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pov's jeon jungkook

Estaba algo aterrado después de todo. Papá nos llevó en auto hacia la Academia, como siempre era JiYu quien estaba en el asiento de adelante, permitiéndose escuchar la música que quiere. Portaba su ropa de porrista y cargaba con esos malditos pompones, todo de ella gritaba glamour con algo de vanidad. A mi lado, una molesta gemela cruza sus brazos, ni ella ni yo queríamos venir, es realmente detestable que nos obliguen a asistir con la barata excusa de pasar tiempo juntos. Gyeong-Hui es agradable, por eso siempre he estado a su lado, la chica que nos aleja es JiYu, quien al parecer se avergüenza de ser familia de personas como nosotros.

—Llegamos. —anunció el mayor cuando el vehículo se detuvo— Espero que sonrían, no quiero peleas frente a las cámaras.

—Sí... —asentí, quitándome el cinturón de seguridad.

—Adiós, papi. —JiYu fue la primera en bajar tras darle un beso en la mejilla a su padre.

—Te veo más tarde, papá. —Gyeong-Hui chocó puños con el hombre, para así de un obvio mal humor seguir de atrás a su gemela. Me han dejado solo.

—JungKook —me llamó antes que bajara, me detuve para verlo— cuidalas. No necesito de escándalos en mi carrera. 

—Sí. —asentí— Lo haré, papá.

—De acuerdo, mantenlas vigiladas. 

Una pizca de culpa pellizco mi estómago cuando vi el auto de alta gama irse entre otros tantos, estoy en una familia que me acogió con lo más parecido a amor, sin embargo, traicione la confianza de ellos cuando... me acosté con JiYu, sin dudarlo, sin arrepentimientos en medio del acto. Saboree a su hija siendo de madrugada, y planeaba hacerlo hoy también. Indudablemente me puedo considerar un desgraciado que no agradece nada de lo que le dan. Ahora, al girar para buscar a las chicas, una gran multitud de personas comienza a amontonarse yendo hacia la cancha. No tenemos clases, todo acto se suspende para solo ver a esos simios jugar contra otro equipo vecino. Suspiré, ¿Qué le ven de bueno a esto? Es repugnante.

Tuve que seguir avanzando, hasta llegar, busque en las gradas rastro de la pelinegra con lentes, la hallé cuando sus manos se agitaban en el aire tratando de llamar mi atención. Enternecido subí hasta colocarme a su lado, pasando entre algunos alumnos con carteles y rostros maquillados con los colores del equipo. Pude notar como la chica compró unas gaseosas y bastones de queso para nosotros.

—Gracias.—dije al morder uno.

—JiYu va a entrar para dar inicio. —señaló a las porristas entrando.

Examiné a la gemela de sonrrisa hipocritamente grande, con su diminuta ropa, en mi cabeza solo pasan escenas donde se la quito. Tuve que centrarme en otra cosa para no terminar con una erección en medio del bullicio de gente. Respire, y exhale.

—¡Woah, mira eso! —las chicas daban vueltas en el aire, literalmente, se impulsan entre sí con sus bailes difíciles y pompones brillosos para sorprender al público con acrobacias dignas de un circo— ¡JiYu lo hace bien!

A pesar de que no son exactamente las hermanas más demostrativas, sé que muy en el interior ambas se quieren, es JiYu quien protege a Gyeong-Hui de los abusivos que intentan molestarla. Todos los insultos no son nada, el amor que se tienen soluciona cualquier conflicto.

Quisiera que también fuera así para mi.

Minutos después, el espectáculo dio por terminado, provocando que toda la tribuna comenzará a aplaudir, tuve que seguirlos pero sin emoción.

—Los jugadores están por entrar.—decía alguien más arriba, y fue así.

El equipo entró, provocando más gritos de aliento. Yo, cansado, solo deseé estar en la cama o en el club golpeando un saco de boxeo. La realidad es que estoy aquí, viendo a un montón de idiotas con más músculos que cerebro perseguir una pelota, gol tras gol terminó en ellos ganando. No me emocionaba, en realidad, ni siquiera los estaba viendo, o era así hasta que la gemela a mi lado sostuvo con fuerza mi brazo para obligarme a ver con emoción lo que pasaba en la cancha. El jugador estrella, quien pateo la pelota para meter el último gol, corrió hacia las porristas, fue quien tomó de la cintura a JiYu para plantarle un fogoso beso que todos pudimos ver. Hasta la lengua, todo de él estaba en ella. No lo apartó, alimentó más a la tribuna.

Con odio, ella dirigió su mirada hacia mí, como si disfrutará verme sufrir. Lo cierto es que también puedo jugar a eso.

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