Oscuridad

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La respiración de Lincoln era sumamente agitada, sentía que le faltaba el aire entre más se fijaba en la cinta policial de la entrada de la casa, una escena similar, un recuerdo similar a uno pasado que tenía grabado en su mente cuando finalmente se animó a volver a su primer hogar, nadie sabía que había ido, solo él, pero aun recordaba aquel lugar que ya se hallaba descuidado ante el paso del tiempo y la nula presencia de alguien, pero, sobre todo, era el recuerdo del rostro de su padre lo que más le afectaba.

Para él, las cintas significaban eso, era un amargo recuerdo de ese momento y había esperado no volver a verlas jamás, pero allí estaban, un intento de bloquear la puerta y un aviso de que los policías aún tenían cosas que hacer en el hogar, aquello le dolía, le asfixiaba, era como aquella vez y eso le aterraba.

- No finjas, sabías que ocurriría algún día, es lo que le pasa a la gente que se arriesga en acercarse a ti.

Mientras el pequeño respiraba con dificultad sin ser capaz de romper el trance, tanto el adulto como Lucy miraban con miedo la reacción del peliblanco, jamás esperaron una reacción así, Lucy solo sabía de él por lo que había visto y lo poco que habían conversado ese día, el chico había mostrado ser bastante normal si no contaba el dolor en su corazón por las acciones que había cometido, algo que ella misma compartía, pero aquel pánico en su mirada era diferente, no estaba el chico de rápido genio o el adolorido por la perdida, lo que podía encontrar en su mirada era el más puro miedo que había visto en su vida.

- ¡¡¡Hermano!!!

Para ella era difícil socializar, no tenía experiencia en ello más que en los ritos que hacía con sus compañeros de club y aún con ellos sentía que algo no terminaba de encajar, se cuestionó que ocurría, no sabía cómo reaccionar, simplemente vio caer en la desesperación a un chico con solo ver una imagen, un chico que no se alejó de ella aun sabiendo su situación, más aun sabiendo que eran familia, dejándole caminar a su lado y no cortando sus intentos de dialogar y conocerse, uno que le permitió olvidar aquel dolor y miedo propio con charlas simples, algo que no sabía cuan agradables eran, pues todo lo que salía de su boca era miedo, desesperación y misticismo, quería aunque sea seguir conversando por lo que quedaba del día, pero aquella desesperación en su mirada lograba romper todo su pensamiento, asustándose tanto como él.

- L..Lincoln...

No había tenido el tiempo de escuchar muchas veces ese nombre, nunca se daba la ocasión, pero aquel día lo había escuchado varias veces, un nombre que pensó sería solo otra calamidad más a su vida, pero termino siendo el primer respiro de calma que había tenido en mucho tiempo.

Uno que parecía no hallar más que terror en aquella casa.

El adulto había salido rápidamente del vehículo e intentaba componerlo, hablándole enérgico o tomando sus manos, pero nada de ello calmaba al muchacho, y aquella tensión termino de transmitirse a la pequeña quien intento un último desesperado movimiento para recuperar al muchacho.

- ¡Por favor despierta!

Finalmente termino por darle una pequeña bofetada, no tenía mucha fuerza, no tenía convicción, era un golpe desesperado al ver que nada de lo que decía funcionaba... pero que si logro mover la mente de Lincoln.

Aquellas palabras de burla que inundaban su cabeza no cesaron, la mezcla de las risas solo se agolpaban cada vez más, pero entre todas aquella tormenta que era su mente pudo escuchar una nueva voz hablar, un tono que conocía bien, tanto como el tono burlesco con el que tanto le trataba.

- ¿Acaso el bebito va a llorar? ¡Se un hombre y respira maldita sea!

El pensar en aquella burla le hizo reaccionar, pudiendo enfocarse en el adulto pelirrojo que le observaba preocupado y en la angustiada muchacha que se encontraba a su lado, calmando lentamente su respiración.

- Yo...

- ¿Estás bien cielito? Creía que te estaba dando un ataque.

- (Preocupada) ¡Lincoln!

Los ojos de la chica estaban tapados, pero su expresión con su boca y el cómo se estaba aferrando a uno de sus brazos sorprendía a Lincoln.

- Yo... lo siento.

- No esperaba que tuviesen tu casa cerrada, ¿P..Paso algo pequeño?

- N... sigh, no... si, bueno... sí.

Howard entendió la mirada del pequeño, algo había ocurrido, algo malo, para haber dejado así al pequeño por aquella muestra no podía ser algo simple o pasajero, pero ver a esos niños le dolía, se imaginaba a su pequeñín en una situación así y eso le partía el corazón, pero a su vez observar como la niña tímidamente comenzaba a acercarse a su hermano le parecía sumamente adorable.

Podría tener muchos pensamientos al respecto, pero su responsabilidad como padre y como adulto se activó en ese momento.

- Bueno chicos, tal parece que no se van a poder quedar esta noche aquí.

- No hay problema, es... mi casa.

- Pero cielito, por algo la tienen enmarcada.

- Aun así... - Un pensamiento vino a su mente, los recuerdos de los dos hogares que había perdido en el pasado, aquel donde se mantuvo por tantos años y aquel que le había cobijado inútilmente con quien creyó podría empezar otra vida, lo que solo le molestaba más, ese era un lugar que había podido considerar como propio, tenía sus reglas y tareas, pero allí había algo que realmente apreciaba: una vida agradable con alguien que le apreciaba de corazón. - ...este es mi hogar, y no tengo otro donde ir.

Al escuchar esas palabras, Lucy termino de juntar su rostro con el brazo de Lincoln, quien no le rechazo, le dejo aferrarse a él.

- ¿En serio no tienen otro lugar? ¿Algún familiar? ¿Sus padres?

- Eso es imposible. – Comento tímidamente Lucy – No hay nadie más.

- Aun así, ¿Y sus padres?

- Ya no está con nosotros.

El adulto pudo sentir la pena en la voz del niño, sabía que no debía preguntar más tanto como que sentía una profunda lastima por los dos pequeños que había recogido y llevado a un hogar que, por lo que podía notar, ya no les recibiría, y por si fuera poco les hizo recordar la situación por la que estaban atravesando.

Se sentía culpable, la expresión marchita en ambos pequeños podía con él, no dejaba de imaginarse a su hijo en una situación similar en un mundo que no era especialmente amable con nadie, él lo sabía bien, pero al menos él era un adulto, podía mantenerse y sabía cómo funcionaban las cosas, en cambio esos niños... eran demasiado jóvenes y ya habían perdido un lugar al que llamar hogar.

- Chicos, sé que va a sonar mal de mi parte, pero ¿No les gustaría pasar la noche en mi casa? Estamos solo a un par de casas.

Lucy le observo fijamente, aun cuando podía sentir la tristeza en ella, el hecho de que ocultase su mirada le dificultaba entender bien que podía estar pasando por su mente, el pequeño peliblanco era diferente, podía notar que su expresión no era la mejor y que no estaba del todo cómodo con la situación.

- Juro que no les voy a hacer ningún daño, somos vecinos cielito y además conoces a mi hijito, creo que se merecen un lugar donde dormir cómodamente, al menos por hoy.

- No quiero sonar grosero, pero yo ya tengo un lugar, muchas gracias señor McBride.

- (Confundido) ¿Dónde?

- Aquí.

Lincoln señalo la casa, aun cuando seguía dolido, aun cuando su mirada aun reflejaba el dolor de la revelación y la desesperación a la que se vio sometido y que por suerte parecía haber podido sobrellevar, algo dentro de su mirada de ilumino, una pequeña pero tenaz sensación determinación fue la que le permitió levantar su mano mientras apuntaba a la puerta cerrada, Lucy le observaba mientras una pregunta se comenzaba a formular en su mente: ¿Cómo?

Entre más conocía a ese niño, a ese "hermano" suyo, menos le entendía.

Habían compartido sentimientos, habían compartido parte de su dolor y las cosas que les perseguían.

¿Cómo es que, aun así, aunque fuese por un momento, podía estar firme?

El anciano no podría estar dentro, ese lugar simplemente era una forma de alejarse de aquel horrible lugar donde no podía dormir tranquila, quería seguir huyendo y alejarse de todo para no recordar el rostro de su hermana menor, ese lugar representaba eso ya que habían personas que le trataban como si nada hubiese ocurrido, como si fuese una niña más, algo que ni siquiera antes ni ahora podía sentir con el resto de su familia, quería aunque fuese probar un poco más de esa dulce sensación y cuando vio aquella cinta que tantas veces vio en la televisión sabía que ya nada servía, pero el chico estaba allí, firme en su decisión.

Tímidamente acerco una de sus manos a este, jalando levemente su polo mientras apretaba su otra mano en su pecho.

- (Pensando) No los puedo obligar, solo los alteraría más, al menos si se van a quedar aquí puedo venir a verlos temprano para corroborar como están. – A los niños – Entiendo, cualquier cosa, vayan a mi casa, es la casa azul de un solo piso, si quieren pueden pasar a desayunar mañana.

- Muchas gracias, señor.

Lincoln tiritaba ligeramente, Albert le había enseñado que no debía confiar en los extraños, de por si ante toda la confusión del día había aceptado un viaje de uno que por suerte no salió mal, pero estando allí, aferrándose a esa pequeña frase que le hizo despertar, recordó las enseñanzas del anciano y, aunque el adulto se viese afable, seguía siendo un extraño, por lo que verle alejarse le calmo lo suficiente para poder dejar de temblar y soltar su puño que aferraba con fuerza.

- ¿Estás seguro de esto her... Lincoln?

- Lo estoy, esta es mi casa, donde vivo con el anciano.

El peliblanco no miro a su compañera, dijo todo mientras aun le daba la espalda a la construcción y la pequeña jalaba suavemente su polo.

- ¿Cómo puedes estar tan seguro de eso? El señor era terrorífico, no te trataba amablemente, siempre que te iba a buscar a la escuela te amenazaba, solo hoy se burló de ti cuando me encontraste, ¿Cómo...

- Porque es un idiota, un molesto, un grosero, un adicto a cosas tontas, un maniaco de los castigos, un tonto por las motocicletas... pero también es mi abuelo, y es alguien que me quiere.

Lucy nuevamente callo, no tenía mucho que decir al respecto pues entendía el sentimiento, así se sentía ella por su padre y tampoco sabía cómo retomar una conversación o que decir en una situación así, por lo que espero. Ambos estuvieron un par de minutos más allí, Lincoln no quería voltearse, de hecho, en cierto punto se animo y volteo, observando la puerta que tanto pesar le causaba y, aunque tragando con dificultad, intento abrir la puerta inútilmente.

Con todo lo que había ocurrido ni siquiera había sacado sus llaves, ni siquiera tenía ninguna de sus cosas e intentaba abrir la puerta mientras trataba de no mirarla, sintiendo un pinchazo en su corazón con cada golpe que provocaba en la puerta y esta no se abría, dejándole fuera del que ahora consideraba de corazón era su hogar.

- Vamos... abre.

Lucy se acercó lentamente a este, viendo como él parecía agitarse cada vez más.

- Lincoln, creo que esa puerta no va...

- Si lo hará, entraremos y podré descansar un rato.

- Pero está cerrada.

- Lo sé.

- Además esta encintada.

- Lo sé.

- Y tú no...

- ¡Ya lo sé!

Aunque el grito le hizo retroceder ligeramente, termino por llegar a su lado, notando que respiraba agitadamente mientras sus brazos temblaban y su rostro tenía una expresión molesta que no abandonaba el cerrojo, viendo como una lágrima se escapaba de uno de sus ojos, una única lágrima.

- Lincoln.

El muchacho soltó una de sus manos y limpio su rostro, casi como si ignorase lo que acababa de pasar.

- Podemos preguntarle al señor si nos deja dormir en su casa por hoy.

- No, este es... mi hogar. – Una nueva lágrima rodo por su mejilla, una que nuevamente fue limpiada en el acto – Yo vivo aquí con el anciano, no necesito de otra casa más, no de nuevo.

- Pero...

Esta vez el peliblanco soltó ambas manos de la cerradura, mirando al piso mientras intentaba recomponerse de lo que estaba ocurriendo, apretando sus manos con fuerza antes de levantar su rostro y esbozar una falsa sonrisa.

- Por el momento hay que entrar, y creo que ya sé cómo hacerlo, la ventana de mi cuarto tiene el seguro roto por... eso no importa, podemos meternos por ahí.

Casi como si estuviese fingiendo que nada de eso había ocurrido, el chico se encamino hacía el patio trasero, Lucy, por su parte, solo guardo silencio, no sabía que opinar, decir o pensar, por lo que, tal como lo había hecho gran parte de su vida, simplemente guardo silencio y le siguió, esperando, al menos, que la noche terminase pronto.


Tiempo antes, casa Loud

Una vez Lori ingreso por la puerta rota subió inmediatamente a su cuarto, ignorando totalmente a los niños que se hallaban fuera o cualquier otro detalle que no fuese su habitación, Rita observo detenidamente esto antes de acercarse lentamente hasta la puerta.

Observaba con calma como los dos niños comenzaron a caminar alejándose del inmueble, viendo fijamente como estos se perdían en la oscura calle y salían de su rango de visión mientras ella sacaba una pequeña libreta y escribía en esta.

- (Pensando) Así que Lori y el niño se conocían, no fue una reacción de verse por primera vez después de todo.

Se volteo para mirar al segundo piso, concretamente, la que sería la habitación de Lori y Leni.

- (Pensando) Esa niña está actuando extraño, debería estar más desesperada y atacándome directamente por lo ocurrido, tal vez sigue en el shock.

Encaminándose hasta el sofá se dejo caer sobre este, después de tantos embarazos ya estaba más que harta de cargar con ese peso adicional y más cuando ahora no tenía ningún uso rentable para esa cría, su único consuelo era que faltaba poco para la cesaría y con eso, finalmente, quitarse todas las molestias adjuntas al proceso de embarazo.

Y, aun así, eso no era lo que más le molestaba de la situación.

- Anciano malnacido.

Rita había formulado múltiples planes para solventar su situación y salir de la manera más impune posible para irse con Leni de Royal Woods, escaparse como si nada tendría el problema de que Lori podría, no, estaba segura, que impondría una demanda en su contra por abandono si es que no lograba involucrar a la policía, además de que no tenía los recursos suficientes para empezar una cómoda vida lejos y no estaba dispuesta a volverse poco más que una mendiga, pero la gran mayoría de sus planes tenían una piedra angular: Albert.

No le interesaba como persona, como familia ni nada, lo único que quería del anciano era su dinero para poder mantenerse hasta que el número de crías descendiera lo suficiente, el proceso del duelo era bueno, una excusa perfecta para que muchas situaciones anormales se den entre las chicas sin que ella se viese involucrada, además que sospechar de la embaraza que perdió a una hija recientemente y se ha visto afectada por múltiples personas sería extraño, pero eso era un plan que ahora estaba obsoleto, completamente inservible.

Albert ya no tenía libertad, había logrado una de sus metas como lo era arruinar la vida de aquel que tanto le molestaba, pero no había sido eficiente, no había logrado sacarle nada, aquel anciano tan desagradable había logrado sacar lo peor de ella y ahora había perdido una de sus mejores bazas.

- (Molesta) Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, ¡Anciano de mierda!

No lo pensó analíticamente, simplemente se dejo llevar en el momento en que vio tan mal a Leni, solo quería castigarlo de la forma que más le doliese y, estaba segura, lo había logrado, los cargos eran serios y no saldría fácilmente de prisión, pero todos sus bienes... ya no eran accesibles.

Alguien se le adelanto y reclamo el departamento de Lynn, el anciano ya no podría cederle su dinero ahora congelado por su encarcelamiento, tenía otra boca que alimentar que la justicia vigilaría de cerca, Lori no se estaba comportando como había proyectado, Leni había resultado lastimada.

- ¡Mierda!

Llevo sus manos a su cabeza mientras jalaba parte de su cabello, gran parte de sus estratagemas rotas por un simple descuido y los recursos cada vez se iban agotando más, sus opciones se limitaban y...

- ¡Mier...! ¡¡¡Ahg!!!

Pudo sentir aquella horrible sensación, pudo sentir como sus piernas comenzaban a humedecerse.

- ¡No ahora maldita sea!

Sintiendo los dolores se levantó, comenzando a encaminarse hasta la van mientras sentía las contracciones.

- ¡Se supone que te falta al menos un mes desgraciada!

Era demasiado repentino, aun faltaba un mes para la fecha estimativa y sabía que ese medico clandestino no iba a aceptarla a esa hora de la noche, algo que se lo habían dicho, ni siquiera estimaba que tuviese alguna decencia o recordase, si es que lo había hecho alguna vez, su juramento hipocrático, por lo que simplemente sería dinero perdido, algo que de por si le molestaba más.

- ¡Carajo!

Avanzando lentamente logro llegar hasta la van, resoplando con fuerza, no podía dejar que la bebé naciera allí, no habían sido pocos los problemas que tuvo durante ese embarazo y sabía que probablemente ese sería un parto de riesgo, su propia vida podría correr riesgo si no se hacían bien las cosas respecto a esa prematura criatura.

- Uhg, cuando tuve a Leni... no tuve ninguno de estos problemas... ¿Por qué carajos todos los demás me dieron algún problema?

Lori estaba actuando raro, no confiaba en ella ni siquiera para obligarle en un momento así, estaría demasiado frágil para arriesgarse, llamar un taxi sería demasiado tardado, una ambulancia podría traerle gente que sabría que hacer, pero sería exponerse ante el vecindario, más atención de la necesaria y si la bebé nacía bien no tendría forma de deshacerse de ella sin que quedase algún rastro, habrían muchos testigos y brechas en sus argumentos además de una boca adicional que alimentar, necesitaba encontrar una forma limpia de desligarse de esa carga y ahora tenía el tiempo en su contra.

- ¡Maldición!

- ¿Qué ocurre?

Aquella voz que había sonado casi con sorna era lo último que necesitaba en aquella delicada situación, pues al girar su rostro pudo verla allí, observándola desde el segundo piso al segundo factor que no estaba actuando como debía, Lori.

- Hiciste mucho ruido recién, ¿Estas bien?

- Yo... ¡Ahg!

Por completa reacción involuntaria, Rita llevo su mano a su vientre debido a la contracción, algo que Lori pudo notar fácilmente.

- Luna, estás al mando, la llevare al hospital.

Su hermana menor no replico, solo asintió con la cabeza mientras tomaba de los hombros a Luan quien era la única otra espectadora de aquella situación y la llevaba a su cuarto, la matriarca por su parte no podía evitar preocuparse por esa muchacha, pero al menos sabía que no haría nada viendo que estaba en juego su futura hermanita, hacía meses que se notaba su embarazo y nadie pareció darle mucha importancia, estaba claro que Lori las había preparado para una situación así o simplemente estaba acostumbrada, eso le permitió relajarse lo suficiente para dirigirse a la van caminando lentamente, todo mientras Lori le observaba.

- Vamos, debemos llegar pronto.

Rita odiaba sentirse tan débil, aquella sensación de poco control era algo que le causaba un malestar mayor al dolor que la criatura en su vientre le estaba causando, pero no podía demostrar eso, no era su "rol" en todo su esquema, por lo que mientras levantaba su rostro y subía al asiento del copiloto le dio una lastimera sonrisa a su hija mayor.

- Gracias, no esperaba que... ¡Ahhh!

- No es necesario que hables, llegaremos pronto, concéntrate en la pequeña.

- Lo sé, ella debe nacer fuerte, más cuando todo está tan mal, sobre todo después de lo de...

- No lo digas.

- Lori...

- Solo... no lo digas.

Lori era como Lynn, estúpidamente expresiva, estúpidamente dependiente, requería del cariño de otros para validarse a si misma, su entorno era su propia debilidad, ella lo sabía bien, recordarle la perdida solo le crearía más expectativas por la nueva vida en su vientre, por un momento incluso pensó en que podría ser una buena estrategia para controlarla, volverla dependiente de algo más, ponerle una correa que ella misma apretaría en su cuello una vez tuviese en sus brazos a ese bebé el cual sabría que su "madre" no le prestaría demasiada atención, pero el riesgo eran los recursos y una carga adicional, todo eran riesgos en ese momento, pero al menos escuchar el sonido del motor encendiéndose le calmo un poco.

Después de todo, si ella muere, el resto de los planes no tenían sentido, y ella no moriría por esa prematura molestia.

Una vez estuvieron en el camino ella se dedico a concentrarse en soportar los dolores, agradecía el silencio de Lori, realmente no tenía la capacidad mental para seguir con su papel o inventar alguna excusa si la adolescente comenzaba a ser insistente, por lo que para ella todo se volvió respirar.

Inhalar.

Exhalar.

Rogar que aquello terminara pronto.

Y repetir el ciclo.

El mundo se volvía simple, solo por ese momento, tenía que aguantar aquella pesada carga un poco más, luego vería si la daba en adopción y buscaba la forma de que Lori no insistiera en buscarla o usarla contra ella, todo era válido... excepto por el hecho de que ella estaba segura de que el hospital no estaba tan lejos de su casa.

Aquel pensamiento rompió su trance y abrió los ojos, encontrándose en una calle que reconoció, pero por, sobre todo, que no iba rumbo al hospital.

- ¿Lori?

- ¿Has pensado en un nombre?

- ¿Qué estás...? Lori, tenemos que llegar al hospital.

- Nunca lo hiciste, ¿Verdad?

- Lori, yo no...

- He tenido tiempo de pensarlo con todo lo que pasa en la familia, ¿Verdad?

Aquel presentimiento que había tenido hace solo unos minutos volvió al interior de Rita, quien sintió como una pequeña gota de sudor frío cayo por su mente.

- Lori, tu hermanita...

- Mi hermanita, mis hermanitas, son varias, más de las que debería.

- Se que has tenido que cargar con el peso de ser la hermana mayor de muchas, y por eso sé que debes entender que tu hermanita debe nacer bien, y un bebé prematuro debe ser cuidado en un hospital como corresponde.

Rita no desvió su rostro del camino, pero su mirada si lo hizo, observando el rostro de Lori fijamente, notando que su rostro...

No decía nada.

- Tener un hermano menor es como tener un hijo, es una gran responsabilidad, tienes que estar allí cuando son felices, cuando sufren, cuando dudan, incluso cuando ellos no quieren que estes junto a él, pero... dime, ¿Alguna vez sentiste eso por alguna de nosotras?

- Yo soy su madre, obvi...

- Solo estamos tú y yo, - La van comenzó a acelerar, los edificios comenzaron a desaparecer del entorno para ser rodeados por árboles y pasto – Nadie, ninguno de todos los espectadores de tu teatro están aquí, así que dímelo con confianza, ¿Alguna vez has pensado en alguien que no sea tu bebita especial de Leni?

Rita no solo estaba sudando frío ahora, el dolor de su cuerpo no le dejaba pensar claramente el como responderle a Lori, viendo como esta ni siquiera le observaba de reojo, ni siquiera le prestaba atención, su mirada solo veía el camino y como se alejaban cada vez más del centro de Royal Woods.

- P..Por supuesto hija, he sido dura con ustedes porque al no estar Lynn necesitaban control, tenían que crecer fuertes para poder enfrentarse al agresivo mundo que hay fuera de la casa, yo... siempre las he amado con todo mi corazón.

De la nada el vehículo se detuvo, Rita apenas si fue capaz de protegerse para no dañarse ni ella ni el bebé, pues no quería perjudicar más su delicada situación, notando como en una rápida maniobra Lori dio vuelta el vehículo y lo reencamino hacía el pueblo, algo que hizo suspirar internamente a Rita, lo había logrado, había convencido a su hija y ahora le llevaría al hospital... o eso hubiera pensado si su mirada no se hubiera encontrado con aquellos ojos carentes de toda emoción centrados en ella.

- A ti realmente no te interesa ese bebé, ¿Verdad?

- ¿Q..Qué?

- Soy una hermana que vela por sus hermanitas, no estamos en condiciones, es solo lógica.

Rita recordó perfectamente aquellas palabras, unas que habían salido no hace mucho de su propia boca.

- Lori...

La muchacha en ese momento se bajó rápidamente del asiento aprovechando el desconcierto que se notaba en su rostro y una vez que llego a su lado, antes de que esta pudiera reaccionar, la saco del vehículo, tirándola en el piso sin el menor atisbo de delicadeza o cuidado.

- ¡¡¡Ahhhhggg!!!

Debido al golpe el vientre de Rita dolía aun más, sintiendo como dolor recorría gran parte de su cuerpo y sus piernas no respondían correctamente, sintiendo la presión en su cadera mientras levantaba como podía su rostro para mirar a la muchacha quieta, observando su miseria sin el menor asco o dolor en su rostro.

- Lo he pensado mucho, baraje muchas opciones durante estos años, unas muy tontas, no te lo voy a negar, sueños que se no se van a cumplir ni nada, añorando cosas que cualquier adolescente estúpida como yo tendría.

- ¡¡¡Zorra!!!

- En el fondo, siempre espere que algún día recapacitaras y recordaras que eras mi madre, o al menos la madre de las menores, ¿Por qué crees que te dicen al menos mamá?

- ¡¡¡¿Estás disfrutando esto?!!! ¡¡¡¿Verme tirada en el piso sin poder hacerte nada?!!!

- ¿Un sueño estúpido no crees? Pensar que una cosa como tu pudiera tener sentimientos por nosotras.

- ¡¡¡Vas a matar a tu hermana menor!!!

- ¿Esa cosa? Ni siquiera ha nacido.

La furia de Rita se apago en ese momento, el frío en las palabras de Lori y aquella respuesta le hizo entenderlo.

Ella no estaba jugando.

Ella no estaba mintiendo.

A ella no le importaba nada en ese momento.

- No lo volveré a decir, pero espero que te pudras en el puto infierno Rita.

Esas palabras lograron hacer reaccionar ligeramente a Rita, lo suficiente para notar que la adolescente se hallaba ya subiendo al asiento del conductor de la van mientras el motor era encendido.

- Esp... ¡Espera!

El punzante dolor se había amplificado desde el impacto, podía sentir como sus piernas no le respondían y su adrenalina solo le permitía mover sus brazos con los que se aferraba a la tierra y piedras con tal de arrastrarse aunque fuese un poco, aunque fuesen unos pocos centímetros que le acercaran a la van, aunque tuviese sintiese todo su pecho lacerarse por los fragmentos de piedra ante el peso muerto de su propio abultado vientre y la viscosa sensación que brotaba desde su zona baja, gritando con desesperación sin importarle el estado de su garganta, estirando todo cuanto era posible su mano en siquiera rozar la carcasa de aquel viejo vehículo, pero aun con todo, pudo ver como la van comenzaba lentamente a avanzar, no había sido una partida rápida, eran unos pocos centímetros por segundo los que recorrió durante unos momentos, lo suficiente para sentir como el extremo de sus dedos estuviese a nada de alcanzarlo para verlo alejarse, alejarse cada vez más, hasta que la noche cubrió el vehículo en aquel siniestro manto mientras se internaba nuevamente en la civilización, una que Rita solo podía intentar alcanzar inútilmente con su mano la cual ya no tenía nada a lo que llegar.

En ese momento dejo caer su adolorido cuerpo, su brazo simplemente hizo peso muerto hasta impactar contra los hierbajos mientras se retorcía por el dolor abdominal cada vez más intenso, como si penetrase hasta lo más profundo de su cuerpo mientras su nariz se inundaba del hedor mezcla de sus propias secreciones combinadas con la tierra húmeda sobre la que se encontraba, dando un gutural chillido cargado con toda su furia y desesperación, apretando con fuerza la tierra sobre la que su mano había caído mientras su odio le permitía levantar su cabeza, fijándose una vez más en los focos casi difuminados a la distancia y apretaba sus dientes sin importarle el daño que pudiese producir en estos.

- ¡¡¡No... voy... a... morir... aquí!!!

Su agarre a la tierra se intensifico, sintiendo como sus uñas se enterraban en esta y sin lograr recuperar la sensibilidad de su tren inferior volvió a arrastrar su cuerpo, haciendo mella a su paso por su cuerpo, sin importarle el impacto que este tuviese sobre su vientre o las posiciones que forzaba con tal de que su cuerpo se desplazara, aguantando el dolor absoluto que significaba moverse unos pocos centímetros cuando casi desgarraba la tierra con cada movimiento, sintiendo como sus uñas se desgastaban rápidamente, como las piedras impactaban con su cuerpo o como tenía que detenerse con cada contracción o retorcijón que su cuerpo le producía por el esfuerzo que no debía de realizar, insultando al aire, a la vida, al bebé y a Lori, escupiendo todo su veneno en su lucha por avanzar la mínima distancia.

Sus uñas se soltaron, casi sentía que algunas estaban por ser arrancadas por las veces que sujeto la grava cercana a la calzada, sentía su visión borrosa y una inusual fatiga a la cual se negaba rotundamente a aceptar, dejarse estar allí, en la nada, para que aquella situación drenase toda posibilidad de sobrevivir, usando la poca movilidad que le quedaba para patear como podía el suelo y conseguir un mínimo de impulso, deteniendo varios minutos entre intento para reponerse solo para ser castigada internamente por aquella criatura que ya deseaba muriese pronto y dejara su cuerpo, recordándole con aquellos impactos que podía sentir recorrían su cuerpo completo, como si una navaja avanzase por su espalda y le obligase a gritar en desesperación, notando como incluso un sabor pastoso se acumulaba en su boca, tan acido como la bilis de su estomago el cual se mezclaba con el ardor de su garganta y la sangre de sus laceradas encías ante la enorme presión que ejercía con cada desesperado intento de arrastrarse hacía la poca esperanza que le quedaba.

No sabía si habían pasado minutos u horas, era un ciclo que cada vez aumentaba más los lapsos de dolor en los que solo podía acurrucarse e intentar pujar para que aquella tortura terminase y al menos pudiese usar sus piernas correctamente, sin importarle que quedase atrás, eso ya no tenía ningún peso para ella, pasando por encima de basura, rocas y raíces, siendo uno de esos momentos donde el dolor se intensifico a tal punto que el solo hecho de respirar quemaba su cuerpo, volcándose para mirar el cielo ante la sensación de que su cuerpo se estaba rompiendo, viendo como la luna había alcanzado su cenit Rita grito con toda la fuerza que le quedaba, sintiendo como su cuerpo se sobre esforzaba una vez más, casi como si la poca vida que le quedase hubiese sido drenada de su cuerpo, exhalando con tanto dolor y sudor mezclado por todo su cuerpo, pudo escuchar lo último que necesitaba oír.

Era débil, no tenía fuerza ni demostraba el menor instinto de supervivencia.

Pero pudo escucharlo, era el suave llanto de un bebé.

Uno que ella ya daba por perdido, uno del que nunca quiso ni espero nada, pero que ahora estaba justo a su lado, y ella ni siquiera quería observar.

El que saliese no marco mucha diferencia en su dolor, ni físico ni emocional, ni siquiera entendía como pudo sobrevivir a la tortura que fueron las últimas horas, pero no podía importarle menos, aun sentía que su vida se estaba drenando lentamente de su ser y no podía permitirlo, tenía que sobrevivir, tenía que llegar a la civilización una vez más para que fuese atendida debidamente, pero ahora tenía un segundo problema, aquella criatura que ahora sería un lastre para su escaso movimiento, por lo que reunió la poca fuerza que le quedaba y busco entre lo que había, la basura que había atravesado, encontrando finalmente un trozo de vidrio el cual no dudo en tomar aun cuando corto parte de su palma, pero apretó con fuerza y separo el último lazo que le quedaba con aquella criatura que solo le había ocasionado problemas sin siquiera haber nacido.

- Ah... Ah... maldita... ah... ah... carga...

Soltó el fragmento afilado, sintiendo como su palma ahora también sangraba, notando como todo se hacía borroso y la fuerza de sus extremidades le había abandonado casi por completo, pero, en ese momento, pudo divisar algo, era lejano, pero fue lo suficiente para que los ojos de Rita comenzasen a cristalizarse.

Era una luz que comenzaba a crecer a la lejanía, rumbo a Royal Woods, era todo lo que necesitaba en ese momento, una pequeña esperanza, un pequeño gesto de humanidad hacía su persona y todo podría volver a funcionar como debía, pero...

- Bua...

Era débil, pero seguía siendo el llanto de una criatura de la que solo podía sentir una sola cosa: asco.

Estaba segura, si la recogían llevarían al bebé consigo y la desgracia que significaba para ella seguiría a su lado, le marcaría su futuro y no podría hacer nada contra eso, incluso el solo hecho de cargar a esa criatura le daba una profunda sensación de nauseas y dolor, por lo que acumulo parte de la fuerza que le quedaba y alejo a la bebé de su lado mientras ella se arrastró hacía la calzada.

Ya ni siquiera veía, todo era borroso, su cuerpo ardía como si fuese a desintegrarse en cualquier momento, sintiendo como su brazo sentía la rasposa sensación del asfalto y el vehículo cada vez más cerca, viendo como se acercaba directamente hasta ella, momento en que cerro sus ojos y se entrego a su última esperanza antes de perder el conocimiento.


En cierto vehículo

La conducta del vehículo exhalaba con calma un poco de humo por medio de la ventana abierta, sabía que estaba mal, pero después de un día tan estresante como aquel quería por sobre todo hacer dos cosas, fumar tranquilamente y llegar a casa a quitarse sus zapatos, integraría el jugar con su hijo, pero ya era muy tarde y el pequeño debería de estar dormido, aunque con lo inquieto que reconoce es, quizás hasta estaba planeando algo extraño, aunque eso no le importaba, era un chico enérgico y eso le hacía feliz, era su rol de madre hablando por ella, pero no le importaba, era su único hijo y se sentía orgullosa de él por más que le encantaría que mejorase sus calificaciones.

Mientras daba otra calada intento cambiar su pensamiento, tenía muchas más cosas que hacer y esos viajes a otras ciudades eran algo que la mujer rubia odiaba, incluso pensaba en insultar a su jefe si se daba la oportunidad por darle aquel problema que le hizo dirigirse a su casa de madrugada, pero eso sería problema del día siguiente, solo le quedaba concentrarse en la vacía calle y llegar prontamente a Royal Woods... o esa sería su intención si no hubiese escuchado un extraño pero potente sonido desde la parte trasera de su vehículo.

- Oh no, no, no, no, no ahora, ¡Por favor!

Se orillo rápidamente y salió del vehículo, notando que era lo que había ocasionado aquel impacto.

- ¡Con un demonio! ¡De todas las ocasiones tenía que pincharse un neumático justo ahora!

Dijo eso mientras notaba el desastre de basura que había en esa zona, viendo como un fragmento de vidrio grueso había sido, probablemente, el causante de su desgracia.

- Malnacidos asquerosos, ¿Por qué carajos tiran su mierda aquí?

Dio un rápido vistazo, y aunque le llamo la atención el como parecía haber un pequeño rastro en el piso no le dio mucha importancia, pues se dirigió hasta el compartimiento trasero de su vehículo para poder hacer el cambio de neumático mientras maldecía cada 3 palabras al desgraciado que hubiese causado ese desastre, siendo el momento en que se calmo justo antes de comenzar a trabajar en la rueda, pues esta se detuvo a contemplarla.

- Que día tan desafortunado.

Dicho eso solo se quedo mirando la rueda por un momento en completo silencio, casi como si desease replantearse muchas cosas, pero aquel momento de meditación le permitió escuchar un débil sonido, un triste pero debilitado llanto.

- ¿Qué... demonios? 

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