Conversación

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El tramo entre su hogar y la primaria le resultaba bastante tranquilizador para Lincoln, eran casi cinco cuadras de caminata, algo que si bien no lucia como una distancia especialmente larga le parecían especialmente eternas cuando estaba en preescolar, algo que duro hasta segundo grado donde termino por tomarle el gusto a las caminatas, siendo uno de sus placeres el comenzar a caminar y dejarse llevar por el camino lo cual en más de una ocasión le ha servido de inspiración para plasmarla en un lienzo.

Entre los sucesos de su día a día y las cosas de la escuela aquellas caminatas eran buenas para pensar y admirar su pueblo, un lugar tranquilo en general con apenas rumores de una familia molesta por ciertas zonas residenciales contradiciendo dicha frase, pero más allá de eso tenía una baja tasa delictual y muchos lugares naturales donde recorrer y explorar, siendo esto algo que le fascinaba.

Incluso su maestro le había llevado un par de ocasiones a bosques y lagos durante las vacaciones, perdiéndose por un par de horas mientras conversaban, caminaban o se detenían a contemplar las bellezas naturales que el norte de Michigan podía ofrecerles, siendo experiencias que el chico atesoraba enormemente y le daban más motivos para terminar su mayor pieza, una que llevaba mucho tiempo postergando y avanzando lentamente pero que siempre ponía una sonrisa en su corazón al continuarla.

Pensar en el Sr. Dawkins reconfortaba de alguna manera su mente, era el adulto que más había estado presente en su vida desde que entro a la primaria dándole el confort que muchas veces quería recibir en su hogar pero no había una figura dispuesta a entregárselo, muchas veces dándole un pecho sobre el que llorar, un abrazo felicitándolo por sus logros o una sonrisa reconfortante al fallar, alguien que le ha dado múltiples consejos durante su vida y apoyado cuando veía que no podría cumplir por requerimientos económicos siendo incluso quien le enseño su más grande pasión como lo era la pintura. En el fondo de su corazón había un profundo respeto y cariño hacia su figura, una en la que sabía podía confiar... a diferencia de otros adultos.

Con un rápido movimiento de su cabeza y una suave bofetada a si mismo volvió su mente en si, era la hora precisa y se estaba perdiendo una hermosa postal brindada por el ángulo del sol, las edificaciones y la pequeña plaza cercana a su edificio por pensar cosas que a su pensar no valían la pena, reduciendo su velocidad y contemplando felizmente aquel paisaje que tanto le embobaba y tantas veces había retratado solo por placer mientras pensaba adicionalmente que haría de cena ese día.

Con eso en mente fue que termino el resto de su recorrido hasta su hogar, con clara intención de ingresar, dejar sus cosas y prepararse para lo que tenia planeado en esa tarde como lo era seguir con aquel cuadro que tanto había postergado y terminar su tarea, nada muy especial para aquella tarde, ingresando casualmente a su hogar sin prestar mayor atención a su entorno y con un objetivo claro como lo era dejar su mochila en el sofá e ir a buscar algunos de sus elementos para pintar a su lado del dormitorio, o esa era su intención hasta que escucho el sonido de un adulto viniendo de la cocina a los segundo de abrir la puerta.

- Eh campeón, por fin llegas, que... que tal tú día?

Fue una frase simple y pese al tono dudoso que había empleado Lynn en ella fue por completo inesperada para el niño, quien de la sorpresa no pudo evitar dar un pequeño brinco y dejar caer su mochila al suelo.

- Oh, lo siento hijo, no... era mi intención, déjame ayudarte con tu mochila

Al decir esto se termino encaminando a la entrada donde Lincoln seguía quieto recomponiéndose del susto e intentando comprender que estaba pasando, pues aquello solo había ocurrido en su imaginación años atrás.

En el momento que Lynn estuvo a rango de alcanzar la mochila que ahora yacía a los pies del muchacho este comenzó a agacharse y extender su mano en un intento de tomar el objeto, algo que provocó que el pequeño, más por reacción, rápidamente tomase la mochila y retrocediera, alejándose un par de pasos del adulto.

Al ver esta reacción Lynn detuvo todo su avance y retrocedió ligeramente con una expresión claramente dolida mientras tomaba su mano, como si intentase protegerse de lo que acababa de pasar viendo la cautela con la que el pequeño albino le observaba, como si fuese un pequeño animal acorralado a la espera de la acción de su depredador, ver ello le dolió, era otro signo de la desconfianza del pequeño y a ese punto no se lo podía recriminar por lo que mordió su labio inferior en un intento de recobrar el sentido y lucho con su rostro para forzar una sonrisa mientras peleaba con su dolor interno y relajaba los músculos.

- Bu...bueno, es tu privacidad hijo... disculpa... ve a dejar tus cosas, yo... (suspira) volveré a la cocina

Con ello termino por retirarse de la entrada mientras era observado por el pequeño quien seguía atento al actuar del adulto... pues no lograba comprender que estaba pasando.

Era demasiado extraño para el esa situación, casi rondando lo antinatural, era demasiado temprano para que el adulto estuviese en casa y más raro todavía verle con energía para querer socializar, después de todo era día laboral y lo más cercano que había tenido durante los años a verle con el sol en lo alto eran algunos fines de semana donde el adulto iba de compras o debía de llevarle a algún chequeo medico.

Para su mente... aquel adulto... bien podía ser un impostor, un extraño haciéndose pasar por su padre por más que las facciones y voz fuese la misma, por lo que avanzo con cautela hasta la habitación mientras observaba los movimientos del adulto, quien se encontraba cortando unos vegetales con la vista totalmente enfocada en el susodicho alimento.

- (pensando) Realmente es él? No debería estar en el trabajo? Porque esta cocinando?...

Las interrogantes en su mente no dejaban de surgir al punto que no se dio cuenta como pasaron los minutos mientras le observaba con la puerta entre abierta desde la habitación por más que realmente no estuviese enfocado en verlo, era más la expectativa e que podía hacer aquel adulto que se hacía llamar su padre.

- Hijo, ven a la mesa un momento por favor

Aquella frase termino por sacarlo del trance en que se encontraba, enfocándose por fin en el adulto quien se encontraba colocando algunos elementos en la mesa, sin fijarse en que era observado por el muchacho. Aunque algo más calmado que al principio se encamino hasta la mesa, momento en el que pudo notar que esta se encontraba preparada para el almuerzo de ambos ya que además su padre se acercaba con un platillo en cada mano, siendo algo que le llamo profundamente la atención pues aquel platillo no era sino la primera receta que hizo en su vida.

- Considerando la hora es probable que no hallas almorzado, no campeón? Pues... adelante...

Dicho esto y con sumo nerviosismo el adulto se quedo observando la reacción del niño, expectante de cualquier gesto o comentario que este pudiese darle mientras sentía como sudor frío recorría su frente, había hecho el platillo que le habían dicho era el favorito del muchacho e intentado comportarse lo más natural posible, pero los nervios de aquella situación le estaban matando y no ayudaba que el chico se mostrara reacio a las acciones del adulto.

- Por qué?

- Eh?

- No entiendo, por qué estas acá? Por qué haces esto?

- Bu...bueno, en el trabajo... yo... eh... no importa, pero... tu... yo... al menos no quieres comer tu almuerzo?

- Almorcé en la escuela papá, no vengo con mucha hambre realmente

- Oh... cierto... n...no te preocupes hi...hijo, pero al menos tu... no quieres... pro...probar un bocado?

Lincoln vio la mirada lastimada de su padre, si bien no se sentía especialmente cómodo con este se podía notar en su mirada que no era una respuesta para nada como él la quería, aunque mirar aquel platillo provocaba diversos efectos en su joven mente. Aún recordaba aquel día de su séptimo cumpleaños, pues fue el momento cuando termino por decidir sus sentimientos hacia su padre... el momento donde se rindió, ese platillo había sido el primero que le había fascinado, intentado cocinar y decepcionado, era tanto un logro como el símbolo de que se había rendido.

Alterno un par de veces únicamente con los ojos entre el rostro del adulto y el platillo, no lo tenia claro y dudaba, cada vez que llegaba a algún veredicto sentía que estaba traicionando sus propios sentimientos y volvía a empezar con aquel ciclo de preguntas, pero en un pequeño desliz su vista termino por cambiar de aquel panorama, momento en el que pudo observar el atril que se encontraba junto a la ventana esperándolo, su verdadero objetivo de la tarde.

- Lo siento, pero realmente no tengo hambre en este momento, quizás pudiera guardarlo para la cena

Aquella respuesta fue peor que una daga en el titubeante corazón del adulto, su hijo había rechazado aquel intento con seguridad y había destruido la confianza que había generado hasta ese momento, alzo el brazo para sostener del hombro a su hijo en un nuevo intento pero a mitad de camino recordó la vista que hace unos pocos minutos le había regalado en la entrada... aquella mirada de desconocimiento, de extrañeza, como si fuese un mero desconocido, por lo que detuvo su mano en el aire y la contrajo.

- Cla...claro campeón, como... prefieras...

Dicho esto el adulto se levanto y tomo el plato del muchacho, llevándolo con cuidado y a paso lento hasta el refrigerador para envasarlo y guardarlo, regresando a su asiento y comenzando a comer en el mayor de los silencios.

Lincoln vio todo el movimiento guardando el mismo silencio, presenciando como el adulto comía sin el menor de los ánimos, momento donde se sintió motivado a levantarse y seguir con su tarde tal como lo había planeado antes, pero no se sentía capaz, por lo que se quedo en el asiento a meditar. No quería darle mayor importancia a lo que estaba pasando debido a lo que este había decidido tiempo atrás, no dejaría que eso le siguiera dañando, no iba a volver a soñar con cosas que sabía no pasarían y se centraría en lo que realmente tiene, pues esa era la visión del pequeño... no quería darle una nueva oportunidad a sueños que solo le terminarían traicionando.

Tras unos momentos el adulto deslizo su mirada de aquel plato a medio acabar en dirección a la de su hijo, el ambiente resultaba asfixiante y se podía sentir el dolor hasta en cosas tan simples como el impacto de los cubiertos pero algo que nuevamente daño su corazón fue observar la expresión de su hijo, pues este no solo ya no se encontraba observándole sino que su mirada se perdía en la ventana con una expresión melancólica.

Había visto crecer a cinco de sus hijas e intentado participar todo lo que pudo en la vida de las otras cuatro, si algo sabía de la infancia de un menor era que los dolores por los que estos debían pasar serían el de frustración por un capricho no concedido, el de dolor por algún golpe de una caída mientras aprende a caminar, el de susto por algún suceso desconocido... pero ver melancolía no era algo normal, no era algo que debiese pasar.

Ese era un sentimiento que gente de más edad debería conocer, personas con algo o mucha experiencia quienes rememoran algo que guardaban con profundo amor en sus corazones y era recordado desembocando felices recuerdos que causaban dolor al ser solo eso, recuerdos... pero en un niño tan joven, tan pequeño y con tanto por delante... ¿Qué podía recordar como algo que le dio calidez a su corazón en el pasado y sentía que no era más que un lejano recuerdo?

- Lincoln

- Uh?

- He cometido muchos errores verdad?

- ...

- Tu silencio me lo confirma

- No sabría responderte a eso

- Claro que lo sabes, lo que no sabes es como expresarlo

- No tiene importancia

- Si la tiene para mi, es algo que te afecta y quiero saber como

El niño se quedo mirando fijamente al adulto, realmente no sabía como enfrentar aquella situación y aquella mirada de su padre no lograba dejarle definir una postura... pues una pequeña duda había nacido en su interior.

- He estado mucho tiempo ausente no es así?

- ...

- Je, realmente puedes decir mucho sin decir nada... supongo que si nos parecemos en algo

- ...como puede hablar mi silencio?

- No creo que venga mucho al caso en este momento, el caso es que... he tenido un tiempo para pensar, sobre todo en ti, en mi, en nosotros... como familia

- ...

- Bueno... hijo... yo... me di cuenta que tenia un problema, uno que te implicaba a ti y sobre todo que el daño que te había causado y yo... quiero escuchar de ti lo que sientes, lo que realmente piensas

Las palabras del adulto no parecían ser vacías o con un sentimentalismo parcial, podía sentir un peso real en ellas, una suerte de calidez y comprensión que no había sentido antes viniendo de él, un tono que le hacía sentir cómodo mientras no dejaba de ser reflexivo... uno que le recordaba al Sr. Dawkins.

- Yo... siempre pensé que sabía todo de ti... que porque vivíamos juntos lo sabíamos todo del otro, que solo eso convivir era necesario, un pensamiento bastante tonto cuando te pones a pensarlo, pero creía esa mentira autoimpuesta, quería creerla... creer que siempre estuviste tranquilo y feliz en este lugar, que tenias todo en este mundo... pero verte hace unas semanas cocinando me hizo darme cuenta por primera vez en años que yo... en realidad no te conoci...

- Entonces... 

La quietud con la que el pequeño hablo corto por completo su voz, viendo aquella expresión neutra en su rostro pero con su mirada fija sobre la suya, pudiendo contemplar como le penetraba con esa gélida mirada.

- Tú creías que todo estuvo bien todo este tiempo?

Si el tono, la expresión y la mirada habían logrado hacer tambalear su determinación, aquella oración logro romper cualquier atisbo que quedase de esta, pues la única diferencia con su tono inicial es que en este pudo sentir una nueva sensación... había sentido incredulidad.

- Todo este tiempo... todos estos años... creíste que todo estaba bien?

- Hijo, yo...

- Siempre que me decías que estabas ocupado o que estabas cansado... cada vez que pedía algo y te negabas... las veces que me olvidaste en la tienda... que olvidaste cuando te necesitaba... cuando tenía miedo, pena, me sentía frustrado... cuando quise encararte... yo... te parecía estar bien?

- Hijo, n...no es lo que te estás imaginando

- Entonces que debo pensar? Qué en vez de simplemente ignorarme pensabas que todo iba bien? Qué podía sentirme sumamente triste o anhelar una simple señal de que me querías tú le decías al mundo que eras un excelente padre, que de no haberme rendido hubiera seguido siendo completamente inútil ya que jamás cambiarias? 

- Lincoln, yo (suspiro) no lo sé, realmente no lo sé... lo único que se es que no me he comportado bien contigo y... aunque no pueda cambiar todo lo que ha pasado al menos poder hacerlo bien de aquí en adelante, que seamos una familia hijo

Lynn al terminar de hablar le regalo una melancólica sonrisa a su hijo, quien veía incrédulo aun de aquellas palabras del adulto que tenia en frente, sintiendo como sus esfuerzos durante tanto tiempo habían sido completamente en vano, deseando por un momento en enfurecerse, dejarse llevar por aquella furia que comenzaba a brotar desde su interior... pero fue incapaz, al mirar nuevamente el rostro del adulto aquella rabia se había apagado... tanto como sus moribundos deseos de llevarse bien con él.

- Bueno, en algo te tomare la palabra... - aquella frase revitalizo la esperanza del adulto, elevando ligeramente su rostro mientras una sonrisa más natural se apoderaba de su rostro... solo para verse apagada en los próximos momentos - ...tú quieres saber Lynn, aquello que siento que esta mal, aquello que pienso de todo esto, pues te lo diré... no siento que valga la pena

- A... A... A que t...t...te ref...fieres?

- Es simple, durante mucho tiempo te espere, gaste muchos deseos y sueños esperándolo, use tiempo sufriendo y me sentí mal, luego pude encontrar gente a la que guardarle un cariño y respeto especial, uno que intente darte y solo necesitaba una muestra de ser correspondido para poder reavivar esa esperanza... siendo lo peor de todo que las veces que pude sentir como volvía a creer ese sueño era por conversar con aquellos que si me demostraban cariño y después de esto... pues... te tengo que dar la razón, no sabemos nada él uno del otro, ni siquiera se como recordaste esa cena que prepare para mi cumpleaños hace 2 años y te roge que compartieras conmigo esa noche solo para recibir la misma respuesta que llevaba años recibiendo (suspira), no sé ni siquiera si intentarlo, pues no siento que valga la pena... no cuando ya tengo cosas reales que disfruto y gente a la que aprecio, ya que por lo que he visto es probable que para la próxima semana ya hallamos vuelto a la misma rutina, tu cansado por el trabajo y yo haciendo mi vida... ya llore suficiente por ti papá, no quiero seguir haciéndolo

Al decir esto no se atrevió a ver el rostro del adulto, no quería fallar en su decisión, pues su mente era un infierno de pensamientos, esperanzas, sueños y desilusiones, no tenia buenos recuerdos con su padre... de hecho no tenia recuerdos con este, incluso pensar en aquella palabra evocaba en un adulto que no se encontraba en ese lugar por lo que necesitaba salir, romper aquella horrible sensación que le había quedado, no sucumbir ante los deseos infantiles que habían resurgido en su ser sabiendo que lo le darían más dolor, por lo que se bajo del asiento y puso rumbo a la entrada de su hogar, sintiendo como cada paso se hacía más pesado y sus brazos se tensaban, repitiéndose una y otra vez que esa era la mejor decisión para los dos... que sus vidas ya no podrían volver a enlazarse.

Que el vínculo entre ambos estaba completamente roto.

















Pero el adulto no estaba dispuesto a eso...

Aun con su corazón destrozado, su cuerpo fallándole y mente hecha un caos se levanto.

No iba a llorar, ese sufrimiento era su justo castigo y cargaría con el de ser necesario.

Pensar en las palabras del muchacho era doloroso pero claramente hablaban más allá de lo que siente por él... era lo que sentiría a futuro por las personas.

Aquello que le había dicho Ethan no era ni siquiera cerca al daño real que le había causado a su hijo, podía dejar que lo odiara, que lo despreciase, que ni siquiera le llamase padre, quizás hasta fuese su último acto refiriéndose a si mismo como padre de la criatura pero ya no le importaba.

Podía sentirse cómodo en este momento, pero aquella herida iba a crecer, desconfiaría, temería, dañaría... destruiría su esperanza en las personas y eso no podía permitirlo.

Aun si fuera la primera vez... sería el padre que el chico necesitaba.

En ese momento se levanto de su asiento y rápidamente se dirigió donde el chico, abrazando con toda la calidez que podía transmitir sin importarle el recibimiento de este, ni siquiera podía sentir si el muchacho se resistía o si le había permitido, pues su mente no estaba centrado en eso, sino en lo que debía hacer.

- Lincoln, no pienso volver a justificarme, siempre he sido un cobarde incluso desde antes que tu nacieras... pero en cuanto te vi... cuando vi tu pequeño rostro y esa tierna sonrisa... yo sabía que las cosas no podían seguir así, fuiste un punto decisivo en mi vida y pese a que prometí darte lo mejor todo lo que logre fue hacerte daño, transmitir todo lo malo en mi a ti mintiéndome una vez tras otra. Se que no tengo forma de que me creas en este momento después de una vida de mentiras pero quiero que sepas que pese a todo, yo te amo Lincoln, eres mi hijo y siempre lo serás, aunque me rechaces o me odies yo jamás lo haré, no volveré a cometer aquellas atrocidades por las que te hice pasar y tampoco seré participe directo si tú no lo deseas, pero quiero que sepas que aunque el mundo se vuelque contra ti, yo siempre estaré para ti, y rezare porque encuentres personas mejores que yo, porque a quienes aprecias ahora estén siempre para ti... que la familia que tu escojas te entregue todo lo que yo tontamente no hice, así tenga que verte a la distancia, así no me reconozcas más

Cuando acabo Lynn no soltó su abrazo, sino que apretó todavía más mientras ocultaba su rostro en la nuca de su hijo, pues no quería ver el rostro de su hijo, no estaba listo para dejarlo ser en ese mundo y cumplir su promesa, quería sentir aunque sea un momento más que ese era el abrazo entre un padre y un hijo que se querían.

- Una vez me dijeron que las cosas dependían de mi para que la vida me sonriera, que si seguía siendo yo podría encontrar la felicidad, pero... como sé que lo que decida ahora... es lo que realmente quiero... como se que... no lo hago por furia o resentimiento... como se que soy realmente yo quien decida... - la mente de Lincoln era un caos, hablando mientras daba pequeños sollozos, sintiendo como su decisión vacilaba ante la calidez de su padre - como puedo confiar en ti nuevamente

- Lincoln, todas las personas somos seres bastante complejos, siquiera entendernos es muy difícil, pero si hay algo que te puedo aconsejar es que hay ocasiones donde no debes pensarlo y seguir a tu corazón... y confiar en tu familia... aun si yo no pertenezco a esta

- Si yo decido irme en este momento entonces...

- Lo entenderé y no insistiré, pero quiero que recuerdes que siempre te amaré

Con eso dicho el adulto pudo soltar sus brazos y dejar libre al pequeño, dándole a el la elección, decidir en quien iba a creer y a quien responderle con su cariño, no quería soltarle pero después de pensarlo mucho y lo que había conversado con aquel maestro el lo sabía, era consiente de que existía gente que le había apoyado en sus peores momentos sin que el siquiera supiese, pero al menos si se marchaba sabría que ese siempre sería su hogar, que pese a que las personas se equivocaban aún podía existir ese cariño y apego... que no estaba solo en ese mundo y que podría confiar. Así que cerro los ojos.

A los momentos pudo escuchar torpes pasos que iban y venían cerca de él, como algunos se encaminaban hasta la puerta y se devolvían, sintiendo como los pocos minutos de duda del muchacho eran horas para Lynn, hasta que sintió como se detuvo de una vez, frente a él.

Con mucho temor abrió lentamente los ojos hasta que pudo encontrarse con la mirada del pequeño, quien le miraba con los ojos enrojecidos mientras mantenía una expresión que si bien era en parte dolida le transmitía una extraña paz con esa pequeña sonrisa en su rostro.

- Te parece ir a pasear juntos... papá?

Aquella frase, aun cuando su tono de voz estaba roto o sus mejillas bañadas en cálidas lágrimas termino por quebrar al padre, quien con lágrimas en los ojos y una sonrisa en su rostro lucho por hablar lo más normal que pudo.

- Claro, tenemos mucho por lo que ponernos al día... hijo

Y con ello, sin grandes preparativos o planes salieron de ese lugar.

Tomados de la mano como la familia que acababan de formar.

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