🌹16🌹

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

[comenten no sean culerxs XD]

.

Los días pasan y estar junto a Taehyung es lo mejor que me ha ocurrido.

Me quiere, me mima y está pendiente de todo lo que necesito.

Yong ho es otro tema.

Rivaliza conmigo en todo, y yo intento hacerle ver que no soy su adversario. Si hago una tortilla, no le gusta. Si
bailo y canto, me mira con desprecio. Si veo algo en la televisión, se queja.
Directamente no me soporta y no lo
disimula. Eso me pone cada día más
frenético.

Hablo con mi familia en Busan, y todos están bien. Eso me reconforta. Mi hermana me cuenta lo cansadísima que está con el embarazo y la guerra que le da mi sobrina. Yo sonrío.

Una mañana llego a la cocina y pillo
a Sarah mirando la televisión. Está tan concentrada en lo que ve que no me oye.

Cuando estoy ya a su lado, la veo
angustiada, asustada.

—¡Dios mío, ¿qué te ocurre?!

La mujer se seca los ojos con una
servilleta y mirándome murmura.

—Estoy viendo «Sonata de invierno», joven.

Sorprendido, miro la tele y veo que
se trata de un K-drama.

¿En Alemania ven K-dramas?

Se me escapa una sonrisa, y Sarah me imita.

—Creo que a usted también le
gustaría, joven Jungkook.

Al final, sin saber por qué, me siento
con ella y, de pronto, estoy sumergido en la historia.

Chungha, la hermana de Taehyung, pasa a buscarme el día 2 de enero. Le he comentado que necesito hacer unas compras navideñas y gustosa se ofrece a acompañarme.

Taehyung, encantado por verme sonreír, me da un beso en los
labios cuando me voy.

—Pásalo bien, cariño.

Hace demasiado frío.

Estamos a 2 grados bajo cero a las once y media de la mañana. Pero me siento feliz por la compañía de Chungha y sus divertidas ocurrencias.

Llegamos hasta la plaza central de Múnich, Marienplatz, una plaza majestuosa, rodeada de edificios impresionantes. Aquí hay un enorme y precioso mercadillo callejero donde
hago varias compras.

—¿Ves aquel balcón? —Asiento, y
Chungha prosigue—: Es el balcón del
ayuntamiento y desde ahí todos las
tardes tocan música en vivo.

De pronto, un puesto multicolor con
infinidad de árboles de Navidad llama
mi atención. Los hay rojos, azules,
blancos, verdes y de distintos tamaños.

En su mayoría están decorados con
fotografías, notitas con deseos,
macarrones o CD de plásticos.

¡Me encanta!

Miro a Chung ha y pregunto:

—¿Qué crees que pensará tu hermano si pongo un árbol de éstos en su
salón?

Chung ha enciende un cigarrillo y se ríe.

—Le horrorizará.

—¿Por qué?

Acepto un cigarrillo mientras Chung ha mira los coloridos árboles artificiales.

—Porque estos árboles son
demasiado modernos para él y, sobre
todo, porque nunca lo he visto poner un árbol de Navidad en su casa.

—¿En serio? —Estoy perplejo y a la
vez convencido de lo que quiero hacer —. Pues lo siento por él, pero yo no puedo vivir sin tener mi árbol de
Navidad. Por lo tanto, le horrorice o no, se tendrá que aguantar.

Chungha suelta una carcajada, y sin
más, decido comprar un árbol rojo de
dos metros.

Compro también infinidad de cintas de colores con campanillas colgando. Quiero decorar la casa como se merece.

¡Aún es Navidad!

Lo dejo pagado y prometemos regresar al final del día a recogerlo.

Durante más de una hora los dos
seguimos comprando regalitos y, cuando nuestras narices están rojas por el frío, Chung ha me propone ir a tomar algo.

Acepto.

Estoy muerto de frío, hambre y
sed. Me dejo guiar por ella por las
bonitas calles de Múnich.

—Te voy a llevar a un sitio muy
especial. Otro día que salgamos te
llevaré a comer al restaurante que hay en la Torre Olímpica. Es giratorio, y verás unas maravillosas vistas de Múnich.

Congelado, asiento mientras observo
que allí todos los taxis son de color
crema y la mayoría Mercedes-Benz.

¡Vaya lujo!

Pocos minutos después, cuando entramos en un enorme lugar, Chungha indica con orgullo:

—Querido Jungkook, como buena
muniquesa que soy, tengo el orgullo de decirte que estás en la Hofbräuhaus, la cervecería más antigua del mundo.

Entusiasmado, miro a mi alrededor.

El lugar es precioso.

Observo los techos abovedados
recubiertos de curiosas pinturas y los
largos y grandes bancos de madera
donde la gente se divierte bebiendo y
comiendo.

—Ven, Kook, vamos a tomar algo —
insiste Chungha, cogiéndome del brazo.

Diez minutos después, estamos
sentados en uno de los bancos de madera junto a otras personas. Durante una hora hablamos y hablamos mientras disfruto de una estupenda cerveza Spatenbräu.

El hambre aprieta y decidimos pedir
varias cosas y comer para después
proseguir con nuestras compras.

Dejo a Chungha que elija, y pide leberkäs, que es embutido caliente, albóndigas de harina con carne picada y tocino, y una crujiente rosquilla salada en forma de
ocho a la que se le pueden untar salsas.

¡Todo exquisito!

—Bueno, ¿qué te parece Múnich?

Una vez que mastico y trago un trozo
de la crujiente rosquilla, respondo:

—Lo poco que he visto hasta ahora,
majestuoso. Creo que es una ciudad muy señorial.

Chungha sonríe.

—¿Sabías que a los de Múnich se
nos conoce como los mediterráneos de Europa?

—No.

Ambos nos reímos.

—¿Has venido para quedarte con Taehyung?

¡Vaya, directa y al grano!, como a mí
me gusta. Y dispuesto a ser sincero,
digo:

—Sí. Somos como el fuego y el
hielo, pero nos queremos y deseamos
intentarlo.

Chungha aplaude, feliz, y los que están a nuestro lado la miran extrañados. Pero sin importarle en absoluto las miradas de los otros, cuchichea:

—Me encanta. ¡Me encanta! Espero
que mi hermanito aprenda que la vida es algo más que trabajo y seriedad. Creo que tú vas a abrirle los ojos en muchos sentidos, pero siento decirte que eso te va a traer más de un problema. Lo conozco muy bien.

—¿Problema?

—¡Ajá!

—Pues yo no quiero problemas. ¿Por qué crees que voy a tener
problemas con Taehyung?

Chungha se limpia los labios con una
servilleta y contesta:

—Taehyung nunca ha vivido con nadie, excepto estos últimos años con Yong ho. Se independizó muy pronto, y si hay algo que no soporta es que se inmiscuyan en su vida y en sus decisiones. Es más, me encantaría contemplar su cara cuando
vea el árbol de Navidad rojo y las cintas de colores que has comprado. —Ambos nos reímos, y prosigue—: Conozco a ese cabezón muy bien y estoy segura de que vas a discutir con él. Por cierto, en lo referente a la educación de Yong ho, es una cosa mala. Lo tiene sobre protegido.
Sólo le falta meterlo en una urna de
cristal.

Eso me provoca risa.

—No te rías. Tú mismo lo vas a
comprobar. Y fíjate lo que te digo: mi hermano no aprobará el regalo que le
has comprado a Yong ho.

Miro hacia la bolsa que Chungha está
señalando y, sorprendido, pregunto:

—¿Que no aprobará el skateboard?

—No.

—¿Por qué? —inquiero al pensar en
cómo me divierto con mi sobrina y su
skate.

—Taehyung rápidamente valorará los
peligros. Ya lo verás.

—Pero si le he comprado casco,
rodilleras y coderas para que cuando se caiga no se haga daño…

—Da igual, Jungkook. En ese regalo,
Taehyung sólo verá peligro y se lo prohibirá.

Media hora después salimos del
local y nos dirigimos hacia la calle
Maximilianstrasse, considerada la milla de oro de Múnich.

Entramos en la tienda de D&G y aquí Chungha se lanza a por unos pantalones.

Mientras ella se los prueba, rápidamente le compro una
camiseta que he visto que le ha gustado.

Visitamos infinidad de tiendas
exclusivas, a cuál más cara, y cuando
entramos en Armani, decido comprarle una camisa blanca con rayitas azules a Taehyung. Va a estar guapísimo.

Una vez que finalizamos las
compras, regresamos a la plaza del
ayuntamiento a recoger mi bonito árbol de Navidad.

Chungha se ríe. Yo también,
aunque ya comienzo a dudar de si he
hecho bien al comprarlo.

si ven alguna incoherencia xfa avisenme :3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro