Primeros días

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Yoongi

Tome una decisión un tanto apresurada tal vez, pero después de lo poco que había visto, no podía dejar que Aerin terminara con el mismo destino que su hermano, ella no pidió mi ayuda lo se, pero en verdad no puedo dejar que vuelva a pasar lo de esta noche.

—No será un camino sencillo niño, es una enorme responsabilidad la que planeas echarte encima.

—Lo tengo en cuenta  señora Choi, pero no la dejare a su suerte, no si puedo hacer algo.

—Tendrá síntomas muy fuertes por la abstinencia estos días, no se que clase de drogas este consumiendo, pero vendré en estos días para traerte algo para calmar los síntomas, ¿Seguro que la mantendrás aquí? —Seokjin me miro dudoso

—¿Dónde mas si no?, su madre la hecho a la calle, además no me cuesta nada.

—Aun así, si puedo vendré entre semana para darte una mano con la niña

—se lo agradezco señora Choi

—Bueno Min, te dejo los posibles síntomas que presentara para que no te asustes porque si serán algo graves, tratare de conseguir el medicamento lo mas rápido que me sea posible.

Le pague a Seokjin sus servicios además de darle una compensación a la señora Choi por ayudarme, pero esta me dio un bastonazo regresándome el dinero, después de que se fuero, me puse a arreglar el cuarto de mi madre, que es donde planeaba dejar que se quedara Aerin. Ella estaba dormida en el sofá, la señora Choi me hizo el favor de vestirla y limpiarla.

Mientras la subía a la habitación, me seguía sorprendiendo lo poco que pesaba, siempre fue algo pequeña, pero aun así es muy extraño sentir que sea tan ligera, la deje con cuidado en la cama, la arrope y me puse a preparar todo para lo que vendría.

No me di cuenta que me quede dormido en el sofá, estaba agotado no había dormido en toda la noche, sin mencionar que no planeaba tener visitas en mi estancia en este lugar, así que alistar todo fue extenuante, los rayos del sol me despertaron al entrar de manera intensa por la ventana de la sala, me estire con demasiada pereza, me dolía la mayor parte del cuerpo dormí casi sentado, ahora el hambre me atacaba.

Subí las escaleras para revisar a Aerin, que todavía dormía por la cantidad de analgésicos que Seokjin le había dado, la inflamación del rostro había bajado un poco, su respiración era mas calmada, le tome la temperatura y después Salí de la habitación para prepararme algo para comer.

Estaban por dar las dos de la tarde, mientras cocinaba un poco de carne y pasta sonó mi teléfono, me imagine quien era, ahora que le informara de mi decisión creo que me regañaría y seria una larga platica.

—Buenas tardes Hobi

—Estuve marcándote demasiado, ¿Por qué no contestabas el teléfono?

—Noche algo larga

—¿Qué pasó?

—Se quedará conmigo

—No es un cachorro que puedas adoptar, apenas puedes mantenerte vivo tu solo, ¿Cómo lidiaras con esta situación?

—Me las apañare

—¿Necesitarás algo?

—Un amigo

—Eres un imbécil con suerte ¿lo sabes?

Los siguientes días fueron algo lentos, ella dormía casi todo el tiempo, Seokjin la tuvo que canalizar porque no quería comer nada, además que los fuertes vómitos no le permitían conservar nada en el estómago más allá de una sopa o líquidos, el proceso de desintoxicación apenas había iniciado.

—Recuerda que se tome la metadona en sus horarios, trataremos de que le sea lo más leve posible.

—Ha estado medio perdida, apenas si dice un si o un no, su mirada esta apagada casi todo el tiempo.

—Es normal, apenas empieza a salir de su cuerpo la droga, puede decirse que no está del todo aquí. Además el trauma que sufrió, no es algo tan simple.

—Me siento muy idiota con esto, lamento molestarte tanto.

—No pasa nada, ya viene la etapa más difícil, necesitas energías para eso.

Y no mentía esa noche fue la primera en una crisis para Aerin.

—¡LARGATE! ¡MALDITO HIPÓCRITA! ¡TU PUTA CONCIENCIA NO ES MI PROBLEMA! ¡NO ERES NADA MIO!

Aerin me lanzaba todo lo que encontraba mientras su cuerpo temblaba sin control, sudaba frío y sus pupilas estaban contraídas.

—Debes calmarte, solo intento ayudarte.

—¡YO NO PEDI TU AYUDA!—cayo de rodillas al suelo —te fuiste, mi hermano también lo hizo, ahora mi madre igual

Sus ojos se humedecieron, se agachó a llorar con la cabeza contra el suelo, golpeando una y otra vez, me acerque pero me empujaba, seguí insistiendo hasta que por fin logré abrazarla.

—No debiste volver, debiste quedarte, seguir alejado de toda esta mierda, ya es muy tarde.

No dije nada, la dejé llorar todo lo que quiso hasta que se quedó dormida, no podía hacer más, la fiebre la debilitó junto con el llanto, administre la medicina y la dejé en cama con compresas frías en la frente.

En las noches las pesadillas  la despertaban, se lastimaba los brazos arañándose con frustración, me golpeaba, además del vómito nocturno.

Habían sido tres noches seguidas así, hasta que por fin durmió toda la noche, logré descansar un poco para mantenerme cuerdo, la semana fue un incordio y deseaba que pronto mejorará. En la mañana comencé a preparar la tierra para sembrar en el jardín de mi madre, quite la maleza, hice algunos arreglos a la cerca, además de fertilizar la tierra, me había preparado una jarra grande de limonada, el trabajo físico me ayudaba a liberar mi estrés, el calor era tolerable, aún así solo traía una camisa de tirantes negra. Sentí una mirada desde la ventana del cuarto de mi madre, Aerin estaba despierta, debería prepare algo de comer ahora que retuvo algo en su estómago.

Limpie un poco el sudor de mi frente, lave mis manos, y saque todo para preparar estofado de tofu, espero aún sea su favorito, casi no hemos hablado, pero es entendible ella no lo está pasando bien y tampoco se lo estoy dejando sencillo. Si llego a flaquear siento que se irá todo el avance a la mierda.

Termine de cocinar y subí con una bandeja de comida, cuando iba subiendo las escaleras, algunos gemidos del cuarto de Aerin me alertaron, es raro que tenga un ataque a estas horas, más si había estado estable toda la noche, corrí con la bandeja, la dejé en el suelo junto a la puerta y entre corriendo, pero no era un ataque lo que estaba teniendo, sus gemidos se debían a la Intensidad de sus dedos moviéndose dentro de ella.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro