⚜️38⚜️"Entendimiento"

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La jornada laboral transcurre entre miradas indiscretas de parte del joven rubio y desplantes continuos del pálido morocho.

A esta altura, el no muerto menor se pregunta en sus adentros, si alguna vez podrá aquel bello joven rubio dejarse ser sin miras ni cuestionamientos. Así que cansado del desaire de: te quiero, te tengo y luego te despojo. Decide zanjar por lo más fructífero para todos según él. "Alejarse para dejarlo ser" le parece la manera más correcta que puede tener. Y cansado de equivocarse en su longeva vida de oscura bestia con otros, deja al azar del destino la dicha de poder morar entre su piel.

"Solo si el hado del destino dictamina que eres mío, disfrutaremos de los placeres que suponen embeber el uno del otro". Piensa el vampiro entre hojas de datos y cálculos sin sentido, ya que su mente divaga en tratar de cerrar el conducto que dirige el aroma dulce del rubio hacia su intranquilo cerebro poniéndolo aún más tenso. Sin contar que aprieta sus puños y muerde sus labios hasta el punto de sangrar por la ardiente necesidad de abalanzarse sin creces sobre su níveo cuerpo.

—¿Te encuentras bien?

Se escucha la voz del rubio como el dulce arrullo de un niño en la mente del no muerto. Y éste, preso de su necesidad y de su enojo con la situación que supone esto, le suelta:

—Estoy más que perfecto ¿No te parece?

—Parece que estás enojado, digo, o capaz me parece solo a mí. —Suelta el joven rubio tratando de mantener una conversación con el hacedor de sus más íntimos deseos aunque le cuesta aceptarlo.

—Mira, no es necesario mantener la cordialidad... Y sí, estoy enojado... Estoy enojado porque deseo tantas cosas que no puedo. Deseo como nunca en mi longeva vida supuse desear y me enferma el saber que provoco lo mismo en esa otra persona, pero esa persona no se acepta como es.

Silencio, largo lapso de tiempo en donde se escucha nada más que la nerviosa respiración de ambos, dos seres que remueven sus entrañas en el otro pero que pareciera que una muralla los separa por momentos.

—No es fácil, deberías saberlo. —anuncia el rubio aceptando que la referencia es hacia su persona —. Levantarte un día sediento de un hombre y también de su sangre, para mí no es nada fácil.

Entonces, el vampiro menor luego de largo tiempo sin hacerlo, lo observa dejándose envolver por el bello brillo de su aniñada visión y sintiendo en su interior que todo esto, tal vez, no sería en vano. Pero enseguida lo inunda la condenada voz de la nula conciencia que le queda a lo largo de estos años y que justo decide reaparecer cuando sus acciones implican al joven frente a sus orbes.

—Lo siento, de verdad lo siento Arthur... Siento haberte hecho y trasformado en esto... ¡Por eso me molesto aún más todavía! Es por eso que te digo, que si te mantienes alejado de mí, tarde o temprano recuperarás la completa humanidad y esta necesidad de sed de fresco plasma se va a esfumar como el viento. Pero si no lo haces, verás la consecuencia de mis malos actos. Y aunque desee con toda el alma, que casualmente no tengo, tenerte entre mis brazos; no puedo pasar sobre tu persona. —el no muerto menor se mira con tanto dolor que al rubio le parece imposible estar observando esto —. ¿Sabes lo que implica para mí, para el señor que todo lo puede, no poder malograr y doblegar tu humano cuerpo hasta convertirte en una puta bestia de la noche eterna? Mi amante entre las sombras, aquel que pueda forjar y dejarme forjar a su manera.

Ante tal declaración, el joven rubio solo puede dedicarse a abrir su boca sin saber muy bien qué acotar, o mejor dicho, sin poder racionalizar todos los pensamientos que se cruzan en su descontrolado cerebro. Así que atina a abrir la boca y dejar salir lo primero que se le venga encima.

—Lo que pasó, ya no se puede arreglar, ¿Ahora debo velar por mi futuro, no? Y tratar de controlar, en parte, esta creciente ansia de chuparme un maldito cuello, así que mantente lejos.

La ligera risa nerviosa del rubio, repleta la oscura habitación de indescriptibles colores para un vampiro embelesado por aquel que fue su presa y ahora, es el dueño de cada célula de su gélida piel. Maldiciendo por dentro por no ser humano en este preciso momento y salir hacia el soleado atardecer tomados de la mano como cualquier pareja de amantes enamorados.

—Eres cursi William...

Suelta como si nada Arthur y sin poder contener sus risas, luego de hurgar en los pensamientos amorosos del pálido morocho.

—¡Ey! Eso podría interpretarse como invasión a la privacidad, medio humano. —Dice risueño el vampiro aunque sin poder creer del todo que aquel conserve aún la facultad de inmiscuirse en su mente. Ya que a él, se le hace imposible poder leer lo que piensa el joven rubio.

—Debería ponerme feliz de poder hacer algo que tú no puedes, aunque deberías guardar para tus adentros todo lo que sientes por mí, bestia... Eres muy alimaña de cuentos de terror pero mueres por un paseo de la mano conmigo.

En ese momento, el rubio no puede contener los sonidos risueños que escapan desde sus labios al ver a un adorable y pálido morocho pareciera que algo sonrojado. En eso, ingresa el mayor de los hermanos con su porte decidido a indagar que es lo que les provoca tanta risa y que espera que hayan terminado con su trabajo.

El vampiro menor, preso de la incipiente conmoción y ofuscado porque no hizo nada más que darle vueltas al asunto de cierto rubio, trata de formular con palabras el dictámen de que no hizo absolutamente nada mientras piensa en las posibilidades de escapar de un inminente regaño. Pero gratamente se sorprende cuando Arthur anuncia que todo lo que busca su hermano mayor, está escrito en unos manuscritos que entrega directo hacia sus manos.

Jhon, observa el acto pasando su mirada de rubio a morocho y sin poder creer que lo hayan finalmente terminado. —¿Es un trabajo de ambos? —cuestiona el jefe al joven rubio.

—Absolutamente, William fue uno de los pilares necesarios para terminar el trabajo. —Anuncia el rubio decidido a no dejarse amedrentar por la dura mirada de su superior.

—Si tú lo dices, confío. —Dice Jhon ojeando parte del manuscrito y conforme a la claridad de las letras, dicta —. Aunque se ve que solo escribiste tú Arthur, si lo hubiera hecho éste energúmeno, nada se entendería... La verdad no ofende hermanito.

—Vete a tomar por dónde no te da el sol... Hermano. —Suelta pseudo enojado el vampiro menor, a lo que Arthur de inmediato responde:

—¡Ni siquiera sabes contar un chiste! Mejor no digas nada que el sol no lo toma por ningún lado al igual que tú, cursi vampiro.

Las risas del mayor y del joven rubio no tardaron en llegar, sonidos a los cuales se le suma el excéntrico vampiro del medio que hace su aparición como artista de feria renegando que no se rían de su pequeño hermanito ya que es medio lelo de a momentos.

La risa se disipa a medida que el vampiro menor ordena su escritorio y escucha como Henry consulta al joven rubio, si no debería dormir en la residencia en vez de retirarse tan tarde hacia su hogar, todavía teniendo restos de bestia corriendo por cada una de sus venas.

—Preferiría regresar a mi humilde morada, tengo ropa que lavar y no puedo darme el lujo de no hacerme cargo de ello. —Dice Arthur tratando de no avergonzarse de sus dichos.

—Ay querido, nada de ponerte colorado. Eres adorable y responsable con tus cosas, no como estos que si sus empleados no se hacen cargo de sus mierdas, ni siquiera se les importa. —Expide Henry ante la cara de reproches de los otros no muertos.

—¡Claro! Como si tú lavas a mano tus coloridas prendas, a parte de quedarte sin dedos, eres idiota... —suelta William ante un Henry que se observa las uñas sin prestarla la más mínima atención —. Si decides irte, te acompaño. — Anuncia el pálido morocho ante un sorprendido rubio.

—Gracias, pero como que estoy medio grandecito para que me acompañen hasta mi hogar, ni que fuera una damisela en apuros.

—Por la forma en que gritabas la otra vez, bien podría confundirte, no sé, yo solo digo. —Desembucha William.

La risa del consanguíneo del medio no se hace esperar y suelta: —¡Hoy estás con todo hermanito! pero tienes razón, me sentiría, mejor dicho, nos sentiríamos más tranquilos si lo acompañas y velas por su bienestar... ¿No quieres alimentarte primero? Lo siento, pero debo ayudarte. Puedo pedir a la cocinera que te prepare un filete. ¿O quieres una reserva de plasma?

—Estoy bien así, pero gracias. Nos vemos mañana, me siento bien por suerte, y si les da tranquilidad que me vaya con niñero, no tengo objeción alguna.

El vampiro menor lo fulmina con la mirada, pero por dentro se alegra de poder compartir algunos minutos más al lado del bello espécimen medio humano. Y sin tanto malestar de por medio, ya que las bromas han distendido el tenso ambiente que se había creado en un principio, dando lugar a la comodidad de la compañía del otro.




Naturaleza Vs. amor... ¿Cuál es la respuesta?

Gracias por pasarte😍

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