°《43》°

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/|1 semana después|\

−Agh! *Cae al suelo*

−Debes estar mas alerta niño −comento riéndose el verdoso, se acerco al cobalto y le ofreció una mano para que se levantara.

−Lo siento... *avergonzado la acepta*

No podían perder tiempo en completar su misión así que se encontraban descansando --claramente por petición del cían--, la gata violeta prometió alcanzarlos dentro de unos días, mientras completaba otro tratado con los elfos. El oji-zafiro se ofreció a ayudarle en técnicas de combate físico, ya que era obvio que el menor no sabia como siquiera usar una espada, eran vigilados de cerca por el azabache de vetas rojas, mientras los restantes cazaban algo de comer y afilaban sus armas.

−Nunca antes te habían enseñado a pelear? *Intrigado*

−Nop, solamente sé hacer oficios domésticos, labrar campos, recolectar oro... 

−Ya veo...lo mejor sera que estés apegado a Shadow cuando tengamos un enfrentamiento, prometo enseñarte pero eso tomara algo de tiempo, y justamente es lo que menos tenemos.

−Comprendo... *desilusionado*

−Hey, tampoco eres tan torpe, solo usa tu velocidad para huir y listo *revolviendole las púas*

−Ah, gracias, supongo.

−Oye ya déjalo −aparto con gracia al werehog, tomando y cargando al menor en su hombro−. Ya debemos irnos.

−¿Tan rápido? −resoplo agotado, dejando caer su barbilla en el cráneo ajeno.

−Por eso te llevare cargado, ¿a dónde debemos dirigirnos ahora?

−Puedes ir con los enanos o las hadas, lo que tu quieras −se burlo el echidna recién llegando con el dúo.

−Ja ja ja, hablo enserio.

−Tampoco bromeo del todo, podría ser una buena opción −se defendió el rojizo.

−Puf, quieres pensar por un momento, Knuckles?

−Ahm...chicos...

−Por supuesto que lo hago, Shadow. Solo porque seas el príncipe no signifique que siempre debes tener la razón.

−Oh ahora yo soy el mandón *baja al menor* deberías reconsiderar eso.

−Oigan-

−Tu cállate, eres igual al tipo de aquí *señalando al vetado*

−Por favor no te expreses así de mi hermano *gruñendo*

Tan pronto una discusión se formo entre los mayores, el azulado suspiro fastidiado e iba a intervenir, pero pronto vio una silueta moviéndose ágilmente por encima de los arboles; no habría caso tratar de razonar con ellos, así que prefirió seguir a la criatura más a la profundo del bosque.

¤ ▪ ¤ ▪ ¤ ▪ ¤ ▪ ¤ ▪ ¤ ▪ ¤

−¡Sonic! ¡¿En dónde estás!?

−¡Niño!

Horas después se percataron de la ausencia del azulino, ja, si lo viéramos desde un punto humano sufrieron una taquicardia masiva.
Los chicos emprendieron la búsqueda inmediatamente, intentaban seguir algún rastro u olor para encontrarlo, aunque los olores naturales disminuían su esencia.

Dieron casi cerca de una laguna, bien oculta por enredaderas y musgos, los no príncipes olfatearon y asintieron entre sí; poco a poco liberaban el camino sin hacer ruido, mientras los vástagos aprovechaban y pasaban a velocidad, buscando con la vista al menor.
Pronto escucharon risas y voces femeninas, todos se escondieron detrás de unos arbustos y observaban de reojo. Suspiraron aliviados al ver que el chico estaba bien, entre bellas mujeres y platicando con ellas muy a gusto, pero por otro lado no sabían quienes eran o que pretendían con el cerúleo.

Mentalmente idealizaban una forma de sacar al azul sin lastimarlo a él o a las doncellas, más sus pensamientos se esfumaron y su cuerpo se encrespo al sentir una presencia mirándolos atentamente.

−No crean que no me di cuenta de su llegada, ¿qué los trae por estos rumbos?

−Venimos por el chico −respondió entre dientes y con enojo el oji-rubí, tratando de adivinar su especie.

−Oh, hablas de Sonic verdad? Nos dijo que venia acompañado pero nunca imaginamos que se atreverían a venir, je un gusto, mi nombre es Berlina.

−¿Qué se supone que son? −cuestiono el de vetas turquesa.

−Una ninfa por supuesto −rió la fémina, alzando las manos para atraer cristales que estaban incrustados en un árbol cercano.

−Ah, un placer señorita −saludo el albino cortes, a diferencia de sus amigos.

−¡Chicos! −llamo feliz el cobalto, yendo a ellos y específicamente a abrazar a su pareja.

−¿En dónde te habías metido Sonic? Estábamos preocupados por ti.

−Mientras estaban peleando como niños, vi una sombra extraña y decidí seguirla, y aquí estoy. Ah claro, tengo buenas noticias, ¡ellas nos ayudaran! Y aceptaron encantadas.

−Creí que habría mas formalidad por parte de ustedes, príncipes −la líder --distinguida por su elegante vestimenta y porte diferente a las demás-- se acerco a ellos, haciendo una pequeña reverencia−. Pero supongo que con la petición de Blue nos basta, mi tribu y yo les seremos de ayuda.

−Ahm...gracias... −respondió inseguro el rojizo.

−Pff, a cada rato te cambian el nombre niño −bromeo en un momento no muy oportuno el verdoso.

−Oye Sonic... −susurro muy bajamente el oji-reptil, apegándose a la orejita azulada−. ¿Crees que sea buena idea...? Es que por ser...ya sabes...no creo que la lucha sea lo suyo...

Al terminar su frase se movió rápidamente de lugar, percatando una flecha que iba dirigida a él, con veneno de víbora.

−Seremos mujeres y custodias de la laguna, pero también conocemos a grandes rasgos el terreno que pisaran dentro de poco *Revelándose*

−Y quién eres tu? −cuestiono con la postura seria y alerta, sosteniendo la flecha y rompiéndola.

−Venus, mi lord *hace una reverencia*

−Ella es una de las guardianes de la cascada, y la capitana de lucha. −menciono orgullosa la jefa.

−Un gusto, y no es para que lo tomen personal pero no me agrada que otros nos llamen débiles, porque no lo somos −menciono firme, sentándose en una roca y apoyando su arco en el suelo.

−Lo sentimos, mi amigo no quiso ofenderles −realizo una reverencia el oji-miel, disculpándose con ambas.

−Disculpa aceptada −sonrió la albina.

−Oh pero sí son los príncipes.

−¿Hmm? −los muchachos voltearon la cabeza, cubriéndole los ojos rápidamente al menor y apartando la vista o simplemente agachando la cabeza.

−Ah, Medusa, que oportuna −rió bajamente la guardiana, cruzando las piernas.

−No podía perderme su encuentro, de seguro la oferta que les están proponiendo debe ser muy buena −menciono la mujer acercándose mientras recitaba algunos conjuros y miraba de manera neutra al azul.

−No me digan que ella es su amiga... −palmeo su frente, ahora estaba más irritado que antes.

−Por supuesto, joven Mephiles; y si me disculpan... Desearía ver al príncipe Arthur, descuiden, mi mirada no lo volverá piedra como su ego −bromeo coquetamente. El oji-rubí no muy seguro soltó su agarre, liberando la vista algo borrosa del cían−. No era mentira después de todo, aunque te imaginaba algo más...como decirlo... Alto, fuerte y serio, pero me gusta tu carita de ternura *tomando sus mejillas*

−Oh...gracias...señorita.... *sonrojado*

−Ahora me dirán que todos ya saben de él? En ese caso les hubiéramos enviado un telegrama y ya −bufo el oji-zafiro.

−El deber del chico es mostrarse y unir a todos, sería muy irresponsable hacerlo de esa manera, los nobles y príncipes tienen ese deber particularmente; y... Los terceros que acompañan sería mejor que dejaran de entrometerse *rodando los ojos*

−Estarás dentro sí o no? −pregunto el albino, a medio enfado e irritación.

−Por supuesto que sí, hace tanto que no usaba mis poderes... −ladeo la cabeza mirando a un pájaro, quien también la vio y al instante cayo convertido en piedra−. Ah, y sera mejor que se den prisa, les recuerdo que no solo las quimeras y mantícoras atacaran...

−No? Pero eso dijo-

−Blaze puede tener ciertas irregularidades con sus predicciones −abrió su libro y dejo una estela de luz jade, dejando ver a criaturas un tanto extrañas para ellos−. Ellos solo serán la sopa del banquete, luego vendrán las aves de estínfalo, la hidra, el nian... −paro al ver como el oji-esmeralda palidecía al ver a las bestias−. Oh...perdón.

−N-no hay problema...

−Eso quiere decir que estamos fritos... −cubrió su rostro derrotado el echidna.

−Tiempo al tiempo señores, y mejor, continúen con lo suyo −alzo su mano derecha hacia ellos lanzandoles un polvo azul fosforescente, llevándolos a otro lugar.

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