༺ Capítulo XXXV ༻

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Caminando por el pueblo junto al joven esclavo en busca de los alimentos que necesitaban para su cena, Jimin no podía evitar el ceño fruncido en su rostro. Por más que intentaba borrar la arruga que se formaba entre sus cejas, simplemente no podía evitarlo.

Cada vez que recordaba su conversación con Taehyung, un revoltijo de emociones estallaba en su interior sin poder creer que se hubiera expuesto a sí mismo.

En su defensa, el que ese doncel hubiera estado al tanto de que su comportamiento estaba afectando a todos y aun así no hizo nada para arreglarlo simplemente por miedo, le irritaba.

Él había sentido miedo tras perder a su madre a los diez años.

Lo sintió tras salir de su casa para cazar a algún animal antes de morir de hambre.

Lo sentía cada vez que bajaba al pueblo y se encontraba con la mirada de los demás.

Y aun así, nunca lloró ni pidió ayuda, no abusó de cualquier signo de amabilidad que le dieron.

Sí, tal vez él no poseía un cuerpo débil como Taehyung, pero... Solo tenía diez años, ¿qé se suponía que podía hacer un niño que habían abandonado a esa edad?

Aunque... Por otro lado no todas las personas eran iguales y enfrentaban las cosas de la misma forma, que él fuera un doncel diferente a los demás no significaba que los otros eran iguales.

Los donceles eran conocidos por ser sumisos y débiles, aquellos que otros debían de proteger, Taehyung solo actuaba de acuerdo con ello al igual que en su mayoría de los donceles.

Soltando un resoplido, Jimin sostuvo con más fuerza el saco de papas entre sus brazos.

Lo peor de todo, lo que más le molestaba, era que sabiendo de los sentimientos de Yoongi hacia él, Taehyung nunca hizo nada para decirle que no había oportunidad ahí, por el contrario, solo lo siguió ilusionando para que no le dejara.

Todos habían culpado a Yoongi de mantener separado a Taehyung y Jungkook, pero a su parecer, el único verdadero culpable ahí había sido el mismo doncel y los dos idiotas que se dejaron manipular por este, o tal vez solo siguieron sus instintos de guerreros que les exigía proteger a los más débiles.

Como fuera, si cada uno de ellos hubiera manejado la situación de otra forma, todo sería diferente. Pero uno lo elegía de quién enamorarse y ciertamente el corazón no razonaba con el cerebro a la hora de amar.

Volvía a uno tan estúpido que al pelinegro doncel no le daban ni ganas de caer en ese juego.

—Uhg... ¿No quieres comer puré de patatas con carne? —preguntó Hoseok deteniéndose—. Si me das unos minutos puedo conseguir todo para hacer otra cosa, en la casa quedaba algo de caldo —expresó.

—No, está bien —aseguró Jimin—. Me gusta el menú.

—Bueno... Desde que salimos de la casa hasta ahora sigues soltando esos gruñidos por lo bajo y tu expresión no me dice exactamente que estás muy feliz —explicó, volviendo a caminar.

—Ignórame, ocurrió algo antes de volver a la casa y pensar en ello me sigue molestando —explicó.

—Oh, pensé que algo que hice no te gustó —expresó más aliviado.

—¿Aún tienes contigo mi arco y flechas? Necesito hacer algo para quitar esta frustración —dijo forzando a un suspiro salir de su cuerpo.

—Los tengo escondidos en la casa, pero... No creo que sea realmente buena idea salir en este momento, el sol ya ha comenzado a caer —observó el joven esclavo.

—Hemos salido a cazar siendo incluso más tarde que ahora —le recordó Jimin, deteniéndose cuando finalmente llegaron a su casa.

—Sí, pero esas veces no había estado recorriendo el bosque un animal peligroso —argumentó, entrando a la casa junto al doncel.

—¿Un animal peligroso? —preguntó Jimin, interesado—. ¿Te refieres a los dragones?

—No, no creo que sea eso —respondió dirigiéndose a la cocina—. Si fuera así habría un verdadero caos, porque según tengo entendido, nuestra relación con ellos no está del todo bien en este momento —expresó, comenzando a preparar la cena.

—¿No? Pensé que el clan Min manejaba a los dragones —comentó.

—En realidad, no estoy muy al tanto de ello, a los esclavos no le dicen mucho, solo nos dan órdenes sin explicaciones —indicó encogiéndose de hombros—. Pero de que hay un animal peligroso rondando cerca debe de haber, porque vi a algunos hombres dando vueltas por alrededor como si hicieran guardia y más de una vez durante estos días escuché la advertencia de que no deberíamos de acercarnos —contó.

—Uhm, ahora que recuerdo, desde ayer que se han estado juntando en la casa del abuelo Min el jefe del clan, mi tonto esposo y su primo, Jungkook —recordó, ayudando a Hoseok a cocinar.

—Entonces definitivamente debe de estar pasando algo si ellos tres se han juntado con el señor Gook-Hwan —pronunció con sorpresa el joven esclavo—. ¿Tu esposo no te contó nada? —preguntó curioso.

—¿Crees que realmente tenemos una relación donde Yoongi me cuenta sus cosas? —bufó.

Y como si supiera que estaban hablando de él, la puerta se abrió y Min Yoongi entró en la casa, observando a su alrededor antes de detener su mirada en su doncel.

—Estás aquí —expresó, con las facciones de su rostro relajándose en ¿alivio? ¿Por qué?

—¿Por qué? ¿Dónde más se supone que debería de estar? —preguntó, alzando una ceja.

—No vine aquí a discutir sin razón —pronunció cerrando la puerta.

—Claro —respondió el doncel, volviendo su atención a la comida.

Si veía a Yoongi, inevitablemente pensaba a su vez en Taehyung, y pensar en ese doncel no era algo que deseaba hacer en ese momento.

Pero si Yoongi había aparecido en su casa mucho antes de lo usual, solo significaba una cosa.

—¿Has venido regañarme? —cuestionó, sin observar a su esposo.

—¿Por qué tendría que regañarte? —preguntó Yoongi.

—Por favor —resopló Jimin, pelando las papas—. Es obvio que hablaste con Taehyung en algún momento si has estado todo el día en la casa del abuelo Min —indicó.

—No fui a la casa de mi abuelo para hablar con Tae o verlo, te lo dije —le recordó.

—Si, claro, y yo te creo desde que eres el primero en llegar con él cuando algo ocurre —respondió con mal humor.

—No discutiré —anunció el guerrero.

—Bien —contestó Jimin, sin mirarle—. ¿Qué quieres? —preguntó cuando sintió la presencia de su esposo en su espalda.

—Hablar contigo —respondió Yoongi.

—Creí que no querías discutir conmigo —se burló.

—Y no lo haré —respondió y alzó su mano para tomarle de la mandíbula, obligándole a observarle sin lastimarle en el proceso—. Vamos a hablar tranquilamente a la habitación —pidió.

—¿De qué quieres hablar? —preguntó frunciendo el ceño, pero en vez de responderle Yoongi solo se le quedó observando.

Soltando un pesado suspiro, el doncel finalmente dejó lo que había estado haciendo y se dio la vuelta para enfrentar a su esposo.

Pasando por su lado, se dirigió a la habitación y se detuvo en medio de esta.

—Bien, de qué quie-... —abriendo sus ojos con sorpresa, Jimin contempló a su esposo simplemente estrellar su boca contra la suya y comenzar a besarlo.

Pero a diferencia de otros besos, este fue suave y casi dulce, cuidadoso.

Cuando intentó alejarse, Yoongi tomó su rostro entre sus manos e inclinó ligeramente su cabeza para acomodarse mejor en su beso, moviendo sus labios y lamiendo los ajenos hasta que el doncel simplemente no pudo con ello.

Con un suave gemido ante la forma tan dulce y cuidadosa en la que estaba siendo besado, se rindió ante las caricias de Yoongi, dándole la oportunidad perfecta a su tonto esposo para sumergirse en él, acariciando su boca y recorriéndola con una ternura que no había utilizado hasta el momento.

Sin aliento, Jimin abrió sus ojos sin saber en qué momento los había cerrado y contempló a su pareja observarle con un sentimiento extraño en su mirada, uno que no pudo reconocer debido a que este le distrajo con besos superficiales y roces de labios.

—¿Qué crees que haces? —cuestionó finalmente en un suspiro.

—Beso a mi esposo —respondió Yoongi, para luego morder esos rellenos labios suavemente.

—Si, pero por qué lo haces —interrogó, observándole con curiosidad.

—Porque quiero hacerlo —contestó como si nada.

Y otra cosa increíble pasó con ello, Yoongi empujó su rostro a la curvatura de su cuello y luego le rodeó en un abrazo... Cuidadoso.

—Claramente algo está ocurriendo —expresó Jimin, quedándose tan quieto como una estatua.

Simplemente no comprendía el comportamiento de su esposo.

—Quiero que me des tu arco y flechas —pidió, presionando suaves besos en su cuello.

—Sabía que querías algo —exclamó el doncel, apoyando sus manos en el pecho de su esposo para tomar algo de distancia, solo que Yoongi no se lo permitió—. ¿Por qué quieres mi arco y flechas de todas formas? —cuestionó, rindiéndose de seguir empujando.

—Para asegurarme de que no saldrás a cazar —respondió.

Saliendo de su escondite, le observó fijamente.

—Puedo decirte eso también si me lo preguntas.

—Y puedes salir de cualquier forma solo para llevarme la contraria —indicó.

Y Jimin no pudo hacer más que fruncir sus cejas sin poder negarlo.

—¿Qué está ocurriendo? —preguntó.

—No puedes ir al bosque, algo malo está sucediendo ahí y no quiero que te veas lastimado por ello —respondió.

—¿Algo malo? —repitió—. Hoseok escuchó sobre un animal peligroso.

—Es peligroso —aceptó.

—¿Y bien? ¿No me dirás realmente qué está sucediendo? —cuestionó frunciendo el ceño.

—No te enojes —indicó, besando entre sus cejas.

—Deja de hacer eso y dime qué está ocurriendo —refunfuñó, volviendo a luchar por apartarse.

Y en vez de retenerlo, esta vez Yoongi le dejó ir.

—Mi padre volvió y se está escondiendo en el bosque. Nos hemos estado juntando estos días para hablar de ello —contó—. Hemos investigado al respecto, confirmamos que está molestando otra vez a los dragones y tenemos un número aproximado de personas que lograron invadirnos gracias a su ayuda. Esta noche iremos a sacarlo de aquí antes de que el caos se desate por culpa de su codicia —explicó.

A la mente de Jimin, inmediatamente llegó ese joven dragones herido en el nido de hojas.

—¿Con quién irás? —preguntó solo un poco preocupado.

—Con Jungkook y unos cuatro soldados más —respondió.

—¿No es eso algo poco?

—No podemos llevar a más al bosque prohibido, los dragones se enojarán aún más por invadir sus tierras —explicó.

—Aún no se han enojado pese a que tu padre los está molestando —le recordó.

—Debido a que a pesar de ser un idiota, mi padre es un hombre cuidadoso, no ha traído a muchas personas para que no les detecten —expresó—. Iremos esta misma noche.

—Déjame ir contigo —pidió Jimin antes de siquiera darse cuenta de ello.

—No. —rechazó Yoongi, sin siquiera pensarlo un segundo.

—Sé pelear y defenderme, les podré ayudar —prometió.

—No. —reiteró su tonto esposo, colocando sus manos sobre sus hombros—. No me arriesgaré llevándote de ninguna forma y no quiero que vayas por tu cuenta, ¿entendido? Será peligroso —anunció.

—Y aun así tú estarás yendo solo con unos pocos hombres —gruñó.

—Pueden ser pocos, pero son los mejores, incluso Jungkook irá conmigo —expresó.

—No sabes qué puede pasar, sería mejor si me llevas —indicó.

—Si no llevo a otros hombres conmigo, ¿qué te hace pensar que te expondré al peligroso de esa forma? —cuestionó.

—Podría ser de ayuda, siempre me subestiman por ser un doncel —expresó alzando su mentón.

—No me arriesgaré —negó—. Estaré más preocupado por ti y me distraeré de mi objetivo principal.

—¿Por qué te distraería?

—Porque eres mi esposo —anunció con tal seguridad, que dejó mudo a Jimin por unos segundos—. Prométeme que no saldrás de la casa esta noche —pidió.

—No sabes qué puede pasar ahí...

—Exactamente por eso quiero que te quedes aquí, ¿de acuerdo? No quiero que nada te pase —expresó—. Prométeme que te quedarás.

Observando aquellos ojos oscuros, Jimin finalmente se rindió con un suspiro.

—Bien —aceptó no muy felizmente—. Pero no necesitas llevarte mi arco.

—Lo hago —respondió firme.

Y entonces tiró de él para otro abrazo que extrañó al doncel, ya que se sintió como si realmente... Se preocupara por él.

—¿Cuándo saldrás? —preguntó sin hacer nada para alejarse ni corresponder el abrazo.

—Cuándo la noche caiga —respondió, separándose—. Cenaré aquí y luego saldré a prepararme.

—Bien —respondió—. No era necesario que me besaras para eso —comentó alejándose.

—Te besé porque así lo quise —respondió Yoongi, siguiéndolo.

—Como si eso no lo hiciera más extraño... —murmuró por lo bajo, saliendo de la habitación.

—Hoseok, necesito el arco y las flechas de Jimin —anunció Yoongi.

Sus palabras logrando que el joven esclavo dejara lo que estaba haciendo para observar con sorpresa a ambos.

—¿Arco, señor? —pronunció haciéndose el desentendido.

—Está bien, Hoseok, solo pásaselos o buscará en toda la casa hasta encontrarlo —resopló volviendo a la cocina para ayudar, solo que el menor ya tenía todo listo.

Asintiendo, el joven esclavo se retiró un momento.

—¿Les falta algo? —preguntó el guerrero, observando a su esposo revisar la comida.

—¿Algo como qué? —respondió, mirándole por el rabillo de su ojo.

—Aquí están —anunció Hoseok, volviendo con el arco y las flechas.

—Gracias —pronunció, cogiendo ambos—. ¿Les falta algo? —preguntó observando esta vez al joven esclavo.

—Bueno... La leña se nos está acabando y el señor encargado de las gallinas no que quiso dar más huevos y a Jimin le gusta comerlos —respondió.

—Hoseok —advirtió el doncel.

—Iré a conseguir más leña y huevos —anunció dirigiéndose a la puerta—. Será mejor que estés aquí cuando vuelva —advirtió antes de salir de la casa finalmente.

Quedando a solas, Jimin observó la puerta por la cual su extraño esposo se había retirado.

—¿Qué fue eso? —preguntó Hoseok, igual de confundido que el doncel.

—No lo sé, y prefiero no pensar en ello —respondió Jimin, obligándose a alejar la mirada.

El actuar de Yoongi... Casi le daba la sensación de que algo malo podría suceder en aquella salida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro