Extra San Valentín

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Especial de San Valentín


Roy

Desde que empecé a salir con Nat no puedo negar que he estado de mejor humor, me cuesta explicar con palabras lo que tenemos, pero es lo mejor que me pudo haber pasado.

No vivimos juntos aun, pero algunas noches me voy a quedar a su casa y a veces ella se viene a quedar conmigo.

De a poco me he ido ganando el afecto de sus hijas, la más difícil ha sido Liv, pero era de esperar, ya que tiene diez años, pero me ha invitado a sus recitales de ballet, así que sé que en algún momento me terminará aceptando.

He ayudado a Nat con sus revistas sobre moda y quiero pensar que he aprendido más sobre moda. Como actor hay personas encargadas de mi vestuario y por lo general, suelo usar ropa negra, ya que es más fácil combinarla. Así que recién ahora me he adentrado más a este mundo que le fascina tanto a ella.

Me miro en el espejo de cuerpo entero y creo que estoy listo para ir a buscarla a su casa. La invité a cenar a un restaurant para tener algo más de privacidad y luego dejaré que ella decida lo que quiera que hagamos.

Tenía pensado en ir a un parque de diversiones, pero tal vez seamos mayores para eso, aunque me gusta la idea de que ahora podamos tener todas las citas que no pudimos tener de jóvenes, así que se lo propondré. Tal vez pueda ganar algún peluche para ella como en las películas.

Con esa idea en mente, salgo de casa para subir a mi auto en dirección a la suya.

Y cuando estoy próximo a tocar su puerta, ésta se abre revelando a una de sus hijas, Elena quien ya tiene veintiséis años me observa con una sonrisa.

– ¡Roy! Estoy tan emocionada por todo esto, aunque mamá no se queda atrás. Se está terminando de arreglar con la ayuda de Bella. Así que puedes pasar...papi.

–Creí que ya te había dicho que me llamaras Roy. –Digo divertido entrando a la casa

Elena se encarga de hacerme varias preguntas sobre a donde pienso llevar a Nat, pero lo cierto es que sólo pensé en la idea del restaurant, luego todo quedará en las manos de ella.

–Jamás imaginé que tendría un padrastro, pero la haces muy feliz. Espero que no...

–No le haré daño Elena, tranquila. Jamás podría hacérselo.

–Me alegra escuchar esas palabras, así no tendré que amenazarte pasivo-agresivamente. –Dice Madie llegando hasta donde estamos.

– ¿Tú? Madie, eres adorable. No te imagino amenazando a nadie, te gusta Disney.

–Cómo sea, me alegra que quieras a mamá. –Aunque Madie suena sincera, he notado que aún le cuesta aceptarlo, aunque jamás lo haya dicho.

–Amo a Nat, una de las mejores cosas que me pudo haber pasado ha sido reencontrarme con ella. –Digo algo cohibido de compartir este pensamiento con sus hijas.

–Eso ha sido muy lindo de escuchar. –Dice Natalie apareciendo con Bella tras ella.

Sé que debo de tener una inmensa sonrisa justo ahora, porque me es inevitable no hacerlo cuando la veo. Está preciosa, cómo siempre.

Luce un vestido blanco y acinturado. Se ajusta perfecto a su figura y la hace lucir como una especie de diosa. Soy el hombre más afortunado y ya todos lo saben.

Me levanto de inmediato y la envuelvo en un fuerte abrazo, la escucho reír y luego la dejo en el piso.

–Feliz san Valentín. –La felicito depositándole un breve beso en la mejilla.

Me recuerdo que están sus hijas presentes y no quiero tentar mi suerte por hoy.

–Feliz san Valentín Roy. Te ves muy... bien

– ¿Sólo bien? Por favor mamá, lo puedes hacer mejor que eso. –La molesta Elena.

– ¿Estás lista? –Le pregunto. –Tengo una reserva para nosotros.

–Sí, estoy lista. Bella...

–Sí, estoy a cargo. Aunque ya todas estamos bastantes grandes, mamá. No te preocupes. Disfruta tu salida.

Sus hijas nos acompañan hasta la puerta y una vez que escucho que ésta se cierra, la beso como llevo queriendo hacer desde que la vi.

Nuestras lenguas se enredan al igual que sus manos en mi pelo y sonrío solo por el hecho de estar con ella.

–Creo que ya deberíamos irnos, la reserva... –Dice Natalie cuando nos separamos para tomar un respiro

–Bueno, si quieres podemos celebrar San Valentín de otra forma, no me opongo. –Respondo divertido

–Quiero ir al restaurant y luego quiero más besos. –Dice sonando segura, aunque un leve tono rosado cubre sus mejillas.

–Sus deseos son órdenes. –Respondo tomándola de la mano.


(...)


-Jamás pensé que volvería a celebrar San Valentín otra vez y me alegra haberme equivocado porque este ha sido el mejor de todos. –Dice una vez que el mesero deja nuestros platos de comida en nuestra mesa.

Yo acaricio su mano con la mía y le sonrío en respuesta. Ahora no sé si quiera preguntarle que quiere hacer, porque lo único que quiero es llevarla a mi cama, desnudarla y hacer el amor con ella.

Porque esto desde luego no es sólo sexo y me niego a llamarle así.

–Me alegra que pienses así, porque esto es sólo el comienzo.

– ¿Preparaste más cosas? –Pregunta sonando completamente adorable.

–Sí, aunque depende de ti. Si sigues mirándome de esa manera me obligarás a llevarte a mi dormitorio y no saldremos de ahí en un buen rato.

Río al notar como me golpea levemente el brazo y se sonroja.

–No sé si sea normal sentirme tan feliz, pero lo soy y en parte se debe a ti. Gracias.

–No tienes que agradecer nada, tú me haces sentir el hombre más afortunado de todos Nat. Me alegra que seas feliz.

Ella toma un poco de su jugo de naranja y yo me obligo a empezar a comer para luego decidir qué haremos. Aunque sé que si es a su lado la pasaré bien.

Nos pasamos durante toda la cena observándonos y conversando de vez en cuando de cosas triviales. Casi siento que he vuelto a ser un quinceañero actuando de manera rara frente a la chica que le gusta.

Me siento aliviado cuando al fin nos vamos de ahí y la beso en mitad de la calle con varias personas como espectadores. Me da igual que alguien nos pueda fotografiar.

El beso es intenso y apasionado, como si hace meses que no la hubiera besado, cuando solo han sido unas pocas horas desde eso.

–Creo que en este momento me apetece aceptar tu oferta y que me lleves a tu casa. Quiero que me desnudes. –Dice Nat sonriendo a centímetros de mi rostro

–Trato hecho, sabía que tomarías una buena decisión Nat. Luego podremos tener todas las citas que quieras. –Digo dándole un último beso antes de llevarla a mi auto de la mano.

Seguro lucimos como un par de locos enamorados y así mismo es como me siento por Nat, un loco enamorado.   


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro