🌹18🌹

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Hey, 'tamo de vuelta jdjsjjs

Si ven alguna incoherencia xfa avisenme

🌹

Es día 5 y hoy toca cena de Reyes en la
casa de la madre de Taehyung.

Durante estos días he visto que mi alemán trabaja desde casa, pero no habla de ir a la oficina. Quiero conocerla, pero prefiero que sea él quien me proponga ir.

Yong ho sigue sin darme tregua. Todo lo que hago le molesta, y eso ocasiona que Taehyung y yo tengamos algún que otro roce.

Eso sí, reconozco que es Taehyung quien da siempre su brazo a torcer para que la discusión no vaya a más. Sabe que el niño no lo está haciendo bien, e intenta entenderme.

Mi relación con Susto progresa muy
adecuadamente. Ya no huye cuando me ve. Nos hemos hecho amigos. Se ha dado cuenta de que soy de fiar y deja que lo toque. Tiene una tos perruna que no me gusta y le he confeccionado una bufanda para el cuello. ¡Qué guapo está!

Susto es una maravilla.

Tiene una cara de bueno que no puede con ella, y cada vez que salgo sin que Taehyung se dé cuenta a rehacerle la caseta y llevarle comida, el pobre me lo agradece como mejor sabe: con lametazos, movidas de
rabito y piruetas.

Por la noche, cuando llegamos a la casa de Eon Jin, Chung ha, la hermana de Taehyung, nos recibe con una estupenda sonrisa.

-¡Qué bien!, ¡ya estan aquí!

Taehyung tuerce el gesto. Este tipo de
fiestecitas que organiza su madre no le van, pero sabe que no debe faltar. Lo hace por Yong ho, no por él. Taehyung me presenta al resto de las personas que hay en el salón como su novio.

Veo el orgullo en su mirada y en cómo me agarra con posesión.

Minutos después, comienza a hablar
con varios hombres sobre negocios y
decido buscar a Chung ha. Pero al
separarme de él, un joven me saluda.

-¡Hola!, soy In-ho. Eres Jungkook,
¿verdad? -Asiento, y él dice-: Soy el
primo de Taehyung. -Y cuchicheando, añade -: El que hace motocross.

La cara se me ilumina y, encantado,
comienzo a hablar con él. Menciona
varios sitios donde la gente se reúne
para practicar este deporte, y yo
prometo ir. Eon Jin le ha comentado que yo practico motocross y está
entusiasmado. Con el rabillo del ojo
observo que Taehyung me mira y, por su cara, debe de imaginar sobre lo que
hablamos. En dos segundos, ya está a mi lado.

-In-ho, ¡cuánto tiempo sin verte!
-saluda Taehyung mientras me vuelve a agarrar por la cintura.

El primo sonríe.

-¿Será porque tú no te dejas ver
mucho?

Taehyung cabecea.

-He estado muy ocupado.

Taehyung no vuelve a mencionar el
tema motocross y casi de inmediato
ambos se sumergen en una aburrida
conversación. De nuevo, decido buscar a Chung ha. La encuentro fumando en la cocina.

Cuando me acerco a ella, me ofrece
un cigarrillo. No suelo fumar, pero con ella siempre me apetece, y tomo uno.

Así, vestidos con glamour, los dos
fumamos mientras charlamos de nuestras cosas.

-¿Qué tal con Yong ho?

-¡Uf!, me tiene declarada la guerra.

Chung ha asiente y, acercando su cabeza a la mía, cuchichea:

-Si te sirve de consuelo, nos la
tiene declarada a todas las mujeres y donceles.

-Pero ¿por qué?

La joven sonríe.

-Según el psicólogo, se debe a la
pérdida de su madre. Yong ho piensa que las mujeres somos personas circunstanciales que vamos y venimos en su vida. Por eso intenta no demostrar su afecto hacia nosotros. Con mamá y conmigo se comporta igual. Nunca nos demuestra su afecto y, si puede, nos rechaza. Pero bueno, nosotros ya nos hemos acostumbrado a ello. Al único que quiere por encima de todos es a Taehyung. Por él siente un amor especial; en ocasiones, para mi gusto, enfermizo.

Durante un par de segundos ambos
callamos, hasta que yo ya no puedo más.

-Chung ha, me gustaría decirte algo en referencia a lo que has dicho, pero quizá te pueda molestar. No soy nadie para dar mi opinión en un tema así, pero es que sino lo digo, ¡reviento!

-Adelante -responde, sonriente
-. Prometo no enfadarme.

Primero doy una calada al cigarrillo
y expulso el humo.

-Desde mi punto de vista, el niño
se agarra a Taehyung porque es el único que nunca lo abandona. Y antes de que me digas nada más, ya sé que tú o tu madre no lo han abandonado, pero me refiero a que quizá Taehyung es el único que se enfada con él en ocasiones e intenta hacerlo razonar, y en fechas tan importantes, como por ejemplo la Nochevieja, no se aleja de él. Yong ho es un niño, y los niños sólo buscan cariño. Y si él, por lo ocurrido con su madre, es reacio a querer a una mujer o doncel, son ustedes los que tienen que hacer todo lo posible para que él se dé cuenta de que su madre se ha marchado, pero que ustedes siguen aquí. Que nunca lo abandonaran.

-Jungkook, te aseguro que mamá y yo hemos hecho de todo.

-No lo dudo, Chung ha. Pero quizá
deberían cambiar la táctica. No sé..., si
una cosa no funciona, prueben algo
diferente.

El silencio que sobreviene me abruma.

-La muerte de mi hermana nos rompió el corazón a todos -dice finalmente Chung ha.

-Lo imagino. Tuvo que ser terrible.

Sus ojos se llenan de lágrimas, y yo
la tomo del brazo. Chung ha sonríe.

-Ella era el motor y el centro de la
familia. Era vitalista, positiva y...

-Chung ha... -susurro al ver una
lágrima rodar por su mejilla.

-Te hubiera encantado, Kook, y estoy
convencida de que se habrían llevado
muy bien los dos.

-Seguro que sí.

Ambos damos sendas caladas a
nuestros cigarrillos.

-Nunca olvidaré la cara de Taehyung
esa noche. Ese día no sólo vio morir a nuestra hermana, también perdió a su padre y a la que era su novia en aquel momento.

-¿Todo en el mismo día? -
pregunto, curioso.

Nunca he hablado demasiado de este
tema con Taehyung. No puedo. No quiero hacerle recordar.

-Sí. El pobre, al no poder contactar
con su padre para contarle lo ocurrido, se presentó en su casa y lo encontró en la cama con esa imbécil. Fue terrible.

Terrible.

-Te juro que pensé que Taehyung nunca se repondría -prosigue Chungha-.Demasiadas cosas malas en tan pocas horas. Tras el entierro, durante dos semanas no supimos de él. Desapareció. Nos preocupó muchísimo. Cuando regresó, su vida era un caos. Se tuvo que enfrentar a su padre y a Yeji. Fue terrible. Y para colmo, el hombre que vivía con mi
hermana y Yong ho, por cierto ¡otro
imbécil!, nos dijo que no quería hacerse cargo del pequeño. De pronto, no lo consideraba su hijo. El niño sufrió mucho al principio, y entonces Taehyung tomó las riendas de su vida. Dijo que él se ocuparía de Yong ho y, como habrás visto, lo está haciendo. En cuanto al tema de Nochevieja, sé que tienes razón, pero quien rompió la tradición fue Taehyung, llevándose a Yong ho el primer año al Caribe. Al año siguiente, nos dijo a mamá y a mí que prefería que esa noche pasara sin mucha celebración, y así han transcurrido los años. Por eso, ella y yo hacemos nuestros planes.

-¿En serio? -pregunto,
sorprendido.

Justo en este momento se abre la
puerta de la cocina, y el pequeño Yong ho nos observa con su mirada acusadora.

Instantes después se va.

-¡Joder! -protesta Chung ha-.
Prepárate.-¿Que me prepare?

Apoyada en el quicio de la puerta de
cristal, sonríe.

-Va a chismearle a Taehyung de que
estamos fumando.

Yo me río. ¿Chismearle? Por favor, que somos adultos.

Pero antes de que pueda contar hasta
diez, la puerta de la cocina se abre de
nuevo, y mi alemán, seguido por su
sobrino, pregunta mientras camina hacia nosotros con actitud intimidatoria:

-¿Están fumando?

Chung ha no contesta, pero yo asiento
con la cabeza. ¿Por qué he de mentir?

Taehyung mira mi mano. Pone mala cara y me quita el cigarrillo. Eso me enoja y, con un tono de voz nada tranquilo, siseo:

-Que sea la última vez que haces lo
que acabas de hacer.

La frialdad de los ojos de Taehyung me traspasa.

-Que sea la última vez que tú haces
lo que acabas de hacer.

El aire puede cortarse con un cuchillo.

Corea contra Alemania. ¡Esto terminará mal!

No comprendo su enfado, pero sí
entiendo mi indignación. Nadie me trata así. Y, sin pensarlo dos veces, tomo la cajetilla de tabaco que está sobre la mesita, saco uno y me lo enciendo.

Boquiabierto, Taehyung me mira mientras Chung ha y Yong ho nos observan. Instantes después, Taehyung me quita de nuevo el
cigarrillo de las manos y lo tira al
fregadero. Pero no. Eso no va a quedar así. Cojo otro cigarrillo y lo vuelvo a encender. Él repite la misma acción.

-Pero bueno, ¿quieres acabar con
todo mi suministro de tabaco? -protesta Chung ha mientras recoge el
paquete.

-Tío, Kook ha hecho algo malo -
insiste el pequeño.

Su voz de niño de las tinieblas me encoge el corazón, y al ver que ni Chung ha ni Taehyung le dicen nada, lo miro, enfadado.

-Y tú, ¿cómo eres tan chismoso?

-Fumar es malo -dice.

-Mira, Yong ho. Eres un niño y
deberías cerrar esa boquita, y...

Taehyung me corta.

-No la tomes con el niño, Kook. Él
sólo ha hecho lo que tenía que hacer.

-¿Chismear es lo que tenía que
hacer?

-Sí -responde con seguridad. Y
luego, mirando a su hermana, añade-: Me parece fatal que fumes e incites a Kook a fumar. Él no fuma.

¡Ah, no!, eso sí que no. Yo fumo cuando me apetece, e incapaz de no decir nada, atraigo su mirada y
farfullo muy molesto:

-Estás muy equivocado, Taehyung. Tú no sabes si fumo o no.

-Pues nunca te he visto fumar en
todo este tiempo -asegura,
malhumorado.

-Si no me has visto fumar es porque no soy un fumador empedernido -lo recrimino-. Pero te aseguro que en ciertos momentos me gusta fumarme algún que otro cigarrito. Ni éste es el primero de mi vida ni por supuesto será el último, te pongas como te pongas.

Me mira. Lo miro. Me reta. Lo reto.

-Tío, tú dijiste que no se puede
fumar, y él y Chung ha lo estaban
haciendo -insiste el pequeño
monstruito.

-¡Que te calles, Yong ho! -protesto
ante la pasividad de Chung ha.

Con la mirada muy seria, Taehyung, indica:

-Kook, no fumarás. No te lo voy a
permitir.

¡Buenooooo, lo que acaba de decir!

El corazón me bombea la sangre a un
ritmo que me hace presuponer que esto no va a terminar bien.

-Venga ya, hombre, no me jodas. Ni que fueras mi padre y yo tuviera diez
años.

-Kook..., ¡no me enfades!

Ese «¡no me enfades!» me hace
sonreír.

En este instante mi sonrisa advierte
como un gran cartel luminoso la palabra ¡CUIDADO!, y en tono de burla, la miro y respondo ante la cara de incredulidad de Chung ha:

-Tae..., tú ya me has enfadado.

En este instante, aparece la madre de Taehyung y, al vernos a los tres ahí, pregunta:

-¿Qué ocurre? -De pronto, ve el
paquete de cigarrillos en las manos de
su hija y exclama-: ¡Oh, qué bien!
Dame un cigarrito, cariño. Me muero
por fumarme uno.

-¡Mamá! -protesta Taehyung.

Pero Eon Jin arruga el entrecejo y,
mirando a su hijo, suelta:

-¡Ay, hijo!, un poquito de nicotina
me relajará.

-¡Mamá! -protesta de nuevo Taehyung.

Una sonrisa escapa de mi boca
cuando Eon Jin explica:

-La insoportable mujer de Vicenzo,
hijo mío, me está sacando de mis
casillas.

-Eon jin, ¡no se fuma! -recrimina Yong ho.

Chung ha y su madre se comunican con los ojos y, al final, la primera, no
dispuesta a seguir en la cocina, agarra
del brazo a su madre y dice, mientras
tira de Yong ho, que se resiste a marcharse con ellas:

-Vamos a por algo de beber... Lo
necesitamos.

Una vez que nos quedamos Taehyung y yo solos en la cocina, dispuesto a presentar batalla, aclaro:

-No vuelvas a hablarme así delante
de la gente.

-Kook...

-No vuelvas a prohibirme nada.

-Kook...

-¡Nada de Kook! -exploto, furioso-. Me has hecho sentir como un niño ante tu hermana y el pequeño. Pero ¿quién te crees que eres para hablarme así? ¿No te das cuenta de
que entras en el juego de Yong ho para que tú y yo nos enfademos? ¡Por el amor de Dios, Tae!, tu sobrino es un pequeño demonio y, como no lo pares, el día de mañana será un ser horripilante.

-No te pases, Kook.

-No me paso, Tae. Ese niño es un
viejo prematuro para sólo tener nueve años. Yo..., yo es que al final le...

Acercándose a mí, coge con sus
manos el óvalo de mi cara y me dice:

-Escucha, cariño, yo no quiero que fumes. Es sólo eso.

-Vale, Tae, eso lo puedo entender.
Pero ¿qué tal si me lo dices cuando
estemos tú y yo a solas en nuestra
habitación? O es que es necesario dejar ver a Yong ho que me regañas porque él así lo ha decidido. ¡Mierda!, con lo listo que resultas a veces, parece mentira que luego puedas ser tan tonto.

Me doy la vuelta y miro por la
cristalera. Estoy enfadado. Muy
enfadado. Durante unos segundos
maldigo a todo ser viviente, hasta que
siento que Taehyung se pone detrás de mí. Pasa sus brazos por mi cintura, me abraza y posa su barbilla en mi hombro.

-Lo siento.

-Siéntelo porque te has comportado como un ¡estúpido!

Esa palabra hace reír a Taehyung.

-Me encanta ser tu estúpido.

Me asaltan ganas de reír, pero me
contengo.

-Siento ser tan tonto y no haberme
dado cuenta de lo que has dicho. Tienes razón, he actuado mal y me he dejado llevar por lo que Yong ho buscaba. ¿Me perdonas?

Lo que dice y en especial cómo me
abraza me relajan. Me pueden. Vale...,
soy un blando, pero es que lo quiero
tanto que sentir que necesita que lo perdone puede con mi enfado y con todo lo demás.

-Claro que te perdono. Pero repito:
no vuelvas a prohibirme nada, y menos delante de nadie, ¿entendido?

Noto cómo mueve su cara en mi
cuello, y entonces soy yo el que se da la vuelta y lo besa. Lo beso con ardor,
pasión y morbo. Me levanta entre sus
brazos y me aprisiona contra la
cristalera, mientras sus manos buscan el final de mi camisa para investigar.

Quiero que siga. Quiero que continúe,
pero cuando voy a desintegrarme de
placer me separo de él unos milímetros y murmuro cerca de su boca:

-Cariño, estamos en la cocina de tu
madre y tras la puerta hay invitados.
Creo que no es sitio ni lugar para
continuar con lo que estamos pensando.

Taehyung sonríe. Me deja en el suelo. Yo me recoloco la camisa y, mientras nos dirigimos hacia el salón tomados de la mano, cuchichea, haciéndome sonreír:

-Para mí cualquier lugar es bueno
si estoy contigo.

Regresamos de madrugada a casa.

Truena y diluvia, y a pesar de las
incesantes ganas que tengo de hacer el amor con Taehyung, me retengo. Sé que el niño, el viejo prematuro, dormirá con nosotros, y ante eso, nada puedo hacer.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro