Đọc truyện V.II - Saga Juntos o Muertos - Regresemos como héroes [G.O] -

| Primera parte|

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PRIMERA PARTE

"Morir no es mi preocupación, ya tomé decisiones que me llevarán a ello pronto,
pero yo no quiero que los demás mueran por mi"

Cuando Anais recibió toda esa información, se quedó mirando a su hermana con los ojos bien abiertos para luego fruncir el ceño y darle un puñetazo flojo al hombro derecho de Andrea. Como se acordó de todo, le recriminó que sus acciones en el código 001 fueron inmaduras y que ahora estaban metidas en un buen lío.

Andrea no la culpaba, de hecho, sabía que había actuado con total inmadurez, tomar el destello de su mejor amiga, Andrina, e irse con su hermana al lado al código 006, no fue buena idea, más si en el destello avisaba que en los documentos se había creado la norma que, todo aquel que entrara, perdería la memoria.

Aun con ello, sonreía porque ambas recordaban todo sobre quienes eran y ambas estaban decididas en ayudar con todo lo que tenían en sus manos. Anais aún no se creía que tuviera poderes, pero no por ello se tiró atrás, es más, ahora que sabía que podía ser útil y que no iba a ser la típica princesa en apuros.

—¿Entonces la princesa no está en otro castillo? ¿Va a tomar su paraguas y va a hacer frente a los problemas para salvar a los fontaneros? —preguntó Andrea con una pequeña risa.

Anais soltó un suspiro largo.

—Menos mal que sigues siendo la Andrea de siempre, una friki de cuidado —respondió Anais con calma.

—No tienes ni idea de la emoción que tengo Anais, ¿viste esa pelea que tuve con Mikuro? ¡por un momento me creía como en las peleas de esos videojuegos! Tengo que saberme la combinación de teclas para hacer mi ataque impresionante y ganar, ¿entiendes? —preguntó Andrea con emoción.

—Sí, claro que lo hago Andrea... pero sabes que esto no es como un videojuego —respondió Anais con seriedad.

—No lo puedo evitar, ya sabes como soy. —Rio ante sus palabras, provocando que Anais riera también.

Por el otro lado, lejos de la casa de Lania y Zarik, Florian iba directo hacia el almacén antiguo donde prometió reunirse con los demás jóvenes héroes. En medio de aquella carrera, su cuerpo exigía un cambio urgente a su versión femenina, algo que a él no le gustaba del todo porque era incómodo el proceso de cambio.

—Venga, sabes que no puedo cambiar ahora, y más como actúas... —le pidió Florian.

—No voy a poder retenerlo mucho tiempo, y lo sabes —respondió la otra versión de él, la femenina, que también se llamaba Florian.

—Dame solo unas horas —pidió con total seriedad, escuchando el suspiro largo de ella.

—Está bien... solo unas horas, pero no lo fuerces, sabes como funciona nuestra raza —explicó.

Florian, aunque siempre mostrara una sonrisa, no paraba de darle vueltas a todo, ¿cómo era posible? Una anomalía siendo aliada de ellos cuando todas y cada una de ellas servían aquel al que tanto temían, Caos. ¿Qué estaba ocurriendo? Parecía que todo iba a desordenarse, ponerse todo patas arriba, y no era algo que le gustara.

La culpa le azotaba, el pasado le susurraba una vez más los errores que había cometido, pero con calma y respirando con paciencia, intentó no darle importancia, era por el bien de todos, era una forma de que así todos siguieran adelante sin temor.

Confiaba en las capacidades de sus compañeros, creía en que Roxy pudiera ser algo más que una simple herrera, creía que Anais podría ser una espléndida arquera, que Lania y Zarik pudieran mejorar más sus poderes como cazadores, que Mikuro recordara su pasado, que Morgan y Yue pudieran mejorar sus poderes, mismo ocurría con los demás como Jame, Yaina, Ann, Lucas, Soleti y Luziette. Todos tenían una gran capacidad.

Pero cuando pensaba en Andrea, sentía un horrible escalofrío, uno en el que mezclaba la envidia, odio, pero a la vez admiración y esperanza.

—No dejes caer por las palabras dulces del caos, Andrea.

Fue lo único que pidió antes de llegar a los primeros héroes que se encontró en medio del refugio de los Noilens, explicando así toda la situación lo más resumido posible.