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Jungkook ha ganado en cada competencia, sólo le quedan tres, la misma cantidad que a mí, somos finalistas una vez más, y por ende, tenemos tiempos libres mientras los demás en nuestras categorías se disputan los siguientes puestos.

No hemos dejado de compartir nuestras noches, los días se nos hace imposible, estamos siempre entrenando en lo nuestro, o viendo posibles planes de ataques para los próximos encuentros.

Además, ambos sabemos que sería un caos si se enteran que dos contrincantes están saliendo.

Cómo países, tenemos derecho a ver entrenamientos de nuestros patriotas, lo mismo pasa con él, así que, si notan siquiera que estamos saliendo seguro comenzarán a hablar de una posible filtración de información.

Está noche me invitó a salir, debemos vernos en el estacionamiento dentro de unos minutos, y como él siempre dice me adelantó a mis movimientos, según yo no, creo que siempre estoy en el momento justo.

Últimamente es más tierno conmigo, puede ser que el decir sus sentimientos lo haya hecho ser más libre, tierno, empalagoso y no es que me moleste, de hecho me encanta más así, me encanta de la forma que quiera ser conmigo.

Y no, no le he dicho que le correspondo.

La noches está oscura, las estrellas poco se ven aquí, estoy justo en el punto que me pidió esperar, miro la hora de mi reloj, son las 10:30 en punto.

Escuchó una motocicleta que se detiene a mi espalda, apaga su motor y su voz me hace enchinar completamente mi piel.

— Su carruaje espera mi bella Bell —giro en mis pies, y siento lubricar al verlo tan sensual sobre la motocicleta— ¿Que?, ¿Tan pronto te enamoraste de mí?

— Al menos no fui la primera en caer —me tomó de la cintura para acercarme a él.

— No, ese fui yo —dejo un fugaz beso en mis labios.

Luego de un par de sonrisas acomodo gentilmente el casco negro sobre mi cabeza, acomodo el suyo y una vez listos, manejo hasta nuestro destino.

Me sentía volar, agarrada firme de la cintura de Kook, sintiendo como cortabamos el viento con nuestra velocidad, según yo, es la cita más romántica hasta el momento.

Las olas del mar están calmas, la arena está tibia, estoy sentada de costado en la arena entre las piernas de Jungkook, y siento que no puedo dejar de besarlo, ya queda poco tiempo y no volveré a verlo nunca más en una competencia, quizás, este sea nuestro último encuentro.

— Te amo —acaricio mi mejilla delicadamente— sé que también lo haces Bell, así que… aquí voy

Lo mire con extrañeza, sentí mi cuerpo frío cuando él se alejo de mi, metió sus manos a sus bolsillos y sonrió nervioso.

— Ya dije que iría contigo dónde fuera, y por alguna razón no lo pides y no sé cuál sea, la cosa es, yo no perderé mi esperanza, mi bella Bell —sacó su mano y enredada tenía una cadenita— yo siempre diré que tengo novia hasta que me digas lo contrario —mostró la alianza— dime qué si para que sea oficial.

¿Que se supone que me está pidiendo?, ¿Tener una relación a distancia y vestir santos hasta morir? ¿O que mi corazón le pertenece siempre aunque luego encuentre a alguien que me haga compañía físicamente?

Trague pesado sin poder contestar, ví como empuño el anillo en su mano y dudativo volvió a guardarlo en su bolsillo.

— Jungkook…

— Olvídalo, creo que me equivoqué en leer tus movimientos —sonrió adolorido— Woo, no pensé que pasaría así.

— No te he dado una respuesta.

— No es necesario, Ara, en serio —volvió acercarme a él— déjame disfrutar de lo que nos queda —su voz salió en un hilo, busqué su rostro que estaba siendo escondido en mi hombro.

— Oye, ¿Por qué?

— Siento que te pierdo —volvió a mirarme— no te he pedido que te quedes conmigo por qué no puedo ser egoísta y tengo muy en claro que el Vóley es tu vida, pero pídeme que me vaya contigo, para mí esto era solo algo en lo que me distraía, lo habría dejado hace mucho pero la necesidad de verte me llevó a quedarme, así que dime qué deje todo por ti y lo haré.

— No puedo arruinar tu vida Jungkook, que harás en mi país, yo no lo soy todo.

— Para mí sí, para mí eres todo lo que necesito, buscaré un trabajo, tengo mucho dinero ahorrado por los premios de las competencias, he trabajado mucho como para levantar un negocio.

— Aquí puedes estudiar, puedes ser tú, no sacrifiquen tu vida por mí —me miró con dolor.

¿Tanto era su amor por mi que quería dejar todo?

— Deberíamos irnos al hotel —terminó diciendo.

Desde que nació Yohan mi foco cambió completamente, y al igual que Jungkook comencé a asistir a los torneos solo para verlo. El Voley ya no ocupaba el primer lugar en mi vida, ahora lo eran ellos.

Le habría pedido que se quedara conmigo, que dejara todo, pero, hay cosas de las que él no puede enterarse nunca.

Nos bajamos de la moto que estacionó frente al hotel, caminamos en silencio y con lentitud, entramos al vestíbulo y quise decirle todo, era el momento y yo tampoco creo poder vivir sin volver a verlo.

— Jungkook —lo detuve frente a mí.

— ¡Aranza! —se escuchó por todo el lugar, era mi entrenador y se oía bastante molesto, al parecer, nos descubrieron porque viene hecho una furia junto a JungSan y el entrenador Lee, encargado de Jeon.

— Entrenador

— ¿dónde te habías metido? ¿Por qué no estabas en tu cuarto?

— Salí a tomar aire.

— ¿A esta hora? ¿Y con él? sabes lo que dirán si los llegan a ver juntos.

— No hacíamos nada malo —dijo Kook y el entrenador azotó en mi pecho unas cuantas fotos de nosotros juntos.

Sip, ya se enteraron.

— ¿Es él? —lo mire asustada— Contestame ¿es él?

— Entrenador, ¿podemos hablar en otro lugar, solos?

— Estúpida mocosa, ¿te cuidaste al menos esta vez? —gritaba eufórico, y antes que dijera lo que fuera se acerque para llevármelo.

Pero no conté con que su impotencia explotará tanto que llegara a golpearme, dando una fuerte bofetada en mi mejilla.

Lo siguiente que ví, fue a Jeon tomar del entrenador de su pecho, amenazante, el señor Lee se interpuso entre ellos o eso intento, pero Kook era un muro, su cuerpo ni se movía aunque lo estuvieran jalando.

— Se atreve a tocarle un solo cabello, nuevamente y el campeón de Taekwondo le dará una paliza.

— Podría descalificarte por esto —respondió él

— ¿Y cree que me importa? No vuelva a tocar a Aranza —lo empujó logrando tirar su cuerpo al piso.

A pesar de los llamados y las amenazas de ambos entrenadores Jungkook guío mis pasos con su mano sostenida con fuerza a la mía, hasta que me dejó en la puerta de mi habitación.

— Entra y no abras la puerta hasta mañana —quiso alejarse pero apreté con fuerza el agarre.

— Te amo —dije y levanté mi mirada a él, que al instante giró a verme— quédate conmigo, Jungkook

— Claro que sí —respondió acercándose y besando mis labios, su cuerpo se alivio, ya no estaba tenso como hace unos instantes, sonreía en el beso y su tacto fue delicado a mi cuerpo— Sí, mi bella Bell.

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