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—Aquí tiene.

—¡Gracias! ¿Cuánto es?

—Son...

—Woah, woah.—Interrumpió Siyoon.—Yo pagaré el mío primero.

—Pero me entregaron el café a mi primero.

—Tenga, Señora Park.

—Gracias. Espere, ¿me dió doble?

—Ah, si. El de ella también.—Respondió, guiñándole un ojo a la anciana.

—¿Estás tratando de impresionarme?—Preguntó la japonesa.

—¿Por qué? ¿Lo estoy logrando?

Haruna rodó los ojos mientras sonreía.—Gracias por el café. Hasta luego, señora.

—Ten buen día.

—¿Te irás sin siquiera darme tu número?

—¡Adiós, persona promedio!—Gritó la pelinegra, mientras se alejaba con rumbo al parque que estaba frente al puesto.

—¡Me llamo Siyoon!

—Oye, jovencita. Yo que tú, aprovecharía. No hay más bancas libres en el parque mas que esa de ahí.—Le dijo la Señora Park, señalando hacia una banca.

—¡Gracias!

—¡De nada!

Siyoon aceleró y llegó a la banca antes que Haruna. Rápidamente se sentó y le habló.

—Oh, qué lástima. Ya no hay más bancas. Parece que tendrás que sentarte a mi lado.

—No te preocupes, me puedo sentar en el césped.

—¿En el frío y húmedo césped? No lo recomiendo, la primera y última vez que lo hice fue en un día como este, solo que sin la compañía de alguien tan hermosa como tú. Al querer levantarme, tardé siglos en hacerlo, mis piernas no soportaban mi peso por tan frías que estaban.

Haruna bufó.—Bien.

La coreana sonrió victoriosa y comenzó a charlar con la contraria.

—Oye...¿Cómo conociste a Tsuki?

—Fue uno de esos accidentes felices. Estaba caminando por la calle, choqué con ella y como disculpa la invité a cenar. Después de eso, nunca dejábamos de juntarnos. Parecíamos la pareja perfecta, pero decidió que no me amaba y lo respeté.

—Oh, lo siento. Ella me había hablado de ti, pero nunca me dijo tu nombre.

—No importa. De hecho, creo que tengo alguna foto escondida por ahí...—Respondió Siyoon, buscando entre la galería de su teléfono.—¡Aquí!

La chica de cabello corto le mostró las imágenes a Haruna.

—Vaya...Se veían tan bien juntas.

—Ella no pensaba lo mismo. Pero no importa, estoy bien ahora. ¿Ella ha salido con alguien?

—Nada serio.

—¿Y...tú?

—Tampoco. No soy muy buena en el amor.

—Ya veo.

—Pero espera. ¿Qué hacías en Japón?

—Viajaba por el mundo. Pero es aburrido hacerlo sin compañía, por lo que esa vez en Japón fue mi último viaje fuera del país.

—¿No has salido de Corea desde entonces?

—No. ¿Y a ti qué te trae por aquí?

Haruna tomó un sorbo de su café.—Extrañamente...lo mismo que tú.

—Wow.

—Bien, terminé.

—¿Te irás así?

—Si, duh. Por cierto, tira esto por mi, ¿vale?—Respondió la pelinegra, dándole a Siyoon su vaso de café.

Haruna salió corriendo mientras la coreana miró la tapa del vaso, tenía anotado el número de la japonesa. Siyoon sonrió.

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