༺ Capítulo LXV ༻

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Sentado cerca del fuego, Jimin observaba con una expresión casi fastidiada la puerta de su casa. Cuando esta se abrió, se levantó con toda la intención de discutir, solo para volver a sentarse con un bufido al contemplar a Hoseok entrar cargando unas cosas.

Al verle, el joven esclavo se detuvo un momento en la puerta y luego siguió con su camino hasta la cocina.

—Uhh... ¿Todavía estás molesto?

—Por supuesto que lo estoy. Mi tonto esposo dejó a uno de sus hombres para que me siguiera a todos lados —refunfuñó—. Incluso cuando le fui a dar una vuelta a Silver me siguió. Eran los establos, ¿qué se supone que iba a ocurrir ahí?

—Bueno, uno nunca sabe lo que puede ocurrir. Además, solo está preocupado por ti e intenta cuidarte —comentó Hobi.

—Puedo cuidar de mí mismo —se quejó—. Lo he hecho toda mi vida.

—Eso no significa que no puedes dejar que alguien más te cuide, es tu esposo y cada vez que sales tienes un encuentro con ese tipo desagradable —le recordó—. Casi pareciera que te estuviera esperando en el pueblo.

Aquellos ojos plateados inmediatamente viajaron hacia su joven amigo.

—¿Te encontraste con él? ¿Te molestó?

—Lo vi, pero no se me acercó.

—Creí que SeHun se estaba encargando de él —indicó.

—Yo los vi demasiado juntos para mi comodidad —comentó el joven esclavo.

Acercándose al pelinegro doncel, dejó frente a él unas galletas horneadas y un vaso de leche.

—¿Y esto?

—Creí que podrías ya tener hambre —expresó sonriente.

—El desayuno no fue hace mucho —indicó, pero de todas formas lo aceptó—. ¿Por qué me miras así? —preguntó ante la excesiva atención con la cual le observaba el contrario.

—Estoy esperando —anunció Hoseok.

—¿Esperando? —alzó una ceja.

—Sí. Tengo que estar atento por si las ganas de vomitar te invaden —explicó con tal seriedad, que Jimin no pudo evitar reír por ello.

—Creo que es algo apresurado decir que estoy embarazado ya —indicó divertido.

—La pareja del líder del clan ya lo está y llevan menos tiempos que ustedes juntos —argumentó.

—Si recuerdas la parte en que en un principio no me podía ni ver con Yoongi, ¿cierto? —preguntó tomando algo de leche tibia.

—Si, pero las cosas ahora entre ustedes están bien, ¿no? —le recordó con entusiasmo—. Y considerando que se divierten en la cama siempre que pueden, sería tonto no estar preparado para lo inevitable —dijo satisfecho.

—Tú... —suspiró y bajó su galleta—. Si sigues escuchando a escondidas, tendré que decirle a Yoongi que construya una habitación más alejada —indicó.

—Pero si no es mi culpa que ustedes sean ruidosos y me despierten —se quejó.

—No somos tan ruidosos.

—Claro, por eso el señor Yoongi tuvo que arreglar la cama esta mañana antes de irse —comentó divertido y Jimin se sonrojó.

—No es mi culpa que mi esposo sepa amar tan bien mi cuerpo que la cama no pudo resistirlo —argumentó.

—¿Y así me dices que exagero por creer que ya estás esperando? —preguntó divertido.

—No he presentado ningún supuesto síntoma de embarazo —le recordó con un suspiro rendido.

—Eso no importa —expresó agitando su mano—. Escuché que no todos los embarazos son iguales tanto para donceles como mujeres —explicó—. Algunos ni siquiera presentan síntoma alguno más que el aumento de apetito y solo se dan cuenta de que están esperando cuando bien, su panza crece notoriamente o para las mujeres que es cuando no sangran.

—Veo que te has informado muy bien al respecto —indicó divertido.

—Como dije, quiero estar preparado —expresó sonriente—. Me salvaste del infierno de vida por el que estaba pasando, lo menos que puedo hacer es estar para ti en lo que sea que me necesites.

—No te ayudé con esa intención —pronunció frunciendo sus cejas.

—Lo sé, pero esa es la única forma en la que un esclavo como yo te puede retribuir —respondió.

—Sabes que no te veo precisamente como un esclavo, eres un amigo —corrigió.

—Otra razón más para seguir a tu lado y ayudarte en lo que sea que pueda —indicó feliz.

—Bien, pero hay una forma más fácil de saber si estoy esperando o no —anunció.

Dándose media vuelta, Jimin tomó todo su cabello y lo reunió en un costado, despejando su cuello de esa forma.

—¿Tengo alguna marca? —preguntó mostrándole su nuca.

—¿Quieres decir aparte de las que el señor Yoongi dejó? —preguntó inseguro.

—No estoy embarazado aún —anunció volviendo a acomodar su cabello hacia atrás tras sentarse correctamente—. Se supone que cuando un doncel está esperando, la runa de la fertilidad aparece en su cuello —explicó.

—Ohhh, eso tiene sentido —asintió su joven amigo.

—Exacto —le sonrió, levantándose—. Ahora, iré a ver a Taehyung —anunció tomando la capa de su esposo—. Jungkook me dijo ayer que no se estaba sintiendo bien y le prometí que hoy iría a darle una vuelta.

—¿Dejarás que Jackson te acompañe? —preguntó Hoseok.

La mirada de Jimin instintivamente reparo en la puerta y soltó un bufido.

—Si tan solo Yoongi no hubiera escapado como un cobarde esta mañana tras avisarme que dejaría a Jackson para que me cuidara, él no estaría ahí —refunfuñó.

—Yo creo que habría encontrado la forma de convencerte, si tan solo no hubiera estado concentrado en arreglar su cama —comentó con una risita.

El doncel le observó con sus ojos entre cerrados.

—Sigues molestando con lo mismo y ese cuarto realmente se construirá —advirtió.

El joven esclavo rió alegremente y asintió.

—¿Llevarás tu arco?

—No tengo pensado ir al bosque de momento —comentó—. No te preocupes, antes de que me soltara que planeaba dejar a Jackson para mi protección, Yoongi me dejó su daga para distraerme —contó ante la mirada preocupada del contrario.

Alejándose un momento, Jimin entró a su habitación y evitó observar la cama arreglada antes de tomar su bolso y la daga enfundada que le entregó su tonto esposo.

Volviendo con Hoseok, se la mostró y luego la ocultó detrás de su espalda, a la altura de su cadera y bajo su capa.

—Listo.

—¿No te lastimarás si la dejas ahí? —preguntó preocupado.

Solo para mostrarle, el doncel sacó la daga de su estuche, el cual quedó atrapado en su cadera mientas, que la hoja cortante permaneció en su mano.

—Es de más fácil alcance —expresó guardándola con cuidado—. Antes la utilizaba en mi bota, pero es mejor dejarla ahí como último recurso —explicó volviendo a correr su capa, ocultándola—. Vuelvo para el almuerzo —prometió y salió de la casa.

Tan pronto como cruzó la puerta, Jackson se colocó a su lado.

—¿Realmente piensas seguirme a todos lados?

—Son órdenes del señor Yoongi.

Soltando un bufido, Jimin lo dejó estar y simplemente comenzó a caminar con su nueva sombra siguiéndole de cerca. Mientras caminaba, el doncel pensó seriamente en darse una pequeña vuelta para sorprender a su esposo y tener la discusión que evitó esa mañana al huir como un cobarde, pero la única razón por la cual no lo hizo, fue porque no quería interrumpir su trabajo cuando seguía tratando con esos molestos forasteros.

Con la estadía del clan Hwang en sus tierras, todos estaban un poco más alerta de lo usual, en especial por todo el tiempo que les estaba tomando arreglar su barco.

Cuando Jimin observó a un pequeño grupo de guerreros empujando una carreta con algunos animales en la parte trasera, se detuvo junto a su sombra para observar.

—¿No se han adelantado en cazar para la boda? —preguntó.

—Es para la semana fría —anunció Jackson—. Ya comenzamos la temporada de frío, y siempre hay una luna llena donde la nieve nos atrapa en nuestras casas y los animales se esconden, por lo que es difícil cazarlos —explicó.

—Pero ¿cazar tantos y guardarlos no hará que la carne se eche a perder? —preguntó por experiencia propia.

—No —negó—. Se limpia bien la carne, se corta y luego se guarda en una caja con agua congelada y nieve, ayuda a mantener la carne —explicó—. El jefe del clan pensó en ello después de perder algunas familias en un crudo invierno por falta de comida.

—Sabía que mi cuñado fue bendecido por el Dios Odín con su sabiduría —sonrió cruzando sus brazos.

Ni siquiera le sorprendería al pelinegro doncel saber que su tonto esposo también estaba metido ahí ayudando.

Al contemplar que los guerreros parecían tener problemas con la carreta, el doncel observó a su sombra.

—¿Sabes arreglarlo?

—La rueda es el problema —asintió.

—Ve, te espero aquí —ordenó.

Afortunadamente, Jackson ni siquiera dudó y rápidamente fue a ayudar a los otros guerreros. Y como si hubiera estado aquella oportunidad, Min-Hyuk apareció a su lado.

—Has transformado mi día en uno maravilloso ahora que he podido verte —expresó con una gran sonrisa.

—Piérdete —resopló y observó a su alrededor.

A unos pasos de distancia, SeHun los observaba con atención, pero era obvio que no iba a interrumpir ni llevarse al idiota de Min-Hyuk lejos.

—¿Así es como me tratas cuando vengo a advertirte de tu esposo?

—¿Advertir? —resopló sonoramente—. Tu boca no hace más que soltar mierda y veneno —aclaró.

—Solo te digo la verdad. No eres tan especial como crees que eres para Yoongi, razón por la cual se ha estado viendo con uno de esos chicos que viajan con los mercaderes —informó sonriente—. Puedes preguntar a quién quieras, todos saben que esos dos se han estado encontrando, y para tu información, antes de que tú aparecieras, fueron amantes.

Jimin le lanzó una mirada aburrida.

—Así que, ¿ya te aburriste de colocar a Taehyung como el amante y ahora colocaste a este nuevo tipo?

—Solo te estoy diciendo lo que escuché y vi con mis propios ojos. Ahora tu crees que tu esposo podría estar trabajando, pero en realidad se está follando a ese tipo —aseguró con una sonrisa malvada—. Pregunta, todos saben que se han estado viendo, razón por la cual no le echo como a los demás y que incluso convenció a su hermano de que se quedara con los mercaderes cuando llegó con ellos y sus amigos.

—Estás diciendo estupideces.

—Solo piénsalo, ¿unos tipos tan inteligentes como ellos no los habrían echado considerando que ya había suficientes desconocidos en sus tierras?

Jimin le observó con molestia.

—Por ustedes lo hicieron, para que le entretuvieran.

—¿Esa fue la excusa? —se burló.

—Ya es momento de irse —anunció SeHun, acercándose.

—¿Ya? Y yo que quería seguir abriéndole los ojos a Jimin —se lamentó.

El pelinegro doncel observó con fastidio a SeHun.

—¿Cómo puedes permitir que vaya diciendo esas estupideces?

—Ya te dije mi opinión al respecto. Y las cosas que dice este tipo de Byung-chul, no son tan estúpidas como crees —advirtió.

—Es increíble que aun así te llames amigo de Yoongi —pronunció molesto.

—¿Por qué están ustedes dos aquí? —cuestionó Jackson, parándose instintivamente frente al doncel y esos idiotas.

—Nosotros ya nos vamos —sonrió Min-Hyuk—. Ya dije todo lo que tenía que decir.

—Le informaré de esto a los demás, no se supone que debes de dejar que suba al pueblo —espetó Jackson.

—Métete en tus asuntos —ordenó SeHun.

—No lo haré. Es bastante obvio que te has convertido en otra persona con las malas juntas —expresó observando hacia el otro tipo desagradable.

—Solo vámonos, cuando llegue Yoongi le comentamos al respecto. O si nos encontramos con el jefe del clan le advertimos a él —anunció Jimin.

Y sin querer perder más tiempo ahí, Jimin se alejó y retomó su camino hacia la casa del abuelo Min, con su sombra siguiéndole de cerca.

—Ya comprendo por qué el señor Yoongi deseaba que te acompañara, no puedo creer que SeHun se esté llevando bien con ese tipo —gruñó Jackson a su lado.

Y Jimin mantuvo el silencio, ya que intuía que la razón de aquello podría ser él mismo y su rechazo. Lo cual, solo era lamentable.

—¿Con qué fue que te molestaron?

—Lo mismo de siempre, hablando mierda de mi esposo —bufó.

Y por un segundo, el doncel tuvo la tentación de preguntar respecto a lo que había oído, pero como todo simplemente era una tontería, se lo guardó para sí mismo hasta llegar a la casa de Gook-Hwan.

Tras cruzar la puerta, inmediatamente se encontró con el abuelo Min calentándose al lado del fuego. Tan pronto el hombre mayor le observó, suspiró.

—¿Peleaste con Yoongi?

—No, ¿por qué lo dices? —preguntó frunciendo el ceño.

—Tienes rostro de que quieres golpear a alguien —respondió encogiéndose de hombros—. Creí que era por el hombre que te sigue ahora —sonrió señalando a Jackson.

—Estoy molesto con mi tonto esposo por eso, pero es algo que aún no discutimos correctamente porque el muy cobarde huyó —resopló y se quitó su capa—. Pero ahora no estoy irritado por él, es porque me encontré con Min-Hyuk en el camino.

—Creí que SeHun le estaba vigilando —indicó.

—Ese idiota no hace nada, y parece que se ha vuelto muy amigo de esa basura —refunfuñó.

—Es cierto, se suponía que tenía la orden de no dejarle subir al pueblo, pero lo estaba acompañando —apoyó Jackson.

—Hablaré con Namjoon, no nos sirven las personas que no pueden cumplir con su deber por despecho —comentó Gook-Hwan.

—No me agrada ese tipo, siempre habla mierda. ¿Cuándo se va a ir?

—Yoongi está supervisando como reparan su barco, en unas pocas lunas más ya no estarán aquí —aseguró el hombre mayor—. ¿Has venido a revisar a Taehyung?

—Sí —asintió—. ¿Sabes si Jungkook consiguió las hierbas que le pedí?

—Trajo un montón esta mañana —respondió divertido—. Las dejó en la cocina.

—Perfecto, iré a prepararlo y se la subiré a Taehyung.

—Si tienes algo que calme sus nervios deberías de dárselo, está algo loco con la boda acercándose —comentó el abuelo Min.

Asintiendo, Jimin dejó al hombre mayor junto al guerrero y fue directo a la cocina, en donde se encontró con el personal de la casa ya trabajando en el almuerzo. Tan pronto como puso un pie en el lugar, todos se detuvieron y le observaron.

Por un segundo, el pelinegro doncel pensó que tendría que discutir y colocar a unos cuantos en su lugar, por lo que se sorprendió cuando acudieron a él amablemente.

—Dejamos aquí todas las plantas que el señor Jungkook trajo —informó una, revelando dos cajones grandes de madera llenos.

—Y hemos mantenido agua hervida desde entonces —añadido otra.

Asintiendo algo extrañado por la amabilidad de todos considerando su trato los primeros días que estuvo ahí, Jimin se acercó y revisó que todo estuviera bien antes de prepararle el agua a Taehyung.

Una vez estuvo listo, subió a la habitación del doncel.

—¿Qué haces con la ventana abierta? Hace un frío horrible afuera —reprochó al verlo.

—Escuché ruido y creí que era Kookie, pero resultó ser ese doncel otra vez —comentó.

—¿Doncel?

—Byung-chul.

Las cejas de Jimin se fruncieron al escuchar ese nombre otra vez.

—¿Conoces a Byung-chul? —preguntó, acercándose.

—No mucho realmente, no era de mi agrado. Siempre fue desagradable conmigo cuando Yoongi no estaba cerca, pero se hacía el inocente si estaba a mi lado, no le gustaba lo cercano que éramos en ese tiempo —explicó.

Curioso, el pelinegro doncel observó por la ventana y se encontró con el mismo tipo que le estuvo dedicando miradas resentidas cada vez que se encontraban en el pueblo, el mismo... Que intentó bailar con Yoongi y este le rechazó por él. 

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