Una llamada candente

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Tal vez la "clase de besos" no fue algo desastroso en realidad, pero Leorio y Kurapika decidieron no hablarse durante dos días después de eso, Leorio por su lado, estaba un poco confundido, ya que Kurapika había actuado extraño, no parecía molestarle haberlo besado, sino todo lo contrario, aunque, quizá, estaba sobre pensando los hechos, realmente no lo sabía. Lo que estuvo claro para él, era que haber besado a Kurapika había superado sus expectativas, de hecho, esa noche soñó con una segunda sesión de aprendizaje entre él y el Kurta. Fue una sensación placentera de verdad, al menos hasta que despertó.

Realmente deseaba saber cómo estaría Kurapika, tan sólo restaban dos días para la tan esperada boda, por una parte, se sentía mal porque se casaría, de alguna manera, algo estaba rompiéndose en el fondo de su ser, y lo que empeoraba ahora las cosas, era lo que sabía de Neon, ella le confesó que Kurapika siempre le había resultado atractivo, y que estaba satisfecha de que el rubio la pretendiera a tal punto de molestarse porque Leorio la besó, cosa que en realidad no fue así, Neon fue quien inició ese beso, el cual evidentemente fue un error colosal. Por momentos se preguntaba una cosa: si ese beso jamás hubiese existido en primer lugar, no habrían surgido reclamos ni nada por el estilo, entonces, ¿Neon todavía detestaría a su amigo?

Nunca había imaginado lo mal que se sentiría encariñarse con alguien que jamás le correspondería ¿por qué motivo se enamoró perdidamente de su mejor amigo?

Se había preguntado muchas veces cómo sería besar los labios del rubio, esa enigmática sensación que enloquecía su juicio ahora era una razón más insana, pues deseaba volver a sentir esa sensación reconfortante. La mano izquierda de Kurapika acariciando su cabello con suavidad, la otra acunando su mejilla, fue un complemento aterrador, de todos modos, ¿por qué Kurapika quería que le diera esas clases, si al parecer, dominaba ese arte por sí mismo?

Leorio agita su cabeza, tal vez está engrandeciendo la capacidad de Kurapika, pero ¿qué tiene de malo hacerlo? ¿por qué no debería hacerlo? después de todo, no sucedería nada, absolutamente nada, lamentablemente. Y ese es el problema, siempre ha sido el problema, al menos desde aquella vez que cuidó de él luego de la emboscada con el líder de las arañas, cuando el rubio calló en cama, afiebrado, él se encargó la mayor parte del tiempo de su cuidado, junto a Senritsu, claro, pero, hay un recuerdo claro de esa ocasión, justo cuando la cazadora había ido a corroborar la situación en la familia Nostrade, en ese momento, Kurapika había abierto los ojos, lo había hecho intermitentemente, pero esa vez, en específico, había realizado una petición un tanto inesperada, sin embargo, naturalmente el castaño accedió, en ese gesto encontró un sentimiento que no había notado que estaba comenzando a germinar. Cuando tomó casi por una hora entera la mano del rubio, a petición de él, debido a su delirio, por su puesto, el corazón de Leorio comenzó a sentirse hinchado y nebuloso, a partir de ahí, no fue capaz de comprender ese sentimiento que lo hizo turbarse, sin embargo, hoy sabe a qué se debía.

Leorio suspira.

//

-¿Esto es para mí? – Neon exclama abriendo una cajita pequeña.

-Si, es el anillo de compromiso, deberás usarlo a partir de hoy. – dice Kurapika mostrándole también un sobre.

-¿Y eso, qué es? – la peli azulada pregunta con suma curiosidad.

-Es una carta que me pidió tu padre que te entregara. – Neon asiente y sonríe con ternura, en realidad su comportamiento se ha suavizado, Kurapika puede estar más tranquilo, aunque, por otra parte, no está seguro de que Neon esté actuando realmente, ella ha cambiado de un momento a otro significativamente, de hecho, se ha vuelto más amistosa, los últimos dos días lo ha sorprendido con ciertos detalles, por ejemplo, se había molestado en organizar una comida sorpresa en el jardín, además, ha intentado besarlo de pronto, especialmente cuando está distraído. No ha caído en el jugueteo de la chica todo el tiempo, pero si lo ha hecho. No se siente incómodo en realidad, pero tampoco es algo que le agrade, siendo sincero, preferiría que ella no volviera a hacerlo, ahora teme que las cosas puedan salir de control si ella en realidad se llega a interesar en él de forma genuina, por una parte, echa de menos la Neon que lo repelía y que era antipática con él.

-¿Qué dice? – pregunta Kurapika cuando el rostro de Neon parece haber tomado el color de un papel completamente en blanco.

-Papá desea que esta noche cenemos con algunos de sus amigos, y... – los ojos de Neon continúan abiertos de par en par. – y mira– dice Neon. -deberás pedir mi mano enfrente de ellos. – la voz de Neon desciende unos decibeles.

Kurapika toma el sobre de la mano de Neon. – oh. – sólo respondió así.

Neon cierra los ojos, su personalidad parece la de una aristócrata. -por lo visto tendremos que crear un momento romántico frente a una audiencia ¿has hecho algo como eso alguna vez? 

El rubio niega. -no estoy preparado para hacerlo. – dice con sinceridad.

-Si me lo preguntas, yo tampoco ¿qué deberíamos hacer? además, es esta misma noche, no tengo ni un vestido adecuado para la ocasión, me siento nerviosa. 

-Pero, recuerda que todo es una actuación en favor de ambos. – dice Kurapika, exponiendo un punto fuerte.

-Aún así, me siento extraña con eso, papá debería dejar de hacer esta clase de tonterías tan presurosas. – la chica hincha sus mejillas.

Kurapika no puede estar más de acuerdo con ella, esto es sorprendente, nunca creyó que algo así sucediera en la vida. -de todos modos, no tenemos de otra. – ahora Kurapika piensa.

-Ciertamente. 

-Está bien, debemos practicar alguna especie de actuación, ¿no crees? – propone el rubio.

-Estoy de acuerdo, no podemos simplemente ir con la cabeza en blanco. – ella sonríe. -por cierto, supongo que el conflicto con Leorio se arregló ¿verdad? - Ahora el rostro de Neon acusa al Kurta. -porque... tardaste bastante en regresar el otro día, seguramente han hecho las paces, eso me pone contenta, sabes. 

El rubio recuerda la razón por la que tardó en regresar a la mansión, porque claro, le pidió a Leorio unas patéticas clases de besos. Lo que realmente deseaba, era simplemente hacer contacto con esa persona, cuando pidió orientación en un inicio, lo hizo sin precedentes o sin alguna idea en especial, pero, luego, decidió continuar la petición de la enseñanza para experimentar con Leorio, fue un juego sucio y lo sabe. Kurapika juró que el castaño se negaría a "darle las lecciones", lo cual no fue así. Por el contrario, Leorio y él comenzaron a interactuar, a tal punto de dejarse llevar por la emoción que creció en ese intercambio de roces. La sensación húmeda y caliente, la aprensión que sintió inicialmente al pensar que Leorio se ofendería y se negaría a participar, la sacudida que sentía en su estómago y el corazón en su pecho tan dinámico, todas esas cosas todavía permanecían muy vívidas para él. Es una lástima que haya tenido que usar esa tonta excusa para probar a su amigo. Al final, solamente se quedó con un sentimiento de impotencia y rechazo. Aunque, ¿por qué Leorio no sugeriría parar de pronto si la situación era bochornosa y poco común?

"Clase de besos", qué tontería. Pero, de alguna manera, estaba feliz, porque una de sus más grandes fantasías se había resuelto. Se complicó un poco su existencia, pero nadie excepto él lo sabía.

-¿Kurapika? – dice Neon besándolo de nuevo.

El rubio se cruza de brazos y dirige unos ojos acusatorios hacia la chica. Sin embargo, sólo se resignará, ya no siente el deseo o la necesidad de reclamarle.

-¡Estabas soñando despierto! 

-Estaba pensando qué vamos a hacer. – miente, pero es verdad, deben crear un plan.

Kurapika asimila la petición del mafioso, lo que preocupa al rubio, es la reacción de los otros miembros de la comunidad de la mafia, ya que algunos lo identifican como el guardaespaldas de Light Nostrade, representará un lío el tener que escuchar todo tipo de críticas, tanto positivas como ofensivas. Siendo honesto, no creyó que Light pediría algo como eso.

//

Los sentimientos de Kurapika bien pueden esperar o secarse y volverse de piedra, lo que siente por Leorio es lo más enfermizo que jamás imaginó. Leorio es una gran persona, pero es su amigo, y haberse enamorado no es correcto, no cuando el castaño es un conquistador, él siempre se la pasa hablando sobre chicas. Ciertamente Kurapika no desearía ser una chica para gustarle a Leorio, sería una locura, cometió una equivocación al haberse fijado en él, sentía lástima por él mismo.

Cuando Kurapika vivía en la provincia de Lukso, pasaba mucho tiempo con un niño de nombre Pairo, de alguna manera, Leorio le recordaba a su mejor amigo de la infancia, también sentía que había un lazo especial entre ellos, y de hecho, compartían una similitud, había algo que Kurapika jamás confesaría a nadie más que a él mismo, pero Pairo había sido quizá su primer amor, en realidad, apenas era un niño cuando jugaba con Pairo y pensaba en él como un compañero incondicional, pero en ocasiones, se cuestiona si estuvo enamorado de él, ya que llegó a creer que sí, y lo curioso de todo el asunto, era que probablemente Pairo correspondía a eso.

Nunca pudo corroborar tal cosa, pues cuando volvió a su tierra natal, fue sólo para darse cuenta de que la masacre había sido real y no sólo un invento de los informes extendidos al respecto.

¿Por qué justamente ahora estaba recordando a Pairo?, lo que requiere atención es preparar la entrega del anillo con Neon.

//

Neon jala a Kurapika con insistencia por los corredores de la mansión. Se detienen en una puerta, ambos miran la madera rojiza, sabiendo qué es lo que encontrarán ahí adentro.

-Espera, no debería estar aquí. – dice Kurapika moviéndose hacia un costado, zafando su muñeca de la pequeña mano de la chica.

-¿Qué lugar es mejor para practicar que mi propia habitación? la tuya está muy fea, no me sentiría cómoda ahí. – explica mientras sus manos se colocan inquisitivamente sobre sus caderas.

-Puede ser una de las salas o en el patio. 

-No quiero, entra. – dice jalándolo una vez más, no logra hacerlo ya que el rubio parece haber echado raíces en el piso. -¡vamos, muévete! – reclama con agitación, jalando más y más del brazo de Kurapika.

-No es correcto entrar a tu habitación, no seas ridícula, podremos meternos en problemas si alguien nos ve. 

-¿Eh? ¿qué tiene de malo? – sus ojos brillan, ella está haciéndose la ingenua, igual su voz es más delicada y presuntuosa.

-¿No entiendes nada o estás tratando de molestarme? – entrecierra los ojos, hastiado del comportamiento de la peli azulada.

-No comprendo por qué estaría mal, acordamos que no va a suceder nada entre nosotros, ¿o no fuiste el que dijo que cero contactos? 

El rubio pone los ojos en blanco. -si, lo dije, pero tú has hecho caso omiso, me has estado besando todo el día. 

-Son besos inocentes, Kurapika ¿acaso me ves colocando mis manos en alguna parte extraña y prohibida de tu cuerpo? 

-No y te agradecería que no pienses hacer eso. 

-Lo siento, pero no depende de ti controlar mis pensamientos. – claramente Neon está siendo molesta y se trata de burlar de él. – puedo pensar tanto como quiera. 

El rubio no se tomará la molestia de seguirla escuchando, tal vez sea mejor retirarse y volver cuando su actitud caprichosa haya menguado. Kurapika gira sobre sus talones. De repente, Neon se apresura a detenerlo y desfaja su camisa.

-¡Oye, deja de hacer eso! 

-Entra o... 

-¿O qué? 

-O te acosaré y... 

-No tengo la intención de lastimarte, pero si haces otra cosa como esa, yo...

-¿Me vas a poner una mano encima? – Neon ríe después. -bueno eso no suena tan mal. 

-es suficiente, me voy, búscame cuando dejes de comportarte como una persona malcriada. 

//

Después de todo lo ocurrido, Neon y Kurapika 'ensayaron' en el jardín, Neon tuvo que hacer las cosas como Kurapika las exigió, en ese punto, ella se sentía mal, pues realmente Kurapika estaba molesto y eso no resultó agradable. Lamentablemente tuvo que ser quien ofreciera primero la bandera de la paz.

-¿Estás listo con esto? estoy cansada, no soy buena memorizando. 

-Es suficiente, supongo que después de todo, podrías improvisar. Tengo algo que aplaudirte, eres creativa, con eso y la idea principal, no tendrás ningún problema. 

Neon estuvo satisfecha con el reconocimiento que Kurapika le hizo. Ambos estaban aparentemente preparados para la noche. Ahora solamente quedaba asearse y vestirse para la ocasión. Este suceso era inesperado, pero, de todos modos, debían lidiar con ello.

Kurapika se está colocando la corbata, es el detalle final que necesita su atuendo. Neon había sugerido que se cortara el cabello, obviamente Kurapika no obedecería a sus peticiones infantiles, no era que no le agradara usar el cabello más corto, pero no lo cortaría por complacerla.

El móvil de Kurapika vibra, sus ojos detectan una llamada entrante de Leorio, su corazón inmediatamente aumenta su velocidad. Con este ya son un par de días que no ha tenido contacto con él. Por un lado, no desea hablar con el castaño, pues se siente avergonzado por lo ocurrido el otro día, pero, por el otro, siente la necesidad de escuchar su voz, al menos eso estaría bien.

Cierra los ojos y atiende la llamada, guarda silencio y se escucha la voz de Leorio pronunciar su nombre.

-¿Leorio? 

-Sólo marco para saludar, como no hemos hablado este tiempo... 

-Todo está bien conmigo, la situación con Neon y todo lo del matrimonio está avanzando perfectamente. 

-Me alegra.- Leorio y Kurapika están en silencio.

Tal vez ya transcurrido un minuto y ninguno volvió a hablar.

-Eh, bueno, y, ¿qué hay de nuevo? – Leorio se anima a romper el silencio. Se comenzaba a tornar incómoda la comunicación.

-Estoy a punto de asistir a una cena con las amistades de mi empleador, quiere hacer público el compromiso con Neon. 

-¿Enserio? eso suena... 

-Aburrido. – dice Kurapika.

-Cierto, aburrido. Iba a decir que sonaba extraño, puesto que, faltan dos días para el gran día, ¿eso no debió ser desde antes? 

-Supongo que es un protocolo, ya sabes, así son este tipo de personas. 

-Ese tipo de personas a las que estás acostumbrado a servir. Kurapika, pronto te convertirás en uno de ellos ¿no parece irónico? 

-No seré uno de ellos, sólo aprovecharé ciertas oportunidades, no cambiaría, Leorio, si es lo que tratas de decir. 

El pelinegro sonríe detrás de la línea. -¿y ya la besaste? – pregunta. Fue una cuestión repentina, Leorio en el fondo no deseaba preguntarlo, pero la curiosidad que siente es mayor. Kurapika se silenció, no está respondiendo, el mayor se impresiona. -espera, no me digas que... 

-No. – dice con firmeza. -de mi parte no ha sido así. 

Leorio siente un pinchazo, su interior se desinfla anímicamente como globo roto. -¿pero ella si lo ha hecho? – ¿y por qué no lo haría si lo intentó con él? No está seguro del tono de su voz, ¿fue evidente que se sintió desilusionado?

-No es como lo había imaginado. 

Leorio percibe el poco ánimo de su amigo, por ello, decide bromear ahora, a pesar de que no se siente con ánimo para hacerlo. -supongo que no es tan buena como yo, incluso como instructor soy formidable, seguramente deseas que te bese de nuevo. – pensó superficialmente que esto alegraría un poco el ambiente de la llamada telefónica. Sin embargo, lo único que alcanza a escuchar es la línea cortarse.

La garganta de Leorio se siente atascada, un cúmulo de frustración lo corroe ¿Kurapika le colgó? en su cabeza la broma parecía insignificante.

El mayor intenta reanudar la comunicación, mientras es atendido, en el interior se consuela pensando que quizá la línea falló y por eso sucedió esto. Pero, inmediatamente es atendido por el buzón.

Lo invade la pulsión de arrojar el teléfono, se siente realmente mal, ¿por qué creyó que algo como eso sería tomado con humor? ¿cuán malo fue ese comentario para lograr que Kurapika le colgara?

Todo parecía estar bien y de repente, el mundo estaba mal, de cabeza por completo, se odiaba, en verdad odiaba ser Leorio justamente hoy. Y sumado a todo eso, la idea de que Neon tuviera campo libre para besar a Kurapika todas las veces a su paso, la simple idea lo atormentaba.

¿Por qué motivo no podía ver a Kurapika simplemente como su amigo?

Leorio no deseaba deprimirse, pero eso era imposible, así que, para despejarse, abrió una cerveza y la bebió de un trago, casi estuvo a punto de llegar al final, pero tuvo que dar un segundo trago, cuando el liquidó se venció, tuvo que abrir otra lata, luego otra y otra más.

La noche llegó, y las matemáticas eran enormes burbujas que explotaban en su cabeza, imposible entenderlas, no era capaz de saber cuánto era dos más dos, a ese punto de incomprensión e irracionalidad había llegado con el alcohol.

//

Después de la cena en la que Kurapika debió entregarle a Neon el anillo de compromiso, Kurapika fue a su habitación, completamente extenuado y confuso. Haber fingido una relación próspera frente a los invitados acabó con su seguridad, era más difícil de lo que suponía, especialmente cuando Neon era una persona bastante extrovertida y emocional, además de ocurrente, se vio obligado a lidiar con ciertos comportamientos que no habían planeado en ningún momento.

Luego de la entrega del anillo, episodio en el que Neon brincó, lloró, gritó y hasta bailó, ambos tuvieron la grandiosa idea de brindar y seguir brindando, a tal punto que Neon perdió un poco la cordura y comenzó a comportarse peor que nunca, bastante insistente e impertinente.

Cuando Neon comenzó a sentir vértigo y náuseas, se sentó y decidió quedarse inmóvil por un rato, Kurapika estaba aliviado por eso, y ciertamente agradecido.

En ese tiempo, escuchó las conversaciones de los tipos, amigos de Light Nostrade, sus oídos se atiborraron de pláticas tan mundanas que jamás en su corta vida había presenciado. En realidad, estaba sintiéndose bastante harto de tanta inmundicia superficial. Mirando a Neon, aparentemente pacífica, decidió beber un poco más, no mucho, sólo hasta que sintió que su inhibición estaba inusualmente floja. Durante el tiempo presente en la reunión, estuvo más despreocupado, simplemente mirando a los demás y asintiendo a cada cosa que le decían sin temor al fracaso.

La congregación terminó cuando Neon comenzó a reír a carcajadas como una demente, cuando dio inicio su episodio de locura, Light insistió en alejarla de ahí, fue entonces que Kurapika se ofreció a llevarla a su habitación.

La cargó como princesa hasta su cama, donde la dejó dormida, ella paró de resistirse y las señales de lucidez cedieron en el camino.

Ya en su habitación, Kurapika se quitó la ropa, se colocó un atuendo más cómodo, esto ya que no solía usar pijamas. Antes de recostarse para acabar finalmente con ese día tan atareado, vuelve a encender el teléfono que había dejado en el buró conectado a la luz, cargando.

Ahora recuerda que no volvió a llamar a Leorio para disculparse por haber coartado la comunicación. De hecho, la llamada había finalizado antes de que Leorio hiciera su broma. Cuando la llamada se cortó, Neon había tocado la puerta, por lo que Kurapika dejó el teléfono conectado a la toma de electricidad y caminó hasta la entrada para verificar quién era, ella lo arrastró lejos y el teléfono permaneció solitario hasta ahora.

El rubio enciende el aparato y de inmediato una llamada de Leorio está entrando. Es como si Leorio hubiera adivinado el momento justo en que el teléfono volvería a funcionar o tal vez, ha marcado con insistencia, esto último sería más razonable, puesto que, por la tarde se perdió el contacto repentinamente, probablemente el mayor creyera que tuvo algún inconveniente significativo y al no recibir respuesta alguna, se sienta alarmado. Kurapika se sienta primero en la cama para conservar la estabilidad, ya que las bebidas alcohólicas no son su fuerte, seriamente está bastante confuso y algo inestable respecto a su conciencia habitual.

Cuando atiende, inmediatamente Leorio se escucha. -¿Por fin te dignas a atender? 

-¿Leorio? disculpa yo... 

-sí, lo sé, lo sé, lo que hice fue estúpido, una broma de mal gusto, para ti y para mí. 

Kurapika frunce el ceño, no está entendiendo ni una palabra. - ¿bebiste? suenas extraño, no pronuncias correctamente las palabras. 

-¿Y eso importa? 

-No soy nadie para decirte lo que debes hacer. 

-¿Nadie? eres Kurapika. – Leorio está hablando de forma incorrecta.

Kurapika sonríe cuando escucha su nombre con pésima pronunciación. -creo que no tienes ninguna parte sobria en ti. 

-¿Eso piensas? pues, tal vez tengas razón, pero eso no quiere decir que sea cierto. 

-¿Qué dijiste? no entiendo muchas cosas. 

-Dije que no eres un sabelotodo, eso dije, puedes creer que yo no sé nada y que tú sabes más que yo, pero si lo sé. 

El rubio debe contener la risa, porque Leorio está hablando demasiado mal y parece más tonto que de costumbre. - ¿estuviste llamando? 

-Si, te estoy llamando, ¿o no eres tú Kurapika? 

-Si soy, siento responder hasta ahora, en la tarde se apagó mi teléfono. 

Leorio contiene la respiración, entonces Kurapika no se enojó, ¿esto acaso no es lo más brillante que le pudo haber sucedido a un pobre estudiante de medicina?

Una afonía traspasa ambos lados de la línea telefónica.

-¿Leorio? – Kurapika pregunta.

-¿Dónde? 

-Será mejor que descanses, estás demasiado ebrio, no puedes decir nada cien por ciento entendible. 

De nuevo otro tiempo de mutismo. La respiración de Leorio es lo único que se oye.

Kurapika suspira, probablemente deba colgar sin avisar por segunda ocasión en el día. Eso estaba pensando hacer, de pronto el mayor vuelve a tomar la palabra.

-Kurapika... ¿qué estás usando? – la voz de Leorio es relativamente baja, de hecho, su dicción ha mejorado un poco.

El rubio frunce el ceño y asimila la cuestión, de todos modos, pregunta antes de decir nada -¿usando? 

-Si, tu ropa, qué cosa traes puesta encima ¿tu traje oscuro formal? es impresionante eso, sabes, porque ahora no me siento solo en el mundo porque también vistes como yo lo hago

-No. – dice con simpleza.

-Yo aún uso mi traje de siempre, bueno, el saco lo saqué porque hace un calor infernal aquí dentro. 

Kurapika siente que debe responder a la cuestión, ya que Leorio se molestó en ejemplificar, eso es lo que viene a la mente del rubio. -bueno, elegí una playera de manga larga verde y un pantalón cómodo negro. No usé calcetines porque hace calor. 

-¿Y la ropa interior? 

Primero Kurapika guarda silencio. -¿para qué quieres saber eso? 

-¿O no usas nada para dormir? 

-¿Qué...?- Kurapika duda, ¿debería responderle? pero ¿por qué Leorio está haciendo ese tipo de preguntas? Oh, es cierto, está borracho. -color negro. - dice finalmente, de todas maneras, ¿por qué se lo dijo? no era necesario.

-Muéstramelo. - dice Leorio, en un tono sumamente inaudito, la confusión comienza a apoderarse de Kurapika. -una foto, suena bien, ¿tienes el teléfono celular en las manos? te esperaré pacientemente mientras lo haces. 

-Me rehuso, Leorio ¿te sientes bien? 

-No... - la voz de Leorio ahora es triste.

-¿Qué pasa? 

-¿Por qué no me habías contactado? durante días no recibí noticias tuyas. – Kurapika abre levemente la boca, sin embargo, Leorio añade. -ya que pude mostrarte unas clases de besos, podemos hacer algo más.

El Kurta dejó de respirar, Leorio realmente está fuera de sí. -había estado ocupado, Leorio. Y eso, la clase que te pedí escucha, eso no tiene importancia ahora, agradezco que hayas accedido, de verdad, sin embargo, creo que tal vez fue una solicitud anormal de mi parte y no fue correcto hacerla. – Leorio le quita la palabra.

-¿No beso bien? ¿no aprendiste nada en esa demostración? 

-Leorio, yo... no lo sé. 

-¿Cómo no puedes saberlo? no deseabas parar, eso significa que te agradó cómo lo hice. 

-Ya te expliqué, hice mal en solicitarlo. 

-Ahora estoy bastante ansioso, sabes, quisiera besar a alguien, ¿qué tal tú? ¿eh? ya lo hemos hecho, podríamos sólo... sólo hacerlo otra vez y si te vuelves a sentir extasiado conmigo. 

-Leorio, no digas eso, estás diciendo cosas extrañas, no estás hablando coherentemente debido a tu estado. – Kurapika no se ha alarmado, pero cree que debe intentar que Leorio se centre un poco y escuche atentamente sus palabras.

-¿Mi estado? mi estado se reduce a desear besarte y tenerte conmigo . 

-Para que puedas dormir, tendré que colgar ahora, ¿de acuerdo? – Kurapika dice. Leorio abrió los labios, pero la llamada finalizó. Kurapika está nervioso y su respiración inquieta, escuchar a Leorio hablar de esa manera es algo nuevo, jamás había experimentado esa clase de sensación con nadie y mucho menos a través de una simple llamada de teléfono.

El rubio suspira y se recuesta en la cama. Cerró los ojos. El celular recibió un mensaje. Kurapika no debe mirar para adivinar de quién se trata. Moviéndose lento, recupera el celular de las sábanas, había caído simplemente en un lugar cualquiera después de finalizar la charla con Leorio.

El rubio abre el mensaje, debe ser Leorio borracho reclamando, preguntando qué sucedió, quizá deseándole buenas noches.

Para su sorpresa, no es nada de lo anterior, es una foto de Leorio. Kurapika no desea ser asustadizo o algo parecido, además no es una persona tan temerosa, o tal vez sí, después de recibir algo como eso. De inmediato elimina la foto que recibió, está en eso cuando Leorio llama otra vez, Kurapika contesta por 'error', aunque no está seguro de que realmente haya sido por error que su dedo presionó el ícono de aceptación.

-¿Kurapika? 

Kurapika no sabe si debería responderle. ¿esto es un juego de parte de Leorio y su nula sobriedad? si Kurapika no hubiese bebido también un poco, tal vez su ego se sentiría atropellado, quizá le hubiese gritado a Leorio cómo sería su muerte o simplemente no atendería la llamada.

Pero, Kurapika está levemente fuera de su raciocinio acostumbrado. Y por otro lado, Leorio no le es indiferente, además la foto, más allá de ofenderlo, le provocó cierta curiosidad.

Suspira para tranquilizarse y hacer que su voz no se entrecorte. -¿Leorio, qué es lo que pretendes? 

-¿Ya te lo dije, te acuerdas? estoy ansioso y excitado ahora mismo, ¿no te excita la foto que acabo de enviar a tu teléfono? 

-No es algo de lo que debamos estar hablando entre nosotros. 

-¿Te molesta entonces que me toque mientras escucho tu voz? 

-¿Que haces qué? – el Kurta jadea.

-Di cualquier cosa, eso es suficiente para mí. 

El rubio se congela, y cuando guarda silencio, ruidos inusuales provienen por la pequeña bocina, Kurapika entiende perfectamente lo que está ocurriendo ahora mismo. Su rostro se volvió rojo, al saber que el castaño está masturbándose mientras atiende una llamada con él.

-¿Leorio? – pregunta con bastante incertidumbre, el estudiante realmente suena bastante 'concentrado en lo que hace', ¿habrá dejado el teléfono tirado o algo por el estilo? Ahora lo que escucha de parte del mayor lo hace acalorarse todavía más, su nombre es pronunciado tan placenteramente por los labios de Leorio, entre jadeos y leves gemidos, la respiración que paulatinamente aumenta su agitación inunda el canal auditivo de Kurapika, y él en vez de alejarse, colgar incluso, está siendo indiscriminadamente morboso con la situación.

-¿Kurapika? lo lamento... lamento que no te sientas como yo. 

Kurapika no responde, en cambio, Leorio continúa provocándose placer, por los ruidos sería estúpido pensar en algo diferente.

Kurapika se sorprende cuando pregunta lo siguiente. -¿terminaste? – lo dijo ya que el ruidoso Leorio de hace unos segundos está bastante callado ahora, además, hubo un indicativo de que estaba a punto de culminar su 'labor'.

-Pero faltas tú. 

-no quiero hacerlo, estoy bien así. 

-¿No me digas que no te pusiste duro también luego de escucharme o verme? 

Desgraciadamente, Leorio no se está equivocando, pero el rubio no desea hacérselo saber. -si terminaste, es momento de colgar, Leorio, buenas noches. 

Kurapika decide finalizar y apagar el teléfono, es suficiente de Leorio y sus fotos, Leorio y sus deseos, Leorio y sus indiscriminadas locuras. ¿Debería sentirse halagado? ¿o desdichado?

Tal vez confundió a Leorio con lo del otro día, Kurapika comienza a sentirse culpable. Pero lo más doloroso es sentir cómo su corazón se agobia y se eleva, ambas cosas a la vez.

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