eins

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Jaeyun revuelve la sopa dentro de la olla para que no se pegara. Suelta un suspiro alto, tocando la parte baja de su espalda. Apenas tiene 4 meses de embarazo pero no es eso lo que le lastima la espalda. Hoy, después de clases, tuvo que volver a pie desde la preparatoria, que está en el centro y él vive en su pequeña casa del norte.

Niega con la cabeza, echándole un poquito le agua a la mezcla. Recuerda como era su vida hace 3 semanas, antes de venirse a vivir con un alfa que gracias y sabe su nombre. Cuando vivía con sus padres, todo era diferente. No eran ricos, vivían bien, pero como era hijo único, todos los regalos iban para él. Cuando le dijo a su madre-beta que estaba en espera, ella dijo que estaba bien, que él tenía la última decisión, sobre quedarse o irse con el alfa responsable.

En Seúl era así, como una costumbre. Cuando un alfa dejaba en estado a un omega, el debía llevárselo y arreglárselas solas. Jaeyun estaba decidido a quedarse con sus padres, y disfrutar de las comodidades que ellos le darían a él y su bebé. Pero no, Sunghoon llegó una noche diciendo que el Omega (ni siquiera se acordaba de su nombre) se iría con él, porque el cachorro que llevaba dentro era suyo. Los padres de Jaeyun lo vieron confiable y dejaron a su hijo ir con él. El omega nunca se quejó.

Ahora desea haberse quejado, pero estaba tan aturdido que nada salió de sus labios, sólo empacó su ropa en una pequeña maleta y con la misma, bajó.

Jaeyun sabe que Sunghoon se lo trajo a su casa por una razón. Y no era por el bebé o porque él sea su omega, no. La simple razón por la que estaba aquí, ahora, era porque si el alfa no lo hubiese hecho, su ego de dominante hubiese sido dañado, y se hubiera sentido humillado.

Vuelve a negar, no pudiendo creer que tan tonto fue. O sea, el cortejo de Sunghoon fue el más vergonzoso. Un día, la puerta de la casa de sus padres fue tocada, Jaeyun la abrió, encontrándose con cierto alfa ahí parado, con la cara seria y mirada sin titubear.

──¿Puedo ayudarte en algo?── Jaeyun había preguntado, con medio cuerpo escondido detrás de la puerta, sólo viendo como el más alto asentía.

──Quiero que me ayudes en mi próximo celo──dijo, tendiendo una caja de chicles de menta. Los ojos de Louis brillaron. Eran sus favoritos. El amaba los chicles.

──Está bien, creo. ¿Cuándo es? ──Preguntó, tomando la caja entre sus manos.

──El próximo sábado. ──y con eso, se dio la vuelta, caminando lejos de la casa.

Sunghoon era un alfa que estudiaba en la misma escuela que él. Compartían clases pero Jaeyun nunca creyó que supiera de su existencia porque, bueno, nunca volteaba a verlo. Sólo hablaba con sus dos amigos Heeseung, un alfa y Riki, un beta. Él era un alfa muy cerrado, sólo con sus cercanos podía entenderse bien. Ellos duermen en la misma cama, porque en realidad no hay otra. Hay noches en las que Sunghoon se va a la sala o simplemente se queda lo más alejado de él.

Y, mierda. Jaeyun es un omega embarazado, necesita el calor de un alfa más que nunca, de su alfa. Ni siquiera sabía si Sunghoon era su alfa en verdad.

Cuando ve que la sopa está lista, apaga la hornilla. Toma un cucharón y sirve un poco en su plato hondo. Se sienta en su silla y suspira. Está otra vez sólo, pero no se queja, porque Sunghoon estaba trabajando. O al menos es lo que él dijo.

Da su primera cucharada, quemando su lengua. Rápidamente, para aliviar el dolor, toma un sorbo de su jugo de uvas, natural. Porque a Sunghoon no le gustaba que tomara cosas sintéticas, por el bebé.

Oye la puerta abrirse, el tintineo de las llaves siendo colgadas en su lugar y unos pasos firmes. La figura grande de Sunghoon aparece por el umbral, con el cabello algo húmedo y la sudadera manchada... sangre.

──¡Sunghoon! ──El castaño se para de su silla, yendo hasta el alfa. Intenta tomar su rostro para ver de donde provenía la sangre pero el alto se aleja.

──Estoy bien. Sólo es un pequeño corte en la ceja. ──se abre paso a donde está la olla de sopa. Gruñe al verla.

──¿Quieres cenar? ──Ve al azabache asentir.

Sunghoon va caminando fuera de la cocina mientras dice:

──Sírvelo. Iré al baño.

Jaeyun pone la sopa en otro plato hondo, haciendo que ahora la olla quede vacía. Rebusca entre los cajones un poco de pan que su madre le trajo por la tarde. Es dulce y algunos son de chocolate. También los pone en la mesa, y sirve el refresco de uvas. Sunghoon vuelve, se ha cambiado la ropa y su moño luce más peinado. Se sienta y Jaeyun lo imita, tomando su antiguo lugar.

──Y... ¿cómo te pasó lo de la ceja?

Sunghoon encoge sus hombros, decidido a no contestar.

──Okay. ──dice Jaeyun, jugando con la cuchara.

Ya no tiene hambre. Sunghoon le da nervios, no sabe como tratarlo y eso le pone incómodo. Juega con la cuchara y la sopa de coditos, aburrido y sin saber que más decir o hacer. Estaba harto que todos los días sea lo mismo. Él iba a la escuela, sólo, porque el alfa se levantaba muy temprano y se iba. Por la tarde, cuando tenía algo de dinero, venía a su casa en camión. Descansaba un rato, luego se paraba a hacer sus tareas y preparar su almuerzo. Comía sólo. Para más tarde, casi las 7, hacía o salía a comprar lo que sería la cena. La mayoría de veces cenaba sólo, otras con Sunghoon. Aunque era lo mismo, ya que el más alto no hablaba. A Jaeyun le hartaba estar todo el día sólo.

──No juegues con la comida. Tienes 19, no 5. ──la gruesa voz de Sunghoon resuena, sacándolo de sus pensamientos.

El alfa toma un pan, lo parte y se da cuenta que es pegajoso y de dulce, así que lo deja en su lugar nuevamente.

──Éste pan no lo compraste tú. ──dice, mirándolo por primera vez en toda la noche, o semana quizás.

──Eh, no. Mi mamá lo trajo.

──Yo no quiero que comas nada de lo que tu mamá te da. Para eso estoy yo, para mantenerte y darte de comer, con lo mucho o poco que tenga.

──Pero ella sólo quería...

──No importa, Jaeyun. No vas a comer nada que no sea comprado con mi dinero.

Y una vez terminada su cena, Sunghoon deja todo en el lavatrastes y se va a tomar un baño. Jaeyun suspira, parándose para lavar todo. Lo hace rápido y sin ganas. Odiaba que Sunghoon sea así, era un pesado y orgulloso de lo peor. Seca sus manos, caminando con pesadez a la habitación. La única que había y la misma que compartía con el alfa.

──¿De qué lado vas a dormir hoy? ──Sunghoon entra, con un short colgando por sus caderas y secando su largo cabello con una toalla. ──¿O prefieres que duerma en la sala? Estoy cansado y no quiero que molestes.

Los labios de Jaeyun se tuercen. Con molestar se refería a estar acercándose a él, para sentir su calor. Porque lo necesita, su omega y su cachorro lloran por sentir al alfa cerca.

──¡No! Digo, no. Duerme aquí. ¿Por favor?

Sunghoon asiente, yendo al armario por una camiseta. Rebusca entre los cajones hasta encontrar una, y sin decir más se mete dentro de las sábanas.

──Cuando termines de hacer tus cosas apagas la luz, y no hagas ruido. ──pone un brazo sobre sus ojos, tapando la claridad.

El castaño asiente por más que sabe que no le está viendo. Se cambia la ropa con cuidado de no ser torpe y chocar con algo, pero no puede. Su rodilla choca contra un mueble y Sunghoon gruñe. Cuidadosamente, busca entre la ropa del alfa por una camisa o suéter para dormir bien. Quita su propia camisa, pasándose la de Sunghoon por sobre su cabeza.

Aspira fuerte, sonriendo. Huele a Sunghoon, mucho. Es totalmente masculino y muy fuerte. El olor de un auténtico alfa terco y obstinado. Jaeyun se ríe ─muy bajo─ de su pensamiento.

Apaga las luces, yendo a su lugar de la cama. Se acuesta, frente a la gran espalda de Sunghoon.

──Sunghoon... ──le habla en un susurro. El alfa sólo gruñe en respuesta. ──Sunghoon.

──¿Que mierda, Jaeyun? Te dije que estaba cansado y que no fastidiaras.

──Lo sé, pero quiero pedirte algo.

──¿Estás enfermo?

──Ah, no.

──Entonces cállate y deja dormir.

──Estoy enfermo.

──Acabas de decir que no. No seas niño y duérmete.

──¡Pero quiero abrazarte! ──Tapa su boca, sintiendo como la espalda de Sunghoon se ponía rígida.

──... Ya que. ──dice, aceptando.

Con morosidad, Jaeyun se acerca a Sunghoon, pasando un brazo por la cintura del otro. Él, junto con su omega, ronronean de gusto al sentir el olor y calor que el alfa les está dando. Huele a hierbabuena y un poco a humo de tabaco, se siente bien. Es un olor de protección. Jaeyun cierra los ojos, aspirando una vez más, para recordarse de que estaba ahí, con su posible alfa.

Y Sunghoon, él nunca va a aceptar que una sonrisa se atravesó por su rostro cuando sintió el, apenas hinchado vientre del omega, chocar con su dura espalda.

──────────────────────── ♡︎

Créditos a la autora original de esta historia louiskt (⁠っ⁠˘⁠з⁠(⁠˘⁠⌣⁠˘⁠ ⁠) ♡︎

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro