Capítulo 2: La cena

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Capítulo 2: La cena


Natalie

Desde que llegué a casa de Roy para nuestra cena, me he sentido muy... feliz. Me ha contado que se está tomando un descanso de su trabajo y que no es muy fácil que le den papeles en películas o series, así que planea quedarse aquí en la ciudad.

Por mi parte le he hablado sobre cómo me va con mi trabajo en la revista y lo sola que me he sentido a veces. Y me dijo que compartía el sentimiento, porque hay días en los que también se siente así.

También comprobé que me sigue pareciendo atractivo y que está en mucho mejor estado físico que mi ex esposo. El pensamiento me saca una sonrisa.

– ¿En qué estás pensando que sonríes así? –Pregunta con curiosidad

–Llegué a la conclusión de que estás en mejor estado físico que Joseph. –Digo llevando mi copa de vino a mis labios.

A lo mejor han influido las dos copas de vino que he tomado a que se me afloje un poco la lengua.

–Lo tomaré como un cumplido.

–Lo es. No quiero parecer superficial, pero Joseph nunca fue de ejercitarse mucho, incluso yo lo invitaba a mis clases de yoga, pero nunca le interesó.

–Otro motivo más para llamarlo imbécil, si me invitaras a mí no dudaría en aceptar una oferta como esa.

Mi mente enseguida empieza a imaginar su cuerpo sobre el mío en diferentes posiciones y la verdad no me parece tan mala idea. Aunque muchas personas me puedan considerar mayor, aun me sigo ejercitando y eso me hace sentir más joven de lo que soy.

–Lo pensaré. –Es la única respuesta que le doy

– ¿Quieres más? –Pregunta señalando la botella

–No, seguro si sigo bebiendo terminaré ebria, pero gracias de todas formas. –Examino mi plato y me llevo un trozo de carne a la boca.

Me sorprendió que Roy se acordara de cual era mi plato favorito y eso de alguna manera me emocionó. 

Como ya no pienso beber más vino, me decido por un poco de jugo de naranja.

Nuestra conversación luego se centra en nuestras hijas y tocamos de manera superficial nuestros fracasos amorosos.

– ¿Enserio no has tenido ninguna cita luego de...Joseph?

–De verdad, luego de eso no he vuelto a salir con nadie y supongo que... no sé. Tal vez no llame mucho la atención de hombres.

–No creo que no salgas con nadie por falta de atención de los hombres y estoy seguro de que sí lo haces. Te ves preciosa justo ahora y supongo que así luces todos los días. Aunque no lo supongo, es algo que sé.

– ¿Qué quieres conseguir a cambio de tantos halagos Roy? –Pregunto devolviéndole la sonrisa.

Sí, definitivamente ya bebí demasiado. Sólo espero no vomitarle encima como me enteré que lo hizo Madie con el chico que ahora es su actual novio.

– ¿Acaso no puedo decir lo que pienso? –Me sonríe de manera coqueta y casi siento que retrocedimos en el tiempo.

–Sigues teniendo la misma sonrisa. –Mi comentario provoca que su sonrisa se amplíe un poco más y aparece un hoyuelo.

– ¿Eso es malo?

–No, sólo que al parecer hay algunas cosas que no cambian.

"Cómo nosotros" pienso, afortunadamente no lo digo en voz alta.

–Puedo notarlo.

Seguimos conversando un poco más y se siente bien conversarle sobre mis cosas: mi trabajo, mis hijas, sobre la traición de Joseph y Kate,  y la experiencia de ser abuela. Incluso le muestro algunas imágenes de mis nietos.

En verdad se siente como el reencuentro de dos viejos amigos y me siento muy cómoda a su lado.

Cuando ya siento que es hora de irme, me levanto y le agradezco por la invitación, también le hago saber que me encantaría no perder el contacto con él y esta vez lo invito yo a una cena.

Cada vez que nuestras miradas se cruzaban unos segundos, me sentía como una adolescente de nuevo teniendo una cita con el chico que le gusta, pero también es cierto que bebí bastante vino y eso también me ha afectado un poco. Además él siempre ha sido coqueto por naturaleza y siempre me gustó que fuera así.

–Nat no creo que deberías irte, al menos acompáñame un poco más. ¿Qué te parece ver una película?

–Está bien, puedo quedarme un poco más. –Respondo feliz de saber que le agrada mi compañía. – ¿Sabes? Hace tiempo no me sentía tan bien en compañía de un hombre, ni siquiera cuando estaba casada con Joseph las cosas eran así.

–Cada vez que mencionas su nombre me dan ganas de ir a golpearlo. Por supuesto que no lo haré, pero ganas no me faltan. Él nunca te mereció Nat. Eres demasiado para él. 

–Puede ser, pero yo lo quería y...–Cuando me doy cuenta que quiero llorar me siento avergonzada. Roy no me invitó aquí para que hablara sobre Joseph y siento que lo estoy arruinando.

–Tranquila... –Dice abrazándome con la fuerza necesaria para sentirme reconfortada.

–Lo siento, es sólo que estoy algo sentimental y no sé qué me pasa...

–No tienes que pedir disculpas, te entiendo. Las separaciones no son fáciles.

Decido abrazarlo por más tiempo y ambos nos quedamos en silencio. Me gusta estar entre sus brazos y sentir que de verdad me comprende.

No puedo dejar de hacer comparaciones entre él y Joseph.

¿Cómo no me di cuenta antes de lo mal que estaban las cosas en nuestro matrimonio?

¿Pude haber hecho algo para reparar lo nuestro?

La idea me parece absurda, él prefirió engañarme con mi hermana y quién sabe con cuantas mujeres más. Yo no le importaba, eso lo dejó claro.

Cuando nos separamos del abrazo, Roy se encarga de quitar mis lágrimas con su pulgar. El gesto me pareció delicado y algo íntimo. Tal vez es porque hace años que ningún hombre me tocaba, de ninguna manera cabe recalcar. 

–Gracias. –Es lo único que se me ocurre decir.

– ¿Por qué?

–Por escucharme y haberme invitado, lo he pasado bien.

–No quiero verte triste. Puede que aun estemos volviendo a conocernos, pero sé que a mi Nat le gustaba bailar. Así que eso es lo que haremos.

Me toma una mano y con la otra busca algo en su celular. Aún estoy pensando en que me llamó su Nat y eso no me molestó en absoluto.

Cuando escucho la canción que escogió para que bailáramos sonrío, porque esa canción en específico es una de mis favoritas.

Me gusta esta cercanía y adoro que recuerde las cosas que me gustaban. Nuestro baile consiste en movernos de un lado a otro intentando seguir la canción, algo que me resulta divertido.

Ha conseguido que deje de llorar para hacerme sonreír.

Cuando la canción finaliza nos observamos en silencio unos segundos y eso es lo que demoro en tomar mi siguiente decisión.

Acerco mi rostro al suyo y lo beso, porque sé que si no lo hago me arrepentiré.

El beso es lento y suave. Roy se demora unos segundos en corresponderme el beso, supongo que estaba sorprendido por que tomara la iniciativa teniendo en cuenta que hace unos segundos estaba llorando, pero luego siento como una de sus manos me acerca más a él y profundiza en nuestro beso de una manera deliciosa.

Yo creía que jamás me volvería a sentir de esta manera y aquí estoy con Roy. Seguro mi madre estará feliz cuando se entere. A ella le agradaba Roy durante el corto tiempo que salimos.

Cuando finalmente nos separamos, lo único que se oyen son nuestras respiraciones agitadas por el beso y también puede deberse a la cercanía que aun mantenemos.

–Quédate esta noche conmigo.

No vine preparada para quedarme a dormir fuera de casa, pero lo único que puedo pensar es que quiero descubrir lo que hay entre nosotros dos. Necesito hacerlo, no estoy en edad de quedarme con las dudas.

–Sí, me quedaré. –Respondo nerviosa y emocionada a la vez.

Roy vuelve a sonreírme antes de besarme y sé que he tomado la decisión correcta.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro