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Sunghoon termina de poner su sotana color negra y procede a ponerse un rosario color blanco junto a una cadena de oro con una imágen de Jesucristo en su cuello cómo accesorio. Toma un largo suspiro y se prepara mentalmente para tomar un día más cómo sacerdote. Su vida era totalmente rutinaria, aburrida, pero debía acostumbrarse a ello, no tenía escapatoria. Viviría atado a esa vida gracias a su amada madre. No la odiaba, al contrario, la amaba, era su progenitora y la persona que lo crío toda una vida.

Pero no mentiría si dijera que sentía un poco de molestia con ella por no aceptar que llevará una vida cómo él quisiera. Sunghoon jamás se atrevería a confesarle a su madre que odiaba eso, odiaba ser un sacerdote encerrado en esa grande Iglesia.

Un suspiro más sale de su boca y se observa en el espejo y no puede evitar sentir enojó y diversión a la vez al verse vestido así. Le parecía tan ridículo ver esa ropa en él, no iba con su estiló. Si por él fuera se vestiría con esa ropa de cuero que tenía guardada hasta el final de su armario, pero para su desgracia no podía.

Un toque en la puerta hace que salga de sus pensamientos y procede a abrir, por el otro lado de la puerta estaba una de las monjas que vivían junto a él en la Iglesia.──Disculpe la molestia, padre...── dice la mujer con respeto──, un joven lo busca en el cuarto de confesión, dice que quiere confesarse con usted.

Sunghoon asiente con la cabeza y le da una pequeña sonrisa amable── En un momento estoy allá, dígale que no me tardo.

── Si, padre, con permiso.

La mujer se marcha y Sunghoon cierra la puerta una vez más. No le parecía extraño que alguien fuera a confesarse, pero le llamo la atención que fuera un joven, la mayoría de veces eran personas mayores, no era común que alguien menor de 30 años fuera a confesarse. Toma aire y finalmente sale de su habitación para dirigirse hacia el área de confesión a pasos lentos pero largos. Llegar no le tomó más de dos mimutos.

Al llegar observa a un joven de rodillas en la tarima de confesión, procede a entrar a entrar al ajustado cuarto y se sienta. No logró ver el rostro del chico, y era mejor así, las personas se sentían más a gusto si no miraban sus rostros.

──Buen día hijo mío, bienvenido seas a la casa de nuestro señor. Te escucho...── Dice y escucha una pequeña risa del otro lado que lo deja un poco desconcertado pero no le da mucha importancia.

──Hola, padrecito... Le tomé la palabra, vine a confesar mis pecados.── Esa voz... Esa voz que reconocería en cualquier lado. Sunghoon traga con dificultad.

── Me alegra, hijo, es bueno hablar sobre nuestros más adversos pecados...

── Si, tengo uno en especial que contarle, padre, un pecado que me encantaría repetir a decir verdad──. La voz del otro lado sonaba coqueta, una voz que le transmitía tanto a Sunghoon...

── Te escucho...

── Verá, padre... Hace un mes atrás me metí con un sacerdote, un sacerdote demasiado caliente que me follo como nunca me habían follado en mi vida.── Sunghoon siente como su miembro comienza a despertar y pone una mano sobre esté.── Y sabe, padre... Una de mis virtudes es que no soy nada penoso, y me importa una mierda que estemos frente a Dios.

Jaeyun se para y camina hacia la puerta del pequeño cuarto dónde Sunghoon estaba, al abrirla observa la mirada llena de lujuria de esté.

── Sabes... Tengo tantas ganas de que me folles nuevamente, de que te metas entre mis piernas y me hagas sentir tan bien como la última vez──. Sin importarle más Sunghoon atrae a su cuerpo a Jaeyun sentándolo en su regazo. El lugar era estrecho pera cabían perfectamente los dos. Besa sus labios con necesidad, tanta que pareciera que quería fundirse en él. Lo toma de la cintura y Jaeyun se separa de él para levantarse, intenta acomodarse nuevamente en el regazo de Sunghoon pero esté no lo permite.

Lo toma de los hombros y hace que se arrodille entre sus piernas, quedando a tan solo dos centímetros de su erección

──Ahora que estas de rodillas ante mí, mírame a los ojos y confiesa tu lujuria... Recuerda que todo quedará bajo: confesión.── Jaeyun sonríe con malicia y sube la sotana de Sunghoon, quien levanta un poco sus caderas para darle pase libre a Jaeyun para pasar la tela. Jaeyun procede a desabrochar los pantalones del pelinegro y bajar su ropa interior. La erección de Sunghoon sale al aire y el mayor relame sus labios, se miraba tan apetecible.

Mete el pene de Sunghoon en su boca y escucha un gemido ronco salir de su boca, el jodido padrecito gemía tan sexy que lo hacía calentarse aún más, haciéndolo olvidar por completo en dónde se encontraban.

Sus movimientos toman un ritmo lento pero demasiado placentero para Sunghoon, quien lo observaba con los ojos oscuros, llenos de deseo. Su mano se posiciona en su cabellera y la hala un poco para presionar su cabeza para así adentrar aún más su pene en la cavidad bucal de Jaeyun, llegando hasta tocar su garganta. Jaeyun se atraganta un poco y siente como pequeñas lagrimas se forman en sus ojos. Sus movimientos de cabeza aceleran un poco, saca su lengua y la pasa por toda la extensión del pene de Sunghoon haciendo que este se retuerce al sentir la húmeda lengua por todo su pene, hasta llegar a la punta y siente como Jaeyun la succiona de una manera que hace que su cuerpo temblará y no pudiera evitar soltar gemidos de placer.

La lengua de Jaeyun era maravillosa.

Jaeyun lame un par de veces su pene y Sunghoon siente como ya estaba a punto de correrse.

── No te vayas a correr, padrecito, aún falta lo mejor...── A como puede Jaeyun baja sus pantalones junto a su ropa interior y se sube en el regazo del más alto con una de sus piernas a cada lado.

── Te encanta hundirte en el pecado, lindo, y me encanta ser yo el que se hunda contigo.── Sunghoon le da una sonrisa que haría correr a cualquiera para después acercar dos de sus dedos a la boca de Jaeyun y esté los lame llenandólos de saliva. Sunghoon muerde su labio inferior al verlo, era una imágen digna de una fotografía.

Los largos dedos de Sunghoon bajan hacia su apretada entrada y los adentra de una haciendo que Jaeyun suelte un gemido agudo ante la sensación incómoda, la cuál se va cuando el más alto comienza a mover sus dedos dentro y fuera en un vaivén lento y profundo, Jaeyun comienza a mover sus caderas al mismo ritmo y besa con profundidad los labios de Sunghoon, siendo correspondido de la misma manera. Cuándo la entrada de Jaeyun esta lo suficientemente preparada, Sunghoon saca sus dedos y toma con su mano derecha su miembro para alinearlo a la entrada de Jaeyun, esté baja con lentitud y ambos gimen. Vuelven a unir sus labios y Jaeyun comienza a moverse de arriba hacia abajo, sintiendo tan adentro el pene de Sunghoon, tan delicioso...

Amaba la sensación, la adrenalina estaba por completo en sus cuerpos al pensar en ser atrapados en cualquier momento, pero en realidad a ninguno les importaba demasiado. Sus cuerpos conectaban tan bien que cualquiera podría envidiarles. Sunghoon lo sostenía de las nalgas, apretándolo más hacía él y ambos se perdían en el éxtasis, se sentían en otro mundo, un mundo dónde quizá solo ellos se entendían.

Y no les importaba hacerse adictos a dicho mundo.

El sonido de sus pieles chocando hacía eco en ese pequeño cuarto, la madera rechinaba un poco de lo vieja que era, todo era tan caliente y tan prohibido. Les encantaba.

Jaeyun siente como Sunghoon tocaba su punto dulce una y otra vez, golpeándolo tan deliciosamente que se encontraba perdido en el placer, y sabía que Sunghoon se sentía igual de extasiado, ambos estaban completamente perdidos.

──C-correte para mí... Demuéstrame que tus deseos profanos han sido concebidos...── Sunghoon eleva la cadera de HoSeok y lo empuja nuevamente hacía abajo penetrándolo con rudeza. Jaeyun suelta un pequeño grito el cuál es callado por la boca de Sunghoon. Una vez más repite lo mismo y Jaeyun siente como su miembro dolía por liberarse. Los espasmos en su cuerpo comenzaban y no podía evitar temblar de placer.

──Jodido, Sunghoon... Hazlo una vez más, po-por favor...──. el más alto obedece y hace lo que Jaeyun le pidió, pero esta vez haciéndolo más rudo y dando dos estocadas más. Un último grito sale de la garganta de Jaeyun y finalmente se corre, manchando la sotana de Sunghoon, quien logra venirse al sentir como la entrada de Jaeyun lo aprieta aún más.

Ambos se observan con una sonrisa y las respiraciones agitadas, sus labios se unen una vez más, esta vez siendo un movimiento lento, lleno de un sentimiento oculto.

── Escápate conmigo, deja está vida que no te hará feliz──. Dice Jaeyun después de acabar con el beso, no quería dejar a Sunghoon, lo quería para él, siempre...

── Esto no es así se fácil... Mi madre me mata-

── Hijo... ──. Una voz interrumpe a Sunghoon y su cuerpo se tensa.

──Madre...

Espero lo hayan disfrutado chikis.

Bye bye ~ ♡︎

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