༺ Capítulo LIV ༻

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Tras escuchar un golpeteo en su casa, el guerrero Min Yoongi fue el primero en despertar, alerta. Tan pronto como el sonido se repitió, se incorporó sentándose en la cama.

Ante el repentino movimiento, Jimin se quejó y se estremeció suavemente al verse sin el cálido cuerpo de su esposo cubriéndole. Al observar aquello, Yoongi inmediatamente tomó las mantas y cubrió más a su pelinegro doncel.

Levantándose, se vistió apresuradamente. Observando hacia la chimenea en la habitación, se percató como ya estaba en los últimos rastros, cosa que explicaba por qué estaba tan frío. Acercándose, le echo un par de troncos más y la volvió a encender correctamente.

La puerta de su habitación fue golpeada esta vez. Levantándose, Yoongi fue hasta ella y la abrió, revelando a un casi dormido Hoseok que luchaba contra el sueño en pie.

—Alguien busca... —bostezo—. Señor Yoongi... —informó.

—Vuelve a dormir —ordenó.

El joven esclavo asintió y arrastró sus pies nuevamente hacia el montón de piel es frente a la chimenea encendida y se volvió a quedar dormido.

Dirigiéndose hacia la puerta de la entrada, el guerrero la abrió y se encontró con uno de sus hombres que hacía guardia esa noche.

—¿Qué sucede?

—Mi señor, los hombres que enviaron con la malvada Ahin para dejarla en su clan han vuelto. Ambos dijeron que en su viaje de vuelta, se encontraron con un barco de un clan desconocido —informó.

Las cejas de Yoongi inmediatamente se juntaron ante dicha información.

—¿Le avisaron a mi hermano?

El guerrero asintió fervientemente.

—Sí, el jefe del clan quiere que se reúna en su casa, ahora.

—De acuerdo —aceptó y observó sobre su hombro un momento—. Iré enseguida, por mientras, despierta más hombres para que les ayude a vigilar la costa, no quiero que ninguna sorpresa nos tome desprevenidos —indicó.

Con el guerrero asintiendo ante su orden, Yoongi volvió al interior de su casa. Echándole un tronco más al fuego del esclavo, se dirigió a su habitación y fue directo a la cama con su doncel. Sentándose en la orilla, acarició su rostro.

—¿Quién era? —bostezo el doncel.

—Un guerrero. Vino a avisarme que Namjoon requiere de mi presencia en su casa —anunció.

Aun sin abrir sus ojos, Jimin juntó profundamente sus cejas.

—¿Por qué? —cuestionó y luego se quejó—. Joder. ¿Por qué me duele tanto la cabeza?

Sonriendo inevitablemente ante los refunfuños de su pareja, el guerrero acarició su cabello oscuro.

—Eso sucede cuando bebes hasta el punto en que tu tonto esposo te tiene que llevar entre sus brazos a casa y acostarte a la fuerza porque querías seguir bebiendo —indicó divertido.

—No sé de qué hablas —refunfuñó.

—Lo harás cuando despiertes bien, lastimosamente, no podré estar presente para verlo y presenciar tu dulce sonrojo —se lamentó con una sonrisa—. Solo sigue durmiendo, le diré a Hoseok que te prepare algo para cuando te levantes.

Jimin se quejó, pero se acurrucó entre las mantas para seguir durmiendo.

Depositando un suave beso en su sien, Yoongi lo arropó más y salió de la habitación prometiendo volver pronto. Acercándose al joven esclavo, se agachó y le removió un poco para despertarle.

—¿Qué? Estoy despierto, ¿qué sucede? —cuestionó Hoseok, apenas moviéndose.

—Cuando Jimin despierte, llévale un brebaje fuerte para el dolor de cabeza y prepárale una tina con agua caliente. Querrá sacarse el olor a cerveza —ordenó.

—Sí, señor... Por supuesto... —respondió el esclavo, con sus ojos cerrados.

—¿Qué es lo que debes de hacer? —cuestionó.

—Brebaje. Baño —balbuceó.

Asintiendo satisfecho, Yoongi se levantó y tomó su capa antes de salir de la casa. Exponiéndose a una fría mañana en donde el sol aún no daba sus primeros indicios de aparecer, el guerrero rápidamente hizo el camino por el solitario y silencioso pueblo hasta la casa de su hermano. Y considerando que muchos bebieron y se divirtieron hasta tarde celebrando, el guerrero ni siquiera estuvo sorprendido de encontrarse con uno o más idiota que no alcanzó a llegar a su casa para dormir cómodamente.

Llegando hasta la casa de su hermano, solo necesito dar un golpe en la puerta antes de que esta fuera abierta por su primo.

—¿Qué tan malo es? —cuestionó tras entrar.

—Namjoon te estaba esperando para hablar —respondió y cerró la puerta.

Adentrándose más a la casa, Yoongi fue hasta el lado de la chimenea donde se encontraba su hermano y aprovechó de calentarse al igual que los demás.

—Como les habrán informado, lo guerreros que enviamos para que entregaran a Ahin a su clan vieron un barco en su camino de vuelta —anunció Namjoon.

—¿Es del clan Park? —cuestionó Jungkook.

—En la oscuridad no apreciaron bien la bandera, por lo que no sabemos de qué clan pertenece exactamente, solo que están en nuestras rutas marítimas —explicó.

—¿En qué parte exactamente? —indagó Yoongi.

Alejándose del fuego, el jefe del clan se acercó a la mesa y señaló el mapa sobre esta.

—Ellos utilizaron esta ruta para entregar a Ahin, es la más fácil para nosotros que sabemos usarlas —anunció señalando dicho lugar en el mapa—. Pero de vuelta, quisieron un camino más rápido y viajaron por aquí, otra ruta —señaló en el mapa—. Y el barco que vieron, estaba aquí —golpeó suavemente.

—No me gusta, están demasiado cerca de nuestro clan —comentó Yoongi.

—No sólo eso, están cerca de una de las rutas que descartamos debido a lo peligrosas que eran —informó Jungkook.

—Exacto, lo que me lleva a pensar dos cosas. O fueron atacados en el camino y se desviaron, o al utilizar precisamente esa ruta para llegar a nosotros, que se vieron envueltos con monstruos del mar —expresó Namjoon.

—Pero, ¿qué fue lo que vieron exactamente? —cuestionó Yoongi.

—Un barco varado con movimientos sospechoso —anunció Namjoon y observó pensativamente el mapa.

—¿Qué quieres hacer? ¿Atacarlos? —preguntó Jungkook.

—No podemos atacarlos sin saber sus intenciones —expreso—. Hay que investigar la situación. Jungkook tomará un barco y hombres para recorrer los accesos a nuestras rutas para verificar que no haya ninguna otra sorpresa. Yoongi, tú irás directamente a ver este barco desconocido y lo observarás hasta que te encuentres con Jungkook, entonces ambos Irán a ver que sucede —ordenó—. ¿Quedó claro?

Ambos guerreros asintieron conforme.

—Yoongi, que despierten a más hombres, quiero a más guardias vigilando —indicó Namjoon antes de que se retirara.

—Me llevaré a SeHun, y le diré a Jackson que vigile —asintió Yoongi.

Sentado en la tina, rodeado de agua caliente, Jimin miraba fijamente un punto, sintiendo que quería morir de la pura vergüenza.

No podía creer que se hubiera relajado tanto en el banquete como para beber sin cuidado, hasta el punto en que Yoongi le tuvo que quitar la cerveza, poner algo de comida en su estómago y luego llevárselo entre sus brazos hacia su casa.

Tan borracho como había estado, Jimin por supuesto que luchó contra su esposo por volver, diciendo estúpidos insultos de los cuales el guerrero solo reía entretenido. Y para empeorar las cosas, su tonto esposo incluso le ayudó a desvestirse, lo que en su estúpido cerebro tomó como que iba a suceder algo más entre ellos y se le insinuó.

Afortunadamente, Yoongi solo le besó, le tomó entre sus brazos y le acostó en la cama. Y tan pronto como sus tontas manos quisieron viajar por ese esculpido cuerpo, su pareja le detuvo y apoyó todo su peso en él para que no se moviera más.

Lo cual... Fue un gran gesto considerando todo lo que el pelinegro doncel tocó y jugó.

—Soy un idiota —se lamentó.

Por los dioses, incluso mordió alguna parte de su esposo cuando este no le quiso hacer nada más que abrazarle para dormir.

—No debí haber tomado el brebaje, prefiero lidiar con el dolor de cabeza que estos recuerdos —suspiró el doncel.

Escuchando como su estómago rugía exigiendo comida, Jimin terminó de bañarse y salió de la tina. Secando su cuerpo cerca de la fogata, se vistió y luego cepillo su larga cabellera negra antes de intentar secarla más.

Ya listo, salió de la habitación y contempló a Hoseok colocando la mesa con el almuerzo, ya que ninguno había despertado exactamente temprano. Frente a la chimenea, Baekhyun extendía sus manos frente al fuego.

—¿Por qué está haciendo tanto frío aquí? —se quejó su hermano.

—Estamos rodeados de montañas, ¿qué esperabas? —indicó Jimin tomando asiendo.

—Y eso que aún no estamos en temporada fría —comentó el joven esclavo.

—¿Qué es temporada fría? —cuestionó Bae.

—Cuando el pueblo se cubre con un manto blanco y hasta los mocos se vuelven hielo —respondió.

—Definitivamente no vendré a visitarte en ese tiempo —anunció Baekhyun, levantándose.

Tan pronto como los tres estuvieron en la mesa, comenzaron a desayunar.

—¿Y tu esposo? —preguntó Bae.

—Trabajo.

—No está evitando estar aquí por mí, ¿cierto? —preguntó inseguro.

—No, lo vinieron a buscar antes de que saliera el sol. No me dijo que ocurría —aclaró.

Aunque, con el dolor de cabeza y el sueño que tenía, ni siquiera había logrado despertar correctamente para preguntarle al respecto. Solo sintió un beso en su frente y la promesa de que volvería pronto.

Lo que fuera que hubiera ocurrido, esperaba que no saliera herido en el proceso.

—Entonces... No sabía que podías sonreír de esa forma cuando bebes —comentó repentinamente su hermano.

—Él siempre sonríe así —indicó Hoseok—. Es más sorprendente la sonrisa que mantuvo el señor Yoongi durante todo el festín en lo que cuidaba de su esposo —sonrió.

—¿Cuidó de mí? —pregunto Jimin.

—Desde el mismo instante que tuviste tu primera cerveza en la mano —informó el joven esclavo.

—Pero es cierto, no pensé que un hombre que se viera tan aterrador podría actuar y sonreír así —apoyó Baekhyun—. Elegiste muy bien a tu esposo, hermano.

En respuesta, Jimin solo sonrió sin decir nada.

—¿Cuándo crees que el jefe del clan podrá hablar conmigo? —pregunto Bae repentinamente—. Digo, no es como si estuviera apresurado por irme, pero no quiero causar problemas al quedarme más tiempo ni quiero preocupar a mi madre en casa —explicó.

—Supongo que ahora que terminó de lidiar con Ahin y festejó a su hijo, querrá ver ese tema —comentó el pelinegro doncel.

—Pregunta, ¿se va a casar con su pareja? Porque hasta el momento no he escuchado nada —expresó.

—Supongo que es algo que ellos verán —anunció y observó los platos vacíos en la mesa—. Vamos a su casa para ver si logras hablar con mi cuñado —decidió.

—Uh... ¿No sería mejor esperar a que tu esposo llegue y nos lleve? —pregunto su hermano.

—No, tenemos piernas para caminar y boca para hablar —anunció levantándose.

—Yo me quedaré a limpiar —anunció Hoseok, imitándole.

—No estoy muy seguro de ir sin que nadie nos acompañe, en casa no me habrían dejado —comentó el joven doncel.

—Suerte entonces que no estás en el clan Park —sonrió.

Alejándose, Jimin tomó una de las capas de su esposo y se la colocó. Acercándose a la puerta, observó a su hermano, quien seguía viéndose algo inseguro.

—Es el clan Min, Bae, nada pasará aquí —aseguró antes de abrir la puerta.

Tan pronto como salieron, fueron recibidos por la vista de un pueblo que, obviamente, estuvo festejando hasta tarde. Al mirar hacia el mar, Jimin vio un avistamiento de un barco desconocido que le despertó la curiosidad, ya que no se veía como uno del clan Min o el clan Park.

—Minnie, qué es eso —preguntó Bae empujando su brazo.

Siguiendo la mirada de su hermano, Jimin se encontró con el muelle, en el cual había unos barcos pequeños que hacían fila para desembarcar.

—Ah, son mercaderes. Vienen cada cierto tiempo a comercializar sus cosas, la última vez, Yoongi me consiguió unos chocolates —recordó.

—¿Podemos ir?

—Recién están llegando, en un rato más ya estarán ubicados a lo largo del muelle y podremos ir.

Con el joven doncel feliz con su respuesta, ambos hermanos se dirigieron a la casa de Namjoon, solo para ser dirigidos hacia la casa del abuelo Min, ya que la pareja se encontraba ahí.

Acercándose a la casa de Gook-Hwan, ambos contemplaron a un hombre que se veía inseguro de entrar, y tan pronto como les observó, se retiró, dejando extraño a los dos donceles.

—¿Qué fue eso?

—Tal vez era cercano al guerrero que degradaron —pensó Jimin.

Ya que no veía por qué otra razón alguien duraría de entrar en la casa del abuelo Min.

Siguiendo con su camino, ambos entraron solo para ver sumergidos en una conversación tanto a Namjoon como a Gook-Hwan. Lo que le indicaba a Jimin, que realmente algo importante debería de estar ocurriendo.

Y en la otra esquina, sentado cerca del fuego, se encontraba SeokJin con aspecto aburrido, el cual mejoró tan pronto como les observó, por lo que se acercaron a él.

—¿Mal momento? —pregunto Jimin.

—No lo sé, no me cuentan nada —resopló SeokJin.

—Supongo que hoy tampoco podré hablar con el jefe del clan —suspiro Bae.

—Esperemos un momento, tal vez te hace un tiempo —comentó Jimin y observó a SeokJin cuando el estómago de este rugió.

—Lo siento, mi apetito ha comenzado a aumentar últimamente —expresó avergonzado.

—Eso es completamente normal estando embarazado, mi cuñada comía hasta por tres personas al final de su embarazo y no podíamos decirle nada o nos mataba —comentó Bae, causando la risa en los otros dos.

—Iré a conseguirte unas galletas y leche, eso debería de calmar tu hambre hasta el almuerzo —comentó Jimin.

Con SeokJin agradeciéndole, el pelinegro doncel se retiró e hizo un camino directo en la cocina, donde se encontró con Taehyung, quien por supuesto que le observó con sorpresa y algo de pena.

Como no tenía sentido evitarlo desde que ninguno de los dos había hecho algo malo, Jimin entró y comenzó a buscar algo de comer.

—¿Por qué no hay nada para comer? —se quejó por lo bajo.

—Las sobras siempre se las llevan para su casa —comentó Tae con un tono suave—. Lo siento, no quería escuchar pero... No pude evitarlo —expresó.

—Está bien, estoy buscando unas galletas o cualquier cosa que SeokJin pueda comer —anunció observándole de reojo.

—Yo estoy haciendo galletas —pronunció animado.

Tosiendo un par de veces, el doncel fue hasta una canasta y le mostró las galletas.

—¿Las hiciste tú? —pregunto Jimin, observándole con cierta sorpresa—. ¿Otra vez dejaste que los esclavos te dejaran solo?

—Oh, no. Yo les pedí que me enseñaran a hornear galletas para Kookie, solo me dejaron un momento para ir a buscar ingredientes para la cena —explicó y le observó tímido—. Luego de nuestra conversación, pensé mucho las cosas, y como me estoy sintiendo mejor gracias a ti y tu conocimiento, pensé que era momento de probar cosas por mi cuenta —contó—. Claro que la presencia de Jungkook me ayuda mucho a seguir a pesar de que me equivoque o recaiga al esforzarme.

Observándolo, Jimin no encontró más que sinceridad en su mirada.

—Eso es bueno, me alegro por ti —pronunció un poco incómodo—. Yo... Lamento si fui duro la vez pasada, supongo que... No todos somos iguales.

—Está bien, tus palabras fueron la sacudida de verdad que necesitaba —explicó Taehyung—. Gracias por eso.

—Está bien, realmente no lo hice con alguna intención, solo... Exploté.

Observándolo, Taehyung metió la mano a la canasta y sacó una de sus galletas.

—¿Quieres una? —ofreció.

El pelinegro doncel le observó unos largos segundos antes de asentir. Recibiendo la galleta del contrario, la probó y se sorprendió al descubrir que si tenía un buen sabor.

—¿Cómo está? ¿Es decente?

—Algo dulce, pero buena —asintió.

—Finalmente pude hacer algo bien —sonrió Tae—. He estado probando varias cosas, pero creo que en la cocina es lo único en lo que no me equívoco ni me termino enfermando —expresó alegre—. Pero... Se supone que es algo que hacen los sirvientes o esclavo.

—¿Te hace feliz hacerlo? —cuestionó Jimin.

Taehyung asintió.

—Solo hazlo, no es como si alguien te fuera a decir algo, y si lo hicieran solo tienes que decirle a tu pareja —indicó obvio—. ¿Me das algunas para SeokJin?

Sonriente, Taehyung se alejó para tomar un plato en el cual lleno con sus galletas.

—Yo... No sé si sería molesto para ti, pero... Me gustaría que tú y Yoongi estuvieran en nuestra boda —comentó.

—Así que era verdad, se van a casar.

—Sí —asintió con una pequeña sonrisa—. Gracias a las hierbas que me diste, he estado mejor y Kookie quiere celebrarlo antes de la temporada de invierno, que es cuando estoy peor —explicó.

—¿Lo sabe Yoongi?

Taehyung asintió.

—Felicitó a Kookie y cuando le preguntó si le molestaba o incomodaba, Yoongi dijo que ya no estaba interesado en nosotros, en mí —contó.

—¿Estás bien con eso?

—Sí.

—Bueno, supongo que estaremos ahí —aceptó, y entonces podría ver realmente la expresión de Yoongi.

—Yo... Uhm... Tengo una pregunta —expresó y se sonrojó.

—¿Qué sucede?

—Bueno... Como me voy a casar, quería saber si podría... Tener esa clase de ejercicio en la cama con mi pareja —explicó hasta con sus orejas rojas—. Escuche que Kookie no quería arriesgarse, pero yo... Quiero.

Jimin rió sin poder evitarlo.

—Lo siento. Supongo que mientras no te sobres fuerces en ese ejercicio, estarás bien —expresó divertido.

—Gracias —sonrió—. Y, bueno yo... Quería saber... Si podíamos ser amigos —explicó con una sonrisa tímida—. Quiero... Hablar contigo como haces con SeokJin o Hoseok si es posible.

Y observando al chico, Jimin no pudo evitar sentir algo de tristeza por este, ya que seguramente no había podido tener en nadie en quien confiar debido a su situación. Pero... No forzaría esa clase de relación entre ellos solo por pena.

—No te odio si es lo que te preocupa, pero no forzaré una amistad contigo solo por ello o por lo que has pasado. Con esto no digo que te evitaré si estás cerca o te ignoraré, solo... Dejemos que las cosas sucedan naturalmente, ¿de acuerdo?

—Suena bien —sonrió deslumbrante—. Gracias.

—No hice nada.

—Has hecho más de lo que crees —aseguró—. Siempre pensé que eres alguien increíble —dijo entregándole el plato.

—Difícilmente lo soy —resopló y observó el horno—. Cuando termines, estoy con mi hermano y SeokJin cerca del fuego, por si te quieres dar una vuelta —comentó.

Con el doncel a sintiendo animadamente, Jimin se retiró de la cocina sintiéndose bien, como si hubiese sacado una espinita chiquita, molesta y casi inexistente en su dedo que ni siquiera sabía que tenía hasta que la tocó.

Volviendo con los demás, Jimin sonrió al escuchar a Baekhyun hablando con SeokJin como si fuera un experto en embarazos. Y cuando Taehyung apareció con más galletas, inmediatamente los demás lo aceptaron.

Al sentir una mirada, el pelinegro doncel alzó la cabeza y se encontró con Gook-Hwan, quien le miraba con una pequeña sonrisa.

Pero dicha sonrisa duró hasta que las puertas de la casa se abrieron y todos observaron a un grupo de personas entrar. Yoongi estaba entre ellos, y su expresión era tan agria como la de los demás.

Aunque ninguno parecía portar la absoluta furia en el rostro de Jungkook.

¿Qué estaba ocurriendo ahora?

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