Faltar dos veces

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-Este departamento es muy amplio, no lo imaginé así – Leorio está asombrado.

Kurapika y el emisor arribaron hace un par de horas a su destino, sin embargo, fueron detenidos en la aduana para una revisión, esto sucedía con todos los que no eran resientes de Saherta. El control, específicamente en esta parte, es bastante estricto. A pesar de mostrar sus credenciales de cazador, fueron retenidos para inspección. Acabada la exploración y el papeleo pertinente lograron salir a las constipadas calles de la ciudad. No costó mucho trabajo ubicar el departamento que ocuparían.

//

-¿La bebé está dormida? – Kurapika asintió con Woble en brazos.

 -Tenemos que comprar una cuna y un corral, no sé, distintas cosas para bebé -propuso el cazador más alto.

El rubio se encoge de hombros, el mayor parpadea extrañado al observarlo -¿No te molesta que Woble debiera venir con nosotros?

Leorio enarca ambas cejas, su ceño se frunció, por último, sus ojos se volvieron rendija -¿Piensas que la dulce Woble podría ser molesta para mí?

El rubio se alza de hombros -Ella está aquí porque es mi responsabilidad – el rubio baja la cabeza, quién sabe qué le ocurriría al rubio de un segundo a otro, el emisor está ahora demasiado preocupado -Leorio, no planeo conseguir familia adoptiva para ella, yo... - la voz del rubio se rehúsa a salir de su garganta, carraspea levemente para continuar la charla, sin embargo, está atascado y todo queda en un intento fallido.

Quizá, Leorio presentía que esto sucedería, entonces, responde con comprensión -No te preocupes, estoy de acuerdo con que se quede contigo, quiero decir, con ambos. Si me lo preguntas, no creí que tuvieras corazón para dejarla ir.

El rubio eleva la cara y se vuelve hacia el más alto, ejerciendo contacto visual dice lo siguiente -¿Estás seguro de lo que dices? ¿No habría problema si debiera encargarme de ella por largo tiempo?

El mayor se cruza de brazos -Necesita una familia, podemos darle un hogar a la pequeña princesa. No soy de la realeza, pero me baño muy seguido y soy muy gracioso, se divertirá conmigo por horas, además, adoro verte cuidarla.

El rostro de Kurapika se tiñó totalmente de rojo, ahora parece un tomate, sus brazos protegen enérgicamente a la pequeña niña -¿Crees que haya muebles en las habitaciones? – lanzó una pregunta fuera del tema actual, cosa que abrumó al emisor, sin embargo, estos actos son frecuentes en Kurapika, debería estar más que acostumbrado a ir de un tema a otro sin régimen alguno.

-No tengo idea. Comprobémoslo – dijo caminando hacia la puerta más cercana, cuando la puerta se abrió, chirrió casi como un gato hambriento. El mayor anota mentalmente que habrá que engrasar las bisagras, ahora, sus ojos exploran el interior -Hay una cama, una mesa de noche y un perchero – anuncia alegremente.

El rubio aparece detrás de Leorio, con un gesto, le pide que se mueva hacia un lado, el mayor le da la oportunidad de entrar.

Kurapika toma dos almohadas que están colocadas sobre la cabecera de la cama, acuesta a Woble del lado izquierdo del colchón, que es el contiguo a la pared, por el otro lado, coloca las almohadas, construyendo con ellas una pequeña muralla.

-Esto podría bastar – dice mientras la bebé babea ligeramente uno de los dos cabezales cuando su pequeña boca se abre.

-Eso sí que se ve seguro – el mayor sonríe -si continúa dormida por vario rato, tendremos la oportunidad de desempacar nuestro equipaje.

-Es exactamente lo que pretendía – el Kurta asevera saliendo de la habitación -Deja la puerta abierta para escuchar cuando despierte – Leorio asiente por detrás.

Después de haber desempacado todas las pertenencias de las maletas, el más alto de los dos se acerca a Kurapika, se detuvo a unos treinta centímetros al frente, el Kurta alza una tímida mirada con la que confronta a su pareja.

-¿Algo qué decir? – habló un poco nervioso.

-¿Hablar? – Leorio da un último paso, la distancia se cerró entre ellos por completo. Sus manos se deslizan por los costados de la cintura del rubio, ajustándose ahí -Lo último que deseo ahora es hablar – Kurapika abrió la boca para responder, sin embargo, Leorio aprovechó esa brecha para asestar un beso bastante húmedo, de hecho, inmediatamente introdujo su propia lengua adentro de la cavidad bucal del rubio.

El rubio gimió en respuesta al repentino acercamiento del otro. Las manos del rubio se cierran en la parte alta de los brazos del azabache, con un poco de turbación, incluso la fuerza amaina ligeramente.

Leorio rompe el beso bruscamente, pasa una de sus manos por su cabello, con algo de exasperación. Un fervor intenso sube con incomodidad por sus hombros, recorriéndose tal sensación hasta la parte alta de su espalda, la presión de las manos del rubio en sus brazos originó este cosquilleo.

El aliento del kurta se volvió un fuerte y hondo suspiro. Al separarse un poco, los dos adolescentes se miran con asombro, inmersos uno en el otro. Por un segundo, el emisor se sintió sorprendido, el rubio no se opuso esta vez al contacto físico.

Hasta hace poco, cada acercamiento que el azabache intentó fue repelido por el rubio de una u otra manera. Esta vez, es diferente.

-¿Somos novios verdad? – preguntó con una voz melódica.

El rubio se mordió el labio inferior, Leorio es testigo de esto y no está seguro de su significado, ¿Es una mueca de disgusto? ¿Está intentando no soltar una risa? ¿Qué podrá ser?

Pasado un corto tiempo, el rubio relaja su gesticulación – Si– de alguna forma, la mirada del rubio es más profunda, un repentino escalofrío recorre el cuerpo entero del pelinegro.

-¿Entonces, podemos hacer este tipo de cosas todos los días? – cuestiona con inconfundible lascivia entallada en cada una de sus fibras. El rubio estaba dispuesto a darle una respuesta, pero, Leorio hace una petición -no respondas verbalmente, hay distintas maneras de responder un cuestionamiento como ese.

Kurapika frunce el ceño -¿Cómo? – preguntó, aunque, más que un cuestionamiento, enfatizó lo anterior como un desafío.

-Me alegra que lo preguntes – Leorio sorprendió a Kurapika cargándolo de repente, el rubio se sintió impotente al ser tomado por sorpresa, se aferró al musculoso cuerpo del emisor ayudándose de sus piernas y brazos.

-Mejor bájame, esto es demasiado incómodo – el rubio pide, aunque, de hecho, está aferrado al mayor. Por otra parte, puede jurar que su cara está absolutamente colorada.

Leorio sonríe traviesamente -Como tú digas – en ese momento, avanzó descontroladamente hacia adelante, el azabache se derrumba sobre el sillón, Kurapika ha quedado debajo de él.

Una intensa guerra de miradas ocurre ahora mismo, el cuerpo del más grande apisona el del menor, y, al parecer, Leorio no pretende moverse todavía.

-Nunca habíamos probado esta posición, me agrada la linda vista – el mayor corre sus manos por debajo de la camisa del rubio. Kurapika jadeó en cuanto sintió el frío de Leorio en contacto con su piel. El azabache suelta una risita al escucharlo quedarse sin suficiente aire -Nunca había sentido algo así en mis partes bajas.

-El rubio sisea y se abochorna aún más - Y qué esperabas, no soy de goma para no reaccionar – dice en defensa propia.

-Me gusta provocar reacciones así - dice atrapando los labios del menor. Por otro lado, sus manos, que todavía se encontraban debajo de la camisa de vestir del rubio, exploran por la parte de las costillas, acarician y aprietan con suavidad.

Kurapika se estremece sintiendo las manos del estudiante moverse cada vez más hacia arriba, en un abrir y cerrar de ojos, Leorio alcanza la parte del pecho. Un cosquilleo placentero recorre en específico este lugar, incluso, el rubio comienza a sentir un ligero calambre detrás del cuello.

-Quiero sacarte esto – gime el mayor refiriéndose a la camisa. Murmuró las palabras sobre los labios del menor, pasado un tiempo muy corto, el rubio intenta apartar a Leorio. La insistencia de Kurapika es tanta que el mayor se retira, los ojos cafés miran al menor como si estuviese cuestionando alguna cosa, tal vez, ha hecho algo inadecuado. Desearía saber qué es.

El rubio suelta un suspiro -Woble despertó, es mejor si dejas mi camisa en su lugar.

Ambos parpadean al mismo tiempo notando que Leorio ya llevaba dos botones desprendidos.

-oh, si, lo siento, me dejé llevar – mueve una mano hacia su cabeza apenado, sonríe ligeramente con la intención de disipar su desvergüenza.

Leorio se incorpora primero para dejar espacio libre. Kurapika lo hace después, se sienta sobre el sofá, dedica un tiempo para abotonar su camisa.

Honestamente, los ojos de Leorio bajaron sin ambición hacia la erección frustrada de su pareja, probablemente, podría necesitar unos minutos para controlarla -Yo reviso a la niña -ofrece con amabilidad.

El azabache avanzó rápido, incluso no esperó por una respuesta. Kurapika simplemente lo vio irse a paso veloz.

Leorio tomó a Woble antes de que pudiera acercarse más a la orilla de la cama. Gira hacia la puerta y observa entrar al rubio cinco minutos más tarde -Ella está bien, sólo mírala – expresa el mayor -aunque, parece tener hambre, ¿puedo darle una de esas papillas de manzana que compré? – cuestiona animosamente.

-Si puedes – en eso, el mayor salió disparado hacia la cocina.

En la cocina, el más grande trata de abrir el frasco de la papilla con una mano, con el brazo restante, mantiene a flote a la bebé. Kurapika se reúne con él - Si te lo dije, ¿no? ¿estas papillas son las que recomendaba el pediatra de mi antigua facultad. Aparentemente, contienen una mejor calidad de nutrientes para los pequeños.

El kurta le brinda una cuchara plástica al mayor. Ambos sonríen al mismo tiempo con júbilo.

//

Dos días después, el azabache tuvo que incorporarse a las clases. La carga académica es de lo más pesada. Como llegaron a mitad de semestre, el pelinegro se verá obligado a alcanzar el nivel académico obtenido por el resto de los alumnos del grupo, cosa pesada, más no imposible. Han pasado tres semanas a partir de eso, y al estudiante todavía le restan varios proyectos por presentar.

-Si necesitas más ayuda con esos cuestionarios, podemos ir a mi casa después de clases para terminar – ofrece atentamente una de las compañeras -Kamel es muy buena en esto, podría pedirle que nos acompañe para que nos ayude.

El mayor se siente avergonzado, ha estado dependiendo de Melany desde el primer día. Ella es la presidenta de la clase, es la estudiante más sobresaliente del grupo, en su tiempo libre trabaja como modelo de bikinis. En pocas palabras, es el tipo de chica perfecta.

-Sabes, me da pena aceptar tu apoyo, siento que te he cargado bastante la mano.

Melany sonríe gentil -No tienes por qué sentirte así, es natural que me preocupe por los compañeros, después de todo, soy la presidenta, de cierta manera, tengo la responsabilidad de velar por el grado de nivel académico que obtiene cada uno de los estudiantes. Pero, eso no es todo, te ayudo porque puedo y tengo tiempo disponible, honestamente, si estuviésemos a finales de ciclo, no habríamos encontrado la oportunidad de hacer esto, tanto tú como yo estaríamos muy ocupados.

Leorio aceptó el apoyo, una vez más, incluso, la chica de cabello canela solicitó la intervención de Kamel, al contrario de Melany, Kamel es una chica bastante habladora, es inteligente, también demasiado extrovertida y consentida.

-Entonces, ¿vives con tu pareja y se van a casar próximamente? – Kamel chilla con emoción.

-Si – el mayor se sonroja – ese es nuestro plan a mediano plazo. Sin embargo, como primer objetivo, requiero graduarme de la carrera para que se enorgullezca de mí, saben, mi pareja es demasiado inteligente, quisiera que se sintiera a gusto conmigo cuando tuviésemos que debatir ciertos temas de interés dentro de la relación, el estudio logra el crecimiento en ese aspecto, mi deseo es ser uno de los mejores médicos en el área, por otro lado, este campo resolvería la cuestión económica para ambos, aunque...

-¿Aunque? – interviene Melany

Leorio prosigue -verás, también pretendo ofrecer servicios gratuitos, especialmente para las personas de bajos recursos, de esa manera, tendrían libre acceso a una salud digna, una de las principales causas de mortalidad es la falta de recursos para pagar una consulta o el medicamento necesario para curar ciertas enfermedades.

-Eso es un gesto tan dulce de tu parte, tu novia es muy afortunada, me siento conmovida al escucharte, tus sentimientos son tan compasivos y tiernos, Leorio. Siento un poco de envidia, es una lástima que seas un hombre comprometido -la chica alta de cabello esmeralda hace un puchero.

Melany está de acuerdo con Kamel y agrega lo siguiente -Comparto la opinión de Kamel, es un gesto realmente bondadoso de tu parte. Una pregunta, ¿tu novia trabaja o estudia?

Por un segundo, Leorio se sintió incómodo porque las chicas han dado por hecho que Kurapika es una chica. Sin embargo, cree que no pasaría absolutamente nada si deja este malentendido sin resolver ¿No es algo tan grave o sí?

-Bueno... – el hombre vacila -desde que recuerdo, siempre ha sido autodidacta. Por ahora, simplemente permanece en casa y realiza las tareas domésticas. Juntos hicimos tal acuerdo. Supongo que más adelante querrá conseguir un nuevo empleo.

-Ya veo. Eres sorprendente, te encargas de todo y aún así, te decidiste por una carrera muy complicada, la medicina requiere un doble o triple esfuerzo de nuestra parte – Melany felicitó -Tu chica ha de ser una persona interesante. Me gustaría saber exactamente qué es lo que te atrae de ella, la balanza la siento muy desequilibrada. El detalle es que no cuenta con una preparación académica o parecido.

Leorio decide guardar silencio, no pretendía sentirse raro a causa del comentario de Melany, sin embargo, algo se quebró en el ambiente.

-No digas eso, Melany, ya dijo que era muy inteligente. Por otro lado, de seguro es bastante guapa, no había forma de que Leorio se resistiera a sus encantos.

Melany sonrió de una forma rara al igual que Leorio. La interacción entre los tres estudiantes se heló luego de este comentario, a pesar de haber sido un intento de compensación por el pasado de Melany.

Finalmente, los estudiantes llegaron al departamento de la chica de más baja estatura, Melany. Trabajaron sin distracciones, pasadas una cuantas horas, Kamel y Leorio están solos de momento.

- Hasta aquí termina mi parte. Siento tener que abandonarte, Leorio, pero, tengo una cita. Tú sabes, si no acudo, los chicos que valen la pena escasearán. Tomoty es un buen partido – Kamel exclamó animada.

Leorio sonríe con gentileza –Ubico a Timoty, no puedo decir que no tienes razón, parece ser un sujeto confiable.

-¿Verdad que sí? - espeta más alegre que antes. El cazador asiente con la cabeza, justo Melany regresa a la alcoba.

-Parecen muy animados, ¿me perdí de algo? – cuestiona colocando una tetera con infusión de hierbas silvestres de Alpes sobre la mesa de trabajo.

-Es Kamel, debe irse ya – contesta el adolescente de cabello oscuro.

-Es tarde, te perderás de la cita si no partes ahora mismo – al parecer, Melany estaba enterada de la cita de su compañera. No resultó extraño para Leorio, al fin y al cabo, tiene entendido que más que compañeras de clase, estas dos chicas, son amigas.

Tanto Leorio como Melany se despiden de Kamel. Antes de continuar con los cuestionarios, Melany sirve una taza de té para Leorio y una para ella. Además del té, la chica trajo bocadillos dulces de leche quemada, chocolates amargos y trufas de coco.

Leorio come algunos dulces, agradece la atención de su compañera. Con el estómago repleto de azúcar, llega el momento de continuar.

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Pasadas las once de la noche, Leorio está llegando a casa. Abre la puerta y nota todo en aparente calma, muy silencioso para su tranquilidad.

Pasa a la habitación de Kurapika y observa primero la cuna de Woble con ella completamente dormida. Sonríe contemplando rápidamente el rostro complacido y sereno de la princesa.

-Oye ¿cómo te sientes? – pregunta moviendo ligeramente a Kurapika que se encuentra dormido en su cama.

El rubio abre los ojos de golpe, aun adormilado mira a Leorio, estuvo por responder, pero antes se atravesó un bostezo gigante, el rubio masajea la parte posterior de su cuello -Estoy bien, es descanso me ha ayudado a sentirme mejor – el rubio se sienta en la cama -No deberías estar cerca, te contagiaremos si no mantienes tu distancia. Un resfriado no sería bueno durante los exámenes mensuales que están por venir.

Leorio traga duro al escuchar al rubio. Por alguna razón, la preocupación genuina de Kurapika lo conmueve a tal grado de sentirse mal.

-No importa si enfermo, necesito permanecer cerca de las dos personas que más quiero en el universo, ¿Sabes que te adoro, cierto? – la voz de Leorio resonó más rota que cariñosa. El rubio ladea la cabeza hacia un lado, con curiosidad y duda.

Ahora, el kurta sonríe con ternura -Aun así, te esfuerzas demasiado, me sentiría mal de verte enfermo y sin la oportunidad de tomar un descanso debido a las exigencias de la escuela.

-Nah, te digo que no me importa.

Leorio abrazó emocionalmente a Kurapika, el rubio hunde su nariz en la clavícula del mayor, disfrutando el aroma del emisor así como de este gesto protector.

-¿Cansado?

-Algo así. Sólo deseaba llegar lo antes posible para verte. Me alegra que la fiebre haya desaparecido. Pronto mejorarás y Woble. Cuando estén cien por ciento recuperados, los llevaré a comer un gran helado de rosas y chocolate blanco -propone Leorio muy entusiasta.

Kurapika aceptó la invitación mentalmente, a la vez, su cuerpo se aferró más al del mayor para transmitir su asentimiento.

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Antes de regresar al departamento.

La boca de Leorio se trabó como máximo veinte segundos en los labios suaves anteriormente coloreados de un labial tono perla. De repente, reacciona recuperando el completo control de sus cinco sentidos.

-No debí... - murmuró avergonzado, más por sí mismo que por la chica.

-Es la segunda vez que dejas que te bese. Deseas esto de verdad. No tiene nada de malo.

Leorio se incorpora de golpe. De la cama, toma el saco del uniforme que usa para la universidad.

-Tiene todo de malo, yo estoy comprometido. No sé por qué lo hice, no debí ceder de nuevo – dice amargamente, en realidad, está bastante molesto y decepcionado consigo mismo -Estoy cometiendo una estupidez.

La chica se apresuró a moverse para alcanzarlo, ahora lo está abrazando posesivamente por la espalda. En menos de un segundo, el azabache la hace hacia un lado, no fue rudo, pero tampoco la apartó cuidadosamente.

-Tu novia nunca se enteraría de lo ocurrido, eso es lo único que deberías saber. Si nos besamos o hacemos más, todo quedaría guardado solamente entre nosotros.

Leorio se vuelve para encarar a Melany. Niega con la cabeza destempladamente.

-¡No, te equivocas! Las relaciones no funcionan así, ambas partes deben respetarse, deben compartir una confianza mutua. Estoy comportándome como un imbécil, ¡soy un gran idiota! – gruñe.

Melany ladea la cabeza y pestañea lentamente antes de volver a tomar la palabra.

-Insisto, si ella no sabe nada, no tendrás por qué sentirte mal. Todos merecemos vivir la emoción de una aventura de vez en cuando.

Leorio decide no darle más vueltas a la conversación, de hecho, la vez anterior, también tuvieron una especie de charla casi con los mismos contrapuntos.

-Ya me voy, te agradezco lo que hiciste por mí – murmuró, luego agregó - Te ruego que olvidemos esto.

El azabache escupió sus palabras con desagrado. Salió precipitadamente.

Esta es la segunda vez que se deja seducir por aquellos labios. Ella es Melany, la chica de su grupo, la misma que se ha preocupado tanto por él desde que inició su asistencia a clase. Ella lo ha socorrido ante la dificultad y carga excesiva de las materias pendientes, sin embargo, besarla no es parte del estudio, lo sabe a la perfección.

El azabache regresó caminando a casa. Decidió hacerlo así para pensar, en cada paso sentía que el valor para ver al rubio a la cara lo abandonaría por completo antes de abrir la puerta.

¿Cómo es posible que haya hecho algo así?

Probablemente, lo más lamentable para el mismo Leorio fue saber que no le bastó faltar a su compromiso una sola vez.

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