~29~

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Cuando TaeHyung caminaba de la mano de Seok Jin y se sentaban en la sala, Sunny había desaparecido para llamar al delivery. El ambiente no se sentía para nada relajado como para ponerse a cocinar.

Algo estaba sucediendo cuando volvía con las tazas de café.

— ¿De que me perdí? ¿Y por qué diablos estás en alerta con tu hijo aquí? —soltaba a su esposo.

Kim Gon la miraba y relajaba su postura, Seok Jin lo miraba seriamente, estaba mucho más tranquilo mientras su mano sostenía la de TaeHyung a su lado.

—Tenemos cosas importantes de las cuales charlar, Sunny. Nada malo ha sucedido, aún —susurraba.

—Entonces relájate, porque tu olor ese demasiado fuerte y nunca funcionó ese estado en Seok Jin, así que déjalo —pedía con calma.

Seok Jin lo miraba con tranquilidad, podía entender la resistencia e intento de mando por parte de su padre. Momentos atrás, él había sido demasiado intimidante con su progenitor, su alfa. Aunque Seok Jin nunca lo había sentido como tal desde su casta confirmada y nunca realmente se había doblegado de ninguna forma a él, ni a nadie. Le tenía respeto, era su padre. El alfa a cargo, después de todo.

—No voy a hacerte nada, padre. Relájate —susurraba mirándolo fijo.

Él solo lo susurraba y Huan sentía que su lobo interior se domésticaba lo que nadie lo había domesticado en años de llevar a cabo una manada bajo sus hombros y lo que ningún alfa había logrado ni siquiera en su adolescencia y juventud. Su lado humano estaba en contra de esa actitud, pero su lobo interior no titubeaba ante la necesidad de obeceder calmadamente y apaciguar su aroma. Sus feromonas retrocediendo en su sistema e incluso todo dentro de él se sentía extraño.

— ¿Qué eres? —susurraba el alfa.

TaeHyung suspiraba, Sunny lo miraba confundida y Seok Jin fruncía el ceño, podía notar muy leve, muy por debajo—imposible oler para el resto—pero claro y limpio para él, el miedo. Había miedo, sumisión y confusión por parte de su padre.

— ¿Por qué le preguntas eso? —soltaba Sunny confundida—. ¿Qué sucedió entre ustedes?

—Sunny, hay mucho de que hablar —exclamaba TaeHyung, mediador. Suave y delicado como su casta, calmando las aguas entre dos alfas y una delta.

—Podrían iluminarne entonces, por favor —decía la mujer.

Justo en ese instante, el teléfono de Seok Jin sonaba y cuando miraba la notificación, por supuesto que el joven alfa no había fallado en conseguir lo que necesitaba en poco tiempo. TaeHyung miraba por encima de su hombro y suspiraba. Ambos cruzaban una mirada cómplice y el Omega asentía. Seok Jin suspiraba descargando el vídeo.

—Voy a mostrarles algo que estoy más que seguro que ustedes no saben, pero que posiblemente algún que otro alfa del concilio, debería de estar al tanto porque incluso parte de la población nuestra no permanece en la tinieblas de la ignorancia —exclamaba.

TaeHyung lo observaba y entendía porque la gente se fascinaba con Seok Jin, incluso antes de realmente saber lo inmensamente fascinate que era. Sus padres fruncían el ceño y miraban a TaeHyung, el Omega sonreía, o hacía una mueca en la que daba a entender que mantuvieran la calma.

—Van a ver algo sobre lo que ya estamos trabajando con un pequeño equipo de personas que, espero el día de mañana sea más grande. Porque nuestra raza humana, está siendo amenazada —decía con seriedad.

Al instante notaba el cambio sutil en el aroma de su madre. Sus sentidos estaban más que intensificados en las últimas horas. Agudos y alertas, tronando su cuello se disponía a poner play a la transmisión en vivo que San había descargado para él y le había enviado.

—Lo que van a ver, está siendo transmitido por la Dark web. Un sitio al que "pocos" tienen acceso y puedes encontrar más de lo que quisieras allí... —decía Seok Jin.

Su madre fruncía el ceño—. Define "pocos".

TaeHyung miraba a Seok Jin y el alfa suspiraba—. Un setenta y cinco por ciento de la población... De la nuestra, quizás un sesenta u ochenta, no lo sé. Pero no está oculto como esperaban.

— ¿Qué se supone que va a suc-...? —su padre abría sus ojos en el momento exacto en el que veía al humano transformarse en un animal de cuatro patas más grande que el lobo promedio.

Su madre fruncía el ceño y miraba horrorizada el vídeo, su padre estaba igual. Aunque más que horrorizado parecía cauteloso y definitivamente cabreado. Esa gente estaba bajo sus narices o al menos parte de ellos.

— Jin... —su madre quedaba sin aliento—. ¿Quienes son?

—Se hacen llamar los rebeldes. Tenemos una pequeña teoría en la que creemos que varios Omegas, jóvenes sin casta y algunos alfas, de años atrás fueron secuestrados con un propósito. Posiblemente armar un ejército.

Su padre se ponía de pie—. ¿Cómo es posible? Jamás hubo pruebas de que pudieran liberar su lobo interior en un exterior y en forma de bestia —decía su padre—. ¿Qué más no nos estás diciendo, Seok Jin?

Su madre fruncía el ceño y los miraba confundida. Había tensión, latente, pero su padre no quería ponerse por encima de él. Sólo estaba demandando una explicación.

—Todo esta transformación es mi culpa —añadía con calma—. O debería decir la suya... La nuestra.

Su voz se teñia de cierto resentimiento. TaeHyung ponía su mano en su bícep y sus feromonas lo envolvían con un suave aroma sin ponerlo al punto de sentirse ido, sólo más tranquilo. Seok Jin apretaba la rodilla de TaeHyung por debajo de la mesa y aspiraba sutilmente el aroma que llegaba a sus fosas nasales. La bestia en su interior se sentía tranquila y en calma.

Su madre bloqueaba el teléfono y lo ponía a un lado—. Cariño ¿Por qué dices algo así?

Seok Jin la observaba con una sonrisa nostálgica. Su madre nunca jamás había preguntado por qué no se mostraba más "alfa" como su padre solía decirle. ¿Por qué no usaba su voz? ¿Por qué no hacía sus ojos brillar con autoridad? "¿Por qué siempre eres tan callado y pacífico?"

Sunny no era así, Sunny siempre estuvo orgullosa de él y su personalidad. Nunca lo presionó, nunca le exigió lucir como un alfa.

—No soy un alfa común y corriente, madre —susurraba.

Sunny lo miraba—. No, cariño. Eres un alfa puro.

—Soy más que ese simple nombre —añadía.

Sunny lo miraba confundida y su padre seguía de pie, pasos atrás, poco más alejado. La delta sentía la tensión en oleadas desprenderse de su esposo. Podía incluso sentirlo nervioso y un poco temeroso.

—No tiene que sentir miedo, señor Kim —susurraba TaeHyung—. Seok Jin nunca le haría daño.

El alfa puro lo miraba de reojo, no estaba tan seguro de las palabras de su Omega considerando que su padre siempre lo había sacado de quicio con facilidad. Excepto que antes podía inhalar y exhalar y calmarse. Ahora Seok Jin sentía que no tenía tal poder de control. No ahora.

— ¿Qué sucedió entre ustedes dos que no me están diciendo? —preguntaba Sunny.

—No sucedió nada, cariño. Es sólo que tu hijo, realmente no es normal.

Seok Jin entrecerraba sus ojos en dirección a su padre. Podía sentir la forma en que estaba constantemente en posición de ataque. Pocas veces había entrenado con su padre y pareciera ser que fue sólo entre ellos el hecho de que jamás había obedecido a su voz de mando, pero el hombre realmente no había dicho nada. En el fondo, Seok Jin pensaba que había cierto resentimiento, un dardo venenoso, una pequeña erupción de envidia. No quería divagar, pero a veces su padre daba ciertas señales que lo ponían a pensar que en vez de ver a su heredero y unigenito, veía a un rival. Alguien quien él hubiera deseado ser.

Suspirando, volvía la vista a su madre y extendía su mano, cuando lo hacía, por supuesto la mujer tomaba su mano sin titubear. Ella no era una Omega, pero sus instintos de mera protección hacia su hijo siempre fueron más que suficientes. Sunny se superaba día a día para ser tan maternal, suave y protectora como un Omega naturalmente podría serlo sin perder su toque protector natural de alfa, había una leve diferencia entre ambas castas a la hora de la crianza, pero ella siempre había sido perfecta para Seok Jin.

—No quiero que te asustes ¿De acuerdo? —susurraba con dulzura.

Sunny siempre se sentía tan cálida cuando Seok Jin hablaba de esa forma. Estaba más que orgullosa de su hijo y lo que este transmitía.

—Nunca podría, cariño —decía ella con una sonrisa, poniendo su otra mano sobre el dorso de la de Seok Jin para sostenerlo allí.

El alfa sonreía y asentía, miraba a TaeHyung quien estaba muy callado a su lado y este asentía con su cabeza. El alfa cerraba los ojos, se concentraba y lo sentía. Su lobo interior más libre, más intenso. Justo en el centro de su pecho, la necesidad animal de mostrarse sin sobrepasar su humanidad. Cómo si finalmente capa por capa se estuvieran reacomodando mientras su lobo y humanidad encontraban en el punto medio para ser uno.

Entonces abría sus ojos y ese rojo carmesí estaba allí, refulgente e intimidante, pero por primera vez se mostraba sin sentir que estaba perdiendo los estribos debido a la furia o la lujuria. Simplemente su lobo y su lado humano en un perfecto status quo.

Sunny abría grandemente sus ojos, pero Seok Jin podía escuchar el latido de su corazón acelerarse. La punta de sus dedos sentía el pulso en la muñeca de su madre quien aún no lo había soltado, sus sentidos agudos y atentos a la mujer frente a él, pese a esas señales, el aroma en Sunny estaba controlado. No había miedo, incertidumbre y tampoco estaba en guardia, la mujer estaba sorprendida, pero totalmente calmada a la vez. Si Seok Jin tenía que decir en voz alta a quien admiraba más o a quien realmente admiraba entre sus padres. Era a Sunny, ella era única en su especie.

—Jinnie... —susurraba apretando el agarre sobre la mano del alfa que tenía entre las suyas.

—Sí, soy algo fuera de lo común —exclamaba.

A la distancia el aroma denso de su padre llegaba a las fosas nasales de Seok Jin, haciéndole saber que estaba más que agitado por su presencia y probablemente por la cercanía a su delta.

—Eres como ellos —susurraba su padre sin aliento.

Seok Jin miraba en su dirección y notaba los ojos verdes musgo brillantes de su padre, sus puños apretados y su aroma comenzando a llenar el ambiente. Sunny lo miraba con ceño fruncido y TaeHyung observaba desde al lado de Seok Jin, alerta, pero en calma.

El alfa puro, el lobo interior, la bestia dentro de Seok Jin estaba razonando con su lado humano, intentando entender porque el alfa se sentía amenazado e intentaba con todas sus fuerzas no mostrarle sus dientes. Seok Jin sentía la picazón en sus encías, la punta queriendo romper la carne para sobresalir de allí.

—Soy peor que ellos —susurraba gravemente.

Sus cuerdas vocales animales luchando con la simpleza de la estructura de sus cuerdas vocales humanas. Volviendo sus voz más oscura, amenazante y hasta un poco diabólica. El lobo interior de su padre se retraia, podía sentir que si fuera una transformación física y carnal, tendría la cola entre las piernas. Se sentía extrañamente gratificante saberlo de tal forma.

Pero sentía nuevamente la fragancia de TaeHyung, ese aroma tan dulce, doblemente exquisito y se perdía. Gon dejaba de ser su centro de atención para enfocarse en TaeHyung. Todo perdía sentido con su Omega allí, pero recordaba que estaba en medio de una conversación con su madre, así que se concentraba nuevamente y apagaba el rojo de sus ojos.

Su madre estaba en silencio, sus ojos abiertos de par en par, algo humedecidos y cuando notaba la mirada silenciosa y dulce de Seok Jin, ella sonreía sin aliento. Apretaba la mano de su hijo y lo soltaba para limpiar la humedad de sus ojos. Ella estaba conmocionada. Todo dentro de su ser revolucionado.

— ¿Por qué nunca hablaste conmigo? —susurraba—. Yo habría estado allí para ti —mencionaba dolida.

Seok Jin suspiraba—. Nunca me exigiste ser como el resto de los alfas, nunca mencionaste que querías más rudeza o autoridad. Siempre me aceptaste tal cual, pero supuse que no podria gustarte saber que, no era tan normal como quizás pensabas.

Sunny fruncía su ceño—. Kim Seok Jin —decía entre dientes—. Siempre te pedí honestidad y cuando más me la debías decidiste temer a mi reacción. Yo nunca jamás podría pensar que eres un monstruo o algo a lo que se deba de encerrar e investigar. Siempre supe que eras diferente, lo sentía dentro de mi corazón como la madre que soy. La madre en la que me convertiste cuando supe que estaba embarazada contigo en mi vientre.

Seok Jin ponía esa mirada lastimosa que expresaba lo mucho que sentía haberla dejado fuera.

—El señor Min siempre estuvo ahí para ti ¿Cierto?

—Ese viejo hablador —decía Huan, llamando la atención sobre él otra vez.

Seok Jin aspiraba con fuerza y golpeaba sus puños sobre la mesa para ponerse de pie. Instantáneamente se regocijaba cuando su padre retrocedía de inmediato.

—Si vas a quedarte, demandó a que me escuches y no lances tus dardos venenosos. Si no vete de aquí, lo que está sucediendo es más grande que todos nosotros y puedo ser la razón de ello, pero es incluso más grande que yo. ¿Seguirás siendo un maldito ignorante y arrogante? —cuestionaba entre dientes.

Su padre apretaba sus dientes y puños y daba unos pasos hacia adelante con furia, señalando a Seok Jin con un dedo—. Tú podrás ser como ellos y ser la razón, ¡Pero yo soy el alfa aquí! Y vas a respetarme —decía poniendo sus manos sobre la mesa.

Era lo más cerca que había estado de Seok Jin desde que habían entrado esa tarde, pero el alfa puro sonreía ladino provocandole estupor al alfa mayor cuando sus ojos se tornaban nuevamente rojos.

Siéntate y ubícate —decía susurrando—. Esto no se trata de ti. Estás por debajo de mí en esta cadena alimenticia, padre. Así que bájale a tu maldito ego porque hay una raza humana en riesgo.

Y aunque el lado humano, su ego, como bien el alfa puro había recalcado, estaba luchando con su lobo interior, Gon Huan no tenía más remedio que obedecer aquella voz. Todo dentro de él se doblegaba ante Seok Jin. El alfa puro notaba el desagrado en el rostro de su padre mientras esta tomaba asiento al lado de su madre.

Sunny sólo tenía ojos para Seok Jin, no había indignación, ni furia. Era pura curiosidad y admiración.

—Asi está mejor —decía el alfa, tomando asiento con el resto—. Lo que está sucediendo con los rebeldes no es sólo aquí y necesito una reunión con el concilio de alfas para ponerlos al día. Aunque seguramente estén al tanto.

Su padre negaba—. Si fuera así, lo sabría

— ¿Estás seguro? —cuestionaba Seok Jin—. Eres tan susceptible ante las cosas que no puedes entender que simplemente es exasperante tener que lidiar contigo sólo porque tú no crees en "cuentos de hadas" pero nuestros antepasados eran esto, papá.

Su padre, el alfa a cargo entrecerraba sus ojos, pura reacción de rechazo a todo aquello que no podía entender ni controlar. Siempre había sido así, no en vano Min no había vuelto ejercer su profesión, ni ninguno que tuviera sus creencias en escuelas públicas o privadas.

—Cuando asumiste tu cargo en Bucheon dejaste a gente totalmente libre de ser mofado por su ignorancia. Prohibiste que tuvieran el conocimiento de nuestra auténtica naturaleza, volviendolo algo prohibido. Hasta que lograste que se propagara por el resto del mundo y nos dejaste indefensos contra aquellos que no aceptaron tus reglas y las del resto —continuaban Seok Jin—. Tenemos años de desventajas con este tipo de alfas y omegas —suspirando apretaba sus dientes—. La moraleja de toda tu rebeldía contra tus antepasados, es que querías tanto un alfa puro, que tuviste lo que la leyenda llama "alfa arcano".

— ¿Alfa arcano? —repetía Sunny.

Seok Jin asentía.

—Es mentira, es sólo una leyenda —susurraba su padre.

Seok Jin entrecerraba sus ojos—. ¿Parece ser que supieras al respecto?

Su padre alzaba su mentón—. En mis días de adolescente y joven adulto, todavía estaba permitida ese tipo de enseñanza en las escuelas. Todos creían que podían ser él, pero eran mentiras. Puras patrañas para ser algo que no somos.

Seok Jin apretaba sus dientes y asentía sin estar realmente de acuerdo—. Cómo podrás ver, no son simples patrañas o cuentos de hadas.

—El alfa arcano habla prácticamente de una bestia, no de lobos extra grandes de cuatro patas. Créeme, en mi juventud estaban obsesionados con ser él, pero era mentira. No hay registros sobre sus descendientes —discutía su padre.

—Eso no es del todo cierto —decía la madre de Seok Jin, ganándose toda la atención, hasta de su esposo.

— ¿De que hablas, Sunny?

La mujer relamía sus labios, eran iguales a los de Seok Jin o los de Seok Jin eran iguales a los de ella.

—Veras, cariño —decía mirando a su hijo—. Pese a que tu padre fue el alfa que tuvo éxito prohibiendo toda mitología de nuestros antepasados, no fue exactamente quien comenzó con esto de cancelarlo —exclamaba—. Hubieron otros alfas antes de él porque se registraba una pequeña descendencia del supuesto alfa arcano y había que desaparecerla del mapa por el bien de muchos. Esos fueron perseguidos y cazados hasta su muerte

— ¿No quedó descendiente alguno? —preguntaba TaeHyung.

—Por supuesto que no, por eso es una mentira —decía Gon Huan.

Seok Jin apretaba sus dientes—. ¿Puedes callarte y dejar de interrumpir? Ten respeto si luego pretendes que te lo den a ti, es tu mujer quien está hablando.

El alfa mayor sentía la rabia recorrerle mientras los ojos avellanas de Seok Jin se posaban en él esperando una simple respuesta. Pero no salía nada. Sunny suspiraba y miraba de reojo a su marido para luego continuar.

—Diez generaciones antes de la mía. No lograrlo cazar al último descendiente de dicho alfa, de parte del árbol genealógico de mi padre —exclamaba, notando la sorpresa en su esposo—. ¿Qué? Nunca te lo dije porque te sentiste siempre acomplejado por una leyenda. Tú mismo los mencionaste Gon, los jóvenes de nuestra época tenían una obsesión con el alfa arcano, incluso tú. ¿Cómo esperabas que te dijera que era parte de su escaza descendencia?

Gon apretaba sus dientes, se sentía engañado por su compañera, rebajado al mismo tiempo. TaeHyung miraba a Seok Jin y lo notaba completamente en shock, todo tenía muchísimo sentido ahora.

—No fue al azar —susurraba el omega—. Eres descendiente, amor.

Sunny fruncía el ceño—. Seok Jin no es el primer alfa puro de mi familia —decía—. Si bien era algo riesgoso y nada seguro, hubieron otros. Pero eso no sig-... —Sunny cortaba sus propias palabras—. Oh, dios. Tus ojos rojos no son un simple signo de ser un alfa puro...

Seok Jin hacía una mueca que era medio tristeza y medio timidez—. Tuve la mala suerte de ser el alfa arcano del que los libros prohibidos hablan —susurraba.

Su padre lo miraba fijamente, los ojos abiertos de par en par. La sorpresa y la duda rasgando por debajo de su piel, intentando que no se demostrará en su aroma.

— ¿Cómo estás tan seguro? —susurraba el alfa mayor.

Seok Jin suspiraba—. Porque ya he pasado por la transformación física. En las últimas horas —respondía—. Y el hecho de que ellos puedan transformarse fue debido a que vine a este mundo. El hecho de que ahora puedan durar un poco más en esa transformación, es porque yo también puedo hacerlo. Los rebeldes sabían de mí antes de incluso saberlo yo mismo. Al menos los rebeldes de este lado. Si hay más alrededor del mundo, no estoy al tanto si saben de mi existencia

—Seok Jin, hay que actuar rápido —susurraba su madre.

—Por eso necesito que papá me consiga la reunión con el concilio de alfas

— ¿Y que vas a decirles? ¿Qué es lo que pretendes? ¿Guerra?

Seok Jin inhalaba y exhalaba—. Yo no, pero ellos sí. Así que es hora de tener la situación en nuestras manos y quitársela a ellos. Mi ex compañero de la universidad fue atacado para dejarme una advertencia —respondía finalmente lo que su padre le había preguntado horas antes—. Le dijeron que si no estaba de su lado, sería la guerra y no voy a estar de su lado. Así que es la guerra, sin mencionar que diez años atrás atacaron a TaeHyung para llegar a mí.

Sunny abría grandemente sus ojos y Gon igual. TaeHyung pasaba el nudo en su garganta y miraba a Seok Jin, el alfa le invitaba a continuar con la historia.

—Recibí amenazas en dónde pedían explícitamente que los acercara a Seok Jin, y si no lo hacía, sufriría las consecuencias. No entendía por qué lo querían en ese entonces, cuando finalmente lograron acercarse... Fue un intento de secuestro que terminó más en un ataque y secuestro fallido.

—Tae, cariño. No sabía nada —soltaba Sunny.

—Acordamos con mi familia manejar el asunto hasta que se calmó, no sabíamos que querían con Seok Jin, pero suponiamos que lo mejor era mantenerme alejado.

El Omega podía sentir el sentimiento de lástima y tristeza emanar de los padres de Seok Jin y sutilmente sentía tristeza y rabia por parte de su alfa. Así que sin más, buscaba la mano de Seok Jin y entrelazaba sus dedos.

—Ellos me querían porque estaba esperando el hijo de Seok Jin —susurraba sin fuerzas.

Sunny tapaba su boca, un jadeo de horror y Gon abría inmensamente sus ojos, apretando su puño y mirando a su hijo. Por primera vez en toda la noche, el hombre no parecía en guardia, se veía acongojado y perturbado, había tristeza y también desprecio. Desprecio a los rebeldes.

—Tae, cariño —Sunny extendía su mano y TaeHyung la tomaba con una sonrisa triste.

—Cuando me atacaron, lo perdí. Luego de eso, me escondí. Mi padre no me dejaba salir a ningún lado y yo no quería hacerlo tampoco, pero mi mamá estaba esperando a YeonJun y por ser madre de nuevo a una edad avanzada, no quiso salir al público por lo que ambos estuvimos mucho tiempo encerrados y llegaron a la conclusión en que YeonJun era el hijo de Jin hasta que confirmaron lo contrario en algún momento porque las amenazas cesaron y finalmente pudimos vivir en paz. No volví porque parte de mí recibía consuelo viendo a YeonJun. Y no sabía cómo explicarle a Seok Jin, estaba avergonzado.

El alfa soltaba su mano y ponía su brazo alrededor de sus hombros, abrazándolo y atrayendolo hacia su cuerpo en un medio abrazo cálido dónde luego depositaba un suave beso en su sien. TaeHyung aspiraba su aroma y era de puro consuelo.

Dios, lo amaba tanto.

—Lo sabía. Siempre lo supe —decía Sunny con una sonrisa, llamando la atención de todos—. Lo suyo nunca fue simple atracción. TaeHyung es tu destinado, siempre tuvieron una conexión y un lazo más natural y a la vez más complejo que el resto.

Seok Jin aspiraba por aire y sonreía a medias.

—Pero eso no existe —susurraba su padre. El tono de su voz estaba mucho más calmado. Su aroma neutro y tranquilo.

