Vendetta - Cap 10

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Capítulo 10

Tuvo que llamar a la caballería para que fuera a ayudarlo. No le agradaba para nada la idea de que Mild estuviera con Gulf, pero si el menor seguía con esa actitud seguramente le diría unas cuantas cosas de las cuales se arrepentiría después, estaba seguro. Al menos el muchacho se llevaba bien con su amigo.

Quizás con Mild accedería a comer un poco, pues no había probado bocado desde que había despertado y estaba empecinado a querer irse, y lo dejaría ir, pero hasta que estuviera bien. No quería cargar en su consciencia la muerte de un joven estudiante con el corazón roto. Además de que no estaría tranquilo.

- Es verdad que puede acusarte de secuestro – le dijo Mild después de que Mew le platicara todo lo que había pasado con Gulf.

- Solo haz que coma o entraré yo a meterle la comida a la fuerza con un embudo – alegó sobándose el puente de la nariz.

- ¿Por qué no simplemente dejas que se vaya? – preguntó su amigo con tranquilidad – el chico te odia, no quiere estar contigo y... –

- Solo haz que coma, no quiero repetirlo – indicó el mayor.

- De acuerdo, de acuerdo lo intentaré – dijo rodando los ojos - ¿Te atrapó verdad? –

- Mild –

- Bien, ya voy, ya voy, lo que uno hace por los amigos – suspiró.

Cuando entró a la habitación Gulf estaba sentado en la cama con la espalda recargada en la cabecera. No estaba llorando pero su semblante era visiblemente compungido. Los brazos cruzados sobre su pecho daban a entender que no estaba dispuesto a tener una conversación, y lo entendía, de verdad que lo hacía, pero también podía ver la preocupación de Mew aunque éste se negara a aceptarlo.

- Hola Gulf – lo saludó con prudencia.

- Hola – dijo secamente sin voltear a verlo.

- ¿Cómo te sientes? –

- Mal, quiero irme de aquí y Mew no me deja salir – habló severamente enojado.

- Él solo quiere que comas para que recuperes fuerzas y puedas irte –

- Puedo comer perfectamente en casa – fue la respuesta del menor.

- Sí pero, ¿Quién te va a cuidar? – preguntó Mild. Haciendo que Gulf volteara su vista a él.

- ¿Insinúas que Mew va a cuidarme? ¿Esa es la forma en la que quiere resarcir sus errores? –

- Gulf – lo llamó con suavidad - ¿Conoces la historia de tu padre y los padres de Mew? –

- No –

Mild suspiró y se sentó en la cama a los pies de Gulf. Sabía que eso era un tema exclusivamente de Mew, pero Gulf debía conocerlo para entender un poco el comportamiento de su amigo, no esperaba que con eso lo perdonara pero sí que supiera porque Mew actuaba de esa forma.

- Hace muchos años el padre de Mew murió – dijo en voz baja – fue una gran pérdida para Mew, pues prácticamente él lo había estado cuidando desde que cayó enfermo –

- ¿De qué murió? – preguntó el menor con curiosidad. Un largo silencio por parte de Mild le dio a entender que quizás había sido una muerte muy dolorosa.

- Él se suicidó – respondió.

- Pero acabas de decir que estaba enfermo – alegó Gulf.

- Sí – afirmó Mild – cayó en depresión, y era tanta su desdicha que... - hizo una pausa – una noche... una noche tomó la peor decisión de su vida y se ahorcó colgándose de la ventana de su habitación con una sábana – relató con tristeza – fue Mew él que lo encontró colgando cuando se disponía a salir a correr como lo hacía todas la mañanas –

Gulf quedó impactado con la noticia. Él no era cercano a su padre, pero imaginaba que Mew si y que aquella escena había sido la peor que hubiera tenido que presenciar en su vida, más si él se dedicaba a cuidar a su progenitor. Se sintió mal por él.

- ¿Y qué tiene que ver mi papá en todo esto? – preguntó el más joven.

- Aunque el padre de Mew fue él que tomó la decisión de terminar con su vida, tu padre tuvo mucho que ver en eso – dijo Mild – el señor Kao Suppasit, estaba trabajando en una investigación de un nuevo tratamiento para el cáncer, no era la cura, pero si un procedimiento que prometía a los pacientes con esta enfermedad no sufrir tanto con las quimioterapias y medicamentos tan fuertes que deben tomar – Mild explicaba a Gulf que permanecía callado con el semblante más relajado – era algo novedoso, y muy esperanzador, llevaba un gran avance y todo parecía apuntar en que sería un éxito –

- ¿Y qué pasó entonces? –

- Tu padre robó todo su trabajo y lo presentó ante la organización mundial de la salud como suyo –

- ¿Qué? –

- El padre de Mew se vino abajo desde entonces, la investigación en la que había trabajado antes no solo se la adjudicaban a otro hombre – Mild hizo otra pausa para tomar aire – tu padre, al no tener idea de todo lo que el señor Suppasit había hecho para que dicha investigación diera buenos resultados, echó a perder el proyecto y el tratamiento al final fue un rotundo fracaso – declaró – sin embargo, el padre de Mew se sentía tan abatido que no quiso involucrarse para salvar el trabajo que él había hecho y cuando la organización mundial de la salud declaró que la investigación había sido una terrible decepción y un fracaso más para la ciencia, el padre de Mew se hundió más y, tomó su propia vida en sus manos –

Sabía que su padre era un hombre terrible porque el mismo había experimentado su maldad en carne propia, pero no era consciente hasta ese momento de lo cruel y malvado que podía ser. Entendía a Mew perfectamente, pero no justificaba lo que había hecho, al menos no con él.

- No espero que comprendas a Mew, solo quería que supieras porque hace lo que hace – aclaró Mild.

- Entonces tú sabías que me estaba usando ¿Verdad? –

- No voy a decir que no, porque lo sabía, aunque siempre me opuse –

- Eso no vale para mí, déjame solo –

- Gulf... -

- Eres igual o peor que él porque permitiste que alguien inocente fuera objeto de una venganza de la cual no tenía idea –

- Lo sé, y de verdad lo siento, sé que Mew también no está contento con su forma de proceder –

- No me importan sus disculpas – soltó Gulf con furia - ¿Tienes idea de lo mucho que ha dañado ese hombre amigo tuyo? – preguntó pero no dejó que el otro respondiera – su historia es muy triste, pero ¿Sabes? Mew está haciendo lo mismo que mi padre hizo con el suyo, daño a un ser inocente que creía en él – apretó la mandíbula para no llorar – mis padres jamás me han querido, mi madre no me abortó porque mi vida le resulta más beneficiosa para sacarle dinero a mi padre, éste ni siquiera me aprecia, me detesta, me odia y me humilla cada vez que puede, represento para él, el peor error de su vida, si me tiene a su lado es para asegurarse de que no soltaré la lengua diciendo quién en verdad soy – declaró con dolor – ni siquiera la nana que ha estado conmigo toda la vida siente algo de aprecio por mí, siempre me trato con frialdad e indiferencia, nunca me consoló cuando tenía miedo, jamás escuché una palabra bonita de su parte, nunca me acarició cuando necesitaba apoyo o simple compañía... y mis amigos, esos sujetos que salen conmigo no son más que personas compradas por mi padre para fingir una amistad que en verdad no sienten – no pudo más y dejó que un par de lágrimas rodaban por sus ojos –

- Gulf... -

- Pero luego aparece Mew Suppasit en mi vida ¿Y sabes qué? – preguntó con una sonrisa llena de dolor – él fue exactamente lo que siempre quise – respondió su misma pregunta – él hizo todo lo que siempre había querido que una persona hiciera por mí – cerró los puños con impotencia – y todo... todo eso que alguna vez quise, lo tuve... lo tenía... ¡Pero jamás fue real! – gritó - ¡Todo fue una maldita mentira! – volvió a gritar - ¡Yo no soy Khalan Kanawut!, soy Gulf... solo soy Gulf... -

- Lamento mucho lo... -

- Voy a comerme la maldita manzana pero terminando quiero salir de aquí – dijo Gulf tomando en sus manos la manzana verde.

- De acuerdo, le diré a Mew –

Mild salió con la cabeza baja. De alguna manera Gulf tenía razón. Si bien no estaba de acuerdo con el proceder de su amigo, tampoco hizo nada para frenarlo. Era cómplice de Mew y el joven tenía razón en odiarlo. Cuando estuvo fuera de la habitación su amigo estaba del otro lado.

- Escuchaste todo, ¿Verdad? –

- Si – respondió Mew con seriedad – él sabe lo que hice y por qué hice y... me odia –

- Está en su derecho ¿No crees? –

El empresario carraspeó y guardó silencio. Por supuesto que Gulf estaba en su derecho de enfadarse y de odiarlo, no era tan cabrón como para sentirse una víctima por eso, pero debía admitir que no le gustaba para nada que Gulf tuviera esos sentimientos hacia él. Incluso le parecía extraño ver al chico así de furioso, no le quedaba con su personalidad ni con su bello rostro.

- La manzana es muy poco alimento para él después de dos días prácticamente sin nada en el estómago – dijo Mew.

- Es lo más que he podido hacer – comentó Mild – tienes dos opciones, o lo dejas ir o entras con ese embudo que dijiste – soltó con algo de molestia – pero como veo las cosas lo mejor es que lo dejes ir en paz –

- ¿Y si le pasa algo? –

- Ese ya no sería tu problema – habló con crueldad - ¿O acaso te importa lo que le pase al muchacho? Porque desde un principio no te importaron las consecuencias de usarlo para tu beneficio –

- No esperaba que se enterara de esa forma – trato de excusarse.

- No importa de qué forma me hubiese enterado señor Suppasit – Gulf salió de la habitación tratando de tener una postura firme – el hecho es que jugó conmigo –

- Lo lamento – dijo sin emoción en sus palabras.

- No le creo – dijo Gulf – pero da igual, de ahora en adelante no quiero saber nada de usted señor Suppasit, en cuanto a la deuda que tengo, hablaré con los abogados de mi padre para que establezcan un acuerdo – habló con solemnidad.

- Creí que no querías que tu padre supiera que tienes una relación conmigo – a Mew le costaba ver a ese Gulf. Le dolía su mirada fría.

- No tenemos ninguna relación, señor Suppasit – aclaró al instante – no se confunda, únicamente le debo la reparación de su auto –

- Mild, déjanos solos, tenemos que hablar –

- Usted y yo no tenemos nada de qué hablar – cortó Gulf – en todo caso el que se va soy yo, no tengo nada más que hacer aquí, gracias por las atenciones –

Gulf empezó a caminar lentamente hasta la salida. Sentía miedo, sabía que estaba en el último piso del dichoso edificio en el que estaba el penthouse de Mew. Pero por nada del mundo quería seguir ahí, se sentía dolido muy lastimado y aunque quería mucho a Mew y le gustaba demasiado, la cosa es que no era correspondido, y se lo había demostrado de la peor manera.

- Espera – Mew lo tomó del brazo.

- Suélteme – dijo Gulf con frialdad.

- Necesitamos hablar antes de que te vayas – dijo Mew tratando de sonar tranquilo – las cosas no son como parecen, y creo que mereces una explicación de mi parte –

- Lo que merecía es que no jugara conmigo señor Suppasit – cada vez que decía "Señor Suppasit" lo hacía en un tono de severa molestia – las explicaciones ahora están de más – se soltó de agarre de Mew – de ahora en delante cualquier asunto que desee tratar con respecto al dinero que le debo, lo verá con mis abogados – lo miró a los ojos por última vez – de ahí en más, no tenemos nada más de qué hablar, con permiso –

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El día que se suponía debían verse para que Gulf le pagara, Mew recibió en su oficina a dos abogados que representaban a la familia Kanawut. Al final, el joven había cumplido su palabra.

- Buenas tardes señor Suppasit – dijo uno de los hombres.

- Buenas tardes – respondió el empresario con semblante serio.

- Venimos en representación del señor Khalan Kanawut – comentó el hombre que había permanecido callado hasta ese momento –

- ¿En qué puedo ayudarlos? – Mew se tensó cuando escuchó el nombre de su enemigo.

- Hemos venido a traer un cheque por la cantidad de setenta mil bahts a su nombre – respondió el abogado con diligencia –

- ¿Perdone? –

- Es en referencia a los daños ocasionados a su vehículo por parte del joven Gulf Kanawut –

En ese instante supo que en verdad Gulf no deseaba verlo. Entendió la dimensión del daño que le había causado, comprendió que el joven en verdad lo odiaba tanto como para pedirle el dinero a su padre y pagarle lo que le debía. Sintió un hueco en el estómago, pensar en lo que el padre de éste le pudo hacer o decir por haber chocado su vehículo lo hizo sentir mal. Le hubiera gustado decirle el destino que tenía todo el dinero que le había pagado pero ya era demasiado tarde.

- No era necesario que vinieran hasta acá, el trato lo había hecho personalmente con el joven Gulf – habló Mew tratando de averiguar qué había pasado con el joven.

- El mismo Gulf nos indicó que viniéramos – respondió el hombre frente a Mew – quería liquidar cuanto antes su deuda – sonrió extendiendo el cheque que el empresario no tomó – la familia Kanawut lamenta mucho los daños ocasionados, y espera con esto saldar cuentas –

- ¿Gulf es su jefe? –

- No señor Suppasit, nuestro jefe es el padre de éste – afirmó – por nuestra parte es todo, debemos retirarnos –

No supo cuánto tiempo pasó mirando el cheque en su escritorio. Sabía que debía preocuparse porque Gulf le había dicho a su padre que había chocado su auto ya que eso ponía en riesgo sus planes de venganza, sin embargo, su expresión sombría y nostálgica se debía por "sutil" forma en la que Gulf le decía que no quería saber nada de él, y el joven estaba hablando muy en serio.

Esperaba que con el tiempo lo dejara hablar con él y que pudieran aclarar algunos puntos, como por el ejemplo, el hecho de que lo que le había dicho a Mild en aquella ocasión era en su mayoría una mentira. Él no quería alejarse de Gulf en realidad, y aunque había obtenido mucha información de su padre, no la iba a utilizar, pues acabaría con su él y su empresa por la vía comercial, ya solo era cuestión de tiempo para que las Industrias Kanawut se declararan en quiebra. Pero por soberbia y orgullo había soltado esa sarta de palabras que al final jugaron en su contra.

No iba a decir que estaba enamorado de Gulf Kanawut, porque según él no lo estaba. Pero reconocía que lo extrañaba, que tenía unas enormes ganas de verlo, y aunque no terminaran en la cama, deseaba encontrarse con él. La sensación de vacío se removía en su interior solo de pensar que él ya no quería verlo, y que ahora no tenía excusa para citarlo en algún lugar. Aquel vínculo que los "unía" se había roto con ese cheque.

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Gulf había cambiado su lugar de residencia, ahora vivía con su padre en la mansión, sin embargo seguía llamando a ese hombre "tío". La principal razón de su mudanza había sido el monumental regaño que su padre le había propinado cuando le contó que había chocado su auto con el de Mew Suppasit.

"Y encima con ese cabrón", le había gritado su padre antes atizarle una bofetada. Y cuando le dijo el tipo de vehículo que había dañado y la cantidad a pagar, un nuevo golpe en su rostro se hizo presente. Esa había sido la primera vez que su padre le ponía una mano encima, y sinceramente esperaba que la última.

También había sido la primera vez que había escuchado de Mew Suppasit de los labios de su padre, se hizo el desentendido y no le habló de la "relación" que había mantenido con el empresario.

- ¿Conoces al señor Suppasit? – preguntó Gulf con inocencia.

- Para mi desgracia si – respondió su padre.

- ¿Desgracia? Pensé que era un socio tuyo – comentó el menor fingiendo estar asustado.

- Jamás podríamos ser socios, él es un hombre de negocios implacable que no se tienta el corazón con nada –

Gulf pensó que su padre era un verdadero hipócrita. ¿Qué Mew no se tentaba el corazón? Por favor, él era incluso peor que Mew, mil veces peor. No solo había robado el trabajo de alguien más y se había dado todo el crédito sumiendo a un pobre hombre en una terrible depresión que acabó con su vida. Sino que había sido capaz de engañar a su esposa con su madre e irresponsablemente había tenido un hijo con ella, él.

Un hijo al cual nunca había querido y al que humillaba cada que tenía oportunidad. Fue entonces que su padre decidió que viviera en la mansión y tomar el caso de Mew en sus manos. Supo, en ese momento, que su padre no quería que tuviera contacto con aquel empresario "sin corazón", y entendió que había hecho bien en no decirle que conocía a Mew y ocultarle lo que había pasado entre ellos.

Después de que su padre hubiera descargado su ira, ordenó a dos de sus abogados llevar un cheque a Mew Suppasit con la cantidad que el mismo Gulf le había dicho, omitiendo que antes ya le había dado dinero al empresario. Mejor así, por nada del mundo iba a mencionarle a su padre que incluso se había entregado a Mew. Esa había sido la mejor experiencia de su vida y la mantendría como su más preciado secreto.

No obstante, tomó una decisión importante. Su padre y Mew le habían hecho mucho daño, y no se quedaría con los brazos cruzados. Estaba harto de que todos le vieran la cara y abusaran de su inocencia y amabilidad. Nadie esperaba nada de él, nadie era capaz de imaginar que él también sabía cómo hacer daño, y aunque en su naturaleza no estaba el ser rencoroso, tampoco iba a dejar que alguien lo lastimara y se saliera con la suya.

Era momento de que supieran de lo que era capaz Gulf Kanawut. Era tiempo de su revancha.

CONTINUARÁ...  

¿Creen que de verdad Gulf se vengará de Mew y de su padre? ¿Y cómo lo haría? 

Recuerden que se aceptan cualquier tipo de comentarios, pero me reservaré de responder ofensas e insultos. 

Hasta el siguiente capítulo. 

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