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— AeRa —llegó hasta su pupitre— gracias por prestarme tus apuntes —estiró haciendo una reverencia.

— No lo hice por tí, solo quiero decirte que aún te odio por tener la atención de Ji Sung, pero me agrada que te enfermes y el venga a buscarme

— ¿Qué?

— No lo habías notado… Ji Sungie viene a pedirme los apuntes cada vez que te enfermas, y luego, tenemos una de las mejores citas —tomó un pequeño espejo y maquilló sus labios— el sábado nos dimos nuestro primer beso.

Muriel sintió como la sangre le hervía por dentro, con razón habían días en los que no veía a Hannie, cuando en realidad pasaban en la casa del otro.

— Cha AeRa, la próxima vez no fallare a la escuela, aunque me esté muriendo, solo para evitar que mi Hannie salga contigo —la chica mofo con fuerza— y que hayas obligado a Han a besarte debió ser un gran sacrificio para él, no lo divulges o morirá de vergüenza.

— ¿Quién mierda te crees?

— Han Ji Sung es mío, que eso no se te olvide.

Muriel camino un par de pasos, al final de los asientos Jungkook miraba la escena con sus manos en los bolsillos, sin expresión alguna, en cambio Han, que estaba en el umbral de la puerta sonreía de oreja a oreja orgulloso de las palabras de su Noona.

Ella pasó por el lado de Jeon ignorandolo por alguna razón, camino hasta Hannie y lo agarro de su corbata escolar, guiandolo por el pasillo, dejando muy en claro que nadie más que ella tenía poder sobre uno de los más cotizados en la escuela en la que asistían. Una vez alejados de todo el que los viera ella mostró su enojo ante los actos.

— ¿Por qué? —pregunto molesta.

— ¿Que cosa? —la sonrisa no se quitaba de sus labios.

— ¿No podía ser otra, justamente debía ser AeRa?

— Es linda —dijo sin importancia— y ese beso no fue del todo una obligación.

— ¿Quieres morir? —camino a él amenazante hasta arrinconarlo a una pared

— Noona —nombro y la tomo por los hombros, invirtiendo sus poscisiones— ¿Es cierto lo que dijiste? —se atrevió a acercarse a ella, tanto que casi no había distancia entre ellos— repitelo para mí

Muriel se quedó viendo fijo a Hannie, ¿que intentaba?, y a pesar de la cercanía ella no se sintió incomoda. Estaban a centímetros del otro, Han tomó las fuerzas en ese momento para juntar los labios con los de ella, lo ha pensado toda su vida y solo quería cumplir sus sueños.

— Repite lo que dijiste —pidio necesitado a oír las palabras, y cuando estaba a punto de comer sus labios, Muriel cerró sus ojos apretando sus labios, para Han, el acto más tierno, subió una de sus manos, pero antes de tocarla siquiera, Jungkook les interrumpió.

— Muriel —le dijo— el profesor de literatura te necesita.

— Oh, Sí, gracias —salió corriendo por vergüenza a lo que había sucedido.

— No seas celoso, Jungkook —se acercó con una sonrisa en sus labios, disfrazando la molestia que sentía— no siempre podrás evitar lo inevitable.

— Eso lo veremos.



— ¿Quieres contarme que paso?

— Es algo sin importancia —tomo una tostada— además estoy molesta contigo.

— Debía tomar un descanso de muchas cosas —dijo revolviendo su café

— ¿Eso me incluía? —Han levantó la mirada guardando silencio, no podía decirle que ella era la razón de ese descanso— Sí me incluía —murmuro cabizbaja, miro en otra dirección conteniendo sus lágrimas— Come

Le dijo y bebió el té caliente, sin importarle mucho que quemaba su garganta.

— Noona…

— Creo que debo irme —se levantó de la mesa sin tocar el desayuno, apenas y había bebido la infusión— Termina de comer, iré a ordenar el desastre.

— Muriel —canturreo quejándose.

Pero ella no le quiso escuchar, y simplemente comenzó a ordenar la ropa. Para Han era muy difícil confesar sus sentimientos, no podía seguir el consejo de su líder, su amiga nunca sabría cómo su corazón latía cuando la miraba.

Y así, con la mente llena de ideas no concluidas decidió ir al sofá y recostarse, cayendo en un sueño profundo.

Muriel, por su parte, sentía como su pecho se apretaba de solo pensar que Han necesitaba estar sin ella, creyó incluso que sería bueno cortar relaciones con él, los años de amistad que tiraría a la basura, y aquello extraño que comenzaba a sentir por él quedaría en la nada por la distancia, y aunque le doliera, era su mejor opción.

Una vez lista la ropa, la cama, y todo el desorden que provocó decidió irse de aquel lugar, cuando miro dormir a Hannie sintió que era lo mejor desaparecer ya mismo de su vida, sin explicaciones ni despedidas.

Se acercó lentamente a él, está vez, era ella quien se arrodillaba para ver cada detalle, aquellos labios abultados le pedían a gritos ser besados.

— Ji Sungie, ¿Estás despierto? —murmuro bajo, al ver que no había reacción alguna le acarició el rostro— te extraño, extraño lo cercano que éramos, cuando salíamos y fingimos ser una pareja —sonrió— me gustaba que las chicas me envidiarán por ser yo quien tomaba tu mano, a veces pensaba, ¿que pasaría si fuera verdad?, Oppa, ¿seríamos buena pareja? Y ahora solo quiero… yo quiero…

No se dió cuenta cuando sus impulsos manipulaban su cuerpo, y sintió los esponjosos labios contra los suyo, sí, había besado al chico mientras dormía, y por alguna razón no se arrepentía por ningún motivo.

Rápidamente se separó de él y en el mismo impulso se levantó para salir por la puerta del departamento, esa, fue su despedida, para ella la amistad no sería lo mismo, por qué los sentimientos que comenzaba a tener por Ji Sung, le impedían verlo de la misma manera, incluso pensar que debía apoyarlo en un futuro con alguna relación le dolía.

Al oír la puerta cerrar, Hannie abrió sus ojitos marrones, tocó sus labios con la yema de sus dedos sintiendo aún el labial a fresa que Muriel usaba, no podía creerlo.

¿Muriel gustaba de él?, pues si era así, no dejaría pasar esa oportunidad, y de un brinco se levantó del sofá para salir por la puerta y correr al elevador que se cerraba.

Ella lloraba con su cabeza gacha, las puertas se cerraron antes que pudiera llegar, pero el insistente toque de aquel botón logro abrir nuevamente, ingreso a aquel lugar logrando que ella retrocediera hasta tocar la muralla con su espalda, se detuvo frente a ella, se supone que dormía, ¿no?

— ¿Qué fue eso? —pregunto hilarante, quizás fue su imaginación— Noona, ¿yo te gusto? —

— ¿No estabas dormido?

— Contéstame…

— ¿Que?, ¿Por qué debería? —respondio a la defensiva— Tú, mocoso —titubeo.

— ¡Muriel! —grito espantando a la chica.

— Bien, sí, no, yo… —trago nerviosa, hasta las lágrimas se habían detenido al verlo ahí tan sonriente y confuso— No lo sé.

— ¿Si o No?

— Ji Sungie, —el timbre del elevador sonó abriendo las puertas, pero en un desespero, Hannie cerró las puertas y apretó el último botón solo para tener más tiempo— ¿Que pasa si me gustas?, yo, me había despedido de ti —hablo rapido— por qué creo que es lo mejor tomar distancia entre nosostros, más si lo único que quiero cuando te veo es besarte —Han sonrió— pero claramente no piensas igual, por algo necesitabas un tiempo lejos de mí y yo solo quería, yo solo quería —las lágrimas volvieron a aparecer.

— Noona —el timbre volvió a sonar y las puertas se abrieron, personas subieron con ellos, por lo que Han tomó un lugar junto a ella.

El elevador llegó al último piso, Han tomó la muñeca de la chica y entre las personas la guío hasta subir la escalera y llegar a una azotea desolada.

— Han, olvida lo que dije, creo que solo es confusión por no verte en días, quizás —el rapero le dejo un beso casto y fugaz, logrando callar a la chica, dejándola asombrada por el acto.

— No lo olvidaré, no quiero olvidarlo —miro al frente la columna de edificios a la distancia, el agarre en su muñeca se movió lentamente hasta llegar a su mano y la sostuvo con seguridad— lamento haberte alejado.

— Lamento no decirte lo de Jungkook.

— Él, ¿es importante? —ella miro el atardecer y respiro profundo.

— No lo sé, no te niego que, siempre quise que me viera, el siempre significó algo para mí, y cuando se confesó me hizo feliz, estoy conciente que el tenía novia y no le tome el peso del daño que causariamos.

— Eso no le da derecho a Lisa de acosarte.

— ¿Cómo lo sabes?

— Fui a tu departamento, ella llegó gritándote.

— Por eso vine aquí —apoyo su cabeza en el hombro de Han— sus visitas comenzaron a molestarme, y no podía con la presión.

El chico soltó su mano para rodearla con su brazo y poder abrazarla, ella no se quejo y se refugio en su pecho, abrazándolo desde la cintura.

— ¿Estás enamorada de él?

— Lo estuve, o eso creía, cuando paso todo esto, solo podía pensar en otro hombre, refugiarme en sus brazos y sentir su apoyo, me dolía más su ausencia que esa traición.

— Yo te ví, en casa de mi papá, con él, ví como se besaban, comentaste que salias con alguien y por eso no te podías comprometer conmigo.

— Tienes derecho a amar a quien tu elijas, Yeobo.

— Te amo a ti —Muriel levantó la vista buscando algún indicio de mentira en su expresión, ojos o lo que fuera— yo si quería comprometerme por qué te amo.

— Han Ji Sung —susurro y soltó lentamente su cuerpo.

— Cada cosa de ti, desde la primaria, escuchaste a mamá, prometí que me casaría contigo.

— Quizás estás confundido…

— No.

— Quizás, es porque estás acostumbrado a mí, ya llegará alguien que ponga el mundo de cabeza.

— Tú pones mi mundo de cabeza, mi corazón late con fuerza cuando te veo, cuando sonríes, cuando hablas, cuando caminas, cada cosa que haces, y solo quiero verte feliz, por qué si lo eres también yo, elige a otro hombre si quieres, pero no con Jungkook.

— ¿Y Lisa?, dijiste que te habías declarado a ella.

— Así como te paso con Jeon, ella me atrajo, pero solo tu vives en cada poro de mi piel.

Muriel miro el horizonte acomodando todo en su mente, aquella confesión la descomponía, era algo que no se esperaba, pero era lindo sentir todo ese cúmulo de felicidad, ese nerviosismo, imaginar que sus peticiones de algún día salir juntos en serio se cumplían, y ver qué tan buenos son como parejas… ¿Y si no resultaba?

— Noona, te invito a mi lugar secreto —giro en su eje para conectar miradas con el chico.

— ¿Tu lugar secreto?

— Solo hay una condición, sin comunicación con el exterior —se acercó a ella aprisionando su cuerpo entre sus brazos— voy hacer que te enamores de mi —dijo y ella sonrió tiernamente.

— ¿Ah,si? —lo vio asentir con sus labios abultados, quedando hipnotizada por ellos— Si… —dijo bajito.

Han levantó una mano para quitar los cabellos de su rostro, su mirada iba de los ojos contrarios a los labios rojos brillantes, lentamente se fue acercando a ella hasta que finalmente, un beso se hiciera presente entre ellos.

Sus lenguas se acariciaron tímidamente, sus labios se enredaron entre si, era el primer y alusinante beso entre ellos y no querían separarse de aquella unión.







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