Él comenzaba a ser un creyente.

—La leyendo dice que el alfa arcano encontraría al suyo. Años de una maldición se rompería con su nacimiento primero, su revelación luego y su unión después. Sería la oportunidad para todos de encontrar a quien realmente perteneces.

Su padre fruncía el ceño—. Eso sería un auténtico caos —mencionaba.

—Si hay marca de por medio, no debería ser tan complicado, pero serán cosas con las que lidiar luego una vez que Seok Jin marque a TaeHyung.

El Omega aspiraba por aire y aclaraba su garganta—. Eso no pasará. Seok Jin no está seguro aún.

Gon fruncía su ceño—. ¿No marcarás a tu Omega por miedo a una leyenda?

El alfa puro fruncía su ceño—. Hay mucho en riesgo

—Sí, pero TaeHyung te pertenece. Y... ¿Cómo es que tú tienes una marca y él no? —decía viendo el cuello de Seok Jin

El alfa tocaba justo donde su glándula y sus mejillas se enrojecian, TaeHyung no podía sentirse más orgulloso al respecto, claro, entre el sentimiento de anhelo y nostalgia por no portar la marca de Seok Jin en su cuello.

—Conlleva demasiada responsabilidad y terminaría por desatar el caos y darles completa libertad —mencionaba Seok Jin—. No es simplemente reclamarlo como mío —decía con un deje de tristeza—. Ojalá fuera tan simple, pero marcar a TaeHyung significa liberar la bestia de todos y cada uno. Su lobo interior el cual sería imposible manejarlo si no llegan a una conexión correcta entre su lado humano y animal. Marcar a TaeHyung significa caos —decía Seok Jin.

Y TaeHyung por primera vez entendía que no se trataba sólo de ellos. Era mucho más grande que ellos, le hubiera gustado que fuera tan simple. Pero lo simple y lo fácil, no iba de la mano con ellos. En parte entendía porque Seok Jin no sanaba, no podía controlarlo, pero al parecer podía sobrellevarlo. Él quería la marca de su Omega y eso, comenzaba a ser suficiente para TaeHyung, por el momento. Especialmente sabiendo que a Seok Jin le pesaba no poder darle lo que quería, no poder darle la marca, pero le había dado otra cosa. Otra chance, otra vida.

—Dios, Seok Jin... —su padre frustrado restregaba sus manos en su rostro—. Pediré de inmediato la reunión al concilio, pero pese a quizás muchos de ellos sepan al respecto. Encárgate de hacer una buena presentación al respecto y fíjate cómo lograrás que te crean en que tú eres el alfa arcano.

—Tengo a mi asistente encargandose de la presentación y las pruebas. Cumple con tu parte y yo haré la mía —exclamaba, su padre suspiraba y asentía con suma seriedad. En parte, daba gracias que estaba cediendo, entendía que era todo un proceso para él y había descubierto demasiadas cosas en una tarde noche—. Hay algo más... —añadía Seok Jin.

Su brazo alrededor de TaeHyung se apretaba y el Omega aspiraba con fuerza.

— ¿Qué más? —preguntaba Sunny.

Seok Jin miraba a TaeHyung una última vez par asegurarse que seguían adelante con brindar la noticia. El Omega sonreía y asentía.

—Necesito que contactes al doctor Park —mencionaba. Sunny fruncía su ceño.

— ¿Sucedió algo? ¿Estás bien?

—Sí, mamá. Estoy muy bien —decía con una sonrisa tímida y luego suspiraba—. No es para mí, es para Tae.

Sus padres los miraban con el ceño fruncido y luego se miraban entre sí. Luego Sunny abría sus ojos y miraba a un TaeHyung con el rostro básicamente teñido de un rojo furioso.

— ¡Seok Jin no ha pasado una semana! —gritaba impetuosa.

—Lo sé, lo sabemos. Pero sé que TaeHyung está esperando un hijo mío. Puedo olerlo en él. Su cuerpo está cambiando —añadía con seriedad.

Sunny sentía sus ojos húmedos y tapaba su boca, Huan miraba a ambos y se quedaba viendo a su hijo sorprendido—. ¿Puedes saber que su cuerpo está comenzando a cambiar? ¿Puedes olerlo tan pronto?

Seok Jin asentía—. Es obvio que pretendo que se mantenga en secreto porque esto pondrá a TaeHyung en riesgo

—No deberías trabajar —soltaba Sunny.

—No entra en discusión, Sunny —mencionaba TaeHyung—. Quiero hacerlo por el momento, cuando ya no pueda ocultarlo entonces, obedeceré a Seok Jin y me quedaré en casa —los ojos de TaeHyung se humedecían—. Ya me alejaron demasiado tiempo de todo, no voy a darles ese poder otra vez. No lo haré. Y no estoy solo, Jin está conmigo. Te dejo ponerme todos los guardias que quieras mientras mantengan distancia o solo llamaría la atención.

Seok Jin apretaba sus dientes y suspiraba, su padre igual.

—Bien, si no hay marca por el momento, tienes que hacerle saber al resto que TaeHyung es tu pareja, por su propio bien y el del otro, por si acaso —mencionaba el alfa mayor.

—La cena de beneficencia y presentación de nuevos integrantes será en una semana. Las invitaciones se enviaron hoy, podrían hacer la aparición oficial allí —decía Sunny—. Es perfecta, Seok Jin finalmente irá acompañado de TaeHyung y le quedará claro a varios miembros que los vieron diez años atrás que siguen juntos. Que este hermoso Omega está tomado y que tú ya elegiste —decía señalando a su hijo.

Ambos asentían.

Gon suspiraba—. Tienen que estar listos porque la gente hablara de por qué no porta tu marca aún y será una tanda de chismes jugosos para los hipócritas.

Seok Jin suspiraba y miraba a TaeHyung, el Omega le sonreía—. Una cosa a la vez. Cuando llegue el momento, veremos qué dirás.

Seok Jin asentía—. De acuerdo, bien. Haremos así, de todos modos hay que volver a presentarlos en sociedad y nuevamente presentar a tu padre trabajando con el mío —TaeHyung asentía igual que el resto.

Sunny suspiraba—. ¿Cómo vas a ocultarlo cuando alguien más aparte de Seok Jin pueda olerte? ¿Y lo sabe tu madre o aún no le han dicho?

—Nuestra siguiente parada es con ella. Mi madre estuvo en cinta en momentos complicados para nuestra casta por lo que consumía unas gotas especiales que aplacaban su aroma de Omega preñada sin dañar al cachorro. Es la solución más fiable por el momento, se sigue usando y está más que confirmado que son seguras.

TaeHyung sonreía y Sunny volvía a tomar su mano y buscaba la de Seok Jin—. Estoy muy feliz por ustedes... Y también quiero hacer pagar a esos malditos.

Seok Jin tenía razón—.  Bueno, no estamos a favor de la violencia, pero puedo darte garras y dientes más filosos para encargarte.

Gon fruncía su ceño—. ¿Cómo que puedes?

Seok Jin suspiraba—. Según mi transformación y lo que sabes de la leyenda del alfa arcano, no camino en cuatro patas. Soy, al parecer más del tipo licántropo. Hombre lobo, una bestia inmensa y me pierdo, necesito controlarlo, pero puede que también con una simple orden hacia otro, logré hacer que se transformen — Seok Jin suspiraba—. Lo intenté con mi asistente y casi lo logra. Si lo intento con alguien que lo tenga dominado y se encuentre en total sincronización con su lobo, debería de ser fácil. Al menos es la teoría que se tiene.

Gon, su padre suspiraba—. ¿En qué hombres vas a confiar?

Seok Jin aspiraba por aire—. Haremos una limpieza, necesito averiguar quién realmente está de mi lado y quién no. Los rebeldes son un secreto a voces, pero antes que nada, la reunión con el concilio —repetía.

Su padre asentía y se ponía de pie, se sentía incómodo en su propia piel, Seok Jin podía olerlo.

—Lo lamento, hijo —susurraba.

Seok Jin alzaba sus cejas y sonreía apenas perceptible—. Mientras estés de mi lado, no hay nada que lamentar.

Su padre asentía de forma rígida y salía en dirección a su oficina. Sunny suspiraba y miraba a Seok Jin con ojos inmensos.

—No lo puedo creer.... Eres tú —susurraba—. Tengo que admitir que la idea cruzó mi mente, pero luego de tantos años, supongo que deje de creer que en realidad era cierto.

—Que suerte la mía —decía con ironía el alfa puro.

—Oh, todo pasa por algo, Seok Jin. No te lamentes de quién eres —susurraba y luego miraba a ambos—. Tampoco dejes de pensar en lo que ustedes necesitan. Si bien su lazo siempre fue superior y especial y la marca en el cuello de TaeHyung significan muchas cosas, no deberías tampoco posponerlo demasiado. Tu naturaleza actuará en cualquier momento y te aconsejo que sea porque tú quieras y no porque no puedas detenerte.

Seok Jin suspiraba y miraba a TaeHyung, el Omega lo miraba de reojo intentando no lucir nostálgico al respecto.

— Después de todo, ellos ya están aquí y ya están a bordo de su naturaleza primitiva. Tú comienza por poner una vez por encima tus deseos y no al resto —susurraba, tomando su teléfono se ponía de pie—. Si de estar en paz con tu lobo interior se trata, hijo, seguramente el tuyo este desgarrandose por reclamar al Omega a tu lado —una sonrisa nostálgica se pintaba en el rostro de la mujer—. Está llegando la comida.

Cuando los dejaba solos, TaeHyung sentía que sus mejillas se ponían coloradas. Recordaba la forma de Seok Jin cuando había estado transformado y todo  salvaje. Toda esa contextura musculosa y grande. Ese lobo interior, no era solo interior. TaeHyung lo había visto, a TaeHyung le gustaba, le encantaba y sentía cuanto lo necesitaba. Seok Jin lo miraba de reojo y el Omega mordía su labio inferior.

—Lo hicimos hace menos de dos horas —susurraba Seok Jin con la punta de sus orejas rojas.

TaeHyung suspiraba—. Lo siento, no lo hago a propósito es sólo que... Te recordé todo grande y como me tomaste y me alzaste con tanta facilidad —TaeHyung suspiraba y palmeaba su rostro colorado.

—Ya, no hagas eso... —decía Seok Jin con dulzura—. Gracias al cielo había público, podría hacerte daño si te tomo en mi forma salvaje —su mano acunaba el rostro de TaeHyung y su pulgar  hacía presión sobre el labio inferior de TaeHyung para que dejara de morderlo y luego lo acariciaba—. Realmente podría lastimarte, deja de pensarlo, por favor —susurraba, su aliento cálido haciendo cosquillas al rostro de TaeHyung.

El omega resoplaba—. Lo siento. No lo hago a propósito —decía con un mohin.

Seok Jin sonreía y besaba castamente sus labios—. Gracias por entenderme

—Tú me entendiste a mi sin siquiera saber porque no volvía. Lo menos que puedo hacer es esperarte. Sé que vas a reclamarme cuando lo creas correcto y sé que será perfecto —susurraba.

Seok Jin aspiraba por aire y se derretía por esa sonrisa hermosa, rectangular y brillosa. TaeHyung era tan perfecto y delicado, sin ser realmente pequeño. Su contextura era perfecta, poco más grande que los Omegas promedios. A él le encantaba. Todo de este hombre lo volvía loco, así que lo besaba un poco más.

No sabía si todo estaría bien, pero todo estaría marchando acordé al plan de imprevisto . El resto, lo irían viendo. Cómo dijo su Omega:

Paso a paso.

— ¿Entonces le dirás a San que se transformó en tu asistente oficial? —exclamaba—. Se volverá loco de la emoción —decía con dulzura.

Seok Jin rodaba sus ojos y besaba la nariz de TaeHyung, justo la punta en su bonito lunar—. Tendré que pagarle un sueldo, déjalo así. No tolero cuando se inclina ante mí.

TaeHyung reía, pero se ponía serio—. Quizás deberías acostumbrarte

—Eso no sucederá, bebé —sentenciaba firme.

TaeHyung mordía su labio—. No vas a impedirme que yo me incliné —decía con su voz grave.

Seok Jin apretaba sus dientes cuando sentía a su polla vibrar de felicidad.

—No voy a hacerlo, pero... No me provoques en público —susurraba ronco.

TaeHyung mordía su labio inferior y su mano serpenteaba por los muslos de Seok Jin.

—Puedes castigarme luego en privado por desobedecer... Es que las hormonas están haciendo cosas horribles conmigo y el solo pensarte todo salvaje e inmenso hace que quiera.... —TaeHyung gemía inconscientemente.

Seok Jin posaba su mano en la rodilla de TaeHyung y sutilmente clavaba sus garras allí, a través de su suave lazo sentía la cálida y placentera sensación que TaeHyung sentía. Su boca besaba la mejilla de TaeHyung y viajaba a su oreja, besando la zona sensible y erógena que ponía a TaeHyung pero y con párpados pesados.

—En casa... Cuando lleguemos —soltaba el alfa puro en su oreja y luego tiraba de su lóbulo—. Ahora cálmate —decía, raspando sutilmente con sus dientes la suave carne de la oreja—. No saldría de ti si fuera posible, pero hay cosas que hacer. Así que mantente alerta, mi Omega.

TaeHyung apretaba sus ojos y cuando los abría sus pupilas dilatadas se contraían y un suspiro le abandonaba. Asintiendo sonreía con calma y Seok Jin sonreía.

Nadie lo pondría una mano encima a su omega. Nadie le tocaría un pelo o estaría firmando su sentencia de muerte.

Aún no conocían a Seok Jin enojado, y no era para nada piadoso. Era una receta para el desastre provocarlo cuando todavía tenía que ponerse de acuerdo con su lobo. Él también necesitaba entrenar.

Perdón si fue largo y muy informativo. Quizás puede ser tedioso para algunos considerando que es mis fics con capitulos más largos y muy explicativos. Perdón si ven errores de deditos salvajes.
⚠️ Recordatorio ⚠️

1- UPSIDA
2- ASHES (Libro 3) (escribiendo)
3- JUNE 28

Recuerden que si tienen alguna duda o me demoro, no piensen lo peor, visiten mi perfil y chequeen mi tablero para ver qué sigo viva o incluso hacer sus preguntas, ahí siempre respondo seguro seguro. También anuncio cuando comienzo a escribir.

Con amor niñita Nanykoo ❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro