18 h 36 m 56.3364 s

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Demonio,

No sé qué día es. No sé cuánto tiempo ha pasado. Todos los días son igual. No estoy seguro ni siquiera de que haya pasado uno. No hay cielo. No hay estrellas. Es una tierra extraña. No quería hablarte de eso. No. No. No los cuervos no me hacen caso a mí. Tus diablitos. Los cuervos. Te comen. Picotean tus brazos. No sangras. Te quitan piel. Esta te regresa. No duele. Mi punto. Sí. Eso. Van veinte veces que te escribo. Van veinte veces que tus cuervos no se llevan mis escritos. Pues bien. Aquí va el intento veintiuno. No sé desde cuando me escribes. Recién supe que lo hacías. Uno de tus diablos no dejaba de picotear algo en la jaula. Creí que se estaba peleando con otro de los cuervos. A veces lo hacen. No sé si yo tengo la culpa. Hay un par que no tiene un ojo. No fui yo. Me asomé. El cuervo picoteaba. El otro no hacía mucho. Luego vi las plumas por doquier. No había tanta sangre. Esperaba más porque ya le había arrancado la cabeza. Estaba sacándole cosas. Carne. Me acerqué un poco más. No era otro cuervo. Era más pequeño. Un urraco. Tu diablito dejó de moverse cuando me tenía cerca. Saben que no soy tú. Pero tengo tu cuerpo. Te ven. A veces te tienen respeto. Al menos ese diablito lo tuvo por un segundo. Suficiente para notar que el urraco masacrado traía un papel. Estaba roto. Manchado. Pero era suficiente. Una carta firmada por un Lautaro Falso. Sigues vivo. Mi pez también. Para nosotros. Nina es un monstruo. Creo que las cosas van bien. Mejor de lo que me hubiera ido a mí.


-Lautaro.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro