/|1 mes después|\
−Te traje el desayuno Son... −fingía una sonrisa mientras entraba y dejaba la bandeja en la mesita de noche, odiaba ver a su hermano en ese estado.
−Gracias...Sonia −respondió mientras seguía con la mirada pérdida en la ventana.
−Oye... *Sentándose a su par*
−Qué pasa?
−Me he preguntado...quieres que te traiga o haga algo por ti...? Parece que estás ansioso o perturbado...pasa algo?
−No...nada.
−Soy tu hermana, puedes confiarme lo que sea.
−Tu y Manic no lo entenderían.
−Pero-
−No Sonia... *Dirigiendo su vista a ella* El problema es mío y si yo los involucró se verán muy afectados.
−Por si no lo has notado hermanito, ya lo estamos *Riendo* anda dime que pasa, yo no te juzgaré.
−Bueno, pero prometeme que no dirás nada a nadie y menos a Manic.
−Pero si es nuestro hermano, debe de saberlo al menos para-
−No, por favor debes prometermelo.
−*Suspira* Bien...lo haré, pero debes contarme absolutamente todo.
−Yo...
−Si no lo haces no le guardaré el secreto a nuestro hermano.
−Bien bien... *Frotándose el rostro*
−¡Yei! *Lo abraza* Y sobre qué es?
−....Pues...
Sobre mi pareja.
{Por otro lado}
−Cómo está? −preguntaba la princesa mientras bebía un poco de vino en su fina copa.
−Mi lady *Haciendo una reverencia*
−Te he preguntado, cómo está? *Fastidiada*
−Oh bueno princesa...según los reportes de los caballeros acató las órdenes al pie de la letra; no ha salido ni recibido nada, pareciera una casa sólo habitada por los dos hermanos restantes.
−Ya veo... *Tomando un sorbo* Estado de ánimo?
−Hmm...
−Qué tiene?
−La verdad, Galahad quién posee un poder telepático dice que no puede indagar sobre sus pensamientos cuando fue a ver a Percival, más sin embargo...
−Qué? *Impaciente*
−Ha estado muy deprimido más que de costumbre, incluso sus hermanos se han preocupado por él, se dice que delgazo bastante y apenas si duerme, no fue el muchacho que una vez el pueblo conoció.
−Hmph...perfecto entonces *Sonriendo*
−Mi bella dama, disculpe mi atrevimiento pero... ¿para qué necesita desposar a ese joven? Digo...es un lacayo humilde y muy poca cosa comparado con su majestad.
−Oh bueno, Lancelot, siendo tu mi mayor confidente no veo porque no contarte sobre el gran secreto de estás tierras.
−¿Secreto...? *Confundido*
−Así es, ponte cómodo, está será una muy larga historia y podrás conocer varias cosas que seguramente creías que era un absurdo e insignificante rompecabezas.
−*Sentándose desconfiado en un sillón*
−Bueno, has de conocer quiénes fueron en verdad los sucesores y reyes de Mobius.
−Sus padres y usted su majestad.
−Oh querido, que iluso eres *Riendo* Todo esto ocurrió cuando seguramente eras un pequeño niño, es por eso que no recuerdas nada.
−Pero y usted señorita? Tampoco recuerda nada de eso?
−En efecto, pero los verdaderos reyes de Mobius eran la reina Aleena y el rey Zookar, no mis padres.
−Imposible...-
−No realmente, si bien antes la vida era mucho más justa y agradable para el pueblo, sus reyes gozaban con sus hijos y amaban al pueblo no sólo con palabras, sino también con hechos.
Supongo que deduciras quienes son sus hijos.
−Para nada.
−Oh bueno, el mayor fue el caballero de armadura de oro, sucesor del trono, destacado hasta más allá de los horizontes.
−Supondre que se llamaba Jules, escuché hablar de él al terminar la guerra con los vampiros...
−En efecto, mientras los hermanos menores eran sólo unos chiquillos inocentes de lo bueno y lo malo.
−Eran...
−Trillizos, querido Lancelot.
Mis padres eran condes de un puesto menor, su soberbia y ambición hicieron un golpe de estado; ja, pero como por supuesto que el pueblo amaba a sus reyes jamás dejarían que otros ocuparán su poder. Y entonces...aquí entran en escena los mantícoras, por cierto grandes enemigos de los vampiros; con grandes beneficios y riquezas ellos sobornaron a esos seres, atentaron contra el pueblo y lo llevaron a la desgracia.
Asesinaron a los reyes y dejaron con condición de vida a sus hijos. Igualmente amenazaron al pueblo, si revelaban algo o se oponían a sus mandatos todos serían llevados a la horca sin ningún juicio previo. Claro que comprenderás que nadie quería morir verdad?
−Pero...pero...-
−Te resulta tan horripilante? Imagínate vivirlo en carne propia, muchas vidas se arrebataron para ser complacidos los deseos de mis padres, eran por decirte un tipo de ofrenda para los mantícoras, y es así como todo quedó en silencio. Los que reclamaban la verdadera sucesión del príncipe Jules eran llevados como ofrenda o eliminados de una vez.
−¡Eso fue una masacre!
−Claro, todo el reino se invadió de terror, nadie se atrevió ni atreverá a hablar jamás.
−Pero...Jules murió y dejó a tres menores huérfanos, por qué nadie se hizo cargo de ellos?
−Ellos son los príncipes.
−*Abre la boca por la sorpresa*
−Todos lo olvidaron y se hicieron los desentendidos sobre el asunto, dejando a esos niños a su suerte, y que por milagro lograron sobrevivir.
−Dios mío...
−Estoy decidida Lancelot, yo sucedere a mis padres, pero si esto que te acabo de contar es revelado, debo asegurar mi puesto como reina.
−Pero mi lady...
−Llámalo, Lancelot, tráemelo ante mi ahora mismo *Levantándose*
−Si mi dama *Hace una reverencia y sale*
−No tendré nada que perder a tu lado...Sonic *Sonriendo*
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