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Después de cinco meses...

—¡Yoongi, regresaste! ¡Qué felicidad! —exclamó Tae, con una sonrisa radiante.

—Tae, tienes una barriga enorme —respondió Yoongi, sorprendido.

—Sí, lo sé. Ni yo me lo creo. Después de tener una figura tan envidiable, supongo que querrás salir corriendo —dijo Tae, con un tono triste.

Vi el rostro triste de Tae y me sentí mal por él. Aunque ya no éramos novios, no lo dejaría solo porque él simplemente era el omega más hermoso.

_____________

Jimin, ¿ya te enteraste? —preguntó Jungkook, acercándose a mí.

—¿Enterarme de qué? —dije mientras caminaba hacia la cafetería.

—Yoongi regresó y estaba caminando con Tae como si nada. Tal vez ese bebé que espera Tae es de Yoongi, ¿no crees?

—No sé, Jungkook, y para ser honesto, no me interesa —respondí, aunque en ese momento vi a Yoongi caminando de frente. A pesar de que me vio, ni me saludó. Sentí pena por mí mismo porque mi corazón no dejaba de acelerarse al verlo.

—¡Jimin! Planeta Tierra llamando a Jimin —dijo Jungkook, sacándome de mis pensamientos.

—Sí, Jungkook, perdón. Estaba pensando en qué pedir.

—Sí, claro. Mejor pidamos un café —dijo Jungkook, sonriendo.

Estábamos tomando café cuando Jin llegó súper emocionado.

—¡Chicos! ¡Chicos! No me lo van a creer, pero en 3 días va a haber una fiesta de inauguración de un antro espectacular, solo para gente top. ¡Tenemos que ir!

—¡Sí, sí, sí! ¡Vayamos! —respondió Jungkook, entusiasmado.

—Paso —dije, tratando de evitar la situación.

—No, no, no. Nada de eso, Jimin. Tienes que ir con nosotros —insistió Jin, con una sonrisa.

—Solo alejaría a potenciales alfas de ustedes porque siempre que están conmigo, ellos se alejan —respondí, sintiéndome inseguro.

—Nada de eso, Jimin. Tú eres muy hermoso, solo debes confiar en ti —dijo Jin, mirándome con seriedad.

—Sí, Jin tiene razón. Queremos que vayas y compartas con nosotros —añadió Jungkook, apoyando a Jin.

—Está bien, lo pensaré —dije, aunque en el fondo sabía que me costaría mucho tomar esa decisión.

_______________


Entré a la habitación de Jimin y me senté en su cama.

—Amor, han pasado tres días y tus amigos no dejan de llamarte. ¿Qué ocurre?

—Papá, diles que me fui de viaje.

—No, Jimin, diles la verdad sobre lo que está ocurriendo.

—Papá, lo que ocurre es que soy un nerd al que todos odian. No soy bonito para nada.

—Mi vida, tú no eres bonito; tú eres hermoso. Déjame llamar a mi equipo y ponerte más guapo de lo que eres. Te prometo que al terminar no te vas a reconocer y podrás ir a esa fiesta a robar suspiros y miradas.

—¿De verdad crees eso?

—Sí, no te lo digo porque seas mi hijo, te lo digo porque es la verdad. Eres un diamante en bruto.

—Está bien, confiaré en ti, papá.

Me levanté emocionado y tomé mi celular para llamar a mi equipo. Quería un cambio completo para Jimin. Había esperado tanto por este momento que no podía ocultar mi emoción.

Me asusté al ver llegar a tantas personas.

—¿Papá?

—Hijo, confía en mí. Lo vas a agradecer —dijo mi padre, con una sonrisa tranquilizadora.

De repente, varias personas empezaron a trabajar en mi cabello, mientras otros tomaban mis medidas. Me sentía como un robot, como si nunca fueran a acabar. No me dejaban verme en el espejo y eso me estaba dando ansiedad. Después de lo que sentí como una eternidad, mi padre me quitó los lentes y me hizo poner unos lentes de contacto transparentes. El traje era rojo, un color que jamás me habría atrevido a usar por mí mismo. Además, dejaba mi espalda descubierta, mostrando los tatuajes que me había hecho hace mucho tiempo. Me sentía incómodo; en realidad, me sentía desnudo. Mis cabellos ya no eran negros, eran rojos con destellos naranjas. Ni siquiera sé cómo explicar lo que veía. Frente a mí estaba otro yo.

Finalmente, me llevaron frente a un espejo de tamaño completo y mi corazón latía con fuerza, y mis manos temblaban ligeramente. Cuando me vi, no pude evitar abrir los ojos de par en par. Mi rostro estaba ligeramente maquillado, resaltando mis rasgos de una manera que nunca había visto antes. Mis labios tenían un toque de brillo y mis ojos parecían más grandes y expresivos.

—¿Ese soy yo? —pregunté, incrédulo, mientras tocaba mi reflejo.

—Sí, hijo. Ese eres tú —respondió mi padre, con orgullo en su voz.

Sentí una mezcla de emociones: asombro, alegría y un poco de nerviosismo. Nunca me había visto tan bien. Por primera vez, me sentí realmente hermoso. Una sonrisa tímida se dibujó en mi rostro mientras seguía observando cada detalle.

—Papá, no sé cómo agradecerte esto —dije, con lágrimas de felicidad en los ojos.

—No tienes que agradecerme nada, hijo. Solo quiero que te sientas seguro y feliz. Ahora, ve y muestra al mundo lo increíble que eres.

Después de despedirme de mi padre, subí al auto. Era la primera vez que me ponía lentes de contacto y un traje ajustado al cuerpo, y eso me asustaba un poco. Pero sabía que era el momento de enfrentar mis miedos.

Mientras tanto, en otro lugar...

—¿Qué pasa, Yoongi? —preguntó Tae, notando la expresión preocupada de Yoongi.

—La estoy pasando mal, Tae. ¿Por qué solo te has puesto un top que deja al descubierto tu abdomen? Mira, todos pasan haciendo comentarios hirientes y trato de defenderte, pero parece que te da igual —respondió Yoongi, con frustración.

—No puedo hacer nada con lo que diga la gente. ¿Sabes qué? Voy a sentarme a comer —dijo Tae, con un tono de resignación.

Yoongi volteó a ver todo lo que Tae había pedido para comer y no podía creerlo. Era demasiado, tanto que estaba llamando más la atención de los presentes.

__________

Me dirigía a la fiesta con una mezcla de nerviosismo y emoción. Se que esta noche será diferente, esta noche puede cambiar todo. Me sentía más seguro de mí mismo; aunque todavía tenía dudas, estoy decidido a enfrentar mis miedos y probarme a mí mismo que sí puedo.

Cuando entré, todos voltearon a verme. Era como si los reflectores se hubieran quedado en mí. Nadie hacía comentarios; parecían anonadados, hasta que escuché a varios alfas decir: "¿Quién es él?". Los únicos que me reconocieron fueron mis amigos cercanos, quienes celebraron y vinieron corriendo hacia mí.

—¿Jimin, y este cambio? —preguntó Jungkook, emocionado.

—Me di cuenta de que, si seguía siendo el mismo, nunca nadie se fijaría en mí y nunca experimentaría las cosas que ustedes sí han hecho. Ustedes saben, nunca he tenido sexo ni he dado mi primer beso, y ya tengo veinticinco años.

—Igual, Jimin, no es como que tengas que hacer todo eso en un día... —dijo Jin, tratando de calmarme.

—Sí, lo sé —respondí, empezando a caminar. Sentía que los tacones eran como una extensión de mi pie, pero, a medida que avanzaba, varios alfas me detenían para invitarme a bailar. Los rechazaba uno tras otro, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción.

—Sí, Jimin, un paso a la vez. Luego aprenderás a bailar —dijo Jin, sonriendo.

Me reí y le respondí:

—Si yo bailo, ustedes me pedirán clases —dije, bromeando.

Mis amigos se rieron y, en ese momento, empezó a sonar una bachata. Me detuve y, sin pensarlo mucho, empecé a bailar pegadito con un alfa. Sentí cómo la música me envolvía y, por primera vez, me dejé llevar por el ritmo. Los nervios se desvanecieron y una sensación de libertad y alegría me invadió.

En medio de todos los que estaban en la pista de baile, vi a un hermoso joven con traje rojo bailando. Volteé a ver a Tae, tan concentrado en la comida que no creo que le importe si me pierdo un momento. Me levanté y pregunté a uno de los amigos cercanos:

—¿Quién es él?

—¿No lo reconoces? Es Park Jimin...

—¿Qué?

—Sí, es Park Jimin, el que olvidaste por Tae y al que ni saludaste nuevamente —dijo Jin, enojado.

Me quedé en silencio, esperando a que Jimin terminara de bailar. Cuando la música paró, me acerqué a él.

—Jimin, ¿cómo estás?

—Hola, Yoongi. Bien, ¿y tú?

—Bien. Perdona por no haberte escrito en este tiempo.

—No pasa nada, entiendo que tienes tu pareja.

Empezó a sonar otra bachata y le pregunté:

—¿Quieres bailar esta conmigo?

—¿No tendrás problemas con Tae?

—No creo. Está más pendiente de la comida que de otra cosa. Ven —dije, tomando su mano.

Sentí una mezcla de nerviosismo y emoción al tomar su mano. Jimin me miró con una mezcla de sorpresa y duda, pero finalmente asintió. Nos movimos al ritmo de la música, y por un momento, todo lo demás desapareció. Sentí una conexión que había olvidado, una sensación de familiaridad y calidez.

—Jimin, te ves increíble esta noche —dije, mirándolo a los ojos.

—Gracias, Yoongi. Tú también te ves bien —respondió, sonrojándose ligeramente.

Mientras bailábamos, no pude evitar sentir una punzada de arrepentimiento por cómo había tratado a Jimin. Quería decirle tantas cosas, pero no sabía por dónde empezar.

Empezamos a bailar, olvidando el resto de las personas a nuestro alrededor, y cuando fui a dar una vuelta, Yoongi se pegó a mi y sentí su miembro duro y su respiración en mi cuello. A pesar de la incomodidad y el nerviosismo, me quedé tranquilo. Luego terminé de dar la vuelta, pero él ahora había puesto su pierna en medio de mis dos piernas. La música acabó y Yoongi seguía pegado a mí. Yo me separé y dije con una sonrisa: —Ya sé, acabó la música.

—Perdón, Jimin, qué vergüenza.

—No pasa nada... —hice una pausa, sintiendo incomodidad—. Bueno, iré con mis amigos.

Me percaté de mi erección y me disculpé con Jimin: —Perdón, estas cosas nunca me habían pasado.

—Está bien, Yoongi.

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