Quiebre

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- Es... es precioso.

- ¿Lo es verdad? Yo... no podía dejarlo, no lo hubiese soportado.

- Lynn, chico, se que fue una decisión difícil pero tomaste la elección correcta.

- ¿De verdad lo crees? (Decaído) Aún recuerdo la expresión de mi hermano, él...

- Abandonar al pequeño o las chicas no era una opción, elegiste bien Lynn, quedarte con todos tus hijos cerca es lo que un padre hace, (Tono jocoso) además míralo, tan pequeño, tan tierno... tan albino.

- Albert, no.

- Oh diablos, Albert si.

- Albert en serio, no...

El anciano con una enorme sonrisa en su rostro toma en brazos al pequeño bebé peliblanco que dormía plácidamente, elevándolo todo cuanto sus extremidades le permitían.

- Serás un estupendo marino Lincoln, ya lo veo venir, tan valiente y fuerte justo como tu abuelo ¡Jajaja!

- (Tono cansado) Lo sabía.


Presente

El silencio era tal que la caída de un alfiler sería perfectamente audible entre todos los comensales del lugar, expectantes y asustado por el aciago destino del pequeño quien actuó por completo instinto dejando la razón de lado, todo por proteger a la única figura a la que en ese momento era capaz de aferrarse.

El niño, horrorizado cerro los ojos y espero el impacto, creyendo que aquel puño atravesaría fácilmente su cabeza, estaba aterrado, no sabía como todo podía cambiar a mal cada que el esta cerca, como incluso unos pocos días junto a su profesor le habían puesto en dicha situación o la razón por la que ahora su rostro sería destruido por aquel gigantesco anciano que tenía enfrente... aunque dicho pensamiento se contradecía con otra sensación, una extraña parte suya estaba en calma, incluso feliz de aquel desenlace, como si el hecho de que su vida acabase allí no era algo anormal, como si aquello simplemente fuese el destino devolviéndole algo de lo que había escapado, y esa pequeña parte suya estaría feliz si todo acabase allí.

Pero el dolor jamás llego, abrió lentamente sus ojos solo para ver el puño a centímetros de su rostro, era probable que incluso que su respiración fuese sentida por aquella mano empuñada.

- Lincoln eh...

En el momento en que Ethan noto que el anciano se distrajo tomo al pequeño por los hombros e intento alejarlo del ex marino, pero la reacción de este fue por mucho más rápida que la del profesor de primaria, jalándole consigo de un brazo mientras se alejaba, tirando del pequeño quien fue incapaz de resistirse al agarre.

Con el niño en su poder y a una distancia parcial del castaño el anciano dio una nueva mirada al asustado niño, observándolo más detenidamente, contemplando cada una de su facciones, sintiendo como el pánico provocaba movimientos involuntarios en el niño, espasmos de miedo ante la nula resistencia que podía ofrecer a ese violento anciano que le había secuestrado, controlando como podía el llanto en su interior para no enojarle más. Mientras Albert pensaba y el resto observaba.

- Y pensar que hoy tenía que salir sin mi petaca maldita sea, realmente necesito un trago.

- (Furioso) Suelte al niño.

- ¿Para qué? ¿Para que corra a tus brazos a llorar porque un anciano le miro feo? Solo déjame comprobar algo y libero a tu bebito.

- ¿Acaso consigues algo molestando al primer niño inocente que encuentras? ¿Qué no tienes un mínimo de decencia?

- Ni la decencia, el orgullo o las buenas acciones ponen comida en mi mesa niño, así que no vengas con tu moralismo barato que solo sirve para libros de autoayuda y para estafar gente estúpida.

- S..Señor, ya déjeme ir... p..por favor, m..me hace da..año.

Las palabras del muchacho peliblanco provocaron que los fríos ojos de Albert se posasen nuevamente en él, aquella vista sentía que le hacía daño, como un cazador quien ya había fijado su presa y solo necesitaba hacer el movimiento final, pero este puso finalmente una emoción en su mirada... asco.

- (Voz baja) Solo tenías un trabajo Lynn, y pensar que me sentí ofendido de que no le llamase Albert.

Su voz fue lo suficientemente baja para ser confundida con un suspiro o un susurro al punto que el tembloroso pequeño fue incapaz de captar dicho mensaje quien, para gusto del mismo fue empujado en dirección hacia el molesto profesor quien alcanzo a sostener al pequeño de caer debido a la fuerza con la que este fue lanzado por el anciano.

- No eres más que una vergüenza si eres así de cobarde - Su tono no fue el mejor, fueron palabras secas escupidas con asco ante un niño que no era capaz de entender lo que ocurría, solo era capaz de sentir el odio del anciano e intentar encogerse lo más posible, lo suficiente para desaparecer, solo para enfadar nuevamente al anciano - ¡¿Qué no puedes afrontar tus malditos problemas?!

- ¡Ya deje de gritarle, es solo un niño!

- ¡Por culpa de gente como tú es que existen enanos como este, así que cállate! - Con cada grito Lincoln solo aumentaba su refugio en los brazos de Ethan, quien solo le envolvía como si desease ocultarle del anciano - ¡¿Y donde se fue tu valor de recién?! ¡¿Qué no ibas a golpearme para defender a ese sujeto?!

- Snif

- ¡¿Es que solo sabes ocultarte y llorar?! 

- Snif

- ¡Di algo maldita sea! ¡Insúltame, grítame, golpéame, cualquier basura de esa clase pero deja ya de llorar!

- Snif

- ¡Ya bast...

-Crack-

- ¿Eh?

Para Lincoln el mundo se volvió blanco, podía ver como todo su entorno estaba paralizado, como si solo existiese el en ese mundo infinito mientras todos y todo su entorno pasaba a otro plano, ante él solo figuras que se encontraban estáticas, en silencio, como si fuesen figuras de hielo, tan hermosas como frágiles rodeándolo, mientras dos de estas se elevaban junto a él.

- Lincoln ¿No entiendes que solo sirves para causar daño a quienes intentan acercarte?

Era esa sombra, aquella que le perseguía en sus más oscuras pesadillas, aquel recuerdo de aquello que había dejado atrás, aquella presencia que era su más profundo miedo encarnado, la silueta de su padre quien con una sonrisa le observaba.

- ¿No te basto conmigo como para que le hagas daño a ese pobre tipo que solo te dio buenos momentos? ¿O esa es tu retorcida forma de amar?

- ¿D..De que hablas?

- Eres más listo que eso pequeño, sabes bien a lo que me refiero.

- N..No...

- Vamos, levanta la mirada, es algo que no te querrás perder...

- N..No...

- Se que te encantara hijo ¿O acaso ese anciano tiene la razón?

- ¡N..No...!

- ¿Así que es eso no? Eres solo un cobarde.

- ¡N..No!

- ¡¿No quieres aceptarlo o simplemente eres un cobarde que huye en cuanto las cosas parecen ponerse difíciles?!

- ¡No!

- ¡¿Tanto miedo te dio ese McBride?! ¡¿Tanto pánico le tiene a que te abandone Jayden?! ¡¿Tanto pavor le tienes a que tus amigos vuelvan a burlarse de ti?! ¡¿Tanto horror le tienes a que tu profesor se olvide de ti al saber lo que provocas?! ¡¿De verdad puedes llegar a ser tan patético?!

- ¡¡NO!!

- ¡¡ENTONCES MIRA, YA!!

Como si su cabeza hubiese perdido su propio control esta siguió la instrucción de aquella sombra, por más que luchaba contra ello, intentaba detener su cuello o cerrar sus ojos todo era imposible, su visión no le obedecía y le obligaba a presenciar aquel acto, aquello por lo que no estaba preparado y no quería presenciar, aquello que a lo que él debería estar destinado, no aquel que le brindo una mano en su solitaria y penosa existencia.

Podía ver como el rostro de aquel que podía llamar un ser querido de verdad era impactado con total brutalidad por aquella bestia que tuvo el terror de conocer, como su rostro se comenzaba a impulsar por el contacto de aquel nudillo, como un sonido similar al vidrío roto empezaba a llenar el ambiente y el cálido lugar que antes le protegía se rompía mientras los brazos que le rodeaban comenzaban a abandonarle.

Como su ser querido resultaba lastimado solo por intentar estar con él.

Tal como el hombre que alguna vez se hizo llamar su papá.

- (Riendo de forma maniática) ¡Te dije que te iba a encantar!

-Crack-

El golpe había sido preciso, el impacto concretado y el cuerpo del adulto impulsado como si fuese un mero objeto por la potencia de este, en el enfado del anciano se dejo llevar por su cólera y ataco con todo, quería borrar ese símbolo de debilidad, aquella muestra de un pasado mejor que ya no existía, dejar todo atrás como tuvo que hacerlo una vez antes cuando las cosas tenían sentido y propósito, antes de dejar que le convirtieran en aquella aberración que era, en esa entidad que solo vivía en búsqueda de morir.

Pero el dolor de su mano le recordaba que estaba allí, que su tiempo aún no llegaba y aquel emblema de su sufrimiento intacto, todo por un desconocido quien se antepuso al punto de gastar su cuerpo como escudo, provocando en el proceso que su brazo se dislocara y de su mano se fracturara, conocía lo que era el dolor y por esa sensación no necesitaba de un costoso estudio para saberlo, tanto como no necesitaba saber que aquel escudo humano se había llevado la peor parte.

Los sonidos de los gritos y algunos pasos se hicieron notar al instante pero eso no le importaba pues su presa finalmente estaba libre y si ya había llegado tan lejos tendría que acabar el trabajo de una vez, enfocándose en el expuesto muchacho quien para su sorpresa miraba estoico a su acompañante, sin llorar, sin tiritar, sin quejarse, solo miraba dándole la espalda, posiblemente en shock.

Por un instante pensó si las cosas hubiesen sido diferentes, si aquellos eventos de aquel distante pasado no hubiesen ocurrido, si su vida no se hubiese ido al demonio, quizás estarían juntos en esa cafetería, comiendo después de escaparse de un asilo de ancianos mientras disputaban un encuentro de eructos y reían, pero la vida no fue tan amable con ninguno y encontrarse con aquel bebé después de tanto solo se lo recordaba, por eso tendría que hacerse cargo nuevamente, para poder olvidar todo de una vez.

Y con ello dio un paso.

Cerrando aquella distancia que le alejaba del patético pecoso en que se había convertido su nieto.

- Si ni siquiera con eso eres capaz de responder, supongo que eres incluso peor que tus padres juntos ¿Crees que la vida solo te dejará ser feliz porque si? No chico, así no funcionan las cosas, aunque dudo que alguien quien convivio con un cobarde de primera pueda entenderlo ¿Aunque al final también te desecho verdad? ¿Está con ella... verdad?


- Lynn ¿Esto es una broma verdad?

- N..No Albert, no lo es, así que sal de una vez.

- Chico, vamos, es suficiente con no poder ver a las chicas por culpa de esa... esa...

- Ella tiene nombre Albert, ella... ella...

- ¿Cómo puedes defenderla después de todo lo que ha hecho? ¿Cómo puedes permitirle controlarte de esa forma?

- Por favor, no lo hagas más difícil y vete si no quieres que llame a la policía.

 - (Desesperado) Lynn, por favor, cuando Lori murió solo me quedaban mis nietas, por culpa de Rita solo me quedo Lincoln... - Espesas lágrimas empiezan a recorrer sus avejentadas mejillas - Por favor, no me quites lo único que me queda.

- Un padre se queda siempre con sus hijos... y seguiré tu consejo hasta el final, lo siento Albert.

Con aquella hoja de papel que certificaba su destino, aquello que le quito lo poco que le quedaba en ese momento, tal como su propia hija se lo había hecho en el pasado, ahora su yerno se lo había hecho a él, aquella hoja cayo a los pies del anciano mientras Lynn cerraba la puerta, sabiendo que el anciano no podría abrirla más.


- La gente cobarde no logra nada para ellos mismos, solo logran dañar a los demás para conseguir una falsa estabilidad tal como tú lo estás haciendo ahora muchacho ¡Y no voy a permitir que mi propia sangre haga algo tan asqueroso como eso!

- ¡Cállate ya!

En un estado totalmente descontrolado el pequeño se lanzo contra el anciano, algo que por más que lo sorprendió por el repentino grito vio como el muchacho se abalanzaba nuevamente hacía él, solo que esta vez no con una expresión de pánico, sino con una de furia total.

Para el anciano ver como ese rostro de lastima cambiaba a uno más acertado le dio una extraña sensación de felicidad, los golpes que soltaba el muchacho eran torpes y carentes de fuerza, probablemente haciéndose más daño a si mismo por la torpeza con la que le golpeaba, era evidente que jamás en su vida había entrado en una pelea. Pero eso era algo que podría arreglar en ese preciso momento.

- ¡Si quieres que me calle me vas a tener que obligar maldito mocoso!

- ¡¡MUERETE!!

- ¡¡POR FIN ACTUAS COMO UN HOMBRE!!

Con su estado de animo mejorando a un ritmo que no había sentido en años el anciano esbozo una enorme sonrisa en su rostro mientras seguía resistiendo el intento de ataque del muchacho preparando su brazo en buen estado para hacerle frente a aquella bestia que acababa de crear y de la que si se podría sentir orgulloso, adrenalina que fue interrumpida por el fuerte agarre del recién llegado policía.

- ¡Quédate quieto anciano!

- ¡Suéltame ya!

El refuerzo del policía en ese momento tuvo que intervenir para lograr reducir al corpulento anciano quien se esforzaba de una forma insana por desprenderse de ambos sujetos y poder empezar realmente el combate con su, finalmente aceptado, nieto.

Lincoln por su parte era contenido por un malherido Ethan a quien le escurría un poco de sangre desde su labio partido con una marca considerablemente negra en su mejilla, quien pese al dolor y el mareo se esforzaba por abrazar y contener al descontrolado niño a quien no parecía querer acabar con el castigo hacía el anciano, quien al notar la escena... solo podía reír.

- ¡Así es como nos entendemos realmente los Smiths chico, realmente lo tenías en tu sangre jajaja! ¡¡Realmente eres mi nieto!! ¡¡JAJAJA!!

- ¡¡Cállate!!

- (Con dificultad) Lincoln, cálmate por favor, y..ya todo paso.

- ¡Suélteme, suélteme ya, lo voy a matar!

- ¡Lincoln por favor, cálmate!

- ¡Suéltame!

- ¡Ah!

En aquel impulso de furia y solo para liberarse Lincoln termino por morder la mano de Ethan en un intento de que este aflojase el abrazo con el que le tenía retenido, cosa que para suerte del peliblanco si funciono logrando retirarse el brazo del cuello, pero el grito de Ethan provoco un segundo impacto en su mente, el doloroso grito de su maestro termino por detener su cuerpo el tiempo suficiente para que su mente reaccionase y pensase en lo que acababa de hacer, el acababa de morder la mano de su maestro, de la persona más cercana a un ser que amaba profundamente como familia ¿Y por que razón? Para seguir golpeando a un anciano salido de la nada que solo hablaba incoherencias.

Su cuerpo al notar eso se relajo y con horror giro su cabeza solo para ver ser capaz de contemplar el estado en el que se encontraba el adulto y notar sus heridas tanto en el rostro como en su mano, pero sobre todo notando aquella mirada confundida y dolida con la que le observaba.

- Y..Yo... yo.. y..yo..

Eso fue suficiente para él.

Todo lo que supo después, es que había oscuridad.


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