EXTRA I: La noche del accidente.

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Okey, como siempre que hago un capitulo algo subido les pongo un aviso. Primeramente, si has sufrido de asalto Físico alguna vez, por favor evita este extra, no queremos causar un retroceso traumático, los quiero mucho como para causarles dolor. 

Atte. Nerlysh.

Dicho esto, arriba les dejo la recomendación musical de siempre y espero les guste el extra a pesar de todo <3<3


(***)



Sábado, Abril 26, 2038. (Hace 1 año)

Hace tres días cumplí 17 años. Fue una celebración pequeña, pero fantástica, mi novio, mi mejor amiga, mis padres, mi tía de crianza quien es la madre de mi mejor amiga y la hermana de mi mejor amiga. Karina y Logan me habían insistido en acompañarlos a la fiesta en casa de Duncan, el actual romance de mi amiga. No me iba a negar ir pues a ella no podía dejarla sola cuando tomaba y además tendría un rato a solas con mi novio, cosa que se nos había complicado desde que tuvo que irse a Nueva York a estudiar fotografía.

—Te ves linda —comentó mamá de pie en el umbral de la puerta— Recuerda no tomar mucho, porque supongo que te tocará conducir a casa.

—Eso no lo dudes. Karina no tiene control alguno sobre si misma cuando toma —comenté sonriendo y mi mejor amiga, quien se encontraba recostada en mi cama, me lanzó una almohada.

—Sí tengo control —se quejó— Pero no me gusta hacerme caso.

Su hermana Kelly también se encontraba en la habitación con nosotras. Hoy ella y su madre cenarían con mis padres y como no podíamos llevarla a la fiesta se quedaría en mi habitación.

—Eres una mentirosa —dijo Kelly abrazando a su hermana— No tienes control sobre ti y sobre nada.

—Estoy en la única edad en la que podré perder el control y no arrepentirme en el momento, y además tendré anécdotas para contarle a mis hijos algún día —pellizcó el cachete de Kelly— Hermanita, considera todo esto como memorias —rió y luego se puso de pie— Val, apresura que ya vamos tarde.

—Lo sé —dije acomodándome el vestido— Ve encendiendo el auto, ya bajo.

Kelly la siguió y me quedé sola con mamá. Ella solo se limitaba a observarme y sonreír, a las orillas de sus ojos se formaban unas pequeñas arrugar y su rostro lucia cansado, pero aun así conservaba tanta belleza como las fotos que andan colgando en toda la casa de cuando era más joven.

—Cuidate mucho, ¿Sí? —me abrazó y procedió a darme un beso en la mejilla— Si beben demasiado llamame, yo o Ezra iremos a recogerlas.

—Lo sé, mamá —le devolví el abrazo y también le di un beso— Te amo, nos vemos en unas horas.

—Nos vemos.

Bajé las escaleras y me despedí de mi tía y de mi padre con un beso. Karina imitó y gesto salimos riéndonos de casa.

Llegar a la fiesta fue fácil, conseguir donde sentarnos y que nadie evitara abalanzarse encima de nosotras, ese es otro tema. Logan y Duncan nos esperaban al pie de las escaleras que daban al segundo nivel, justo debajo de estas había unos cómodos cojines pufs y los cuatro nos recostamos allí a reírnos y a ver a todo el mundo hacer estupideces.

Cuando iba por mi tercer vaso de vodka con limonada decidí parar, tenía las piernas encima de las de mi novio y él acariciaba mis muslos lentamente, eso me daba escalofríos. Karina técnicamente ya se encontraba casi teniendo sexo enfrente nuestro. Duncan paseaba su mano por debajo de la falda de mi amiga y ella mientras lo besaba sonreía con picardía. Ya bien entrada la noche, todos bebidos, excepto yo, ella decidió dejarnos e irse a "charlar" en el segundo nivel.

Todo sabemos que, si en una fiesta te llevan al segundo nivel de la casa, no es para charlar precisamente ¿O sí?

—Hoy luces más hermosa que nunca —comentó Logan dándome un beso— Estoy ansioso por presumirte en Nueva York.

—Yo estoy ansiosa por tenerte cerca —comenté volviéndolo a besar.

Continuamos tomando, algo me decía que parara, pero al carajo la cordura. Me encontraba con mi novio, estaba tomada y ya hasta me parecía divertido gritar a todo pulmón cada que alguien decía "Tequila" desde el otro lado de la habitación. Un beso llevó a otro y así sucesivamente. No sé en qué justo momento pasó, pero me encontraba subiendo las escaleras de la mano de Logan.

Okey, no te pongas nerviosa. Es normal que los adolescentes hagan esto. Es tu novio, lo amas, él te ama, además, ¿No querrás llegar virgen a lo que sería tu nivel universitario?

¡Al carajo todo! Tendré sexo con mi novio.

Lentamente me llevó de la mano a una de las habitaciones y cerró la puerta detrás de él. Como no sabía cómo actuar o que hacer me senté a orillas de la cama y de inmediato Logan se lanzó sobre mí. Empezó a besarme con mucha fuerza y a entrar sus manos por debajo de mi vestido, intenté convencerme de que esto es normal, pero el pánico dentro de mí se desató e intente hablarle para que no fuera tan rudo.

—Logan —intenté llamar su atención— Me lastima la manera en la que me estas acariciando, por favor...

—Shhh —puso sus labios sobre mi boca— He esperado demasiado por esto. Lo haremos a mi gusto y a mi manera. Solo relajate y todo saldrá de maravilla.

Su comentario me hizo sentir mucho peor. Intenté quitármelo de encima, pero él me agarró por el cuello y con su otra mano libre apretó mi boca.

—Te dije que te calmes —siseó y yo empecé a gritar debajo de su mano— Tú serás mía y de nadie más. Es lo justo.

Soltó mi boca, pero aún mantenía la mano sobre mi cuello y me obligaba a mantener la cabeza firme sobre la cama.

—No hagas esto. Por favor —supliqué sintiendo las lágrimas en mis ojos— No quiero. No me siento cómoda.

—NO ME IMPORTA —gritó apretando mi cuello— Me importa una mierda tu comodidad ahora mismo, Valentina. No sabes lo que es esperar todo un año para poder tener sexo contigo. Todos los tíos de esta maldita fiesta quieren cogerte. Lo podrán hacer, claro, pero luego de que yo lo haga.

—¿Por qué me dices eso? —pregunté llorando e intentando zafarme de su agarre— Se supone que me amas. Prometiste que me cuidarías.

—De ti me interesa tu cuerpo y ser el primero en tocarlo —susurró en mi oído y luego me pegó con tanta fuerza que perdí el conocimiento de manera momentánea.

Cuando volví a abrir los ojos, Logan se encontraba semi desnudo con su cuerpo cercano al mío. Mi vestido estaba semi levantado, pero aún tenía mi ropa interior puesta, empecé a gritar con todas mis fuerzas y pedí por ayuda. Intenté bajar de la cama, pero él me agarró del brazo y me tiró con fuerza a la pared contraria, empecé a aporrear todo y a romper cosas mientras gritaba con la esperanza de que alguien me escuchara.

Él se colocó sobre mi inmovilizando mis manos con la suya y colocándose en medio de mis piernas, podía sentir su miembro sobre mis bragas y eso hizo crecer mi pánico. Empecé a llorar y a gritar como como nunca y él volvió a pegarme, arrancó mi ropa interior y cuando estuvo a punto de introducirse en mí alguien le golpeó la cabeza con un objeto que no supe identificar.

—ERES UN MALDITO —gritó Karina golpeándolo una y otra vez con el mismo objeto— TE JURO QUE TE VOY A MATAR.

Yo empecé a llorar aun tirada en la misma posición. Mi cuerpo temblaba de pánico y mi corazón latía con fuerza, cuando logré ponerme de pie mi primer instinto fue correr. Las personas habían empezado a subir para ver cuál era el problema de los gritos y los golpes. Yo baja llorando, Karina venia detrás de mi vociferando mi nombre para que yo me detuviera, pero no podía, necesitaba salir de ahí, necesitaba respirar.

Llegué al lado del mi carro y me derrumbé en el suelo a llorar aún más. Mi mejor amiga a duras penas logró entrarme en el auto y mientras ella manejaba y gritaba obscenidades yo lloraba a gritos en el asiento del copiloto.

—Te juro que lo voy a matar —gritó una y otra vez— No debí dejarte sola. Lo siento Val. En serio perdoname —susurró y empezó a llorar.

—Él me tocó —balbuceé— Intentó violarme. Casi me viola.

—Fue mi culpa. Lo siento, Val —se disculpó llorando— Lo voy a matar, lo juro.

—Él me golpeo, Karina —bramé a gritos— Me tocó. Me quería violar —seguí gritando y Karina lloraba a sollozos.

A partir de ahora todo se volvió confuso. Yo seguía gritando, mi amiga lloraba a mares y el ruido de los autos me tenían en desconcierto total, por lo que cuando se hizo un gran estruendo y luego un silencio acompañado de un pitido, sabía que todo estaba más que peor.

Volví a abrir los ojos y sentía algo liquido caer desde mi frente. Karina se encontraba aun con las manos en el volante mientras se quejaba y la sangre salía de su boca a chorros. No podía moverme en absoluto, tenía trozos de cristales clavados en mi rostro, mis brazos, parte de mi pecho y cuello, pero ella... ella luchaba para respirar. Un gran pedazo del cristal delantero se había incrustado entre su pecho y muchas más astillas se encontraban por su rostro y su cuello. Intenté moverme otra vez, pero solo pude tomar su mano cuando la dejó caer débilmente, sus ojos eran de total pánico y me atrevo a decir que los mío igual.

El ruido volvió a hacerse presente por nueva vez. Las luces rojas y azules revoloteaban al alrededor y yo trataba lo mejor para mantenerme consciente. Cuando alguien llegó a nuestro auto intentaron sacarme primero y yo se los impedí, ella los necesitaba, pero la mujer que se había acercado a su lado negó con la cabeza y en ese momento supe que no había nada que hacer. Mi mejor amiga, la única persona en toda mi vida que se había quedado sin quejarse, ahora me había abandonado y todo fue mi culpa.

Su cuerpo inerte aun sostenía mi mano, o más bien yo sostenía la suya y me negaba a soltarle, me dolía soltarle.

Volví a perder la conciencia y cuando la recuperé la alarma de la ambulancia me molestaba en los oídos. Las dos mujeres que había visto hacia un rato se encontraban sentadas a mi lado observando detenidamente todo, una de ellas anotaba algo en una libreta y la otra me miraba con lastima. A mi otro lado, sobre una pequeña camilla, con la sangre seca por todos lados, se encontraba el cuerpo, ya sin vida, de Karina. Las lágrimas empezaron a salir a mares y me esforcé en tomar su mano.

—Lo siento tanto —mascullé como pude— Nada fue tu culpa, fue mía, y ahora no te lo puedo decir —hablé débilmente desde el fondo de mí ya dolorido pecho— Por favor, no me dejes sola. Te lo ruego.

—Cariño —la mujer de la ambulancia tomó mi mano— Lo siento, sé que es doloroso, pero necesito tu nombre y el de ella.

—Ella no está muerta, por favor dígame que no —la miré desesperada— Ayúdela, sé que no está muerta.

—No pudimos hacer nada —apretó un poco mi mano— Lo intentamos. Falleció hace un instante, lo siento.

—Fue mi culpa.

—Claro que no, no lo fue.

—Fue mi culpa —murmuré mirando al techo de la ambulancia con las lágrimas quemando mis ojos y la desesperación creciendo en mi pecho— ¿Cómo le diré a mi tía que la he matado? Maté a mi mejor amiga.

—¿Me puedes dar su nombre, cariño? —volvió a preguntar la mujer y yo la observé mientras mis ojos intentaban cerrarse por nueva vez.

—Karina Blake Rosell —dije casi en un susurro— Yo soy Valentina Green Chanel, su asesina.







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