amigos.

―Ranma... —dije con dificultad retorciéndome bajo suyo. Ranma ronroneó salvajemente para seguir repartiendo besos por todo mi cuello al tanto que nuestras caderas se movían la una contra la otra con agobio, haciendo que el roce humedeciera mi parte más sensible y anhelara a su vez sentirlo dentro de mí nuevamente, embistiéndome, colmándome de inaudito placer—. Para... No me provoques...

Él gruñó, lamiendo toda la curvatura de mi cuello. ¡Oh!

―Te provoco lo que quiero, Akane ―señaló con fuerza y un toque de lujuria―. Me has dicho que sí, que desde mañana iremos a vivir juntos... Así que puedo darme el lujo de demostrarte cómo y dónde quiera lo feliz que estoy.

Bateé mis pestañas, anonadada por la sensualidad y determinación de mi trenzudo. No pensé que aceptar vivir con él sería un afrodisiaco, el detonante de su deseo. Desde que llegó a mi vida, Ranma había sido un torbellino de sensaciones que me tenía cautiva y absorta de deseo por él.

Le sonreí y con mi corazón a punto de estallar de felicidad, no fui capaz de pronunciar otra palabra más... Ranma se apoderó de mis labios y empezó a devorarlos con intensidad, sin darme tregua a nada. Le respondí de inmediato, jugueteando con su trenza ya disuelta, pasando mis dedos por entre las cedras sedosas y de textura suave que adornaban tan hermoso ser. El aroma que expelía, era riquísimo, natural y muy varonil; la forma en que me besaba era maravillosa, me perdía entre la mezcla admirable y genuina de ardor, furia y suavidad...

—Está sonando el celular... —mascullé ante el sonido indiscreto de su móvil—. Deben estar buscándonos para el almuerzo.

Él silbó.

—Yo ya tengo mi almuerzo... con postre incluido —Y se lanzó a mordisquear mi pezón izquierdo sobre la fina tela, logrando sacar de mis labios un nuevo gemido. La gloria, la maldita gloria...

¡Qué manera de poseerme! Definitivamente, Ranma era ímpetu y sensualidad.

Era mi hermoso y sexy hombre, cavernícola por naturaleza, misterioso y apasionado... Tanto en un solo corazón.

—¡Oh Dios! —jadeé. Ranma había separado la tela del bikini y había llevado mi pezón a su boca. Lo estaba mordiendo y succionando con fuerza y eso me encantaba. Me hacía anhelar más, quería que desplegara toda su pasión y me tomara de una vez contra la superficie del yate o del sofá—. Ranma... yo...

—No digas nada, Akane. —Lamió—. No me detendré.

—No... ¡oh! —Mordió—. No... no te detengas.

Y entonces, complacido, volvió al ataque de mis labios para acallar mis gemidos. Le mordí el labio inferior, pidiéndole acceso y dejó que empezara el baile frenético de nuestras lenguas. Saboreé su fantástico sabor entremezclado con el vino y libré una pequeña guerra para saciar hasta el más mínimo impulso animal. Sollocé de placer, aquel beso me estaba elevando hacia una nube febril donde solo tenía un pensamiento coherente: Ranma, aquel hombre que había hecho que mis piernas temblaran desde el primer día que lo conocí, aquel que había asaltado mi corazón y había bajado todas sus defensas.

―Mira como el bikini hace resaltar tu piel, Akane ―me dijo con voz ronca acariciando con el dorso de su mano la parte baja de mi cuello―. Tu piel es tan suave y cremosa... Podría vivir aquí, por siempre... ―Mordisqueó suavemente con sus dientes donde antes había acariciado e hizo que mi cuerpo se retorciera, acoplándonos aún más hasta quedar alineados. Él exactamente en todo mi centro.

Con calma desenredó las tiras de mi bikini hasta lentamente descubrir mis senos. Sus ojos brillaron y su boca tembló, mas no esperó ni un segundo para volver a adueñarse con furia de mis pezones erectos. Gemí audiblemente y me restregué aún más contra su inminente erección, jalando con fuerza su cabello.

Me encantaba que se adueñara así de mí... Me encantaba la sensación de necesidad, de agobio por sentirlo profundamente enterrado en mi cuerpo. Me encantaba la sensación de sentirme plena a su lado.

―Ranma... ―gimoteé haciendo presión entre mis piernas y apresando aún más su cadera.

Su toque rudo y experto no se hizo esperar y guió sus manos hacia mi muslo hasta llegar tortuosamente a mi sexo. Delineó círculos por encima de mi bañador mientras que su lengua y sus dientes seguían en su festín, mordisqueando cada uno de mis pezones sensibilizados. Separó con su dedo la delicada tela y empezó a jugar con mi clítoris, deslizando sus dedos por mis labios empapándose de mi humedad y moviéndolos rápidamente en círculos. ¡Demonios! Era el cielo... El cielo y mucho más.

—¡Oh Dios! —Cerré los ojos con fuerza, tirando mi cabeza hacia atrás, bajando todas mis defensas ante la magia de sus dedos, rindiéndome al éxtasis y sintiendo como me hacía el amor con ellos de manera punzante, deliciosa, incapaz de definir... Quería más... Anhelaba más... Necesitaba calmar la espiral que venía formándose en mi estómago y que amenazaba con explotar en cualquier momento.

―No te arrepentirás, ¿verdad? ―me preguntó con voz de niño caprichoso mientras tentaba tortuosamente mis labios y seguía jugando con mi clítoris.

―No... ―musité, su piel quemaba―, desde mañana viviremos juntos...

―Por siempre, Akane...

"Por y para siempre" Quise responderle, sugerirle pasar al interior, juro que traté de articular palabra, pero no tuve tiempo, me tomó por sorpresa, sin avisar, robándome el último vestigio que formulé del mundo real... Movió sus dedos e introdujo uno de ellos mi interior y empezó a bombearlo con rapidez. Un profundo suspiro, como un gemido agónico, se escapó de mi garganta como respuesta a su ruda delicadeza, abrí los ojos y vislumbré su boca ligeramente abierta, jadeante mientras metía y sacaba sus dedos, era una delicia verlo completamente excitado con sus mejillas bañadas de rojo carmín.

A estas alturas, mis jadeos eran vergonzosos y esperaba que el ruido del motor del yate hiciera su trabajo y aplacase tales descargas de furia pues no había quien me parase porque era imposible dejar de gemir ante tanto deleite visual y físico, sentimental y pasional. Su boca, sus ojos, su cabello salvaje... Todo era un complot para caer ante el atractivo poder de convencimiento de Ranma...Mi cuerpo vibraba por sí solo, se tensaba y se retorcía mientras la fuerte opresión en mi estómago seguía girando en espiral, queriendo escapar de mí, elevándose por entre las nubes.

―¡Ranma! ―grité excitada. ¡Estaba en el maldito cielo!

Solo él sabía cómo hacer que el infierno y el cielo se fundieran en un solo...

―Así... córrete para mí, Akane.

El calor inocuo comprimía mis pulmones. Escuché sus palabras dentro de la bruma pasional que me encontraba, y sentí que el corazón me iba a estallar, mi centro empezó a palpitar y latir desesperadamente, apretando sus dedos con fuerza a la par con sus embestidas que cada vez eran más urgentes, más profundas. La sensación de explosión llegó a su límite y me hizo gritar su nombre repetidas veces mientras alcanzaba la cima del cielo... Sí, era el cielo.

―Ya bajamos, Shinnosuke ―lo oí decir a lo lejos.

Lentamente, fui abriendo mis ojos y vi como sus mejillas se tensaban en una sonrisita perversa mientras lamía sus dedos empapados y colgaba el teléfono... Jadeé y casi vuelvo a tener otro orgasmo. Fue una imagen surrealista: unas pequeñas gotitas de sudor cayendo por su frente, su cabello con un brillo especial y sus delineados y sonrojados labios que sonreían con picardía haciendo lucir más nívea su piel... Se relamió con descaro el labio superior mirándome fijamente, invitándome a seguir pecando. No respiré. No parpadeé, ni siquiera tuve tiempo de hablar...

¡Oh por Dios! ¡Qué hombre!

―Akane... ―su voz sonó aún más diferente, enronquecida, adornada de lujuria pura―. Me muero de celos al imaginar que alguien más pudiese ver el contraste hermoso que forman tus pechos blancos con la piel bronceada de tu estómago y el color oscuro de tus pezones ―murmuró por detrás de mi oreja―. Son míos... Eres mía.

¡Diablos! ¡Cómo me encantaba que me hablara así! Su mirada era tan sexy y penetrante que ocasionaba que todo mi cuerpo tiritara de antelación y mi intimidad latiese vitalmente por todo lo alto. Le gustaba dejar siempre en claro que él era el dueño de mi cuerpo y de mi alma, incluso de mi corazón... Y eso era un arte digno de apreciar y experimentar, sobre todo en la cama.

―Nadie lo ve, Ranma, solo tú.

―Eso espero. ―Se retiró de mi pezón derecho para soplarlo y lamerlo con suavidad para luego regresar con devoción hacía él para morderlo y jalarlo con violencia, delimitando su terreno, grité, pero no le importó ni me importó, él marcaba lo que era suyo y me gustaba―, porque... ¡Oh diablos! Imagínate todos aquellos que mueren por verte así, Akane. Querer ser quienes te besen, te adoren, te posean...

―Oh no... ―musité. La garganta la tenía seca y a duras penas podía hablar.

―Sí, lo veo en Ryoga, en Kuno, pero jamás lo permitiré. A ti no te perderé.

Su cabello azabache se meció levemente con el viento, al compás de su declaración, una que me partía el alma porque las personas más importantes de su vida lo habían abandonado... Mi promesa no sólo era compartir mi vida con él, sino que también juntos íbamos a curar nuestras almas heridas.

―No lo harás, Ranma... Te amo —musité y él sonrió.

Con su pícara mirada subió lentamente por mi cuello hasta llegar a mis labios y darme un beso. Sentí mi excitación en su boca y decaí al nuevo intento de seducción. Sus labios parecían murmurar cien cosas sin hablar. Se detuvo un instante en el silencio, me sumergí en sus pozas y tras una caricia, me cargó entre sus brazos mostrando a medio mar lo desnuda y vulnerable que estaba. Noté mi bikini hecho trizas en el suelo y mi cabello toda una maraña.

—¡Bájame, Ranma! ¡No! —Le di un golpecito en su pecho, ¡podían vernos desde la piscina! Y él reía—. ¡Eres un tonto!

―Yo también te amo, boba.

¡Oh! ¡Aquellas palabras! Mi trenzudo con tal afirmación acarició mi alma.

—Vamos dentro, aún no acabo contigo.

Tragué pesado. Quise confiar en mi intuición y creer que todos estaban disfrutando de la piscina o de las vistas de la espléndida península de Nagasaki y la costa rocosa. Al día siguiente íbamos a ir al acuario Umikiara y la tentación de involucrarse con las increíbles criaturas marinas que habitaban alrededor de las islas podría ser un gran distractor, al menos para Kazumi y su novio. Por los demás, ¡crucé los dedos!

Ranma volvió al ataque luego de retirarse el bañador y yo volví a la inconsciencia de mis actos en cuanto lo sentí invadiendo mi interior. No iba a poder negarme ni prohibirle a mi cuerpo la riquísima sensación que era ser querida por él, entrando y saliendo de mí, con lentitud, con ímpetu, con furia. Me hacía el amor con su propia alma y mi corazón se sentía muy reconfortado, incentivando la llama de una pasión que nunca se consumiría, seguiría implícita y viva en cualquier lugar que estuviésemos.

―Eres perfecta, Akane ―su aliento cálido me golpeó tenuemente y me hizo soñar a la par que aumentaba la velocidad de sus embestidas—. Y desde mañana, juntos. Por fin.

Fue un placer extremo hacer el amor bajo aquella promesa. Él sintió el mismo arranque de lujuria y se deleitó tanto con mis gestos así como yo me fasciné ante el hecho de oírlo gemir en mi boca. Todo mi cuerpo tembló mientras que la sangre que galopaba por mis venas erráticamente, se unió a la fuerza del placer, de cada célula y cada poro de mi piel. Todo estaba cubierto de un intenso orgasmo que me hacía suspirar. Ranma hizo lo suyo bajo su propio nirvana y terminó dentro de mí marcándome como suya nuevamente.

Desde hacía un tiempo, sentía que cada encuentro era mucho más especial, romántico, pero sin dejar nunca el lado salvaje, innovador y sensual que tenía Ranma. Era nuestro sello personal, nuestra esencia, nuestra manera de demostrarnos afecto y comprensión, ¿por qué ocultarlo?

Además, la felicidad que sentí ante su propuesta de ir a vivir juntos en cuanto llegásemos a Tokio estaba dejando estragos en todo mi subconsciente que solo me pedía una cosa: estar con él, con mi novio... Sin importar el lugar, sin importar el tiempo ni las circunstancias, pero siempre junto a él... Mañana será en Tokio, pasado bajo un puente, pero hoy... hoy fue bajo el hermoso cielo azul de Takahama dónde iniciaba una nueva etapa en nuestras vidas...

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Notas:

¡Muchas gracias por leer hasta aquí! Ojalá haya podido colmar sus expectativas para este #Sextember3. Como les dije es mi primera participación en este evento y mi segundo shot para el fandom de Ranma n_n (*nervios a mil*).

Agradezco la invitación a la página Fanfics y Fanarts de Ranma Latino. ¡Gracias chicas! Fue muy linda la sorpresa. =)!

Besos, Lu.

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