Capítulo 7: CELOS Y VENGANZA

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Elián caminó por el corredor, por fin había dado un paso importante, se sentía liberado, por ese lado, sin embargo, temía por la seguridad de Anyel, una profunda preocupación, permanecía latente, que no quería desvanecerse. Thomas ya estaba enterado de todo, aunque apoyaba a Elián, no estaba muy de acuerdo por como estaban haciendo las cosas, ahora bien, si analizaba la situación, la única que podía contener a Elián y subirle el ánimo era ella, así que fue él, quien le dijo a Anyel donde se encontraba Elián para que lo fuera acompañar.

Él estaba en uno de los tantos jardines que rodeaban el colegio, donde Elián acostumbraba a pensar y a estar solo, un lugar tranquilo, lejos del bullicio de los estudiantes, tras las largas cortinas de lianas y hojas, Elián estaba en un mundo completamente diferente. Anyel movió las lianas para lograr pasar y Elián estaba sentado en el césped, recargado contra un árbol.

—¡Es bellísimo! —exclamó Anyel, tratando de romper el hielo —. ¿Cómo es posible que exista un lugar así?, pasa desapercibido por los árboles...

—Lo encontré un día que mi madre me sacó de quicio, siempre vengo aquí cuando estoy deprimido o preocupado, este lugar me libera, me calma —explicó Elián con cierta tristeza —. Fue el año pasado, a los pocos días que entre aquí, yo iba en un colegio de varones, Thomas y yo éramos compañeros. Mi madre me cambió sin siquiera preguntarme, que es lo que yo quería, tenía planes, estaba en el equipo de natación...

—Lo siento... debe haber sido muy difícil, pero, tu madre siempre pasa por encima de todos...

—¡Siempre lo hace!, nunca cambiará —siseó Elián sintiendo una gran frustración —. Mis padres pelearon muchísimo esos días, por mi cambió tan repentino, él no estaba de acuerdo, mi madre vivía atormentándome, yo solo quería huir y ella solo quería que siguiera aparentando, que nuestra familia era feliz, de verdad que.... ella me vuelve loco

—¿Cómo es que Thomas está aquí?

—Bueno... él se traslado a la semana, que yo ingresé a este lugar... es un gran amigo.

—Entonces... ¿ahora estás triste o preocupado?, ¿te arrepientes de haber terminado con Sophie? —preguntó con miedo.

—¿Crees que me arrepiento? —preguntó Elián levantándose del césped.

—Tu mismo lo dijiste, vienes cuando tu estado de ánimo está abatido, deprimido o preocupado... quizás haber terminado con ella, te hizo darte cuenta que estabas en un error...

—¡Nunca dudes de mis sentimientos por ti! —intervino con gran seguridad —. Tengo miedo, pero.... de perderte, de que mis esfuerzos no sirvan, que mi clase social me consuma, como consumió a mi madre, de que todo sea en vano, de volverme loco...

—¡Elián cálmate!, estoy aquí contigo ahora, ya no estás solo, yo pelearé junto a ti, ¡estoy aquí! —dijo sosteniendo las manos frías de Elián, sobre su rostro cálido, Elián asintió, acercándose lentamente a ella, consumiéndose en un intenso beso. Elián la sujetó de la cintura y caminó con ella hasta apoyarla contra un árbol, el corazón de ambos latía rápidamente, Elián no podía controlarse, sus impulsos eran más fuertes que su propia razón, el fuego en su sangre lo estremecía, la campana fue lo único que los detuvo, al escuchar su fuerte sonido, ambos se sonrieron, poco a poco su respiración se moderó.

—Creo que ya debemos irnos  —susurró Anyel. Elián caminó hacia la salida, levantó las lianas para que ella lograra pasar y él salió tras de ella. Caminaron de la mano, hasta la entrada menos frecuentada, quedaron de verse en el recreo de las 15:30 hrs, se besaron en la esquina de un corredor y luego se separaron.

—¡Lo único que no me gusta es que ya ni te veo! —comentó Esther en plan de sarcasmo, mientras esperaban que la profesora Marta llegara para iniciar la clase, sin embargo, la tranquilidad de Anyel duró poco tiempo, a pesar del cariño que le demostraba Elián cada día...

Un fin de semana Ivette requirió la presencia de Elián para una fiesta que haría con la alta sociedad. Sophie sospechaba del extraño comportamiento de Elián, ya que a pesar de que habían terminado, seguía vigilándolo muy de cerca.

Ese día por curiosidad Sophie entró a la habitación donde dormía Anyel, observó superficialmente, levantó de un escritorio una fotografía donde se encontraba precisamente Anyel junto a Esther, asumió que ese escritorio le podía pertenecer. Revisó los cajones, y encontró el manuscrito que le pertenecía a Esther, además de una pequeña libreta con apuntes, al momento de leer la primera hoja de la libreta empezó a entender muchas cosas «Basada en la vida real,  romance de Anyel y Elián»

—¿Qué tontería es ésta? —Sophie leyó las líneas de la creación, estaba inconclusa y solo tenía fragmentos, los cuales no podía comprender del todo, mencionaban a Ivette, como una villana, cruel y despiadada, la visita nocturna de Elian a la habitación de ellas, detallaba la pérdida del dije de Anyel, el como Elián se escabullo al salón para poder estar con Anyel y como iniciaron su relación de manera formal. Las lágrimas de Sophie comenzaron a caer.

—¡Se conocen de la infancia! —susurró con rabia —. Se han burlado de mi todo este tiempo...

El odio de Sophie incrementó, dejó el escrito donde mismo lo encontró para que no sospecharan de que ya había sido leído, a su vez se desquito brutalmente con la fotografía de ellas, la tiró con suma fuerza contra el suelo, dejando el cristal del marco esparcido por todos lados. Esther tuvo que pedir una aspiradora para poder limpiar, Anyel no entendía como se había caído, ya que estaba en un lugar bastante seguro, ni cayéndose de esa altura, lograría romperse como se encontraba en esos momentos. Por otra parte Sophie, quien ya sabía la verdad haría todo lo necesario, para que Anyel saliera del colegio por las buenas o por las malas...

Ese día viernes Elián y Anyel fueron a su jardín secreto, a él le encantaba recostar su cabeza en las piernas de ella, podía estar horas en esa posición ya que, solo en ella encontraba paz. Elián tenía un sentimiento de pesar, no quería que llegaran las 17:00 pm, Esteban siempre llegaba puntual, ni tiempo para despedirse tendría.

—¡Tenemos que irnos! —siseó Anyel, pronto tocarían para la ultima hora de clases, así que debían darse prisa para regresar. Ese día fue diferente, Elián no quiso soltarle la mano a Anyel, a pesar de que ya habían entrado al colegio, a ella se le sonrojaron sus mejillas, todos los observaban, Elián se despidió en una esquina antes de llegar al salón de ella, la besó dulcemente. Sophie que venía doblando se detuvo al verlos y retrocedió para no ser sorprendida.

—¿Qué clase tienes ahora? —preguntó Anyel sujetándolo del cuello.

—Mi maestro de matemáticas esta enfermo, así que iremos a nadar.

—¿Nadar?, ¿Acaso no tienen reemplazo? —preguntó confundida.

—¡Iremos a nadar!— volvió a decir, por la cara que puso Anyel, Elián dejó escapar su risa —. Ahora que lo pienso... tú ingresaste tarde a clases. Lo que pasa es que el año pasado hubo un temblor muy fuerte, provocando el derrumbe de unos sectores del colegio. Unos todavía están en remodelación, pero, la piscina la habilitaron este año, la primera semana de clases.

—Me mencionaste, lo del equipo de natación, en tu colegio anterior.

—¡Exacto!, Aquí también lo estoy, pero, no es tan bueno como el de mi anterior colegio, aunque con Thomas hemos mejorado bastante el equipo...

—¿Ah, si?, hablo la humildad hecha persona —comentó Anyel con ironía, añadiendo:— Me encanta cuando hablas de las cosas que te gustan...

—¿Si?, yo también quiero que me hables de lo que te gusta o disgusta.

—Me disgusta llegar tarde a clases, así que me iré en este instante —comentó Anyel besándolo.

—¡Después podemos ir a nadar juntos!- dijo con cierta coquetería.

—El problema es que no nado muy bien, no tuve la oportunidad de ir a alguna piscina anteriormente, la única que conocí, era la de tu casa y era pésima nadando — dijo Anyel con vergüenza —. ¿Recuerdas que cuando éramos niños me caí en esa piscina?

—Mi padre te sacó del agua, lo recuerdo bien... —afirmó Elián recordando el momento —. Casi se me detiene el corazón.

—Desde ese momento le tomé cierto miedo al agua, quizás más adelante... — Sus palabras hicieron que Elián se quedará pensativo, tal vez ideando un método para que ella perdiera sus miedos.

—¡Te enseñaré yo mismo! —exclamó con ternura.

Sophie sonrió por un momento, no por su cursilería, ya que, le daba nauseas y los celos hacen que una mujer no piense en las consecuencias de sus acciones. En ese momento rápidamente su mente empezó a idear una forma de sacarla definitivamente del colegio y de su vida.

Elián finalmente llegó al gimnasio, Thomas ya estaba dentro, retomando su entrenamiento en el agua.

—¡Hey Romeo! —gritó Thomas en plan de sarcasmo —. ¿Dónde está tu dama?

La pregunta iba dirigida a Elián, quién caminaba lentamente por el borde de la alberca.

—¿A qué viene la pregunta? —preguntó Elián con desconcierto.

—¡Es que pensé que podría ver a Anyel en traje de baño! —Elián lo miró con seriedad y se lanzó sobre él.

—¡Lo siento hermano!, ¡lo siento! —dijo para que Elián lo soltara del cuello —. Ya cálmate Elián... y hablando en serio, ¿pensé que la traerías?

—Lo pensé en su momento, pero, es demasiado responsable y lamentablemente me confesó que no sabe nadar...

—¿No sabe?, ¿y que esperas para enseñarle?

—¡Lo mismo estaba pensando amigo! — contestó Elián sonriéndose.

Más tarde Anyel entró al dormitorio, Esther estaba escribiendo como siempre.

—¿Se fue Elián? —preguntó Esther notando lo pensativa que estaba.

—¡Sí! —contestó desanimada —. Su madre planeó una reunión y debe estar presente...

Anyel se recostó sobre la cama, meditó todo lo ocurrido a lo largo del último mes, estaba realmente feliz de haber encontrado a Elián. El sueño terminó por vencerla. Esther tenía visita de su madre, esa fue la oportunidad perfecta para Sophie de escabullirse hasta la habitación de Anyel y propiciar su astuto plan, dejando una nota sobre su mesa de noche, esperaría las horas que fueran necesarias, hasta que la leyera...

Dieron las 19:00 hrs, y Anyel despertó. Esther estaba haciendo demasiado ruido mientras aseaba la habitación.

—¿Esa es la hora? —preguntó Anyel sorprendida, refregando sus ojos, lo primero que vio fue la nota, la cual leyó de inmediato.

«Anyel, ven a verme estaré en la piscina, necesito estar contigo. Por favor, te estaré esperando.... Elián»

—¡Esther! —gritó Anyel alterada, Esther rápidamente apagó el aparato —. ¿Sabes quién trajo esta nota?

—¡No! —indicó extrañada —. Llegué hace diez minutos y eso me parece que ya estaba ahí...

—¡Quizás no quiso despertarme!, solo esperó a que la leyera.

—¿De quién hablas? —preguntó Esther confundida. Anyel sin pensarlo corrió por el corredor rápidamente. Thomas quien la vio correr se apresuró a preguntarle que ocurría.

—¡Hey bonita!, ¿dónde vas tan rápido?, si te fracturas, Elián me mata...

—¡Thomas! —exclamó tratando de reponerse —. No habíamos tenido la oportunidad de hablar nuevamente, desde ese día...

—¿Por qué?, ¿estás considerando otro novio?

—¡Estás con Amelia!

—¡Ah!, sí es verdad —comentó con ironía, arrugando su rostro.

—¡Thomas! ¿Sabes a qué hora llegó Elián?

—¿Elián? — preguntó confundido —. Él se fue esta tarde a su casa, no tenía idea que había vuelto...

—Entonces... ¿no lo has visto?- cuestiono mientras sostenía la nota —. Encontré esta nota que me escribió, indica que me espera en la piscina...

—Entonces, ¿qué esperas? —Anyel sonrió y siguió con su camino, corriendo lo más rápido que pudo. Thomas de igual manera quedó inquieto, temía que Elián nuevamente hubiera tenido problemas con su madre, necesitaba saber si estaba bien. En su camino apareció Alex, quien justo apareció en el momento preciso.

—¿Alex tu padre esta de turno en la portería?

—¡Sí Thomas!, ¿qué necesitas?...

Subsecuente, Anyel llegó al lugar acordado, pero estaba demasiado oscuro para poder ver, caminó cuidadosamente por el lugar. En ese instante Thomas se estaba enterando por Michael, el portero que Elián no había entrado al colegio, incluso aludió que él mismo vio cuando se fue a las 17:00 con su chófer. Eso realmente confundió a Thomas, agradecido por la información se retiró y pensó más claramente en lo sucedido. Si Elián estaba en su casa, ¿quién envío la nota?. 

Después de meditar por varios minutos, recordó las palabras de Elián, se le pasaron por la mente como una ola, que lo invadió, helando sus huesos «lamentablemente me confesó que no sabe nadar». Fue en ese momento que Thomas corrió con preocupación, Anyel aún no daba con Elián, además no respondía a sus gritos, su poca visibilidad le dificultaban las cosas, solo había un foco pequeño encendido. Alejandra una de las amigas de Sophie se acercó a Anyel cautelosamente y por la espalda la empujó a la piscina. El grito de Anyel lo escuchó Thomas desde afuera, el cual lo hizo apresurarse aun más. Anyel pataleaba y gritaba por su vida, pero, el aire ya era escaso y se hundió hasta el fondo, Thomas encendió la luz y sin pensarlo se lanzó para salvarla. Anyel por un momento pudo ver nuevamente al señor Dante ir por ella, como cuando la salvó en su niñez, sintió que la sujetaron fuertemente y fue llevada a la superficie.

Desde una esquina Alejandra junto a Roberta y Sophie observaban la situación perplejas, Thomas le daba respiración de boca a boca, intentaba reanimarla. Alejandra temblaba no podía creer lo que había hecho.

—¡Sophie dijiste que era una simple broma! — dijo Alejandra totalmente alterada.

—¿Anyel no sabía nadar? —preguntó Roberta aterrada —. ¿Sophie querías matarla?

—¡No exageren! —indicó Sophie viendo que Thomas, ya tenía todo bajo control, Anyel ya había reaccionado, tocia con gran intensidad, mientras botaba el agua por su boca.

—¿Estás bien? —preguntó Thomas con preocupación, Anyel estaba demasiado afectada como para contestar. Thomas observó el papel flotando en el agua y lo guardó entre su ropa, posteriormente la acompañó hasta su habitación. Por suerte Esther y Anyel eran las únicas que se quedaban los fines de semana, facilitándole las cosas a Thomas.

—¿Qué les pasó? —preguntó Esther sorprendida, de verlos a ambos totalmente empapados —. ¿Quiénes son ellos?

—¡Hasta aquí chicos! —exclamó Thomas a los dos muchachos que los acompañaban —. Esto es para ti y esto es para ti...

—¡Es mucho dinero! —indicó uno de los chicos con sorpresa.

—¡Lo es!, necesito que sequen el piso desde aquí, hasta la entrada del primer nivel, que da a la piscina, además que no comenten esto con nadie —Ambos chicos asintieron y procedieron a realizar el trabajo.

—¡Eres todo un gángster! —comentó Esther con sarcasmo, posteriormente se avergonzó porque lo dijo en voz alta. Rápidamente lo ayudó con Anyel, sacó toallas secas del closet y la cubrió, también le entregó una a él.

—¿Quién eres? —preguntó Esther mientras secaba el cabello de Anyel con una de las toallas, Esther sabía perfectamente quien era, solo quería que no lo notara, incluso le hizo gestos a Anyel para que no comentara nada.

—¡Soy Thomas amigo de Elián! —indicó exaltado.

—¡Anyel tienes que cambiarte! —indicó Esther, pero, Anyel no reaccionaba.

—¿Tienes con que secar esto? —preguntó Thomas enseñando la nota en cuestión.

—¿Es la nota que recibió Anyel? — preguntó Esther con rabia, Thomas asintió. Ella se dirigió al closet de Amelia y Daniela, tomó prestado un secador de cabello, le pidió a Thomas que cerrara la puerta para que el ruido no molestara a las que seguían en los dormitorios continuos. Un poco de aire bastó para deshumedecerlo.

—¡Por lo visto no es la letra de Elián! —Anyel dejó caer sus lágrimas, el suceso le había afectado bastante, tanto fue así, que se desvaneció en el aire, Thomas alcanzó a sujetarla antes de que llegara al sueño.

—¿Está bien? —preguntó afligida

—¡Solo está inconsciente!, debe haber sido un shock terrible.

—Necesito que entre en calor —mencionó Esther —. ¡Volteate por favor!

Thomas lo hizo de inmediato, Esther la cambio rápidamente, posteriormente secó su cabello, ni siquiera el sonido del secador de pelo la había despertado. Al terminar Esther le pidió a Thomas que la cambiara de cama, ella necesitaba retirar la ropa mojada.

—Si eres amigo de Elián, ¿qué haces aquí? —preguntó Esther tratando de entablar una conversación con un tema diferente.

—Mis padres están en un viaje de negocios y discutí con Amelia...

—¿Eres novio de Amelia? —preguntó Esther con un tono de sorpresa, esa parte no la sabía, jamás los vio en algún plan romántico, Amelia era bastante discreta.

—¡Sí!, o más bien su juguete —indicó con sarcasmo —. ¿Te sorprende?

—Si... es que, nunca los he visto juntos, además, nunca te menciona —comentó Esther —. Lo siento... no es de mi incumbencia

—¡Descuida! —dijo Thomas con cierta añoranza —. Antes de que empezara nuestra relación, estaba enamorada de Elián, creo que nunca dejó de quererlo, por eso odia a Sophie...

—Bueno... no es la única que odia a Sophie y no todas estamos enamoradas de Elián, ¡solo espero que ahora no odie también a Anyel! —indicó, sacándole una sonrisa a Thomas, preguntando —. ¿No te ama?

—¡Sí! —afirmó Thomas titubeante —. pero no lo suficiente...

Esther fue a su closet y sacó un suéter y se lo entregó para que se quitara su camisa húmeda.

—¡Era de mi hermano! —indicó antes de que preguntara.

—¡Gracias! —La presencia de Thomas la comenzó a colocar nerviosa, hasta cierto punto, que al momento que se retiró la camisa delante de ella, Esther solo optó a retirarse las gafas y empezó a limpiarlas con su blusa, Thomas se sonrió, ella le parecía bastante tierna. Repentinamente Thomas se aproximó a Esther, ella a su vez retrocedió hasta quedar apoyada en su escritorio, él se le quedó mirando fijamente a los ojos.

—¿Qué sucede? —preguntó Esther temblando podía sentir el calor de su respiración sobre su rostro.

—Tienes ojos verdes, con los lentes no se te notan — dijo sonriendo —. Deberías dejar de esconderte detrás de ellos o cambiar el modelo, eres muy bonita.

El corazón de Esther palpitaba aceleradamente, Thomas se terminó de vestir e indicó que iría a llamar a Elián, el merecía saber lo que sucedía, no obstante, volvería para saber como seguía el estado de Anyel, Esther asintió y él se marchó. Anyel abrió los ojos de inmediato.

—¿Hace cuánto despertaste? —preguntó Esther con preocupación.

—¡Hace unos minutos! —contestó Anyel muy débil.

—¡Nos tenias preocupados!

—Es que no quería interrumpirlos —dijo sonriéndole.

—¡No teníamos nada! —contestó Esther sonrojándose.

—¡Si claro!, eso ni tú te lo crees...—Esther sonrió podría ser cierto, además su relación no estaba en los mejores términos, quizás podría existir la posibilidad que alguien como él, se fijara en alguien como ella.

—Ahora que lo pienso, no mencionaste a un hermano —argumentó Anyel —. Él está... está

—¡No! —intervino Esther de inmediato —. No le pasaría a Thomas el suéter de un muerto, se fue al servicio militar, antes de que yo ingresara a esta escuela, aunque es curioso... ya que, no me dolió deshacerme del suéter, incluso ni siquiera pensé cuando se lo entregué, es mi favorito, aún sentía que su aroma estaba en él...

—¡Ya no más! —indico Anyel, haciendo que Esther se ruborizara.

Thomas nuevamente fue a la portería, pidió a Michael el teléfono, Elián estaba junto a su madre y los demás invitados en el salón de su casa. el mayordomo se abrió paso entre los invitados hasta llegar a él.

—¡Joven Elián tiene una llamada! —informó Albert.

—¿Quién es? —interrumpió Ivette, Elián se puso nervioso.

—Es el joven Thomas señora —contestó Albert, Elián dejó escapar un suspiro de alivió.

—Voy Albert, ¡gracias! —A Ivette le convenía que su hijo mantuviera esas amistades, fue ella misma quién le permitió que tomara esa llamada. Elián se disculpó con las amistades de su madre y fue a contestar.

—¿Hermano a que se debe tu llamada?—preguntó animado, me salvaste del suicidio.

—Elián quiero que escuches y no te alteres —pidió antes de continuar.

—¿Qué pasó?

—Es Anyel —Con solo mencionarla, sintió una opresión en el corazón.

—¿Qué le pasó?, ¡habla no te quedes callado!—gritó Elián entrando en pánico.

—Lo que pasa es que a Anyel le llegó una nota de parte tuya, indicaba que tú la estarías esperando en el gimnasio cerca de la piscina —Thomas hizo una pausa temía que hiciera una locura, solo lo escuchaba resoplar por la bocina del teléfono.

—¡Thomas termina! —suplicó desesperándose.

—La empujaron a la piscina, casi se ahoga, llegué a tiempo, pero, anímicamente está mal — Elián estaba sin habla, además... ¿que podía hacer desde su casa?, su cuerpo se enfrió totalmente.

—¿Sabes quién lo hizo?

—¡No!, solo tengo la nota que le enviaron, le hice reanimación, hice todo lo que estuvo en mis manos, la llevé a su habitación. Esther esta con ella en este momento —Sus palabras no calmaban a Elián.

—¡Voy para allá! —dijo Elián con decisión.

—Elián cálmate, además... ¿qué le dirás a tu madre? —Thomas tenía razón. Ivette no lo dejaría salir de la casa a altas horas de la noche, él le prometió que la cuidaría y que iba a estar al pendiente, de ella en todo momento. Elián en toda la velada no podía estar concentrado su cabeza estaba en otro lado, junto a Anyel, llegó a pensar que su madre podría ser capaz de hacerle daño, pero, era imposible, hace meses que no iba a la escuela, como se podría haber enterado, Ivette notó lo extraño de su comportamiento...

—¿Pasó algo? —preguntó desconcertada.

—¡No me siento bien! —Por su cara de preocupación, Ivette le creyó de inmediato, permitió que se retirara, sin embargo, le recordó el almuerzo que tenían con unos inversionistas al día siguiente, Elián asintió, pero por dentro sentía una rabia e impotencia incalculable...

Continuará...

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